“El futuro llegó para quedarse y las oficinas no son la excepción. Escenas que parecen extraídas de un film de ciencia ficción ya son cotidianas. ¿Hasta dónde influye la tecnología en el diseño de los nuevos espacios de trabajo?”
Por Daniel Flom, Gerente de Contract Workplaces Uruguay.
Siete de la mañana en punto. La barrera se levanta dos segundos antes de ingresar con mi vehículo al estacionamiento de la torre de oficinas donde trabajo. Un chip instalado en mi parabrisas había comunicado mi presencia al sistema que permite mi ingreso.
Estaciono cómodamente en el sitio preasignado en el cuarto subsuelo y camino al palier de ascensores. Una vez allí digito en una pantalla táctil el piso al cual me dirijo. El sistema me indica que me dirija al ascensor número 5 que al instante abre sus puertas. Mi rutina ya había sido aprendida por el cerebro electrónico que comanda los ascensores, y cada día a las siete en punto destina un ascensor al cuarto subsuelo que queda a la espera de mi llamado.
Subo al piso 30, donde se encuentran las oficinas de la compañía donde trabajo, a una velocidad de 2 pisos por segundo. Para ingresar debo apoyar mi pulgar derecho en el sensor biométrico ubicado junto a la puerta. Mientras camino a mi despacho el sistema prepara el espacio para recibirme. Temperatura ambiente a 24 grados, cortinas levantadas, iluminación general al 30%, iluminación sobre el sillón de lectura al 100%, cafetera encendida.
Termino la puesta al día con la lectura del diario, segunda taza de café en mano y recibo una alerta en mi teléfono móvil. El sistema me anuncia que ha llegado el primer participante a la sala de reuniones número 4, reservada por mí el día anterior a través de una aplicación instalada en mi teléfono móvil. Un minuto más tarde llego a la sala, permito que el dispositivo cense mi pulgar derecho y me dé ingreso a la junta. Mientras me acomodo en la silla la sala se prepara para la videoconferencia que había programado para las 8:30. Las cortinas bajan en su totalidad, la iluminación se atenúa, el cristal que nos separa del resto de la oficina se vuelve opaco como por arte de magia, el panel de madera que cubre una de las paredes se desliza lateralmente dejando al descubierto dos pantallas led que se encienden y dejan ver a mis colegas del otro lado del mundo. Inicio mi presentación.
Esta es una escena cotidiana de nuestros tiempos en algunas oficinas uruguayas de vanguardia. La tecnología aplicada a los espacios de trabajo existe, está disponible y es accesible.
Cada vez más, las compañías entienden que los espacios de trabajo son espacios tecnológicos. Por lo tanto, una correcta estrategia de planificación debe contemplar la cultura y filosofía de la organización, los flujos y dinámicas de trabajo, la salud y bienestar de las personas, la sustentabilidad y eficiencia energética y la productividad y performance del entorno, a través de un adecuado soporte de diseño, equipamiento y tecnología.
Claro está que no existen soluciones universales, sino que debe investigarse la operativa de cada empresa y diseñarse un sistema a medida. Este podrá ser tan simple como la programación de horarios de encendido y apagado de sistemas de iluminación y aire acondicionado, permitiendo comodidad y ahorros energéticos, o más sofisticado como la incorporación de un “cerebro electrónico” que comande y enlace todos los sistemas de la oficina, operable desde una simple interfaz que podrá ser una tableta o teléfono móvil.
Las oficinas del tercer milenio ya dejaron de ser sitios donde se agrupan escritorios, para convertirse en espacios de interrelación, tanto física como virtual, donde la tecnología ha ganado un rol protagónico.
Las organizaciones están transformándose al ritmo vertiginoso que impone el desarrollo de la tecnología y, si no logran adaptarse, corren peligro de extinción, tal como lo plantea el concepto de “darwinismo digital”. Se hace imperativo entonces que desarrollen una estructura y una cultura coherente en las que la aceleración del cambio sea el nuevo paradigma. Y desde luego, es necesario definir cuán comprometido estará este cambio con la estrategia tecnológica, ya que la gestión de la tecnología será parte estructural de la operación y la cultura de la organización.
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