Cómo aplicar la evidencia científica en el diseño de una oficina moderna y funcional

Una de las finalidades del entorno construido es garantizar niveles de confort adecuados para su función. Sin embargo, actualmente es necesario ir un paso más allá de la eficiencia y la funcionalidad, valorar la experiencia del usuario e identificar aquellos elementos de diseño que cuentan con el potencial para aumentar tanto el rendimiento ambiental como el desarrollo del potencial humano. Para lograrlo, el Diseño Basado en la Evidencia –un enfoque que se ha desarrollado con mucho éxito en los ámbitos de la salud y la educación y que actualmente se aplica en cualquier área donde el entorno construido tiene un impacto en la experiencia y el desempeño de las personas–, nos permitirá tomar decisiones de diseño que pueden ser justificadas y respaldadas por datos concluyentes.

El elevado costo de los activos físicos, la necesidad de optimizar el uso del espacio, el aumento de la tecnología móvil y los cambios en los estilos de trabajo han transformado radicalmente los modelos de uso y ocupación de la oficina tradicional. Hoy, los espacios de trabajo presentan una alta exigencia para dar soporte a diferentes demandas: apoyar las necesidades operativas, garantizar los niveles de confort adecuados, facilitar la interacción social y la colaboración, favorecer el bienestar de los empleados, aumentar la productividad y evolucionar tan rápidamente como las necesidades de aquellos que los ocupan.

En este contexto, el diseño del espacio de trabajo se revela como una poderosa herramienta que no solo tendrá consecuencias sobre la experiencia y el desempeño de las personas que lo habitan sino que también tendrá efectos reales y tangibles sobre los resultados de la organización.

Entonces, la pregunta es: ¿sobre qué datos basamos nuestras decisiones de diseño? ¿Cómo podemos justificar no solo que esas decisiones proporcionarán los resultados buscados y la mejor solución posible sino que también representarán un buen retorno de los recursos invertidos por la compañía?

Existe gran cantidad de evidencia científica que indica que el diseño del entorno construido influye en el comportamiento de la gente. El desafío será tratar de identificar cuáles son los principios de diseño mejor probados que mejorarán no solo la eficiencia física y ambiental sino también la experiencia de las personas junto con los resultados de la empresa.

Diseño basado en la evidencia

En el ámbito de la arquitectura, el Diseño Basado en la Evidencia es una práctica que ha surgido hace relativamente poco, inspirada en la creciente aceptación y los buenos resultados obtenidos por este enfoque en otras áreas tales como la salud y la educación. El modelo ha ido tomando fuerza en la búsqueda por mejorar la calidad y la experiencia de uso del entorno construido.

La Medicina Basada en la Evidencia se define como “el uso consciente, explícito, y juicioso de la mejor evidencia disponible para la toma de decisiones sobre el cuidado de los pacientes individuales”. Y no sorprende que el Diseño Basado en la Evidencia tenga sus orígenes en el cuidado de la salud ya que cuando la vida y el bienestar de las personas están en juego –con las implicaciones morales y legales que esto conlleva–, los resultados y las decisiones deben estar justificados por datos sólidos.

Pero mientras que la medicina aborda el funcionamiento del cuerpo humano y la forma en que este puede enfermarse –esto quiere decir que se enfrenta a un sujeto de estudio con pocas variantes y sus muchas patologías–, el diseño arquitectónico –y el de oficinas en particular– trata con una serie de casos únicos donde cada organización puede considerarse sustancialmente diferente. Por eso, para aplicar este modelo en los espacios de trabajo hay que reconocer las múltiples formas que puede adoptar una organización, cada una de las cuales requiere una investigación y un abordaje específicos.

Entonces, como no todas las organizaciones son iguales ni usan los espacios de la misma manera, el diseño debe pensarse para dar una solución particular a ciertos problemas específicos y adaptarse a un tipo de usuario más genérico en lugar de a un individuo en particular.

El Diseño Basado en la Evidencia aplicado a los entornos de trabajo utiliza un enfoque científico que contempla la recolección de información sobre las características individuales de cada organización (dónde pasa la gente su tiempo, cómo interactúan los colaboradores, cómo deberían interactuar, qué tipos de espacios necesitan, cuáles son los más y los menos utilizados, etc.) la que, junto con datos y criterios de diseño probados que pueden aplicarse a cualquier proyecto de oficinas (los efectos positivos de la iluminación natural, la influencia de la integración visual en la colaboración, la relación de la distancia con la comunicación, los beneficios de las plantas de interior, etc.) sentarán las bases para proyectar espacios que mejoren la forma en la que trabajamos sobre evidencias reales, no sobre suposiciones o intuiciones.

Contar con evidencias ciertas sobre cuáles son los factores que influyen en la interacción de las personas con los nuevos y complejos ambientes de trabajo que ahora ocupamos es fundamental para el diseño de estos ámbitos, destinados a tener un impacto real y significativo no solo en la experiencia y el desempeño de sus ocupantes sino también en los resultados de la organización.

Un gran proyecto puede tener componentes subjetivos, pero cuando el diseño está basado en la evidencia, esto significa que la elección de muchos de sus elementos y decisiones de diseño pueden ser justificados y respaldados por datos concluyentes.

Buscando la evidencia

Como ya hemos visto, el Diseño Basado en la Evidencia tiene sus orígenes en el ámbito de la salud donde existe un gran cuerpo de investigación confiable que vincula el diseño con la mejora de la atención al paciente y una curación más rápida. ¿Cuáles son los equivalentes para el diseño del espacio de trabajo?

De acuerdo con Jacqueline Vischer, investigadora canadiense especializada en psicología ambiental, existe buena evidencia que vincula los factores ambientales con experiencias positivas para el trabajador. Sin embargo, esto cambia cuando la investigación trata sobre cómo la gente se comporta e interactúa.

Tradicionalmente, el diseño se ha apoyado sobre el confort físico de las personas evaluando factores tales como la iluminación, la ventilación, la temperatura y la humedad. Para ello existen pautas que guían el diseño a fin de adecuarlo a los requerimientos de bienestar fisiológico. La mayoría de los países ha sancionado normas en ese sentido teniendo en cuenta las diferentes variables locales.

El confort ambiental se basa en el equipamiento y la ergonomía para crear ambientes funcionales proporcionando los espacios adecuados para que la gente pueda hacer su trabajo.

Pero, actualmente, es necesario ir un paso más allá de la eficiencia y la funcionalidad, valorar la experiencia del usuario e identificar aquellos elementos de diseño que cuentan con el potencial para aumentar tanto el rendimiento ambiental como el desarrollo del potencial humano. El confort psicológico –según Vischer, el más importante y difícil de lograr–, vincula los aspectos psicosociales del trabajador con el diseño y la gestión del espacio de trabajo permitiendo lograr un mayor bienestar.

Para aportar evidencias sobre estos aspectos, un grupo de investigadores británicos ha estudiado de qué forma distintos elementos de diseño influyen sobre el comportamiento y la experiencia de los usuarios dentro del espacio de trabajo y ha llegado a estas conclusiones:

  • El layout tiene un gran impacto en la estructuración de los patrones de desplazamiento de las personas así como en sus posibilidades de encuentro e interacción ayudando de esta forma a modelar la cultura organizacional.
  • La densidad de ocupación está influenciada por la tipología adoptada en los puestos de trabajo. La investigación sobre tipologías de estaciones de trabajo encontró que la forma cuadrada produce una mayor integración que las poligonales o hexagonales.
  • La geometría de la planta determina el potencial del espacio para aplicar una determinada configuración. Esto establecerá las posibilidades de desplazamiento de las personas con la consecuente capacidad para generar encuentros y facilitar la interacción social.
  • Los elemento de conexión tales como las escaleras influyen en la conducta social del plantel, por lo que su ubicación dentro de la planta tendrá efectos tangibles sobre los patrones de circulación  de las personas. La escalera es un elemento atractor, que impulsa el movimiento desde cualquier punto del espacio hacia una ubicación específica.
  • El número de plantas que ocupa una organización es un parámetro a tener en cuenta como un factor capaz de influir en la interacción entre los empleados. El número de plantas afecta la accesibilidad y la comunicación dentro del espacio de trabajo.

Toda la información disponible debe ser tomada en consideración teniendo presente que cada caso es único; el planteo “one size fits all” ya no es aplicable. Esto implica que se le debe asignar un tiempo adecuado al proceso de investigación previa para dar una respuesta de diseño más eficiente a las necesidades particulares de cada organización.

Conclusiones

El diseño del espacio de trabajo es una poderosa herramienta que tiene efectos no solo sobre la experiencia y el desempeño de las personas sino también sobre los resultados de la organización.

Para aportar las mejores soluciones a cado caso en particular, el Diseño Basado en la Evidencia proporciona un enfoque científico basado en datos ciertos y reconocidos. Contempla la recolección de información sobre las características individuales de cada compañía la que, junto con criterios de diseño ya probados, aportarán una base sólida para orientar las decisiones de diseño sobre evidencias reales.

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FUENTE: FM&WORKPLACES #82