Diseño de oficinas y entornos de trabajo para todas las edades: inclusión, tecnología y longevidad laboral

Por Jeremy Myerson, Director of Worktech Academy y Kasia Maynard Head of Research and Editorial Worktech Academy

A medida que vivimos y trabajamos más tiempo, los lugares de trabajo siguen siendo inadecuados para una fuerza laboral envejecida, con una negligencia sistémica que socava la equidad y respuestas empresariales cada vez más dispares.

Las poblaciones envejecidas están remodelando la fuerza laboral global, con carreras más largas y nuevas expectativas que se vuelven la norma. Para 2030, las personas de entre 55 y 74 años representarán casi el 25 % de la población en edad de trabajar en la UE, mientras que en Estados Unidos, más de un tercio de los trabajadores actualmente tiene 50 años o más. Sin embargo, los lugares de trabajo siguen estructurados en torno a sistemas anticuados diseñados para una norma más joven, centrada en la mitad de la carrera.

El retroceso político y cultural también está impulsando un abandono de las iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI, por sus siglas en inglés), debilitando estructuras de apoyo fundamentales para los trabajadores mayores y amenazando el avance hacia un empleo verdaderamente inclusivo dentro de las organizaciones.

Los trabajadores mayores enfrentan desafíos múltiples. El edadismo sigue siendo generalizado, lo que limita el acceso a la formación, al desarrollo profesional y a evaluaciones justas. Una investigación de la Universidad de Brunel en Londres y la Universidad Jiao Tong de Shanghái destaca cómo la tecnología refuerza estas barreras, ya que muchas herramientas de trabajo, sistemas de inteligencia artificial y plataformas digitales están diseñados para usuarios más jóvenes y con alta fluidez digital, descuidando las necesidades sensoriales, cognitivas y de accesibilidad de los empleados mayores. A esto se le ha denominado “AI-geism” (discriminación por edad en la IA), lo cual genera exclusión y frustración, dificultando que los trabajadores mayores puedan prosperar. Mientras tanto, el retroceso en los marcos de DEI debilita las protecciones, dejando a los trabajadores envejecidos en situación de vulnerabilidad.

Las respuestas organizacionales varían ampliamente. Algunas invierten en diseños de oficinas inclusivos con la edad, adaptaciones ergonómicas, trabajo flexible y jubilación gradual. Sin embargo, muchas aún dependen de sistemas genéricos, de talla única, que no logran responder a las necesidades específicas de los empleados mayores. La co-creación con trabajadores envejecidos es poco común, lo que produce tecnologías y políticas que excluyen en lugar de empoderar. Aunque los puestos de trabajo amigables con la edad se han expandido desde la década de 1990, una investigación publicada en The Journal of the Economics of Ageing (2022) muestra que los trabajadores mayores no se han beneficiado proporcionalmente. Este progreso desigual subraya la necesidad urgente de ir más allá de las etiquetas amplias y abordar las barreras específicas.

Sin medidas proactivas, las organizaciones corren el riesgo de perder valioso conocimiento institucional a medida que los empleados con experiencia se retiran anticipadamente. La exclusión relacionada con la edad profundiza las desigualdades, reduce el compromiso y daña la moral. No adaptar el diseño del lugar de trabajo y la tecnología puede conducir a una disminución de la productividad y a una mayor rotación. Estratégicamente, ignorar estos desafíos amenaza la resiliencia y competitividad a largo plazo en una economía global envejecida.

Es hora de que las organizaciones traten el envejecimiento como una dimensión central del diseño de oficinas, la cultura y la tecnología en el lugar de trabajo. Esto implica integrar la edad y la interseccionalidad en los marcos de DEI, diseñar herramientas digitales e inteligencia artificial inclusivas que respalden carreras más largas y significativas, y crear políticas flexibles que acomoden trayectorias laborales y de retiro diversas.