Estrategias para gestionar el trabajo híbrido

Claves para que las nuevas prácticas de trabajo híbridas sean verdaderamente efectivas sin desgastarnos.

Luego de la experiencia vivida durante los dos últimos años han quedado varias incertidumbres con respecto al futuro. No obstante, una cosa ha quedado clara: al menos a corto plazo y mientras no surja una solución más eficiente, el trabajo híbrido será la norma para muchas organizaciones.

En el actual contexto, la combinación de presencialidad en la oficina con trabajo remoto, todo sumado a la posibilidad de una mayor flexibilidad, posicionan a esta modalidad como la mejor opción tanto para las empresas como para los empleados.

Sin embargo, luego de los primeros meses de entusiasmo, el desaliento está empezando a ganar terreno: muchos trabajadores informan que el modelo híbrido puede ser extenuante. Una encuesta reciente1 realizada entre trabajadores globales ha revelado que el 72% se siente agotado por el trabajo híbrido, casi el doble de los empleados que trabajan de forma totalmente remota y más que los que trabajan solo bajo modalidad presencial en la oficina.

Las razones parecen estar relacionadas con la falta de ajuste para gestionar este nuevo modelo. Las prácticas híbridas aún no se han establecido del todo por lo que, como toda actividad nueva, requieren más energía, organización y planificación para ser efectivas y no desgastarnos. Esto puede requerir que cada uno descubra no solo cuándo y dónde trabaja mejor, sino también cuáles de sus tareas son más adecuadas para la oficina o el trabajo remoto. Para algunos, esto puede significar hacer el trabajo de concentración cuando teletrabajan y concurrir a la oficina para tener reuniones en persona, resolver problemas, innovar y generar ideas.

No obstante, esto dependerá de las circunstancias particulares de cada uno. Alguien que vive solo y prefiere menos distracciones puede optar por hacer trabajo de concentración en casa, mientras que los colaboradores que tienen hijos pequeños puede encontrar en la oficina un clima más adecuado para las tareas que requieren enfoque. Incluso la tecnología o la calidad de la conectividad pueden ser el motivo de algunas elecciones puntuales.

Pero, los colaboradores no son los únicos que deben ajustarse a este nuevo ritmo de trabajo. La gestión de equipos híbridos también requerirá altas dosis de equilibrio y habilidad por parte de los líderes.

Lo cierto es que, en esta nueva realidad, tanto los directivos como los colaboradores están experimentando con formas de trabajar que tienen pocos precedentes. Calibrar cuánta flexibilidad en términos de tiempo y espacio es necesaria para optimizar el trabajo representa todo un desafío.

Para comenzar a abordar estos temas habrá que considerar tanto las necesidades de los empleados como las de la organización. Solo así podremos lograr un trabajo efectivo, sostenible y productivo, que permita el bienestar de las personas sin socavar su desempeño.

Lo que pueden hacer los líderes

Para encontrar el camino correcto, la gerencia debe comprender las ventajas y desventajas de los tiempos y los espacios que las personas utilizan para trabajar. Así podrán ayudarlas a optimizar su energía y el enfoque necesarios para ser más productivos y disminuir el estrés provocado por los cambios.

El trabajo híbrido requerirá que los gerentes consideren este desafío desde varias perspectivas diferentes que incluyen algunos de los siguientes aspectos:

→ Tipos de tareas. Es preciso comprender los distintos factores que impulsan la productividad de cada trabajador y considerar cómo se ven afectados por los cambios producidos en los arreglos híbridos. Dado que diferentes tareas requieren diferentes soluciones, habrá que evaluar si se pueden realizar de forma remota o presencial. Las condiciones no serán las mismas para los planificadores, los gerentes o los equipos de ventas.

→ Preferencias de los empleados. Nuestra capacidad para trabajar con la máxima productividad y rendimiento varía de acuerdo con las preferencias personales. No hay que asumir que las necesidades de los empleados son iguales para todos o invariables en el tiempo.

→ Horarios de trabajo. Con una fuerza laboral que trabaja en diferentes locaciones, es fundamental que todos sepan y entiendan dónde y cuándo trabajará cada miembro del equipo. Para facilitar la coordinación será fundamental crear un calendario grupal compartido donde los empleados puedan indicar dónde trabajarán cada día.

→ Expectativas y responsabilidad. Establecer de manera clara cuáles son las expectativas y la responsabilidad que le cabe a cada integrante de los equipos híbridos hará más sencillo trabajar de manera productiva y saber quién está haciendo qué sin importar dónde esté.

→ Inclusión y equidad. A medida que se desarrollan las nuevas prácticas híbridas es fundamental prestar atención a posibles contingencias relacionadas con la inclusión y la equidad. Los sentimientos de exclusión pueden dañar la productividad, aumentar el agotamiento, disminuir la colaboración y atentar contra la retención del personal. Para ello habrá que alentar la vinculación entre los trabajadores presenciales y los remotos y ayudar a construir relaciones laborales fructíferas. Sentirse conectado con los miembros del equipo fomenta un mayor sentido de pertenencia.

Además, habrá que trabajar sobre el llamado “sesgo de distancia” –una tendencia inconsciente que consiste en favorecer a los empleados que están más cerca sobre los que están más lejos o trabajan remotamente– para que todos se sientan incluidos.

→ Capacitación. Para que el plantel pueda trabajar eficientemente y sin agotarse en el marco de estas nuevas prácticas, la capacitación y el desarrollo profesional serán imprescindibles. De esta forma se adquirirán nuevas habilidades para navegar el nuevo mundo laboral híbrido.

→ Bienestar digital. Establecer políticas claras sobre lo que significa para los colaboradores remotos “estar en el trabajo”. Esto ayudará a establecer límites en torno al equilibrio entre el trabajo y la vida personal y mejorará la productividad y el bienestar de la fuerza laboral.

Lo que los colaboradores pueden hacer

En esta nueva era de trabajo híbrido los colaboradores deberán sopesar cuidadosamente sus necesidades y preferencias antes de llegar a un arreglo bajo esta modalidad. Porque, por más que parezca una opción atractiva, no siempre resulta fácil conciliar los cambios que supone.

Cada uno deberá considerar estos factores personales al tomar su decisión para llegar a un consenso satisfactorio con su equipo de trabajo:

→ Búhos o alondras. Cada persona tiene una hora del día en la que rinde mejor. Ese momento del día sería el más apropiado para potenciar el rendimiento laboral al máximo en el entorno que resulte más conveniente para la tarea que se está llevando a cabo.

→ Introvertidos y extrovertidos. Los rasgos de personalidad también son importantes. Mientras que los introvertidos pueden beneficiarse yendo menos días seguidos a la oficina para tener menos estimulación, los extrovertidos van a elegir la presencialidad para sentirse con más energía.

→ Necesidad de interacción social. Aunque el trabajo es cada vez más una actividad social, es importante reconocer que cada uno tiene unas capacidades y necesidades diferentes de interacción con otras personas. Cada colaborador puede tener distintas preferencias por la comunicación presencial o las opciones virtuales, así que es importante tenerlo en cuenta a la hora de desarrollar la planificación del trabajo híbrido con el equipo.

No obstante, la presencialidad puede ser conveniente incluso si no se están tomando decisiones trascendentes. Por ejemplo, tareas tales como la resolución de problemas, la revisión de objetos tangibles o los temas que tienen un alto contenido emocional, es mejor hacerlas en persona.

→ Equilibrio trabajo vida. Uno de los mayores beneficios del trabajo híbrido es que nos brinda la posibilidad de lograr un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Este equilibrio se ve afectado por la cantidad de horas que pasamos en la oficina y es particularmente relevante para quienes tienen responsabilidades de cuidado de niños o familiares a cargo.

Poder establecer las pautas horarias con las que trabajaremos nos ayudará a conciliar el trabajo con las necesidades personales para ser más productivos. El desbalance entre las obligaciones laborales y los requerimientos familiares puede afectar el desempeño de las personas, generar tensión, irritación y estrés junto con un mayor ausentismo, menor satisfacción laboral y menor compromiso.

Oficinas Modernas de Contract Workplaces en Uruguay

Contract Workplaces Uruguay cumplió 10 años

En 1996 nacía Contract Workplaces en Argentina, con el espíritu de transformarse en la única empresa especializada en diseño y construcción de espacios de trabajo de la región. En 2011, y como parte de su plan de expansión regional, amplía sus operaciones a Uruguay instalándose en la capital del país. Hoy la compañía cuenta con dos oficinas propias en Montevideo: una en la torre 4 de World Trade Center y la otra en WTC Free Zone.

Paradójicamente para una empresa de este rubro, los inicios de la operación ¡fueron en el garaje de un edificio de oficinas!. “Nuestro crecimiento inicial fue tan rápido que debimos incorporar nuevos colaboradores y, entre la incertidumbre de todo kick off y la falta inmediata de espacio, conseguimos a préstamo ese lugar y unos pocos muebles. Al poco tiempo pudimos arrendar una oficina en el mismo edificio, salir del subsuelo, y diseñar y construir nuestra primera oficina”, señala el arquitecto Daniel Flom, socio fundador y Director Ejecutivo de Contract Workplaces Uruguay. 

Un recorrido por su trabajo en Uruguay 

Los dos primeros encargos en Uruguay fueron para empresas multinacionales líderes en sus rubros: agronegocios y coworking. Esos primeros proyectos exitosos fueron seguidos por muchos más. “Desde nuestros comienzos, uno de nuestros principales diferenciales ha sido el de cumplir los compromisos asumidos con nuestros clientes: obras en plazo, en presupuesto y con la calidad acordada. Esto nos permitió rápidamente generar lazos estrechos con las organizaciones con las que trabajamos, que nos recomiendan y vuelven a requerir nuestros servicios”, agrega Rafael Flom, economista y también socio fundador y Director de la compañía.

La amplia cobertura de servicios y especialización en las últimas tendencias en espacios de trabajo fueron los pilares que llevaron a Contract Workplaces a posicionarse como líderes de arquitectura corporativa en Latinoamérica, y Uruguay no es la excepción.  “Otras de las claves para alcanzar el éxito son, sin duda, la determinación de un equipo de alto desempeño, la confianza de nuestros clientes y la de nuestros proveedores. La arquitectura y la construcción en general, pero el trabajo en Contract Workplaces en particular, son fuertemente un trabajo en equipo. Los logros y los fracasos son siempre compartidos”, añade el arquitecto Flom.

Hoy, cuenta con 10 años de trayectoria en el país y  más de 200 obras realizadas para diversas industrias que superan los 60.000 metros cuadrados diseñados y construidos, impactando positivamente en la experiencia de trabajo de más de 10.000 personas. Algunos de los proyectos ejecutados en los últimos años fueron para clientes como WPP, Mercado Libre, Oracle, Fucac, Starcenter, Deloitte, World Trade Center, Bayer, Mapfre, Pfizer, entre otros.

Una mirada hacia el futuro del trabajo

Nos encontramos en medio de una enorme transformación en nuestra forma de trabajar. La pandemia de COVID-19 no solo ha acelerado las tendencias que estaban emergiendo pero que habrían tardado años en alcanzar una adopción masiva; también ha cambiado la visión de las personas sobre el futuro.  Entonces, ¿cuál es el futuro de la oficina en la nueva normalidad post pandemia? 

Muchos analistas creen que el mundo del trabajo cambiará, pero que, en esencia, no será tan diferente de como era antes de la pandemia; los seres humanos somos seres sociales, necesitamos del contacto y la interacción social. En este sentido la oficina puede – y debe- convertirse en  una experiencia positiva y  en un destino deseable para los trabajadores. El entorno de trabajo fortalecerá su rol como herramienta de gestión  para crear cultura, generar sentido de pertenencia y propósito. Será el marco necesario para la innovación, la serendipia, el aprendizaje y la creación de lazos de confianza entre los miembros de una organización. 

Tradicionalmente, se pensaba en la oficina como un lugar para agrupar personas detrás de un escritorio dentro de un horario fijo, donde las experiencias solían suceder sin mucha planificación o control  sino como resultado de las actividades cotidianas. Hoy, por el contrario, la economía y la tecnología han transformado a los trabajadores en una fuerza laboral de consumidores móviles, por lo que la experiencia en el lugar de trabajo se está transformando en un asunto de vital importancia que merece ser diseñado y gestionado con mucho detalle. Todos los elementos del entorno (físico, virtual y social) se articulan cuidadosamente para inspirar e involucrar a los empleados. Cada interacción está minuciosamente concebida para crear profundas conexiones emocionales.

Asimismo, modelos tales como ABW (trabajo basado en actividades) adquieren mayor valor debido a su flexibilidad y gran adaptabilidad a las necesidades de un mundo que seguirá cambiando cada vez más rápidamente. Esto permitirá que las oficinas funcionen como centros de actividad para la colaboración cara a cara al mismo tiempo que sostienen la cooperación digital. La tecnología jugará un papel central para desdibujar los límites entre el mundo físico y virtual y para preservar la cultura corporativa.

“Ante esta nueva realidad, la apuesta de Contract Workplaces -más que nunca- es acompañar a los clientes en el proceso de concebir y definir sus nuevos modelos de trabajo, híbridos probablemente, y las actividades que allí tendrán soporte” señala Daniel Flom.

En el complejo escenario actual, el desafío más grande de la compañía, es entender las necesidades de cada cliente y ofrecer una solución personalizada,  a medida y a prueba de futuro. A la distancia todas las oficinas pueden parecer similares, pero cada proyecto es un reto nuevo y distinto. Una relocalización o reforma es una oportunidad para repensar la organización y proyectarla al futuro. Bajo esta premisa, Contract Workplaces afirma su posicionamiento local y apuesta a seguir creando experiencias de trabajo innovadoras que promuevan el desarrollo de las compañías y sus colaboradores, potenciando su talento.

La transformación digital

Hoy asistimos al surgimiento de numerosas tecnologías disruptivas que están transformando los mercados y cambiando radicalmente el comportamiento tanto de clientes como de empleados. Para aquellas empresas que quieran sobrevivir en este contexto, la transformación digital es el proceso que les permitirá evolucionar y adaptarse a los nuevos modelos emergentes. Se trata de una tendencia que está provocando un cambio profundo desde el interior de las organizaciones, impulsada tanto por la tecnología como por la evolución de los patrones de comportamiento de las personas. La clave para superar con éxito la carrera del darwinismo digital será comprender cómo la gente usa la tecnología a fin de crear una estrategia consistente, alineada con los objetivos de la organización y con la mira puesta en la creación de valor.

La transformación digital en las empresas - Dir&Ge | Directivos y Gerentes

Desde el surgimiento de Internet, los avances tecnológicos se han sucedido de forma acelerada transformando los mercados y cambiando radicalmente el comportamiento y los hábitos de las personas en todos los ámbitos.

La aparición de estas nuevas formas de consumir, de relacionarse y de trabajar ha llevado a las empresas a replantearse la forma en la que operan: las compras, la facturación, el intercambio de documentos, las comunicaciones internas y con los clientes, por citar solo algunas tareas, ya están siendo realizadas por Internet a través de millones de dispositivos conectados a la red. Las empresas que sean capaces de integrar sus actividades en la Web junto con todos los otros canales de negocio estarán entre aquellas capaces de crear más valor y progresar.

El camino de la evolución tecnológica

Vivimos en un era de cambios profundos y constantes que se están acelerando a medida que  transitamos por la revolución tecnológica, social, económica y política más profunda, amplia y rápida que jamás haya ocurrido. Hoy asistimos al surgimiento de numerosas tecnologías disruptivas que están transformando los mercados y cambiando radicalmente el comportamiento de los consumidores y los empleados.

Las “Leyes de la Disrupción”, enunciadas por Larry Downes, expresan claramente esta nueva realidad: mientras que los sistemas sociales evolucionan de manera incremental la tecnología lo hace de forma exponencial, creando una brecha que posibilita los cambios discontinuos y revolucionarios.

Varios expertos anticipan que aquellas organizaciones que no se adapten al ritmo que imponen estas transformaciones, eventualmente se extinguirán. Es lo que algunos han dado en llamar, tomando una metáfora del mundo biológico, un proceso de “darwinismo digital”.

Aquellas empresas que quieran sobrevivir en este nuevo escenario deberán evolucionar y adaptarse a los nuevos modelos de negocios que están surgiendo. La transformación digital, impulsada tanto por la tecnología como por la evolución de los patrones de comportamiento de las personas, apunta a provocar el cambio necesario desde el interior de las organizaciones.

La transformación digital

A medida que el mundo evoluciona y la tecnología se convierte en un elemento permanente dentro de la vida cotidiana, las organizaciones enfrentan una creciente necesidad de actualizar sus estrategias, procesos y metodologías para reflejar esos cambios dentro del negocio. La transformación digital de las empresas es la respuesta para adaptarse a esta avalancha de nuevas tecnologías que están modelando el comportamiento de clientes y empleados.

Las investigaciones muestran que existen algunos factores que están catalizando la transformación digital. Varias tecnologías disruptivas están convergiendo para conformar lo que Fred Wilson llama el “Triángulo de oro de la disrupción”: las aplicaciones en tiempo real, los medios de comunicación social y las tecnologías móviles. En la intersección de estas tecnologías ha surgido una tendencia que ha alterado la forma en la que las personas se conectan, se comunican, y descubren información relevante, lo que está dando lugar a grandes cambios en la manera en la que las empresas llegan al cliente y a los empleados.

 

  • Soluciones en tiempo real

Actualmente existe una gran variedad de herramientas que permiten responder a las demandas de clientes y empleados en tiempo real. El acceso a soluciones de análisis de Big Data cada vez más asequibles puede otorgar a las organizaciones una mayor capacidad de respuesta sincrónica.

En los espacios de trabajo, los límites entre la tecnología, las instalaciones y el edificio empiezan a desdibujarse. Una red de sensores a lo largo del espacio físico permite recopilar información acerca del grado de ocupación, iluminación, temperatura, humedad y otros indicadores clave que pueden servir para mantener las condiciones operativas en niveles confortables y eficientes, mejorar la utilización del espacio y disminuir los costos de mantenimiento. El sistema evalúa la información que recibe y ajusta los parámetros en tiempo real.

También han surgido varias aplicaciones móviles que permiten ubicar espacios de trabajo disponibles para compartir. Los trabajadores móviles pueden buscar, en tiempo real y en base a su ubicación geográfica, un lugar para trabajar o reunirse cuando, donde y como ellos quieran.

  • Redes sociales

Desde hace décadas, la gente ha estado utilizando distintos tipos de redes sociales para crear, compartir e intercambiar información e ideas. Pero, desde la llegada de Facebook al escenario tecnológico, han alcanzado una popularidad sin precedentes.

Esto ha concitado el interés de las empresas que han visto en ellas una oportunidad para mejorar la comunicación y la colaboración entre sus clientes y empleados. También han descubierto que las redes sociales presentan una gran oportunidad para la construcción de marca. Según Jody Nimetz, hay cinco acciones importantes que las empresas pueden desarrollar dentro de los medios de comunicación social: crear conciencia de marca, gestionar la reputación en línea, reclutar los mejores talentos, aprender acerca de las nuevas tecnologías y de los competidores, y generar oportunidades de negocios.

Además, se han establecido las llamadas “redes sociales corporativas” con el objetivo de promover la colaboración a través de las estructuras jerárquicas y geográficas dentro de la organización, proporcionando apoyo a las redes informales existentes, cruciales para la colaboración y la creatividad. El establecimiento de estas redes sociales podría influir fuertemente en los resultados y la productividad.

  • Movilidad

Actualmente, los dispositivos móviles son compañeros inseparables en la vida personal y profesional de millones de personas en todo el mundo. Permiten no solo comunicarse con otras personas sino también realizar una enorme cantidad de actividades gracias a su conectividad a Internet. Un smartphone de hoy tiene más potencia de cálculo que un mainframe de los 70, que tenía el tamaño de una habitación.

Este acelerado desarrollo tecnológico favoreció la consolidación de nuevos estilos de trabajo móvil transformando el concepto de la oficina tradicional. Hoy, las organizaciones cuentan con una plantilla cada vez más dispersa geográficamente que necesita una estrecha interacción con los colaboradores y clientes. El trabajo se lleva a cabo donde sea que las personas estén.

En este contexto resulta imprescindible que las empresas aumenten la inversión en infraestructura tecnológica y en herramientas de colaboración a fin de facilitar el acceso a los recursos corporativos de su nueva fuerza laboral móvil, al mismo tiempo que la superficie de las oficinas disminuye.

Conclusiones

El desarrollo de nuevas tecnologías disruptivas está marcando una era de “darwinismo digital” en la que la tecnología y la sociedad están evolucionando más rápido de lo que las empresas pueden hacerlo. Para evitar ser devoradas por la velocidad de los cambios, algunas organizaciones ya están dirigiendo sus esfuerzos hacia la transformación digital, una tarea consistente para adaptarse tanto a las tecnologías emergentes como a los nuevos hábitos y comportamientos que están surgiendo entre clientes y  empleados.

La alta movilidad está transformando la oficina tradicional en un espacio para el encuentro y la colaboración mientras que las plataformas de comunicación instantánea, la videoconferencia y la telepresencia permiten la comunicación en tiempo real de los equipos dispersos geográficamente evitando gastos y pérdidas de tiempo.

El objetivo de la transformación digital es, en definitiva, utilizar la tecnología para mejorar la experiencia de las personas e introducir nuevos modelos de trabajar y de hacer negocios. De esta forma se amplían las oportunidades, mejoran los procesos y se satisfacen las necesidades y expectativas de los nuevos clientes y empleados digitales, cada vez más conectados y exigentes.

 

Fuente: FM & Workplaces #77

La transformación digital

La pandemia de COVID-19 aceleró la digitalización en organizaciones de todo tipo y tamaño alrededor del mundo. Tanto, que aquellas empresas que hasta entonces no estaban enfocadas en su transformación digital, es casi seguro que hoy lo estén.

Sin duda, el elemento tecnológico ha sido un actor decisivo en este proceso –al punto de convertirse en el principal factor de supervivencia de muchas compañías– que ha sido capaz de mantener la productividad, el compromiso de los empleados, la cultura corporativa, el aprendizaje y la colaboración ante la crisis sanitaria. Hoy, muchas empresas también están adoptando distintas tecnologías para abordar el distanciamiento social y los protocolos sanitarios en el espacio de trabajo a fin de adaptarse a la nueva normalidad.

Las tendencias observadas hasta el momento hacen suponer que, incluso después de superar la emergencia debida al COVID-19, esta transformación seguirá incrementándose. Pero, la digitalización de las empresas no solo cambiará las tareas y los procesos; también hará necesaria una evolución en las habilidades de la fuerza laboral con vistas al futuro. Las competencias más requeridas se enfocarán en el pensamiento crítico, el análisis, la resolución de problemas, las habilidades de autogestión, el aprendizaje activo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y la flexibilidad. El Foro Económico Mundial estima que alrededor del 40% de los trabajadores requerirá una capacitación de seis meses1.

La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de abordar los diferentes retos tecnológicos que tendremos que afrontar para respaldar el proceso de transformación digital, lo cual podría tener un impacto significativo en toda la sociedad en los próximos años.

Esta será la oportunidad de acelerar los cambios que ya estaban en marcha para que los empleados, las empresas y los lugares de trabajo se vuelvan más ágiles y dinámicos que nunca.

La base tecnológica de la digitalización

Hoy existe toda una colección de herramientas digitales orientadas a la comunicación, la colaboración y la productividad basadas en La Nube, entre las que se incluyen el correo electrónico, la mensajería instantánea, el uso compartido de archivos, las videollamadas y videoconferencias, la gestión y edición de documentos, etc.

La confianza de las empresas en las tecnologías en La Nube ya había aumentado mucho, incluso antes de la pandemia, impulsada por la necesidad de reducir los costos, potenciar la escalabilidad y proporcionar más y mejores funcionalidades a los empleados. Con la llegada de la crisis sanitaria y el aumento del trabajo a distancia se disparó la adopción masiva de soluciones tecnológicas deslocalizadas.

Sin embargo, a medida que los empleados regresen al lugar de trabajo después de los confinamientos, las organizaciones también deberán preocuparse por el acondicionamiento del espacio físico. Para esto será preciso revisar las estrategias de diseño, comprender de qué forma las personas participan en el entorno y adhieren a los protocolos de distanciamiento social, y considerar la interacción con los equipos que trabajan a distancia. Será una oportunidad para adoptar nuevas posibilidades tecnológicas relacionadas con la asignación de puestos de trabajo y salas de reuniones, la gestión de acceso y la circulación dentro de la oficina, entre otras.

Investigaciones recientes han identificado algunos factores clave para sentar las bases tecnológicas de la transformación digital en el lugar de trabajo a partir de las experiencias que han tenido lugar durante la crisis sanitaria2:

  • Contar con una infraestructura tecnológica adecuada para el trabajo remoto.
  • Implementar un conjunto de herramientas digitales basadas en La Nube que sean aptas para su uso en dispositivos móviles de todo tipo.
  • Acelerar la puesta en marcha de sistemas de ciberseguridad adecuados junto con el respaldo de un acceso remoto seguro.
  • Adoptar, cuando sea posible, la automatización y robotización de procesos mediante soluciones de inteligencia artificial, especialmente en las tareas repetitivas.
  • Impulsar el trabajo colaborativo para fomentar la innovación y la creatividad de las personas. Esto incluye la utilización de herramientas que brinden la posibilidad de colaborar a distancia en tiempo real, soluciones para reuniones virtuales, pizarra digital compartida y espacios de trabajo inteligentes, entre otros.
  • Centrar la estrategia organizacional en las personas y orientarla hacia la creación de nuevos canales digitales de interacción y virtualización de experiencias. El enfoque deberá considerar que los colaboradores pueden acceder y utilizar la información adecuadamente para impulsar la transformación digital.
  • Promover cambios en la cultura organizacional acordes con el nuevo escenario digital. De esta forma, se privilegiarán la agilidad, la colaboración y la flexibilidad necesarias para abordar rápidamente cualquier evento inesperado que pudiera surgir en el futuro.
  • Fomentar la formación y la actualización constante de la fuerza laboral a fin de que pueda adquirir las competencias digitales necesarias para encarar esta transformación.
  • Realizar un seguimiento constante de la experiencia digital tanto en la oficina como en las posiciones de trabajo remoto a fin de retroalimentar y optimizar el proceso.

Por qué importa la transformación digital

El concepto de digitalización de una organización se refiere a la transformación de sus interacciones, comunicaciones, actividades comerciales y modelos de operación en procesos digitales. En pocas palabras, una empresa digital es aquella que gestiona –parcial o totalmente– sus principales procesos de negocio y las relaciones con sus proveedores, clientes, empleados, etc. por medios digitales3.

Pero, no solo se trata de incorporar tecnología en la empresa. La transformación digital también implica la necesidad de implementar nuevos sistemas de gestión y de contar con competencias adecuadas en todos los niveles de la organización. Esto allanará el camino hacia la innovación y la creación de valor al mismo tiempo que mejora la capacidad para adaptarse rápidamente a circunstancias cambiantes.

La transformación digital también requerirá la adopción de una “mentalidad digital” por parte de los empleados y los líderes de la organización. Esta mentalidad comprende una gama de comportamientos y actitudes que permitan, tanto a las personas como a las empresas, entender las posibilidades de la era digital, utilizar sus posibilidades para una realización personal y profesional más profunda, y diseñar lugares de trabajo conectados, centrados en las personas e impulsados por un propósito.

El enfoque hacia el aprendizaje continuo es fundamental para el éxito de la transformación digital y representa una oportunidad para que los empleados actualicen su experiencia de cara al futuro. Incluso hace unos años, antes del brote de coronavirus, se estimaba que, para 2022, más del 50% de todos los empleados requerirían una recapacitación y mejora significativa de sus habilidades4.

¿Y ahora, qué?

La repentina y forzosa necesidad de trabajar desde casa que impuso la pandemia está acelerando la transformación digital y la evolución del entorno de trabajo a una velocidad sin precedentes. No obstante, y a pesar de la dificultad que esto puede significar para algunas empresas, la digitalización ofrece una amplia gama de oportunidades para la creación de valor mediante la transformación de sus operaciones.

Pero, lo cierto es que mientras el distanciamiento físico y social siga siendo crítico (y esto seguirá así hasta que las comunidades alcancen la inmunidad de rebaño), las empresas deben ser digitalmente versátiles. Esto es: disponer de los procesos y herramientas necesarios para colaborar y mantener conectados a todos los trabajadores, y contar con procedimientos que permitan una operación más ágil.

Tomar las decisiones correctas hoy ayudará a garantizar que las empresas estén en mejor posición cuando termine la pandemia.

Referencias:

1 WORLD ECONOMIC FORUM (2020): “The Future of Jobs Report 2020”.

2 DE LUCAS ANCILLO, A. et al. (2020): “Workplace change within the COVID-19 context: a grounded theory approach”.

3 LAUDON, K. C., & LAUDON, J. P. (2019): “Management information systems: Managing the digital firm, global edition”.

4 SAVIĆ, D. (2020): “COVID-19 and Work from Home: Digital Transformation of the Workforce”.


Bienestar digital

La clave es equilibrar los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

El uso intensivo de la tecnología, que ya era incuestionable antes de la cuarentena, se ha vuelto mucho más ostensible en estos días de Home Office. Los cambios en las modalidades habituales de trabajo, la transformación de las relaciones interpersonales, la hiperinformación, el desvanecimiento de los límites entre la vida personal y laboral invadiendo los momentos de descanso, son algunas de las causas que están ocasionando un aumento del estrés y la sobrecarga tecnológica.

Hoy en día, la posibilidad que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de estar siempre conectados y localizables, puede transformarse en una dificultad para desconectarse del trabajo, manejar la creciente cantidad de información que se recibe y dar respuesta a las demandas. Esto, que ya era un problema en condiciones normales, ha aumentado mucho más en el curso de la actual pandemia. Las mismas tecnologías que nos ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad tienen un costo agregado: la presión de estar constantemente disponibles, conectados y sobreinformados.

Estar permanentemente en línea nos enfrenta a un gran desafío: cómo obtener un equilibrio saludable entre la conectividad y la desconexión.

Sobrecarga digital
Si bien la conectividad ubicua brinda la posibilidad de elegir cuándo, cómo y dónde trabajar, el exceso de tecnología también puede trastocar las prioridades y el comportamiento de los colaboradores. Al descuidar actividades vitales tales como por ejemplo, la actividad física, el contacto personal y el sueño, las personas pueden comprometer su salud y bienestar.

La disponibilidad permanente que promueve el uso de las TIC –incluso fuera del horario laboral– hace que los límites entre el trabajo y la vida personal se difuminen. Como resultado, la experiencia de las personas se deteriora e impacta sobre la salud mental y la satisfacción: cada vez resulta más difícil conseguir un distanciamiento psicológico del trabajo para recuperase de las demandas laborales que agotan los recursos cognitivos y emocionales de las personas.

Estas expectativas sobre la disponibilidad y la respuesta inmediata limitan la percepción de libertad para desconectarse: los empleados pueden sentirse obligados a verificar, efectuar y responder todo tipo de mensajes (independientemente de si la presión es real o no) lo cual alienta la presencia on line fuera de las horas de trabajo.

El estado de alerta permanente que supone la conectividad ubicua puede reproducir las jerarquías de poder subyacentes en la organización, de modo que los empleados perciben la presión para responder los correos o mensajes de sus superiores después de las horas de trabajo por temor a una evaluación negativa. Esto resulta en un “estrés de disponibilidad”.

El bienestar digital se alcanza cuando somos capaces de lograr un equilibrio óptimo entre los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

Este problema ha llegado a ser tan importante que, en países como Francia, se ha regulado el uso de las herramientas digitales fuera del horario de trabajo y durante los fines de semana, responsabilizando a ambas partes (empleado y empleador) de su cumplimiento efectivo.

Por otra parte, el cúmulo de correos electrónicos, informes y mensajes de todo tipo que recibimos durante las 24 horas genera una sobrecarga de información que habitualmente es más de la que somos capaces de procesar. El resultado puede ser la postergación o la toma de decisiones equivocadas. Además, la sobrecarga informativa produce una disminución de la satisfacción laboral, el bienestar y la productividad de los empleados junto con un aumento significativo del estrés.

Esto nos lleva a lo que muchos estudios llaman “la paradoja de la conectividad móvil”: mientras por un lado gozamos de los beneficios que nos brindan las TIC para realizar nuestro trabajo con más flexibilidad y mayor productividad, al mismo tiempo padecemos una cantidad de inconvenientes derivados de su gran penetración en todos los ámbitos de la vida. Y dado que ambos aspectos son coexistentes, el bienestar digital solo se alcanzará cuando seamos capaces de lograr un equilibrio óptimo entre los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

El bienestar digital, en definitiva, es una experiencia individual y subjetiva que se compone de nuestras evaluaciones emocionales y cognitivas sobre la integración de la conectividad digital en la vida cotidiana.

Cómo alcanzar el bienestar digital
En este momento, en el que una gran cantidad de personas están haciendo Home Office debido a las medidas sanitarias, es más importante que nunca que las empresas establezcan pautas y brinden recomendaciones tendientes a promover el bienestar digital de sus trabajadores. Estas deben prever tanto el derecho a la desconexión como la promoción de conductas saludables que lleven a un uso razonable de los dispositivos digitales. A continuación, dejamos algunas sugerencias:

Establecer rutinas

Mantener una rutina de trabajo constante durante el día genera un clima de estabilidad y orden. Cumplir con las horas de trabajo habituales facilita que el cuerpo y la mente reconozcan el final de la jornada laboral y evita perder la noción del tiempo con el riesgo de trabajar hasta la noche.

Tomar descansos regulares

Además de tomar un descanso apropiado para el almuerzo, también es beneficioso hacer pausas breves regularmente. Si las normas sanitarias debidas a la pandemia lo permiten, salir a caminar ayuda a desconectarse. Respirar aire fresco puede elevar los niveles de oxígeno en el cerebro, lo que a su vez aumenta los niveles de serotonina, el neuroquímico de la felicidad.

Poner límites

En estos tiempos de pandemia, equilibrar el trabajo en casa con la vida familiar puede ser un gran desafío. La tecnología invade todos los ambientes, los límites se desbordan fácilmente y la tentación de trabajar en cualquier lugar de la casa se torna irresistible. Establecer un lugar fijo con alguna barrera alrededor del espacio donde se trabaja ayudará a mejorar la productividad y a preservar la vida familiar evitando el estrés.

Desconectarse

Cuando termina la jornada laboral es recomendable apagar, silenciar o cerrar sesión en los dispositivos o aplicaciones con los que se trabaja. Esto hará que sea mucho más fácil desconectarse de las preocupaciones del día. De esta forma, el cuerpo y el cerebro pueden recargarse para el día siguiente.

Planificar el fin del día

Planificar una actividad para el fin de la jornada laboral ayuda a diferenciar entre el trabajo y la vida personal. Puede ser un entretenimiento, tiempo para meditar, hacer ejercicio o hablar con la familia y amigos. Esto ayuda a desconectarse del trabajo y a prepararse para el descanso.

Respetar los horarios de sueño

El sueño y la tecnología son una mala combinación. Una buena higiene del sueño requiere horarios regulares, no usar pantallas a la hora de dormir y dejar todos los dispositivos fuera de la habitación. Además de alejar el impulso de seguir conectado, esta práctica ayuda tener un descanso más reparador; se ha descubierto que la luz azul emitida por las pantallas puede alterar los ritmos circadianos y reducir la calidad del sueño.

La implementación de estas y otras medidas preventivas para lograr el bienestar digital de los trabajadores podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades derivadas del uso excesivo de la tecnología al mismo tiempo que se aprovechan todos los beneficios que brinda el uso de las TIC.

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¿Conversaciones cara a cara o videoconferencia?

Por qué son tan diferentes y cómo encontrar el equilibrio

Desde que el desarrollo de la tecnología nos independizó de la tiranía del escritorio, la posibilidad de trabajar desde casa o desde cualquier otro lugar alternativo –eligiendo cómo y cuándo hacerlo– siempre fue uno de los beneficios más apreciados por los empleados. Pero fue a raíz de la pandemia de Covid-19 que el teletrabajo se consolidó como tendencia global frente a la necesidad de distanciamiento social.

Y, si bien es cierto que en este momento se presenta como la mejor opción para frenar los contagios, el teletrabajo presenta sus pro y sus contra. Por un lado, hay trabajos que se pueden realizar sin problema en forma remota con grandes beneficios (mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, menor impacto medioambiental, aumento de la flexibilidad, etc.); pero, por el otro, no hay que perder de vista las grandes ventajas que aporta la colaboración cara a cara con más personas.

Sabedoras de la íntima relación que existe entre las interacciones personales y la innovación, no sorprende que, para las empresas más exitosas y creativas del planeta, la colaboración cara a cara sea un dogma alrededor del cual han construido sus estrategias de workplace. Las ideas originales no suelen surgir mientras nos sentamos solos frente a un monitor aunque estemos participando en una concurrida videoconferencia. Después de un tiempo, las interacciones virtuales pueden resultar extenuantes para el cerebro y nos dejan con la sensación de que no hemos resuelto nada.

¿Qué es lo que nos estamos perdiendo a través de los medios digitales que hace insustituibles a las relaciones presenciales?
Las organizaciones son sistemas sociales que dependen de la comunicación entre sus partes para funcionar. Pero la comunicación no se limita solo al lenguaje hablado. El canal no verbal transmite significados e intenciones a través de los gestos, la expresión, el tono, etc. Incluso las señales proxémicas pueden influir en el significado de un mensaje.

La comunicación cara a cara es nuestro modelo de comunicación más eficaz porque así fue como evolucionamos; de esta forma, podemos percibir e interpretar todas las señales que se emiten durante la interacción social. De acuerdo con las investigaciones clásicas *1 el 55% de la comunicación es no verbal mientras que el 38% incluye el tono de voz y solo el 7% está en relación con las palabras y el contenido. De esto se infiere que la comunicación no verbal es un componente clave para una interacción y una colaboración exitosas que solo se da en los encuentros cara a cara.

Este segundo canal de comunicación, que no gira en torno a las palabras sino a las relaciones sociales, influye profundamente en las decisiones importantes que tomamos en nuestra vida a pesar de que, en gran medida, el mecanismo nos es desconocido porque opera a nivel inconsciente. Cuando queremos comunicar algo importante la vía elegida suele ser el encuentro personal.

Según Alex Pentland *2, profesor del MIT MediaLab, estas señales sociales no son solo un complemento del lenguaje verbal sino que forman una red de comunicación separada que tiene una gran influencia en nuestro comportamiento. Durante un encuentro casual o una reunión cara a cara, el tono de voz, la risa, la postura corporal, los gestos, etc., revelan los deseos e intereses de cada individuo así como su posición dentro del grupo. Estas señales acompañan cada tema de discusión y comunican de forma implícita el consenso general a cada miembro en la toma de decisiones.

Otra ventaja que ofrecen los encuentros cara a cara es la posibilidad de interactuar con objetos, desde un modelo tridimensional hasta un gráfico esbozado en una pizarra. Existen investigaciones *3 que muestran que la manipulación de estos objetos ayuda a los miembros del equipo a llegar a un consenso sobre la tarea que están desarrollando a través de un proceso tan sutil y naturalizado que ni siquiera notan que está ocurriendo. De esta manera, la intervención sobre distintos modelos y elementos durante una interacción cara a cara mejora la creatividad y la sinergia del grupo.

Ahora que el videochat casi se ha vuelto la norma en las relaciones sociales, y no solo las de trabajo, muchos nos preguntamos: ¿cuál es la verdadera diferencia entre la comunicación cara a cara y la videoconferencia?

Estar en una videollamada requiere más atención que una conversación cara a cara, dice Gianpiero Petriglieri, especialista en comportamiento organizacional. En una videoconferencia resulta más arduo interpretar las señales no verbales tales como las expresiones faciales, el tono de la voz y el lenguaje corporal; y prestar más atención consume mucha energía porque no es natural. Dado que los humanos evolucionamos como seres sociales, percibir y analizar estas expresiones es algo innato que requiere poco esfuerzo consciente y sirve para sentar las bases de los lazos emocionales. Las videollamadas dificultan el despliegue de estas habilidades y requieren una atención sostenida e intensa a las palabras mientras que el cerebro se concentra en la búsqueda de señales no verbales que no puede encontrar.

El 55% de la comunicación es no verbal mientras que el 38% incluye el tono de voz y solo el 7% está en relación con las palabras y el contenido.

A esto hay que sumarle los problemas de conexión de red que también pueden afectar la calidad de la comunicación. La pérdida de datos en la alimentación de audio y video puede causar voces que no son naturales, sonidos que faltan, silencios imprevistos e imágenes congeladas. Nuestro cerebro necesita hacer un trabajo extra para llenar los vacíos y tratar de decodificar lo que percibe. La energía que utilizamos para superar estas distorsiones en la comunicación termina desviando nuestra concentración de la comprensión del mensaje.

¿Cómo podemos aliviar la fatiga que nos causa esta atención sostenida?
Los expertos sugieren limitar las videollamadas solo a las que sean estrictamente necesarias y encender la cámara de manera opcional para evitar el estrés. La investigación señala que tendemos a pasar la mayor parte del tiempo mirando nuestra propia imagen en la pantalla y esto puede generar una disonancia cognitiva. Una llamada telefónica tradicional puede ser menos exigente para el cerebro ya que la expectativa está concentrada solo en la voz. Por no tratarse de una situación natural, la videoconferencia produce tensión física adicional. Esto, sumado a tener que permanecer relativamente inmóvil frente a una cámara durante largos períodos de tiempo, puede resultar agotador. Para evitar acumular tensiones es importante reconectarse con el cuerpo y realizar alguna actividad física o de relajación entre reuniones.
Programar videollamadas de manera consecutiva no es saludable. Una pausa de solo diez minutos es capaz de brindar tiempo suficiente para caminar un poco, tomar un café y despejar la mente. Puede ser despersonalizante estar en línea todo el tiempo.
Evitar la falacia de la multitarea. Pensar que se puede aprovechar la oportunidad para hacer otras cosas mientras asistimos a una videoconferencia es una trampa peligrosa. La investigación muestra que tratar de hacer varias cosas a la vez reduce el rendimiento.
Lo cierto es que, en el contexto actual –y a pesar del agotamiento mental que pueden generar–, la tecnología es una gran aliada que nos ha permitido mantener las relaciones personales, familiares y laborales de una manera que hubiera sido impensable hace solo unos años. Faltan cosas, por supuesto. Las videoconferencias carecen de la espontaneidad y la riqueza semántica de una reunión cara a cara, la distancia física hace que sea difícil generar camaradería, los encuentros casuales se han vuelto ocasionales y la creatividad es más difícil de fomentar.
Sin embargo, será solo una cuestión de tiempo; en el futuro, las oficinas seguirán siendo un punto de encuentro y de intercambio de conocimiento. Seguramente serán distintas, pero su esencia social –la que hace posible los encuentros fortuitos, las conversaciones casuales, la colaboración, la innovación y el contacto humano– permanecerá intacta.

*1 MEHRABIAN, A. (1981): “Silent messages: Implicit communication of emotions and attitudes”.

*2 PENTLAND, A. (2008): “Honest signals: how they shape our world”.

*3 HINDMARSH, J. & HEATH, C. (2000): “Sharing the Tools of the Trade: The Interactional Constitution of Workplace Objects”. Journal of Contemporary Ethnography.

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Diseño de oficinas de Sanofi por Contract Workplaces

Espacios colaborativos y vibrantes que potencian la innovación

El diseño conceptual para las nuevas oficinas de Sanofi Perú, se apoyó en tres principios clave: innovación, adaptabilidad y crecimiento. El proyecto de desarrolló en 1.800 m² distribuidos en dos plantas de la Torre Javier Prado de Lima, un edificio que contará con la Certificación LEED Gold, y que se encuentra ubicado sobre una de las avenidas más importantes de San Isidro, el centro financiero de la ciudad.

La farmacéutica francesa está implementado a nivel global un cambio en materia de innovación de procesos y ese enfoque los ha llevado a remodelar sus oficinas bajo la filosofía de “espacios abiertos”, muy parecidos a los que ofrecen los co-work, sin olvidar las áreas “de concentración”. Perú ha sido el tercer país, luego de Francia y Brasil, en incorporar este concepto.

En línea con las necesidades de la compañía, el diseño del layout buscó generar nuevas dinámicas de trabajo para que cada empleado pueda elegir cómo, cuándo y dónde realizar sus tareas diarias, y también favorecer la interacción, la innovación y la productividad.

Diseño de oficinas de Sanofi por Contract Workplaces

Diseño de oficinas de Sanofi por Contract Workplaces

Para ello se apostó por la eliminación de las oficinas cerradas y la creación de un Open Space con puestos no asignados, que se complementa con distintos espacios de distensión y reuniones informales. Los puestos de trabajo cuentan con divisores bajos de vidrio a fin de no interrumpir las vistas, aprovechar la luz natural y conseguir una integración de todo el equipo. Las salas de reunión cerradas, se ubicaron sobre las medianeras.

El aprovechamiento de las vistas y la luz natural, la inclusión de la vegetación dentro del espacio, y la elección de la materialidad, se inscriben en una búsqueda por incluir el concepto de biofilia en las nuevas oficinas. La paleta elegida se basa en los verdes, azules y grises, los tres colores de la marca, para definir y brindar carácter a las distintas áreas de trabajo.

Para acentuar el espíritu local que se buscó en las nuevas oficinas de Sanofi en Lima, la gráfica que se utilizó en las distintas áreas, se diseñó a partir de una reinterpretación de los motivos utilizados en los tejidos de distintas culturas peruanas utilizando colores vibrantes.

La multiplicidad de espacios de reunión, tanto formal como informal, e incluso la sala de juegos, reafirman la importancia que le da la organización al trabajo colaborativo como una instancia de creación y de intercambio de ideas.

 

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Piso 14 - Sanofi - Peru

Piso 15 - Sanofi - Peru

Ficha Técnica:
Cliente: Sanofi
Ubicación del proyecto: Lima, Perú
Superficie: 1800 m2
Año: 2018
Project Manager: Arq. Claudia Malatesta
Diseño: Arq. Saira Salazar – Arq. Gonzalo Salvo
Dirección de Obra: Arq. Milagros García – Arq. Jorge Casanova

Implementación de oficinas de Sanofi por Contract Workplaces

Oficinas colaborativas: La integración de los mundos físico y virtual

Conforme va desapareciendo la tradicional imagen del trabajador anclado a su escritorio y rodeado de equipos, empieza a consolidarse una nueva experiencia tecnológica en la oficina impulsada por el almacenamiento en La Nube, la creciente movilidad y los dispositivos inteligentes.

Para facilitar las nuevas formas de trabajo emergentes y apoyar la conectividad en una red cada vez más móvil y distribuida, las organizaciones están solicitando la construcción de oficinas con una amplia gama de tecnologías colaborativas para conectar a los trabajadores a través de la integración tecnológica con el espacio físico para dar lugar a una experiencia integral.

Al igual que las compras por Internet han transformado la experiencia de los consumidores, la irrupción de la tecnología en las oficinas modernas está teniendo un efecto análogo en el diseño de espacios de trabajo. De hecho, muchas de las estrategias centradas en la experiencia del usuario tales como las respuestas en tiempo real, se están transfiriendo al ámbito laboral. Se trata de crear un entorno digital sensible, adaptable, que responda a la presencia de las personas y cuya finalidad es mejorar la experiencia de la gente creando la atmósfera y la funcionalidad deseadas a través de sistemas y servicios inteligentes, personalizados e interconectados.

Así, una serie de dispositivos electrónicos integrados a la arquitectura interior de oficinas se encargan de recoger información en tiempo real. La iluminación, los dispositivos de audio y video, los smartphones, los notebooks, los wearables y los servicios distribuidos cooperan entre sí para crear entornos sensibles y receptivos a la presencia de las personas.

Estas tecnologías, muchas veces integradas al diseño de oficinas, tienen el potencial de mejorar la experiencia laboral permitiendo que los trabajadores se sientan seguros, cómodos y con un mayor control sobre su entorno, y que puedan encontrar los espacios, el apoyo y los compañeros adecuados cuando los necesiten. También juegan un rol importante a la hora de reconocer los ajustes o preferencias personales que se hayan fijado con anterioridad para adaptar el entorno a esas preferencias, el contexto y la agenda personal de cada usuario.

Pero lo fundamental en todos estos desarrollos es que las capas de la experiencia física y digital se entremezclan hasta hacerse indistinguibles, con el foco puesto en optimizar la experiencia laboral en cada uno de los puntos de contacto e interacciones que los trabajadores tienen con la compañía.

Gracias a la proliferación de todo tipo de sensores, a la ubicuidad de las redes inalámbricas y a la explosiva masificación de los smartphones y otros dispositivos inteligentes, hoy es posible interactuar con la infraestructura de los edificios para transformar eventos rutinarios tales como orientarnos dentro de un inmueble o reservar una sala de reuniones en una experiencia mucho más fluida y satisfactoria.

Muchas organizaciones ya están utilizando sensores en sus espacios de trabajo modernos para recopilar grandes datos sobre el rendimiento del edificio y el comportamiento de sus empleados. Luego, esta información se puede analizar con un software especializado lo cual permite evaluar tanto la eficiencia del edificio como la experiencia de uso.

Algunas empresas también han comenzado a utilizar Inteligencia Artificial para analizar los datos ya existentes dentro del edificio. Esto les permite optimizar el diseño de la oficina para personalizar la experiencia de los trabajadores recolectando sus patrones de comportamiento: a qué hora suelen entrar y salir de la oficina, cuáles son sus rutinas diarias, etc. De esta manera, la infraestructura de la Internet de las Cosas presente en el entorno permite personalizar el espacio de trabajo a la medida de las preferencias individuales.

Teletrabajo: qué es y qué no es

En las últimas décadas, la irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en todas las áreas de la sociedad hizo que buena parte de los trabajadores se convirtiera en una fuerza nómada, independiente de la tiranía del cuándo y dónde trabajar. Una nueva generación se apropió del tiempo y el espacio para mejorar su productividad, el balance entre la vida personal y laboral, la satisfacción profesional y el compromiso con la empresa.

Sin embargo, si bien las TIC han cambiado la forma de trabajar, la adopción del teletrabajo fue mucho más lenta que lo supuesto inicialmente; factores humanos, sociales, organizacionales y de infraestructura han demostrado tener más peso que lo previsto. En los países en los que está más desarrollado, el teletrabajo puede llegar a alcanzar hasta el 30% de los empleos que se pueden realizar a distancia. Pero en la mayor parte de nuestra región, la ausencia de un marco contractual junto con una cultura organizacional y de Management apegados al control y a las jerarquías hicieron del teletrabajo un fenómeno casi marginal. Hasta hoy.

La pandemia de COVID-19, que nos está obligando a hacerle frente a una nueva e impensada realidad, también está acelerando la adopción de estas tendencias del mundo laboral que ya estaban presentes pero que hubieran tardado mucho más tiempo en establecerse. Para poder sostener su operación manteniendo el aislamiento social de distinto grado impuesto a nivel global, la mayor parte de las empresas optaron por algún tipo de teletrabajo para realizar aquellas tareas pasibles de realizarse de manera remota.

Y para saber de qué hablamos cuando hablamos de teletrabajo, cabe aclarar que no se debe reducir el concepto solo al cumplimiento de las tareas desde la casa; el Home Office no es sinónimo de teletrabajo sino solo una de las variantes que puede ofrecer esta modalidad. También es importante señalar que existe teletrabajo solo cuando hay una relación laboral de dependencia, lo cual excluye de esta categoría a la actividad free lance y a los autónomos o cuentapropistas.

El teletrabajo, entonces, se puede definir como el acto de cumplir todas o una parte de las tareas fuera de las instalaciones de la empresa mediante la utilización de las TIC. De acuerdo con esto podemos distinguir distintos tipos de teletrabajo:

  • Home Office: el empleado trabaja desde el hogar.
  • Oficinas satélite: el empleado trabaja desde otra locación de la empresa.
  • Centros de Coworking: el empleado trabaja desde otra locación compartida por más de una organización y/o por freelancers.
  • Trabajadores móviles: el empleado trabaja una gran cantidad de horas tanto fuera del hogar como de la oficina. Por ejemplo: cuando está de viaje, haciendo trabajo de campo o en oficinas de terceros (clientes, proveedores, etc.). 

En definitiva, el teletrabajo representa una verdadera transformación que va mucho más allá del “horario flexible” y debe ser adoptado como un cambio fundamental en la naturaleza del trabajo, lo cual hará necesaria una actualización tecnológica junto con una profunda reestructuración de la gestión y la cultura de la empresa. Esto significa que tanto las organizaciones como los trabajadores deberán afrontar varios retos: el uso de otros canales de intercambio, la implementación de otras aplicaciones y herramientas, el cambio en la comunicación y el manejo remoto tanto de los equipos de trabajo como de los colaboradores.

Ventajas y desafíos

El teletrabajo representa una valiosa herramienta para hacer frente a diversos tipos de problemas: el cuidado del medio ambiente, la búsqueda de un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, el aumento de la flexibilidad y la necesidad de dar una respuesta rápida a las oportunidades que se presentan en la nueva economía global. Adicionalmente, frente a la inesperada pandemia que nos golpea, también surge como una de las opciones para respetar el distanciamiento social sin perder productividad.

Estos son algunos de los beneficios del teletrabajo:

  • Mayor productividad. Trabajar de forma remota implica más tiempo de trabajo efectivo.  Además, reduce significativamente el ausentismo y la continuidad de la operación no se ve afectada por eventos climáticos, de tránsito o de fuerza mayor.
  • Atracción y retención de talentos. Las empresas pueden contratar a la persona más adecuada para el trabajo, independientemente de su ubicación geográfica. 
  • Reducción de los requerimientos de espacio físico.  La reducción de la superficie necesaria es una de las mayores consecuencias de esta modalidad laboral, la cual puede llegar a alcanzar valores de hasta un 40% con el consiguiente ahorro en los costos de alquiler, operación y mantenimiento. 
  • Ahorro de viáticos. Las empresas pueden evitar gastos innecesarios en viajes utilizando las nuevas tecnologías que permiten realizar videoconferencias en tiempo real. 
  • Disminución de gastos. Al empleado le permite disminuir no solamente los costos de traslado sino también los de vestimenta, comida, etc., con lo cual aumenta el salario real.
  • Mayor flexibilidad. Los teletrabajadores tienen una mayor dosis de flexibilidad en la determinación de sus propios horarios y esquemas de trabajo.
  • Menos estrés. Al reducirse el desplazamiento diario desde y hacia la oficina se ahorran muchas horas de viaje que el trabajador puede destinar a las actividades sociales, al aprendizaje y también a la vida privada.
  • Sustentabilidad. La reducción de los desplazamientos diarios tiene un impacto positivo sobre el medio ambiente ya que disminuye el tráfico vehicular, la contaminación del aire y el consumo de energía.
  • Inclusión. El teletrabajo promueve la inclusión social de mujeres con hijos pequeños, personas con familiares a cargo y discapacitados.

Con respecto a los efectos negativos que puede tener el teletrabajo estas son algunas de las consecuencias que ya se vislumbran por el confinamiento en casa y que será preciso considerar: 

  • Aislamiento. El teletrabajo puede conducir al aislamiento físico, social y profesional de los colaboradores (1). El aislamiento físico de los empleados que trabajan en un entorno distinto que sus colegas puede dar lugar al aislamiento social, caracterizado por sentimientos de falta de inclusión o conexión con los compañeros y la organización, junto con la percepción de una falta de visibilidad que reduce sus oportunidades de desarrollo profesional.
  • Sentido de pertenencia. En un estudio sobre el sentido de pertenencia de los teletrabajadores (2) se encontró que la identificación y el apego a la organización pueden verse erosionados cuando se trabaja a distancia, lo cual compromete la motivación y la productividad de los trabajadores.
  • Bienestar. Los resultados iniciales de la primera encuesta del Institute for Employment Studies del Reino Unido que analiza los efectos del Home Working durante la pandemia de COVID-19 muestran un preocupante deterioro de la salud física y mental derivados del aislamiento y la falta de ergonomía.

Lo cierto es que la implantación exitosa del teletrabajo en una organización supone un cambio que afecta muchos aspectos tales como la estructura física, la tecnología, la naturaleza del trabajo, los recursos humanos, la cultura y los valores de la empresa. 

Sin embargo, no debería sorprendernos si después de que superemos este aislamiento sanitario forzado más empresas optaran por facilitar esta y otras modalidades de trabajo remoto para ofrecer una mayor flexibilidad a sus empleados de acuerdo con la naturaleza y la dinámica de la tarea que desempeñan (las cifras de nuestra encuesta revelan que el 82% elegiría trabajar con flexibilidad cuando termine la cuarentena).

Para afrontar estas transformaciones puede ser necesario aplicar un plan de gestión del cambio que ayude a asegurar una adopción positiva. También será necesario implementar un plan de comunicación interna orientado a beneficiar la cohesión del plantel y evitar problemas de confianza, falta de responsabilidad o de productividad. Tanto el plan de gestión del cambio como la comunicación interna estarán orientados a consolidar una cultura organizacional que incluya a todos por igual.

La pandemia de COVID-19 que nos impuso el trabajo a distancia también nos enfrenta a un mundo que será distinto en muchos aspectos. Es momento de pensar en los enormes desafíos que nos esperan pero también en las oportunidades; momento de capitalizar esta nueva experiencia y de recapacitar sobre la función de la oficina.

 

(1) BEAUREGARD, T. A., BASILE, K. A., & CANÓNICO, E. (2019): “Telework: Outcomes and facilitators for employees”. The Cambridge handbook of technology and employee behavior.
(2) BURLEY, & LONG, S. (2015): “Where do I belong? High-intensity teleworkers experience of organizational belonging”. Human Resource Development International.

Oficinas Modernas de BMI Quito por Contract Workplaces

La materialidad y la tecnología se complementan para una mejor experiencia en el nuevo espacio de BMI en Quito

Situada frente al imponente parque La Carolina –uno de los espacios verdes urbanos más importantes de Ecuador– la sede de BMI Quito cuenta con 1.974 m² distribuidos en dos plantas con amplias vistas en toda su fachada oeste. Rescatar y poner en valor esta ubicación privilegiada, fue uno de los requerimientos que tuvo el cliente a la hora de abordar el proyecto.  Con tal objetivo, el diseño realizado por Contract Workplaces, contempla la ubicación de los puestos de trabajo y las áreas de encuentro en el perímetro de la planta; mientras que las salas de reunión, los meeting boxes y los servicios de apoyo se sitúan en la zona central. Los cerramientos vidriados de los despachos privados y las salas de reuniones colaboran para crear una atmósfera diáfana y transparente que permiten traer parte de ese
espacio exterior, al interior de la planta.

Esta nueva distribución, además, logró solucionar algunos de los problemas que surgieron del diagnóstico obtenido en la consultoría de Workplace Strategy, a partir del cual, se identificó que anteriormente las oficinas contaban con una distribución poco equitativa de su superficie, con muy pocos metros cuadrados por persona en las áreas de trabajo, y también con escasez de espacios colaborativos y de encuentro.

La estética sobria que se adoptó en todo el lay out, sumado a la paleta de colores seleccionada, apuntaron a resaltar las áreas más representativas. Los tonos claros de la madera en los espacios abiertos, las texturas de los pisos, los textiles y los detalles de la gráfica aplicada, dialogan entre sí generando un espacio luminoso y de gran armonía.

Como valor agregado, cabe mencionar la incorporación de la mejor tecnología de punta, tanto en la sala de Directorio, como en la oficina de Presidencia. Ambas cuentan con un sistema de videoconferencias nativo de CISCO que permite el manejo de distintos escenarios mediante una botonera de control, pantalla touch e integración con el sistema de iluminación y las cortinas. Mientras que la sala de Directorio dispone de amplificación de audio y micrófono en el techo junto con una pantalla interactiva con soporte móvil, en la oficina de Presidencia el sistema de iluminación y las cortinas están completamente integrados con el cerramiento de vidrio, el cual cuenta con tecnología smart glass. Esto hace posible que el vidrio cambie de modo transparente a modo traslúcido de acuerdo con el escenario seleccionado.

De esta manera, Contract Workplaces ha abarcado de manera integral este proyecto, teniendo en cuenta que el diseño del espacio sea funcional a la dinámica de trabajo, que la materialidad contemple el bienestar de las personas y que la tecnología esté totalmente integrada a la experiencia.

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Ficha Técnica:
Cliente: BMI
Ubicación del proyecto: Quito, Ecuador
Superficie: 2201 m2
Año: 2019