Caso de éxito de diseño de oficinas de Geometry Global

Tecnología para el bienestar

Hoy, el paradigma del bienestar relacionado con la tecnología está cambiando impulsado por dos grandes motores: el enorme crecimiento del consumo de los dispositivos personales que permiten la medición de datos biométricos en tiempo real y los rápidos avances de la Inteligencia Artificial. Esto ha permitido el desarrollo de nuevas soluciones orientadas a adaptar el espacio de forma autónoma, regular los sistemas de control ambiental y comunicarse con los usuarios para lograr más confort y entornos más saludables.

Con el avance de una tecnología cada vez más ubicua, los sensores que recogen datos, generan información y notifican sobre el estado de los sistemas sobre los que están aplicados se han multiplicado. Gracias a que permiten tender un puente entre los mundos físico y virtual activando respuestas frente a cambios ambientales, su uso se ha extendido a una innumerable cantidad de  tecnologías y sectores: desde monitorear los desplazamientos de las personas y controlar la iluminación o la presencia de humo en el ambiente hasta detectar las bioseñales que revelan el estado físico y emocional de las personas, realizar el seguimiento de su postura corporal, el movimiento de los ojos, la expresión e, incluso, la temperatura facial.

Empresas tales como Google ya recopilan datos cuantitativos y cualitativos sobre la experiencia de los empleados para ayudar a medir el impacto que produce el espacio de trabajo sobre el personal a través de “beacons”, chips y sensores. También se están comenzando a utilizar algoritmos de análisis que bucean en los datos emergentes de las plataformas de colaboración, los correos electrónicos, la mensajería instantánea, etc., en busca de palabras clave (incluso emoticones) para precisar cómo perciben las personas su entorno de trabajo y así poder hacer modificaciones en tiempo real.

Esta tecnología al servicio del bienestar de los empleados ya está comenzando a hacerse realidad en una cantidad de iniciativas. Hoy existen sistemas que utilizan IA para controlar la calidad del aire, la luz y el agua, y que ayudan a mejorar el bienestar y la salud cognitiva. El próximo paso en la tecnología del bienestar será integrar estos sistemas en el entramado de los lugares de trabajo hasta hacerlos invisibles.

Pero a medida que crezca la innovación en tecnología del bienestar gracias a las grandes plataformas de datos, el análisis predictivo será una realidad posible. Se ha abierto una gran oportunidad para recolectar una enorme cantidad de información sobre el comportamiento de las personas que puede ayudar a las organizaciones a calibrar en qué medida se puede mejorar el bienestar y el desempeño en el lugar de trabajo.

REGULANDO EL ENTORNO

La tecnología no solo ha cambiado cómo, cuándo y dónde trabajamos. Hoy, la Inteligencia Artificial nos ayuda a crear lugares de trabajo donde las personas se pueden desempeñar de manera más eficiente y cómoda gracias a una red de sensores que miden variables ambientales tales como la temperatura, la iluminación, la humedad y la concentración de C02, y almacenan los datos en una plataforma en La Nube. Luego, un software de autoaprendizaje analiza todos estos datos para satisfacer las necesidades de los ocupantes en tiempo real. La iluminación y la temperatura, por ejemplo, se pueden ajustar de forma automática de acuerdo con la hora del día y el grado de ocupación. Utilizando el análisis predictivo, el sistema podría anticipar las necesidades de los usuarios relacionadas con la temperatura, la ventilación, la iluminación, etc., a fin de proporcionarles una experiencia más personalizada y eficiente.

Si bien es verdad que estos sistemas se vienen utilizando desde hace tiempo, lo cierto es que la reducción del costo de estas tecnologías de gestión integrada de edificios basadas en La Nube hará que  estos desarrollos sean más asequibles en el futuro.

Muchos de los productos y desarrollos que están apareciendo y otros que veremos en los próximos años se enfocarán en cómo mejorar el bienestar integrando la tecnología dentro de los lugares de trabajo.

 

KETRA
La empresa KETRA, con base en Austin, Texas, desarrolló un microchip que regula el flujo de electricidad de las fuentes LED mejorando su rendimiento y dándole el mismo rango dinámico que la luz natural.

Ketra diseñó un módulo en el que la mayor parte de los LED producen luz mientras que otros la reciben y envían la información que han recopilado al chip del controlador. Si hay algún cambio, el chip ajusta la frecuencia de la corriente eléctrica que alimenta a los emisores LED. El efecto de este circuito cerrado de realimentación es que el chip puede corregir el módulo LED y mantener un nivel de luz y una temperatura de color consistentes. También puede atenuar la temperatura del color, desde los 10.000K hasta los 1.400K, lo que permite producir una luz cálida y sin parpadeos.

Con un poco de programación, el sistema puede realizar un “espectáculo circadiano” que imita las cualidades dinámicas de la luz natural a lo largo del día. KETRA también equipó el chip del controlador con capacidades de radiofrecuencia, lo que le permite hablar con otros módulos y controlarlo de forma inalámbrica.

https://www.ketra.com/

 

NAAVA
La finlandesa NAAVA es líder en purificación biológica del aire interior a través de sus muros verdes inteligentes. Los módulos, que funcionan como un purificador de aire natural, utilizan plantas a través de las cuales circula el aire. Cuentan con una variedad de sensores y un sistema de IA que permite limpiar el aire de químicos, moho y partículas con una eficiencia sin paralelos al mismo tiempo que ajusta la humedad para que sea óptima.

Estos muros verdes están inspirados en investigaciones de la NASA sobre la capacidad de ciertas plantas para purificar el aire en espacios cerrados. Aunque las plantas son el elemento más llamativo, el sistema cuenta con una gran tecnología de purificación. Cada módulo cuenta con un sistema de circulación de aire, un sistema de riego y un sistema de iluminación guiados por un componente de IA que realiza el control en tiempo real en función de los datos transmitidos por los sensores. Esto asegura que la pared verde inteligente tenga una eficiencia óptima.

Estudios realizados en la Eastern University of Finland han demostrado que la tecnología de NAAVA es 100 veces más eficiente que un muro verde convencional.

https://www.naava.io/

DISPOSITIVOS PERSONALES

Los seres humanos producimos bioseñales que pueden ser capturadas y utilizadas por biosensores para revelar una serie de características personales en tiempo real tales como el estado físico, emocional y cognitivo. Estos productos incluyen relojes inteligentes, sensores de pulsera, indumentaria, etc., que permiten rastrear continuamente variables tales como la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, la transpiración, la actividad cerebral, el nivel de glucosa en la sangre, los niveles de oxígeno, etc. Son los ubicuos wearables, sector que ha crecido enormemente en los últimos tiempos, especialmente a partir de la llegada del Apple Watch al mercado de consumo en 2015.

Entre sus muchas aplicaciones posibles, los wearables también pueden ayudar a mejorar las condiciones de trabajo; unas de las aplicaciones más extendidas en la oficina son aquellas asociadas a programas de bienestar para los empleados. La idea se basa en distribuir dispositivos que estimulen la actividad física a fin de mejorar y mantener la salud y el bienestar entre el plantel.

Pero si ampliamos su rango de utilización, la integración de los datos biométricos con la información proveniente de los sensores del edificio puede ayudar a ampliar los límites de este tipo de dispositivo para crear un espacio de trabajo más confortable, adaptado de acuerdo con las necesidades individuales de bienestar y confort.

Conociendo los datos biométricos individuales, un sistema inteligente podría establecer un perfil para cada usuario y medir los cambios físicos para correlacionarlos con distintos estados: estrés, concentración, etc. Usados en combinación con la información proveniente del espacio físico (ocupación, temperatura, iluminación, etc.), estos datos servirían para acomodar las condiciones ambientales de acuerdo con la actividad del usuario.

No obstante, como toda tecnología emergente, presenta algunas zonas grises que merecen ser tenidas en cuenta, entre las cuales la intrusión en la esfera personal y la preservación de la privacidad de los datos de los usuarios parecen ser las más sensibles.

ALENTANDO EL BIENESTAR

Para mejorar los hábitos en la oficina y alentar el bienestar personal, a veces es necesario cambiar algunos comportamientos y la tecnología también puede ser una aliada en este terreno a través de distintas intervenciones:

La tecnología informática persuasiva. Se trata de un sistema informático, dispositivo o aplicación  diseñado para cambiar la actitud o el comportamiento de las personas de una manera predeterminada. Mensajes de motivación o sugerencias “just-in-time” entregados a través de una amplia variedad de dispositivos tales como la computadora, una tablet o el smartphone pueden producir un impacto duradero, tal vez porque los cambios pueden ser llevados a cabo lentamente y de manera sostenible en la práctica diaria.

Estas notificaciones pueden apoyar actividades para mejorar el rendimiento y el bienestar de las personas basadas en sus datos biométricos entregando alertas para hacer pausas, hidratarse, caminar, hacer meditación, yoga o ejercicios de respiración. Si el sistema cuenta con un biosensor que entrega datos sobre el estado de atención de la persona junto con la agenda personal e información de GPS, por ejemplo, las notificaciones se adaptan en función del horario, enviando sugerencias relevantes en el momento más propicio.

Recompensas con reconocimiento social. Se pueden implementar a fin de orientar un comportamiento o una actitud previamente establecidos. Pueden incluir una plataforma de datos unificada basada en datos biométricos personales para el seguimiento de determinadas variables y que incluya las redes sociales.

Por ejemplo, una herramienta simple puede medir la actividad física diaria de los colaboradores a través de un podómetro (dispositivo electrónico que cuenta cada paso que una persona realiza al detectar el movimiento) y ofrecer una recompensa por el logro de una meta personal. Si varias personas están conectadas a la red de la aplicación, el incentivo social puede convertirse en una herramienta capaz de amplificar eficazmente la motivación y el cambio de comportamiento, proporcionando un motivo más para alcanzar las metas propuestas en base al deseo humano de competir y ser mejores.

Pero, ¿puede la tecnología cambiar el comportamiento? En general, para que un cambio de comportamiento sea efectivo es necesario hacer las intervenciones correctas en el momento adecuado. En el caso de las herramientas basadas en las comunicaciones y los incentivos, el resultado está muy influenciado por factores asociados con el entorno o con situaciones del momento. Pero hay otras opciones.

La “teoría del empujón” (Nudge, en inglés) enunciada por Richard Thaler, propone pequeñas intervenciones cuyas áreas de aplicación son múltiples, partiendo de la relevancia que tienen los límites de la racionalidad, los sesgos cognitivos y las normas sociales en la toma de decisiones de las personas. De esta forma se busca modificar el comportamiento de una manera predecible sin eliminar ninguna alternativa, simplemente cambiando la forma de presentar las posibles opciones al momento de tomar una decisión.  El objetivo es facilitar información útil para generar autoconciencia en pos del bienestar individual y grupal.

En el campo de la promoción de la salud y el bienestar en el lugar de trabajo, las aplicaciones basadas en Nudge pueden, por ejemplo, ayudar a los usuarios a elegir opciones de alimentos más saludables en comedores o máquinas expendedoras, alentar la actividad física, etc.

 

HUMU
La start-up HUMU, creada por tres ex empleados de Google, es la primera compañía que busca cambiar el comportamiento de las personas a través de un “motor de Nudge” basado en IA y Machine Learning. De esta forma, HUMU aprende y, con el tiempo, adapta el contenido y las técnicas de los mensajes que entrega a los empleados para mejorar su desempeño y bienestar de acuerdo con la respuesta. Los mensajes son simples y fáciles de entender, y están diseñados para agregar valor de una manera específica.

Utilizando Inteligencia Artificial, busca identificar a través de encuestas a los empleados cuáles son los cambios de comportamiento que probablemente tengan mayor impacto en la felicidad de la fuerza laboral. Luego utiliza correos electrónicos y mensajes de texto para “empujar” a los empleados individuales hacia pequeñas acciones que promuevan el objetivo más amplio.

Google ha utilizado este enfoque para animar a los empleados a ahorrar más, a desperdiciar menos alimentos en la cafetería y a optar por snaks más saludables.

https://humu.com/

 

TECNOESTRÉS, EL LADO B

El uso intensivo de la tecnología que ha hecho posible la flexibilización laboral y que permite mejorar el bienestar de las personas también tiene su lado B. Los cambios en las características del propio trabajo, la transformación de las relaciones interpersonales, la hiperinformación, el desvanecimiento del límite entre la vida personal y laboral invadiendo los momentos de descanso, son algunas de las causas que ocasionan un aumento de la sobrecarga y el estrés. Hoy, este estrés se ha convertido en un fenómeno mucho más extendido que está empezando a recibir cada vez mayor atención y que ya tiene nombre propio: tecnoestrés.

Las mismas tecnologías que nos ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad en el trabajo han llegado con un costo: la presión de estar constantemente disponibles, conectados y sobreinformados. Esto aumenta el riesgo de sufrir estrés laboral relacionado con los efectos psicosociales negativos del uso de las TIC.

Un reciente estudio publicado en Suecia consigna que el suministro de tecnología inalámbrica por parte de la organización puede aumentar la presión del trabajador sobre la disponibilidad. Los empleados pueden sentirse obligados a utilizar los dispositivos (independientemente de si la presión es real o no) lo cual alienta la presencia online fuera de las horas de trabajo.

Este problema ha llegado a ser tan importante que, en países como Francia, se reglamentó el uso de las herramientas digitales fuera del horario de trabajo y durante los fines de semana, responsabilizando a ambas partes (empleado y empleador) de su cumplimiento efectivo. Es uno de los primeros reconocimientos oficiales del tecnoestrés como un riesgo laboral.

La implementación de medidas preventivas podría ayudar a reducir el riesgo de tecnoestrés entre los trabajadores al mismo tiempo que aprovechan los beneficios que se derivan de su uso.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #89

 

 

Nuevas Formas de Trabajo

Por Louis Lhoest, Managing Partner Veldhoen + Company International

En la era industrial, trabajar significaba ir adonde estaba la infraestructura –el obrero iba hasta la fábrica– y luego este sistema se trasladó al trabajo de oficina. En un principio tenía sentido ya que allí estaba todo lo necesario para trabajar: la información, el equipo  y la conectividad a las redes. Pero en el mundo actual, la revolución digital y la migración a La Nube han transformado la oficina corporativa: hoy es posible trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar. El viejo enfoque de la era analógica  –reunirse en un edificio de oficinas sentados junto a otros colegas para llevar a cabo una tarea– ha quedado obsoleto. Las Nuevas Formas de Trabajo liberan a las personas de los hábitos restrictivos ayudándolas a desplegar todo su potencial al mismo tiempo que permiten a las organizaciones ser más eficientes y sustentables. (más…)

Cara y ceca de la gamificación

Con el desarrollo de la tecnología y la llegada de las nuevas generaciones al mundo del trabajo muchas cosas cambiaron en las empresas. De pronto, la vieja oficina atestada de cubículos monótonos y uniformes dio paso a un espacio abierto, informal y distendido, colmado de bares, salas de juegos, grandes sofás y colores vibrantes.  Sin embargo –tal como sucedió con el open office y otras tantas tendencias–, la fórmula del juego y la diversión, hoy devenida en norma, no es infalible ni aplicable en todos los casos. Para que esta estrategia funcione, las empresas no solo deben crear espacios de trabajo que respalden su cultura y sus procesos. También hay que tener en cuenta que, cuando la diversión se convierte en obligación, la respuesta puede ser tan variada como la diversidad humana: desde la aceptación y el entusiasmo hasta la indiferencia y la incomodidad. (más…)

Internet de las cosas

El crecimiento explosivo de la conectividad con la que actualmente cuentan todos nuestros dispositivos nos está llevando a una nueva era de comunicación ubicua que está cambiando la forma en la que vivimos y trabajamos. Dentro de poco, cada una de las cosas con las que interactuemos -miles de millones de objetos de diversa índole, desde la indumentaria, los electrodomésticos, la infraestructura urbana y el equipamiento médico hasta los sensores de temperatura de la oficina y el teléfono celular-, todo estará enviando y recibiendo datos dentro de una inmensa red, “Internet de las cosas”, los cuales se procesarán en La Nube para generar mejores capacidades, comportamientos y experiencias. Los edificios y los entornos de trabajo no estarán ajenos a esta nueva realidad.

En 1999, Kevin Ashton -pionero británico de la tecnología que creó un sistema estándar para las etiquetas RFID y otros sensores- acuñó la frase “Internet de las cosas” (IoT por su nombre en inglés Internet of Things), un sistema donde Internet está conectada con el mundo físico a través de sensores ubicuos. Estos sensores pueden ser cualquier dispositivo que recoja datos e informe a un centro de recolección tal como una base de datos o un servidor. Pero este revolucionario concepto no apunta solo a la recolección de datos sino -lo más importante- al análisis y uso de esos datos.

Actualmente, habiendo 7.200 millones de personas en el planeta, hay más de 12.000 millones de dispositivos conectados a Internet -entre procesos, personas, datos y cosas- y la cantidad sigue aumentando sin tregua. Se estima que para el año 2020 esta cifra se cuadriplicará impulsada por las nuevas tecnologías mientras que el crecimiento poblacional nos dejará en 7.600 millones de habitantes.

En la actualidad, IoT se compone de un conjunto heterogéneo de redes especializadas. Estas redes proliferan a medida que el mundo se llena de sensores y otros objetos inteligentes para dar soporte a una amplia variedad de aplicaciones.

Sin embargo, cabe aclarar que no existe una tecnología aislada identificable que respalde los diferentes escenarios que se agrupan bajo este término. En el caso de los edificios, por ejemplo, encontramos distintos sistemas de dispositivos de control para la calefacción, la ventilación y el aire acondicionado, la telefonía, la seguridad o la iluminación. Pero con la evolución de IoT, estas redes se integrarán junto con muchas otras sumando características de seguridad avanzadas, análisis y gestión de datos para ayudarnos a mejorar lo que hacemos.

Tecnologías para IoT

Internet de las cosas es una revolución tecnológica que representa el futuro de la informática y las comunicaciones y su desarrollo depende de la innovación técnica en una cantidad de áreas importantes, desde los sensores inalámbricos hasta la nanotecnología.

En primer lugar, es esencial contar con un sistema de identificación de objetos y dispositivos que sea simple, discreto y rentable a fin de conectarlos a las grandes bases de datos y a Internet. De esta manera se puede recoger y procesar la información acerca de las cosas. La identificación por radiofrecuencia (RFID) es la tecnología que ofrece esta funcionalidad.

En segundo lugar, el uso de sensores permitirá la recopilación de datos relativos a los cambios de estado físico de las cosas. Así, la inteligencia integrada en las mismos objetos podrá mejorar la capacidad de la red.

Por último, los avances en miniaturización y nanotecnología permitirán dispositivos cada vez más pequeños, con capacidad para interactuar y conectarse.

La IoT se basará en la funcionalidad que ofrecen todas estas tecnologías para hacer realidad la visión de un entorno de red totalmente interactivo y sensible al medio ambiente que la rodea.

Las etiquetas RFID

Las etiquetas RFID son microchips que utilizan ondas de radio para identificar a los elementos en los que se encuentren insertas.  Emiten una simple señal para registrarse y pueden colocarse en cualquier objeto para identificarlo. El escáner que detecta la señal no tiene que estar en contacto físico con la etiqueta, ni es necesario que ambos se encuentren en el campo de visión del otro. Las etiquetas RFID ofrecen mucho más que la posibilidad de rastrear objetos en tiempo real; pueden brindar información relevante acerca de su ubicación y de su estado.

Los sensores

La capacidad de detectar cambios en el estado físico de las cosas es esencial para registrar modificaciones en el medio ambiente. Los sensores recogen datos de su entorno, generan información y notifican sobre el mismo. Tienen un papel fundamental en la reducción de la brecha entre los mundos físico y virtual, y en la posibilidad de que las cosas respondan a los cambios del entorno físico.

Ubicuidad

Actualmente, las etiquetas RFID se utilizan en todas partes aunque no lo notemos.

Ya en la década del 90, Mark Weiser, el ideólogo de la computación ubicua, afirmaba: “Las tecnologías más profundas son las que desaparecen. Se entretejen en la trama de la vida cotidiana hasta hacerse indistinguibles de ella. Consideremos la escritura, tal vez la primera tecnología de la información. Su capacidad para capturar la lengua oral mediante una representación simbólica y para almacenar esa información a largo plazo ha ampliado los límites de la memoria individual. Hoy en día, esta tecnología es omnipresente en los países industrializados. No solo los libros, las revistas y los periódicos transmiten información por escrito sino también las señales de tránsito, los carteles, los letreros e incluso los graffiti. La presencia constante y cotidiana de estos productos de la “tecnología de la alfabetización” no requieren una atención activa; la información que transmiten está lista para ser usada de un solo vistazo. Es difícil imaginar la vida moderna de otro modo.”

Weiser afirma que esta desaparición es una consecuencia fundamental no tanto de la tecnología como de la psicología humana. Una vez que las personas aprenden algo lo suficientemente bien, dejan de ser conscientes de ello para poder enfocar sus objetivos más allá. Los chips en los interruptores de luz, termostatos, equipos de música y hornos ayudarán a impulsar el mundo. Estas máquinas estarán cada vez más interconectadas en una red ubicua, sostenía.

Aplicaciones

Según la visión de la International Telecommunication Union (ITU), la agencia de las Naciones Unidas dedicada a las tecnologías de la información y la comunicación, Internet, tal como la conocemos, se está transformando radicalmente. En poco tiempo pasó de ser una red  académica utilizada solo por unos pocos elegidos para convertirse en un mercado masivo orientado al consumidor. El próximo paso la convertirá en una red totalmente penetrante, interactiva e inteligente. En este escenario, las comunicaciones en tiempo real no solo serán posibles para las personas sino también para las cosas, en cualquier momento y desde cualquier lugar.

El arribo de IoT dará lugar a una gran cantidad de aplicaciones y servicios innovadores que mejorarán la calidad de vida al mismo tiempo que proporcionarán nuevas oportunidades para las empresas. IoT tendrá un gran impacto en muchas de las actividades de la vida cotidiana, influenciará nuestro comportamiento e, incluso nuestros valores.

Actualmente ya existe una amplia variedad de usos para las etiquetas RFID que abarcan múltiples tecnologías y sectores. La llave del automóvil dispone de una, las tarjetas de acceso también la llevan  incorporada, los hospitales las utilizan para monitorear los movimientos de las personas y de los activos médicos. Los detectores de humo y los de movimiento son hoy algo cotidiano en las aplicaciones de seguridad y vigilancia, mientras que otros dispositivos cobran en las cabinas de peaje o autentican la identidad de las personas en los pasos fronterizos.

Sin embargo, recientes estudios han identificado diversos ámbitos para que las empresas generen valor con la próxima evolución de Internet. En el ámbito de la gestión implicará una mejora en la utilización de los activos, desde el uso de los equipos informáticos -incluyendo sus piezas- hasta la disponibilidad de una sala de reuniones o de un puesto de trabajo. Al ser capaces de proporcionar información actualizada de su estado en tiempo real, la utilización de estos activos se podrá optimizar mediante los parámetros adecuados de tal forma que coincida con las necesidades de la empresa en ese momento. Los activos pueden ser simples y reportar datos muy limitados (“ocupado” o “vacante”, por ejemplo) o muy complejos.

En el ámbito operativo, IoT se podrá utilizar para controlar el entorno, desde una válvula hasta los datos de miles de sensores que puedan combinar información sobre temperatura, humedad, concentración de gases, etc., en cada momento, para gestionar un sistema de climatización que mantenga las condiciones ambientales.

De esta manera, los sistemas “inteligentes” de un edificio podrán ser programados para satisfacer las necesidades de los ocupantes en tiempo real. La iluminación y la temperatura, por ejemplo, se pueden ajustar de forma automática de acuerdo con la hora del día y el grado de ocupación. Estos sistemas automatizados generarán grandes cantidades de información que se podrá transmitir a un centro de datos en La Nube para su análisis posterior.

Utilizando el análisis predictivo, los FM podrán anticipar las necesidades de los usuarios relacionadas con la temperatura, la ventilación, la iluminación, la seguridad, etc., a fin de proporcionarles una experiencia más personalizada y eficiente.

Si bien es verdad que estos sistemas se vienen utilizando desde hace tiempo, lo cierto es que la reducción del costo de estas tecnologías de gestión integrada de edificios basadas en La Nube, hará que estos sistemas sean más asequibles en el futuro.

En lo que se refiere a los equipos informáticos y de uso común en la oficina, estos también serán “inteligentes”: se comunicarán con la red de energía  para aprovechar los precios más bajos durante las horas de poca actividad y enviarán una alerta al servicio técnico cuando tengan un desperfecto o cuando detecten un evento inesperado.

Las dificultades para el desarrollo de IoT

Según un informe de la empresa Cisco, varios obstáculos podrían frenar el progreso de IoT: la implementación del protocolo IPv6, la provisión de energía de los sensores y la definición de las normas.

Implementación de IPv6. En febrero de 2010 se agotaron las direcciones IPv4 del mundo. Si bien el público general no ha notado un impacto real, esta situación podría lentificar el progreso de IoT, ya que los posibles miles de millones de sensores necesitarían direcciones IP exclusivas.

Los sensores. Para que IoT pueda desplegar todo su potencial los sensores deben ser energéticamente autosuficientes. Por tanto, es necesario encontrar una forma de generar electricidad aprovechando el medio ambiente, por ejemplo, mediante el uso de la vibración, la luz y las corrientes de aire. Algunos avances han dado como resultado un chip flexible capaz de generar electricidad a partir de movimientos del cuerpo tales como la presión de un dedo.

Normas. Si bien se han realizado grandes progresos en cuanto a las normas se necesita aún más, especialmente en las áreas de seguridad, privacidad, arquitectura y comunicaciones.

Internet de las cosas representa la próxima evolución de Internet. Dado que los seres humanos avanzan y evolucionan mediante la conversión de datos en información, conocimiento y sabiduría, IoT posee todo el potencial para cambiar el mundo tal como lo conocemos, para mejor. La rapidez con la que llegaremos a ese punto depende de nosotros.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #67

Salvando distancias

En el actual mundo globalizado, hiperconectado y sobre informado, el trabajo a distancia se está convirtiendo en norma para muchas empresas. Para los actuales equipos de trabajo dispersos geográficamente, resulta indispensable contar con las herramientas tecnológicas necesarias para salvar la distancia física y estar conectados. Afortunadamente, hoy existen numerosas aplicaciones -muchas de ellas gratuitas- que ayudan a las empresas a cumplir con sus objetivos.

La globalización ha acelerado los procesos productivos deviniendo en un mercado tan competitivo que aquellas empresas que no se diferencien tendrá sus días contados. En este mercado tan voraz y dinámico, donde las tecnologías actualizan las formas de trabajo constantemente, nos vemos “sobreinformados” con la llegada de distintas plataformas de comunicación que permiten estar aún más cerca de los clientes, usuarios, amigos y colaboradores.

Estamos frente a un nuevo paradigma de comunicación al cual la generación de nuestros padres y/o abuelos quizás nunca se acostumbre. Pero este nuevo paradigma es el que permite conectar puntos, acortar distancias, transmitir información y generar vínculos con personas sin importar su localización geográfica. Simplemente hay que adaptarse.

Para abordar el tema del trabajo a distancia es necesario hablar del trabajo por objetivos ya que la estructura de la organización debe estar preparada para fijar metas en todos sus estamentos. Y esto que parece sencillo de lograr se puede tornar complicado a la hora de cuantificar resultados, especialmente cuando no se trata de tareas productivas sino administrativas.

Para subsanar este inconveniente es necesario pensar en estructuras basadas en procesos y descubrir cómo cada pequeña tarea termina impactando en el resultado final.  Pero, al mismo tiempo, habrá que reforzar la comunicación ya que muchas personas no saben cuál es su objetivo dentro de la organización ni para qué realizan su tarea y, mucho menos, cuál es el efecto de un mal desempeño.

Abriendo el paraguas

Una vez que los objetivos están bien definidos se puede armar una estructura de trabajo con resultados medibles y alcanzables. Sin importar dónde se encuentren los empleados  ni qué horarios cumplan, es necesario configurar una plataforma de comunicación de fácil acceso para todos, sin olvidar cualquier contingencia que pueda surgir con el uso de la tecnología, eventualidad para la cual debemos estar preparados.

No es aconsejable depender en un 100% del uso de Internet para cuestiones críticas. Es necesario contar con un listado de acciones preventivas para subsanar posibles conflictos derivados de fallas tecnológicas. Por ejemplo, para hacer asistencia al cliente el contacto no debería hacerse exclusivamente por Internet. Siempre hay que tener recursos alternativos para ocasiones especiales y analizar los costos y beneficios.

Hablemos de tecnología

En el transcurso de los últimos años el trabajo a distancia se fue volviendo cada vez más frecuente, hasta el punto en que, hoy, muchas empresas utilizan esta modalidad de forma casi exclusiva. Afortunadamente, esta popularización disparó centenares de programas que se pueden utilizar para optimizar el trabajo en equipo, independientemente de la ubicación geográfica de los colaboradores.

La herramienta más sencilla y al alcance de todos es el correo electrónico. El manejo del e-mail es básico para cualquier empleado a distancia.

Pero la comunicación escrita nunca reemplazara a la oral. Actualmente se pueden hacer videoconferencias  con software gratuito tal como Skype. Muchos grupos de trabajo adoptan la modalidad on-line para indicar que están disponibles ante cualquier solicitud, ya sea del equipo como del cliente. De esa forma, algunos jefes también se sienten más cómodos ya que pueden monitorear si tienen al recurso a disposición. Alguna herramientas tales como WebConference también permiten realizar reuniones grupales de 20 o 30 personas de forma on-line.

Algunas empresas tampoco dudan en usar Facebook para estar en contacto con sus colaboradores, creando grupos con los que pueden compartir material. Otras utilizan herramientas más privadas con acceso restringido.

El microblogging aún no es tan popular porque necesita que el recurso se conecte a cierta plataforma para poder interiorizarse de todos los mensajes de la red. El microblogging más famoso es Twitter, pero hay algunos desarrollos gratuitos tales como Yammer, cuyo servicio está pensado para la comunicación interna dentro de la empresa. A diferencia de Twitter no tiene límite de caracteres y se pueden adjuntar archivos en los mensajes.

¿Y qué hacemos con todos los archivos?

Para almacenar y compartir archivos se puede recurrir a Google Drive, SkyDrive o Dropbox, entre otras tantas aplicaciones disponibles. Estas herramientas permiten tener acceso tanto a los documentos como a la información existente en la empresa, la cual podrá ser compartida de forma virtual.

Las wikis también son una excelente herramienta para compartir conocimiento dentro de la empresa. Aunque su principal función consiste en almacenar información, indirectamente fomenta la participación de los colaboradores en todos los proyectos de la organización ya que cada usuario puede añadir, editar o corregir lo publicado. Algunas plataformas permiten tener un acceso restringido, lo cual asegura que solo los empleados puedan participar. Las wikis también permiten reagrupar los calendarios de proyectos, los balances de las reuniones, archivos y documentos de trabajo, la descripción de los productos y servicios existentes, etc.

En conclusión

Las empresas que cuentan con sedes en diferentes locaciones geográfica -inclusive en distintos países- suelen preocuparse por mantener su integridad. Lo importante, en estos casos, es comprender que la identidad de la compañía se puede transmitir con acciones puntuales, comunicando claramente los objetivos y concientizando al personal sobre la importancia de su rol dentro de la organización junto con el impacto que cada una de las tareas tendrá en el proyecto final.

No importa el medio, no importa el lugar, lo importante es estar comunicados.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #68

El espacio planificado

Un espacio bien planificado organiza el ambiente de trabajo en base al confort y la funcionalidad sin perder de vista los ciclos de vida y la economía de la empresa; se alinea con la dinámica de trabajo, con  los patrones dentro de los que se mueve la actividad, y con la cultura y los valores de la compañía. Aplicar una correcta Workplace Strategy aporta un diagnóstico preciso y ayuda a la organización a cumplir con sus metas, a anticiparse a los cambios, a contar con la flexibilidad necesaria para afrontarlos y mantenerse vigente. Un espacio de trabajo bien planificado, optimizado y diseñado es una inversión a largo plazo que contribuye al éxito del negocio de la organización.

El espacio de trabajo es un factor de producción para las organizaciones, tanto como lo son los recursos humanos, la tecnología o las finanzas. Es la representación física de su identidad, su visión, su misión y sus valores.

La función principal del espacio consiste en facilitar y dar soporte y contención a los procesos de ocupación de la organización y, si está bien diseñado, podrá jugar un papel muy importante en el éxito del negocio ayudando con el cumplimiento de las metas, permitiendo anticipar los cambios y brindando la flexibilidad suficiente como para reaccionar ante los mismos y mantenerse vigentes.

En las oficinas bien planificadas, cada metro cuadrado cuenta para hacer rendir la superficie y convertir el lugar de trabajo en un ámbito confortable y productivo tanto para los empleados como para los empleadores, los clientes y los proveedores. Pero una planificación eficiente no solo apunta a mejorar los ratios de ocupación sino también a hacer más productivo el trabajo de las personas a través de un diseño conceptual que genere motivación, bienestar, identificación, satisfacción y compromiso con la empresa.

Optimizar el espacio

Previo a la etapa de diseño, el desarrollo de un estudio de Workplace Strategy ayuda a aportar sustancia y sentido al aprovechamiento de los espacios de trabajo tanto desde la perspectiva de la empresa como desde la perspectiva del usuario. Permite aportar una mirada integral y profunda sobre algunos aspectos no contemplados en los proyectos convencionales, posibilitando anticipar los riesgos y asegurar el éxito del diseño.

El proceso de Workplace Strategy es un enfoque sistemático orientado a mejorar la utilización del espacio de trabajo, que interviene sobre su configuración para hacerlo más eficiente.

Se trata de poner en práctica un conjunto de herramientas pensadas para diseñar, organizar y disponer el entorno más adecuado de acuerdo con las necesidades de cada compañía, aplicando un enfoque holístico que tenga en cuenta tanto la integración de los espacios de trabajo como los ciclos de vida y la economía de la organización. El proceso debe estar orientado a optimizar la utilización del espacio de la forma más eficiente y efectiva de acuerdo con las necesidades presentes y futuras, ayudando a transformar la oficina en un espacio confortable, productivo y eficaz, alineado con la dinámica de los procesos de la organización a fin de obtener el máximo rendimiento junto con una reducción en los costos de operación y mantenimiento .

El proceso consiste en analizar las necesidades de la organización -a corto, mediano y largo plazo- en relación con los activos físicos y debe contemplar la dinámica del trabajo, los patrones dentro de los que se mueve la actividad, la comunicación interna y la cultura de la compañía. Al mismo tiempo, tiene que ofrecer soluciones en relación con las necesidades de las personas y la tecnología.

Uso y ocupación

El primer paso consiste en realizar un diagnóstico de la situación actual. Para organizar el espacio de una manera más eficiente hay que saber cómo se ocupa hoy.  Conocer cómo y dónde trabaja la gente ayudará a componer un cuadro de situación en relación con el uso del espacio. Si muchos puestos no se utilizan o están desocupados la mayor parte del día es importante determinar dónde se está realizando el trabajo y de qué manera.

Los propios usuarios también pueden aportar opiniones valiosas sobre la eficiencia de sus puestos de trabajo para dar soporte al desempeño de las tareas. Por eso, además, será necesario reconocer las tipologías preexistentes, la comunicación espacial y laboral junto con la necesidad de integración.

Todos estos datos se recopilan y analizan para conocer no solo la forma de operar de la empresa sino también para comprender su cultura y para determinar cuáles son los objetivos y las actividades que encarnan su misión y su visión del negocio.

Una vez definido el estado de situación se arma el programa de necesidades. Se establecen los criterios de ocupación y las tipologías y se detalla la cantidad de puestos de trabajo, de oficinas cerradas, de salas comunes y de áreas de apoyo que serán necesarios.

La forma en la que se aplicarán las estrategias variará según la compañía. Estas diferencias se reflejarán en los estándares por metro cuadrado de ocupación, en los vínculos de proximidad que se determinen, en la valoración de la comunicación entre las distintas áreas, en la cantidad de espacios de colaboración y de espacios privados que se necesiten, en las exigencias de ergonomía, etc.

Modelo para armar

Tal como vienen desarrollándose las nuevas tendencias en las formas de trabajo, la ecuación “un puesto de trabajo, una persona” ya no es eficiente. Los trabajadores de hoy necesitan diferentes entornos para diferentes actividades.  Pero este enfoque siempre debe aplicarse de manera que se adapte a la amplia gama de necesidades, contextos y culturas corporativas que existen.

Sin embargo, y a pesar de la diversidad de necesidades, un componente fundamental de esta estrategia será la de diseñar para la flexibilidad y la gestión de un espacio de trabajo en constante cambio. Un entorno con una configuración basada en la actividad de la compañía, que equilibre la necesidad de privacidad y de comunicación de las personas, y que proporcione una amplia gama de opciones (de uso dedicado y compartidas) que puedan transformarse y adaptarse a distintas funciones. Por ejemplo, una oficina cerrada puede usarse como sala de reunión o espacio de trabajo individual dependiendo del usuario y de la necesidad del momento.

En los modelos tradicionales es habitual que a mayor jerarquía se asigne una mayor cantidad de espacio. Sin embargo, este criterio carece de toda lógica ya que cuanto más alto es el cargo menos tiempo permanecen las personas en su oficina dando como resultado una gran cantidad de superficie subutilizada. Es por esto que resulta más efectivo organizar a las personas de acuerdo con las tareas que desarrollan dentro de la oficina. Para ello resultará práctico realizar un análisis estadístico de las actividades que se realizan durante la jornada laboral.

Por todo lo expuesto se comprende que la oficina privada es, actualmente, una tipología en vías de extinción. La idea es limitar las barreras físicas casi exclusivamente a las salas de uso compartido tales como las salas de reuniones, de brainstroming, de capacitación etc., y a aquellas actividades en las que sea necesaria la privacidad (phone booth) o el trabajo de concentración (biblioteca).

Las nuevas tendencias también están modificando sustancialmente la relación entre los espacios dedicados al trabajo individual y aquellos destinados a actividades grupales. Las actuales plantas flexibles configuradas en open plan pueden asegurar hasta un 80% de espacio abierto, contra un 20% de superficie cerrada. Este esquema, sin embargo, debe balancear el espacio público y el privado. El programa funcional, al mismo tiempo que suma lugares comunes, debe ofrecer espacios de concentración y garantizar un nivel de ruido aceptable para asegurar el confort y evitar distracciones.

Los puestos de trabajo deben aprovechar al máximo las vistas abiertas y la luz natural, y complementarse con los espacios de reunión, tanto formales como informales, distribuidos de tal forma que se asegure una transición cómoda entre las actividades individuales y las grupales.

Los nuevos programas funcionales también contemplan la incorporación de espacios recreativos o amenities. En lugar del clásico comedor, las nuevas oficinas incorporan pequeñas cafeterías, gimnasios, salas de lactancia y hasta microcines para los empleados. Un punto más para no perder de vista que el eje de la gestión del espacio siempre deben ser las personas.

¿Cuáles son los beneficios?

Un espacio de trabajo bien planificado, optimizado y diseñado es una inversión que contribuye al éxito del negocio de una organización. Estos son algunos de los beneficios que reporta:

Flexibilidad. Dados los continuos cambios que se producen en los ambientes de trabajo actuales, la adopción de un modelo de espacio flexible permite una rápida reconfiguración.  Esta flexibilidad debe verificarse a diferentes niveles: en los componentes de los puestos de trabajo y en el equipamiento que debe poder  trasladarse según los requerimientos del momento. Una oficina bien planificada ofrece mayor permeabilidad al cambio y adaptación a los nuevos escenarios de la organización.

Mayor confort. Un mayor uso de la luz natural y de criterios ergonómicos adecuados incrementa el bienestar y la salud de los empleados junto con la seguridad y el confort, reduce el ausentismo y la rotación, y mejora la productividad.

Tecnología mejorada. Para poder aprovechar las ventajas de la flexibilidad, se utilizan tanto redes inalámbricas como zonas activas de Wi-Fi accesibles desde cualquier dispositivo móvil. De esta manera, los empleados pueden ir donde lo necesiten sin dejar de tener acceso continuo a las herramientas necesarias para realizar su trabajo. También se reducen los costos ya que se elimina el cableado bajo piso técnico, lo cual permite nuevas configuraciones o expansiones sin grandes erogaciones. La tecnología debe optimizar el espacio y permitir el máximo ahorro energético.

Mayor productividad. Un entorno de trabajo más eficiente y amigable aumenta la productividad, el compromiso y la satisfacción de la fuerza laboral.

Innovación. Los nuevos espacios promueven, motivan y facilitan la creatividad y la innovación.

Cultura. La Workplace Strategy penetra dentro de la cultura de la compañía; detecta sus necesidades y elabora estrategias eficaces para responder a ellas reforzando la identidad corporativa.

Escala humana. Los espacios que privilegian las áreas de encuentro para socializar y realizar trabajo colaborativo dentro de un ambiente cálido y ameno son más humanos.  Las zonas comunes se han convertido en el corazón del espacio corporativo ya que promueven los encuentros, las reuniones espontáneas y la creatividad.

Espacio más democrático.  Los nuevos modelos horizontalizan el uso del espacio asignando la superficie en función de las actividades que se realicen y no de acuerdo con las jerarquías.

Mayor retención. Los entornos de trabajo bien planificados junto con los beneficios que estos ofrecen, posicionan competitivamente a la empresa para atraer y retener a los mejores empleados.

Sustentabilidad. Los programas funcionales se organizan en torno a criterios de eficiencia energética y sustentabilidad. Pero, además, utilizar menos espacio (o no aumentar la superficie utilizada) es una manera sumamente efectiva de reducir la huella ambiental de una organización. Una empresa que ocupa menos espacio significa menos uso de energía, menos emisiones de carbono, menos residuos, menos energía destinada al transporte y menor polución ambiental.

Optimización de costos. Una oficina bien planificada ofrece la mejor relación costo-beneficio, contemplando el presupuesto de intervención y sus resultados a corto y mediano plazo.

Conclusión

La aplicación de una Workplace Strategty exitosa posibilitará una mejor planificación, diseño y gestión del espacio de trabajo.  Esto redundará en un uso más eficiente y eficaz de la superficie, favorecerá el desempeño de los trabajadores y sacará provecho de todo el potencial que este importante activo estratégico representa para la organización.

Los 7 factores clave del espacio de trabajo 
El layout. Debe ser funcional, eficiente y flexible. Las plantas son abiertas y cuentan con espacios fácilmente reconfigurables. Las barreras físicas se reducen al máximo y se reservan solo para las áreas de uso común y las oficinas cerradas. 
Los usos. Distintas actividades requieren diferentes ámbitos. Será necesario diseñar para que los espacios puedan adaptarse a distintas funciones dependiendo de los requerimientos del usuario y de la necesidad del momento.
La asignación de espacios. Resulta más efectivo organizar a las personas de acuerdo con las tareas que desarrollan dentro de la oficina en lugar de hacerlo en función de las jerarquías.
El flujo de trabajo. El feedback de la comunicación y del trabajo deben ser efectivos. El diseño debe apoyar el intercambio fluido entre todos los integrantes de la compañía. Se privilegian los espacios de trabajo colectivo (salas de creatividad y de reunión), y los espacios de encuentro y de distensión (breakpoints, áreas de servicio y pequeñas cafeterías). 
La tecnología.  Debe apoyar los procesos de una fuerza de trabajo móvil y en constante movimiento. El uso de tecnologías móviles reduce los costos ya que se elimina el cableado permitiendo nuevas configuraciones sin grandes erogaciones. La tecnología debe optimizar el espacio y permitir el máximo ahorro energético. 
La sustentabilidad. Los programas funcionales se organizan en torno a criterios de eficiencia energética y sustentabilidad. Pero además, usar menos espacio es una manera efectiva de reducir el impacto ambiental de una organización. 
La cultura. Todo el diseño deberá estar en sintonía y apoyar la cultura corporativa.

FUENTE: FM&WORKPLACES #68

Cómo transformar Big Data en eficiencia

Con la llegada de los Big Data al escenario tecnológico, las organizaciones han empezado a buscar una ventaja competitiva mediante el conocimiento de la valiosa información que permanece oculta entre la enorme cantidad de datos que se recolectan a cada instante. El análisis de estos datos representa una oportunidad que permitirá obtener un nuevo panorama para transformar las operaciones, mejorar la calidad de los servicios que prestan, reducir los costos operativos y aumentar la rentabilidad del negocio. En definitiva, se trata de transformar los datos en información útil para la empresa a fin de mejorar no solo los resultados sino también la eficiencia y el confort de los ocupantes.

En pocos años, los dispositivos portátiles conectados a Internet han dejado de ser un lujo de unos pocos para transformarse en una forma habitual de comunicación para miles de millones de personas en todo el mundo. La conectividad ubicua y la proliferación explosiva de nuevos dispositivos y aplicaciones hoy nos permiten realizar una amplísima gama de tareas en diversas esferas de la vida, produciendo profundos cambios en la estructura económica, social y cultural.

Este progreso tecnológico también ha impulsado el desarrollo de edificios más eficientes, entornos de trabajo flexibles que ayudan a las organizaciones a mejorar su desempeño económico y ambiental además de aumentar el confort y la seguridad de sus ocupantes. Con el correr del tiempo, las redes que alimentan e interconectan este nuevo entorno tecnológico han ido evolucionando hacia una mayor integración entre los distintos sistemas dando lugar al concepto de “edificio inteligente”, el cual incorpora métodos de gestión automatizada de las instalaciones con el objeto de hacerlo más eficiente y saludable.

Los sensores instalados en el edificio recogen datos del entorno, generan información y notifican sobre distintos eventos. Tienen un papel fundamental en la reducción de la brecha entre los mundos físico y virtual y constituyen una fuente importante de generación de datos a gran escala.

Pero, con el correr del tiempo, el mundo se ha visto inundado de multitud de objetos inteligentes cuya actividad genera una enorme cantidad de información proveniente de distintas redes. Entre los más difundidos se encuentran las etiquetas RFID, unos pequeños dispositivos de identificación que utilizan ondas de radio para identificar los elementos en los que se encuentran insertos dando la posibilidad de rastrearlos en tiempo real y brindando información relevante acerca de su ubicación y de su estado.

Actualmente, estas etiquetas se utilizan en todas partes aunque no lo notemos: logística, control de acceso, identificación de personas, tecnología inalámbrica y de localización, control de equipaje, rastreo de vehículos, control de stock, inventarios, llaves de vehículos, etc. También se pueden combinar con sensores que detectan humo, temperatura, humedad, movimiento y hasta radiación.

Nuestro mundo está hoy colmado de datos. Según un estudio de 2014 realizado por la empresa Deloitte, actualmente hay 9.600 millones de dispositivos conectados a Internet, 1,3 millones de conexiones de banda ancha móvil  y 1,2 zettabytes (1021 bytes) de tráfico global anual. Cada dos días, el uso de estos dispositivos crea aproximadamente 5 exabytes (1018 bytes) de datos, un número equivalente a todos los datos creados por el hombre desde los albores de la civilización hasta 2003. El resultado es lo que hoy se conoce como la “Revolución de los Datos” o la “era de los Big Data“.

¿Qué es Big Data?

Big Data es el término que describe la tendencia hacia un nuevo enfoque de procesamiento y toma de decisiones en la que el volumen, la velocidad y la variedad de los datos involucrados superan la capacidad de cálculo o de almacenamiento tradicional de una organización para poder hacer uso de ellos. Estos datos, cuando son procesados adecuadamente, pueden ser uno de los activos más valiosos de una organización, de los que se puede obtener una importante ventaja competitiva.

Para valorar el volumen que pueden alcanzar los Big Data basta mencionar que las etiquetas RFID pueden generar de 100 a 1.000 veces más datos que los códigos de barras convencionales. Facebook maneja diariamente la carga de más de 250 millones de fotos y 800 millones de interacciones de usuarios activos con más de 900 millones de objetos (páginas, grupos, etc.). Más de 5 mil millones de personas en todo el mundo realizan llamadas telefónicas, envían mensajes de texto por SMS y por Twitter y navegan por Internet en sus teléfonos móviles. Las organizaciones están inundadas de datos que alcanzan el orden de los terabytes (1012 bytes) y petabytes(1015 bytes).

Esta enorme cantidad de información proviene de una variedad de fuentes inimaginables: desde los sistemas operacionales y transaccionales de la empresa que aportan referencias sobre los clientes, los proveedores, las operaciones, etc., y los sistemas de gestión de las instalaciones que aportan datos sobre consumo energético, ocupación, etc., hasta las conexiones entrantes y salientes de los medios de comunicación móviles, las redes sociales y la Web.

A todo esto se suma el imperativo de velocidad en el procesamiento de los datos -casi en tiempo real- para satisfacer la necesidad de responder a las demandas con suficiente rapidez.

Analizando la información

Frente a este escenario, las organizaciones necesitan soluciones de análisis para extraer algún significado útil de los grandes volúmenes de datos que generan y también utilizarlos para tomar decisiones más inteligentes que resulten en un mejor servicio para los clientes, una mayor eficiencia en sus procesos y más confort para los trabajadores.

El análisis de Big Data permite hacer conexiones, identificar patrones, predecir comportamientos y personalizar las interacciones.

Según los diferentes tipos de análisis que se apliquen se obtendrán distintas perspectivas. De acuerdo con un informe de la empresa IBM, las soluciones de análisis se pueden caracterizar, a grandes rasgos, de la siguiente forma:

  • Análisis descriptivo: aplicando la minería de datos responde a la pregunta “¿qué ha pasado?”. Para ello, utiliza indicadores de rendimiento y análisis descriptivos para descubrir datos tales como la frecuencia de determinados eventos, el costo de las operaciones y la causa de ciertas fallas. Este tipo de análisis proporciona una visión global y contextual sobre lo que ha sucedido junto con el estado actual.

También permite automatizar respuestas tales como emitir alertas cuando se descubren patrones que indican problemas potenciales.

  • Análisis predictivo: utiliza modelos estadísticos y predictivos para responder a la pregunta “¿qué podría pasar?”. Proporciona una visión que va más allá de los datos históricos como base para la toma de decisiones, anticipando probables escenarios que permitan planificar a futuro.
  • Análisis prescriptivo: utiliza la simulación para responder la pregunta “¿qué debemos hacer?”. Explora un conjunto de posibles acciones y medidas basadas en los análisis descriptivo y predictivo de los datos proporcionando una guía para la solución de determinadas necesidades o la resolución de ciertos problemas.

Aplicaciones

Casi todos los ámbitos de la economía ya han sido afectados por los Big Data.  El sector comercial analiza las compras pasadas para predecir las tendencias futuras, las empresas evalúan la opinión de los consumidores en base a su participación en las redes sociales y, en los entornos laborales, los datos relacionados con la ocupación del espacio brindan valiosa información sobre su utilización real ayudando a optimizar su aprovechamiento. Las empresas pueden crear valor con el análisis de Big Data.

En el ámbito de la gestión, esto implicará una mejor utilización de los activos: desde el uso de los equipos informáticos -incluyendo sus piezas- hasta la disponibilidad de una sala de reuniones o de un puesto de trabajo. Al ser capaces de proporcionar información actualizada en tiempo real, la utilización de estos activos se podrá optimizar mediante los parámetros adecuados de tal forma que coincida con las necesidades de la empresa en ese momento.

En el ámbito operativo, esta información se podrá utilizar para controlar el medio físico: desde una válvula hasta los datos de miles de sensores que pueden combinar información en tiempo real sobre temperatura, humedad, concentración de gases, etc., para gestionar un sistema de climatización que mantenga las condiciones ambientales. La iluminación y la temperatura también se podrán ajustar de forma automática de acuerdo con la hora del día y el grado de ocupación. De esta manera, los sistemas del edificio podrán ser programados para satisfacer las necesidades de los ocupantes en tiempo real.

Los sistemas automatizados generan gran cantidad de información, la cual se puede transmitir a un centro de datos en La Nube para su análisis posterior. Utilizando el análisis predictivo, los FM podrán anticipar las necesidades de los usuarios relacionadas con las condiciones ambientales, la seguridad, etc., a fin de proporcionarles una experiencia más personalizada y eficiente.

Si bien es verdad que estos sistemas se vienen utilizando desde hace tiempo, lo cierto es que la reducción del costo de estas tecnologías de gestión integrada de edificios basadas en La Nube hará que estos sistemas sean más asequibles en el futuro.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #74

Oficinas sustentables

Oficinas sustentables

La sustentabilidad no es un plus adicional, es un requerimiento básico a la hora de pensar el espacio de trabajo. Si bien muchas de las oficinas de hoy son producto de la disponibilidad de energía a bajo costo del pasado, el exceso de iluminación artificial y de aire acondicionado ya no constituye un modelo aceptable. Sin embargo, para reducir el impacto ambiental no solo hace falta considerar la localización, la envolvente, los materiales y la eficiencia energética del edificio. Es preciso tener un enfoque integral que también abarque el uso eficiente del espacio y la cultura de la organización. La verdadera sustentabilidad se encuentra en la intersección entre el entorno físico, la tecnología y las personas.

A medida que pasa el tiempo, se hace evidente que todas las actividades desarrolladas por el hombre -incluidas las que se llevan a cabo en el seno de la empresa-  producen un impacto en el medio ambiente. Esto ha llevado a que muchas compañías comiencen a analizar con más detalle todas sus acciones a fin de ser más eficientes y minimizar su huella ecológica.

El moderno edificio de oficinas, tal como hoy lo conocemos, es el producto de la alta disponibilidad de energía a bajo precio de la que, hasta hace poco, veníamos gozando. Por este motivo, la eficiencia energética se ha transformado en la protagonista central de las estrategias de sustentabilidad. Sin embargo, hay que tener presente que aspectos tales como la localización, la envolvente, los materiales, el equipamiento, etc., son elementos que se definen en la etapa de diseño y que se mantendrán a lo largo de toda la vida útil del inmueble, determinando no solo su comportamiento energético sino también su costo de operación.

Pero el panorama  es mucho más complejo; al problema de la energía se suman la escasez de agua, el agotamiento de los recursos naturales, el aumento de los residuos, etc., y no estaría completo si no incluyéramos al actor principal: el usuario. La evidencia demuestra que las organizaciones que quieran implementar políticas sustentables exitosas deberán contar con la participación activa y el compromiso de los trabajadores.

Actualmente, muchas organizaciones han comenzado a adoptar prácticas sustentables a raíz de los  beneficios que esto implica: reducción de costos, mayor eficiencia energética, atracción y retención de personal, y mejoras en la productividad, la reputación y los servicios prestados. No obstante, para lograr una oficina verdaderamente sustentable es necesario poner el acento no solo en la eficiencia energética del edificio sino también en el uso eficiente del espacio, en los nuevos estilos de trabajo mediados por la tecnología y en la cultura de la organización. La verdadera sustentabilidad se encuentra en la intersección entre el entorno físico, la tecnología y las personas.

El entorno físico

Para optimizar el desempeño ambiental de los espacios de trabajo es importante considerar la eficiencia energética del edificio, las propiedades de la envolvente (determinadas por la ubicación y la orientación, el aislamiento térmico, el asoleamiento, la materialidad, etc.) y el uso eficiente del espacio en función de las nuevas formas de trabajo móviles que están emergiendo.

En los edificios de oficinas la energía se destina principalmente al funcionamiento de los sistemas de aire acondicionado, la iluminación y los equipos eléctricos y electrónicos. Es por esto que las pautas de ahorro deben apuntar hacia esos frentes y prestar especial atención al adecuado aislamiento térmico de la envolvente. La elección de una buena orientación, la protección de las ventanas, el uso de vidrios dobles, evitar las infiltraciones a través de puertas y ventanas, y privilegiar la ventilación e iluminación naturales de los locales, también ayudará a controlar el gasto energético.

En cuanto al uso de los sistemas de aire acondicionado, será necesario adecuar las temperaturas al tipo de actividad que se realice y al uso que se haga de los distintos espacios (zonas de paso, zonas de trabajo, sala de espera, etc.), mientras que para contar con una iluminación eficiente lo fundamental es el aprovechamiento de la luz natural y la utilización de lámparas de bajo consumo (fluorescentes, LEDs). Es también importante evitar dejar encendidas las luces que no se utilizan mediante el uso de temporizadores o detectores de presencia.

Para contribuir con el uso eficiente del agua se pueden incluir griferías temporizadas o de cierre automático en los sanitarios. En los inodoros se pueden implementar sistemas de doble descarga, fluxores y sensores de presencia.

El uso eficiente del espacio

Para satisfacer las necesidades de la nueva fuerza de trabajo móvil y hacer un uso eficiente del espacio (numerosos estudios indican que el 60% de las posiciones están vacías durante la jornada laboral), la solución más sostenible es la creación de entornos de trabajo flexibles. De esta manera, las organizaciones pueden satisfacer sus necesidades de crecimiento sin tener que aumentar el espacio necesario para sus operaciones.

Usar menos espacio (o no aumentar la superficie ocupada) es una manera sumamente efectiva de reducir al mínimo el impacto ambiental de una organización. Un edificio que ocupa menos espacio significa menos uso de energía, menos emisiones de carbono, menos residuos y menos consumo de recursos naturales.

Los puestos de trabajo no asignados y los espacios multifuncionales son la clave de este nuevo tipo de organización y el espacio debe poder adaptarse para que sea posible optimizar su uso. Una oficina cerrada puede usarse como sala de reunión o espacio de trabajo individual dependiendo del usuario y de la necesidad del momento. Hay muchas oportunidades para flexibilizar el uso de los espacios y la idea es sacar el mayor provecho de cada uno.

Además, con una parte de la fuerza laboral que realiza sus tareas de manera remota, se podrían evitar los desplazamientos diarios hacia el lugar de trabajo con el consiguiente ahorro de energía en transporte y disminución de la polución ambiental. También disminuyen los tiempos muertos de traslado los cuales pueden ser recuperados con un aumento de la productividad.

Para poner en contexto la importancia de reducir los desplazamientos basta decir que mientras se estima que el 21% de las emisiones globales de CO2 es generado por el transporte, el  total de los edificios (incluyendo residenciales y comerciales) son responsables solo por el 13,5%.

Tecnología y automatización

En el entorno corporativo de hoy, desde la habitual computadora de escritorio y los nuevos dispositivos móviles hasta los servidores y los complejos data center, todos los equipos informáticos tienen cada vez mayores prestaciones y funcionan con energía eléctrica. Este consumo, además de incurrir en un gasto elevado, representa un alto impacto ambiental. Por eso, el área de IT debe estar preparada para dar una respuesta sustentable al soporte tecnológico de la organización y asegurar su eficiencia energética.

Estos nuevos modelos de trabajo mediados por el uso intensivo de la tecnología tienen varias consecuencias positivas sobre el medio ambiente. Por un lado, las personas ya no necesitan ir a la oficina, los sistemas de videoconferencia y telepresencia evitan los gastos y la pérdida de tiempo que implica el traslado físico de las personas, y la digitalización del entorno de trabajo hará que cada vez se use menos papel disminuyendo la presión sobre los recursos forestales del planeta.

Además, considerando que una empresa destina entre un 15% y un 17% de la superficie disponible para almacenar papel, esto implica una gran oportunidad para el ahorro de m2 a través de la tercerización de archivos, la digitalización de documentos y la puesta en práctica de sistemas de gestión electrónica. De esta forma se puede disminuir en un 75% el espacio destinado a archivo.

Pero la irrupción de la tecnología informática no solo llegó a la oficina para facilitar los procesos de la organización: muchas de ellas ayudan a controlar el entorno físico para proveer eficiencia y confort al lugar de trabajo. Los sistemas de automatización de los edificios inteligentes pueden controlar, operar y comunicar infinidad de dispositivos: control de ocupación, de ventilación, de programación y zonificación de los sistemas de climatización, de iluminación, etc.

Las personas

A pesar de la aceptación generalizada de que la sustentabilidad es hoy una necesidad impostergable, el progreso en esta área sigue siendo lento porque, en última instancia, la práctica de la sustentabilidad depende de la conducta individual.

Estudios de post-ocupación llevados a cabo por el Building Research Establishment del Reino Unido revelan que, a pesar de la implementación de nuevas tecnologías y modernos sistemas de automatización de edificios, aún existe una gran cantidad de quejas por parte de los usuarios sobre el confort térmico, la ventilación, el ruido y la iluminación, incluso en edificios diseñados con criterios sustentables.

La evidencia indica que, en el afán de contar con algún grado de control sobre el entorno físico, muchas veces los usuarios pueden ignorar -incluso alterar- los sistemas de bajo consumo y de ahorro de energía del edificio. El estudio menciona ventanas automáticas abierta con libros, dispositivos de movimiento tapados para anular los sistemas de iluminación automáticos y agua fría bajo los termostatos para aumentar la temperatura ambiente. Esto significa que, si los usuarios se sienten incómodos, van a tratar de tomar el control de su entorno para adaptarlo a sus necesidades.

Una parte del problema reside en que, muchas veces, el diseño del sistema no tiene en consideración al usuario. Pero, en otros casos, el problema es mucho más simple: el sistema es sencillo de utilizar, los controles son accesibles, pero nadie se ha tomado el trabajo de explicárselo a los usuarios.

La señalización también ayuda. Si en los sanitarios de un edificio se van a instalar inodoros de doble descarga, debería haber carteles que expliquen su funcionamiento. Y esto, por supuesto, vale para todos los sistemas del edificio y para todas las iniciativas que se lleven a cabo. Reforzar la formación y la información necesaria para todos los usuarios es una garantía de responsabilidad ambiental.

Será tarea de las organizaciones lograr el compromiso necesario de su gente para cumplir con sus objetivos de contribuir con el cuidado del medio ambiente. En este sentido, la comunicación efectiva de las iniciativas y las acciones sustentables que se están llevando a cabo es de suma importancia para lograr el éxito. Del mismo modo, para mantener el interés y las iniciativas vigentes, pueden ser eficaces las comunicaciones y los eventos periódicos.

Conclusiones

Cada vez existe mayor conciencia del impacto que las actividades humanas tienen sobre el medio ambiente. Las empresas se han hecho eco de esta preocupación incorporando políticas activas en cuanto a la responsabilidad que les compete. Los problemas energéticos, el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación ambiental y el aumento de los residuos pueden tener un impacto negativo sobre el modo en que funcionan las organizaciones.

Con el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, la creación de entornos de trabajo flexibles aparecerá como la solución más sostenible para que las organizaciones puedan satisfacer sus necesidades de manera más sustentable.

Además, con la adopción de prácticas tales como la utilización de “energías limpias”, el uso eficiente del agua y la energía, el aprovechamiento de la luz solar y la ventilación natural, el empleo de materiales producidos con baja emisión de carbono, el uso de maderas certificadas, la disminución en la utilización del papel, etc., se podrá minimizar el impacto del entorno construido.

Si a esto le sumamos que una parte de la fuerza laboral puede realizar sus tareas de manera remota, se podrían evitar los desplazamientos diarios hacia el lugar de trabajo con el consiguiente ahorro de energía en transporte y disminución de la polución ambiental.

Para crear una cultura empresarial comprometida con el desarrollo sostenible es necesario comprender que el potencial de la empresa depende de la capacidad de los individuos que la componen. En este sentido, además de una dirigencia responsable, resulta fundamental la capacitación de los empleados para que la empresa pueda convertirse en una organización verdaderamente sostenible.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #77

Espacios para una colaboración exitosa

Espacios para una colaboración exitosa

A pesar de los enormes avances de la tecnología (y tal vez debido a eso), el mundo se ha vuelto demasiado complejo para las soluciones individuales. La movilidad, la flexibilidad y la colaboración están en el centro del panorama laboral actual y la oficina, lejos de estar en vías de extinción, se reconvierte. Hoy, la interacción entre las personas y los encuentros casuales representan un recurso valiosísimo para las empresas ayudando a promover el conocimiento y la creatividad. Para crear espacios de colaboración exitosos es imprescindible partir de un exhaustivo análisis sobre proximidad, accesibilidad, privacidad y funcionalidad junto con una cuidadosa selección de los estímulos adecuados. Los colores, las formas, el ruido y el layout, entre otros factores, tienen una influencia muy importante sobre la conducta de las personas por lo que también habrá que ajustar el equilibrio entre estimulación y tranquilidad para apoyar los diferentes tipos de colaboración.

El trabajo consiste en una amplia gama de tareas, muchas de las cuales implican interacciones con los demás. Se trata, básicamente, de una actividad social en la que colaboramos y actuamos en equipo dentro del marco de procesos complejos. La interacción con otras personas y los encuentros casuales en el lugar de trabajo representan un recurso valiosísimo que ayuda a promover el conocimiento y la creatividad, incluso en ausencia de comunicación verbal.

Actualmente, la naturaleza del trabajo está cambiando en forma acelerada gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, a la alta disponibilidad de los dispositivos móviles y a la ubicuidad de las redes, lo que hace posible trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar. Gracias a esta creciente movilidad, el trabajo ya no depende de que las personas estén ancladas al espacio físico para desarrollar sus tareas y muchos se han apresurado a extender el certificado de defunción de la oficina.

Sin embargo, existen muchas razones por las que la oficina sigue gozando de buena salud. La necesidad de colaboración, comunicación y socialización está en nuestra naturaleza; necesitamos compartir para ser más creativos. La psicología evolucionista puede darnos algunas respuestas.

Una especie social, cooperativa y flexible

El historiador Yuval Noah Harari ha trazado una cronología de nuestros orígenes desde hace 100.000 años para comprender el fundamento de muchas de nuestras tendencias y de nuestra cultura. He aquí algunos de los aspectos que mejor nos caracterizan como especie:

  • El homo sapiens es, ante todo, un animal social. En comparación con otras especies, los humanos nacemos muy desvalidos, lo que nos hace dependientes del cuidado de los adultos durante muchos años hasta completar nuestro desarrollo. Para criar un humano hace falta una tribu y esto ha contribuido enormemente a la evolución de nuestras capacidades sociales. La cooperación social es la base para la supervivencia y la reproducción de la especie. La adquisición del lenguaje fue una de las claves para lograrlo y abrió una vía rápida para el desarrollo cultural.
  • El homo sapiens es un animal débil cuya ventaja es cooperar. A pesar de no estar particularmente bien dotados físicamente, en poco tiempo los sapiens lograron escalar desde la zona media hasta el tope de la cadena alimenticia gracias al desarrollo de técnicas de caza basadas en la cooperación entre muchos individuos y, quizás, entre diferentes bandas.
  • El homo sapiens ha desarrollado una cultura. Mientras que los patrones de comportamiento de los humanos arcaicos permanecieron inalterables durante millones de años, el homo sapiens ha desarrollado una cultura y puede transformar sus estructuras sociales, la naturaleza de sus relaciones interpersonales, sus actividades económicas y toda una serie de comportamientos en tan solo el curso de una década o dos.
  • El homo sapiens prefiere las condiciones de su ambiente natural. El homo sapiens se adecua a un principio básico de la evolución de todos los seres vivos: todas las especies prefieren el ambiente en el que sus genes fueron ensamblados y gravitan hacia él. Este proceso se denomina “selección de hábitat”.

Desde esta perspectiva evolutiva se puede ver que el hombre ha pasado increíblemente poco tiempo como trabajador del conocimiento en un entorno artificial en comparación con los millones de años pasados como cazador-recolector. Nuestros procesos psicológicos están más adaptados al ambiente natural de la sabana africana que a estar sentados en una oficina.

Las lecciones que debemos aprender a partir de estos conocimientos nos pueden ayudar a diseñar oficinas capaces de satisfacer las necesidades psicológicas básicas del homo sapiens que aún somos: ambientes estimulantes y en contacto con la naturaleza que nos ayuden a satisfacer mejor nuestra natural necesidad de socializar, colaborar y compartir.

La colaboración en la era de Internet

Las nuevas modalidades de trabajo requieren mayor colaboración y trabajo en equipo. La alta movilidad de los empleados y el avance de las tecnologías de la comunicación hacen que la oficina se esté transformado más en un lugar de encuentro e interacción personal.

Mientras que los escritorios de las oficinas tradicionales suelen estar vacíos durante gran parte de la jornada, las investigaciones muestran que se necesita cada vez más espacio para los equipos de trabajo, los proyectos o las presentaciones, y las salas de reuniones casi nunca están disponibles. Esto indica que los tipos de espacio que la gente necesita para el tipo de trabajo que se realiza actualmente también están cambiando.

Pero, al mismo tiempo, la propia naturaleza de la colaboración se transforma. Con equipos de trabajo cada vez más dispersos y una gran cantidad de tecnologías al servicio de la comunicación a distancia, hoy asistimos a un gran crecimiento de la colaboración virtual en detrimento de las reuniones cara a cara. Y, si bien es cierto que los equipos virtuales pueden ser igualmente productivos, lo cierto es que la colaboración presencial es, por lo general, más eficaz y satisfactoria.

El poder de la comunicación no verbal

Las relaciones cara a cara se diferencian de las virtuales en que en las primeras interviene el poderoso mecanismo de la comunicación no verbal, el cual incluye diferentes signos paralingüísticos (intensidad y tono de la voz, volumen, fluidez, etc.) y no verbales.

De acuerdo con las investigaciones clásicas el 55% de la comunicación es no verbal mientras que el 38% incluye el tono de voz y solo el 7% está en relación con las palabras y el contenido. De esto se infiere que la comunicación no verbal es claramente un componente clave para una interacción y una colaboración exitosas que solo se da en los encuentros cara a cara.

La comunicación no verbal es muy compleja e involucra gran cantidad de mecanismos inconscientes tales como los gestos, el lenguaje corporal, la postura, la expresión facial, el contacto visual, las feromonas, la proxémica, la cronémica y el paralenguaje.

Se añade a esto una amplia variedad de mecanismos culturales tales como la ropa, la disposición de los asientos, la presentación, etc. La mayoría de estas comunicaciones sociales específicas de la cultura son conscientes y, a menudo, son manipuladas por las personas para lograr un efecto específico. Sin embargo, en muchas situaciones sociales las señales no lingüísticas son tan importantes como los contenidos propiamente dichos. El tono de voz y el estilo prosódico se encuentran entre las más poderosas de estas señales sociales a pesar de que (y tal vez porque) las personas no son, por lo general, conscientes de ellas.

Por lo tanto, aunque la interacción virtual puede ser valiosa, no es un sustituto de la interacción cara a cara. Además, el aumento del trabajo a distancia ha demostrado la importancia de la colaboración presencial para estimular la motivación, para la formación de equipos, la tutoría y el desarrollo de un sentido de pertenencia y lealtad a la empresa.

Los beneficios de la proximidad

Las investigaciones muestran que la proximidad física aumenta la probabilidad de colaboración. Cuando la gente trabaja en el mismo lugar físico se necesita un esfuerzo relativamente pequeño para interactuar con otras personas al mismo tiempo que aumenta la frecuencia de la comunicación, de los encuentros fortuitos y de las conversaciones informales. Algunas de las mejores decisiones y percepciones provienen de las charlas de pasillo y cafetería, de conocer gente nueva, y de las reuniones improvisadas.

A fines de los 70, Thomas Allen, profesor de psicología organizacional del MIT, descubrió que la interacción entre los trabajadores disminuía exponencialmente con la distancia entre sus oficinas; un efecto conocido popularmente como “curva de Allen”. El estudio reveló que hay una fuerte correlación negativa entre la distancia física y la frecuencia de la comunicación entre los puestos de trabajo. Y a pesar de que el mismo se llevó a cabo en una época en la que las comunicaciones móviles no habían aparecido, una reciente actualización demuestra que aún hoy esto sigue vigente.

La proximidad física facilita incluso las reuniones planificadas. Al estar en el mismo entorno, eventualmente es posible recoger información sobre la disponibilidad de los otros. Uno puede aprender, por ejemplo, si alguien está ocupado, si la luz está encendida en una oficina, o si una sala de reuniones está libre.

En busca del mejor diseño para colaborar

Desde hace varias décadas, algunos estudios vienen proponiendo un cambio en el eje del diseño de los espacios de trabajo desde los puestos individuales hacia las áreas de actividad compartida que permitan la colaboración y las interacciones espontáneas y/o accidentales.

De acuerdo con una investigación realizada por Herman Miller, el 70% de las empresas que ha reformulado su espacio de trabajo ha incrementado los espacios de colaboración y el 50% ha aumentado la cantidad de las salas de conferencias.

Los espacios de colaboración e intercambio más eficaces son aquellos que reúnen a la gente y eliminan las barreras físicas al mismo tiempo que brindan la privacidad suficiente como para que las personas no teman que alguien pueda escucharlas o interrumpirlas. Pero no hay que perder de vista que cada organización y cada oficina tiene necesidades diferentes que no solo dependen de su actividad sino también de su cultura. Cada espacio de trabajo es único y su configuración debe ser lo suficientemente flexible como para apoyar la interacción y los cambios en el flujo de trabajo.

Los espacios de colaboración deben considerar cómo el diseño, el mobiliario y la tecnología pueden soportar varios modos de comunicación para lograr un espacio eficiente que esté disponible como y cuando sea necesario. He aquí algunos principios de diseño para la creación de espacios de colaboración exitosos:

  • Diseño del espacio

Para lograr un diseño que facilite la comunicación y el encuentro entre las personas se debe promover el tránsito hacia los espacios comunes y ofrecer a la gente motivos para permanecer allí. Las áreas ubicadas centralmente y que contienen recursos compartidos tales como fotocopiadoras y máquinas de café, cumplen bien con este propósito. Por el contrario, los espacios con muchas áreas cerradas, pasillos y poco espacio común desalientan la interacción.

El diseño de un espacio de colaboración también puede involucrar la necesidad de privacidad: la necesidad de controlar las condiciones del entorno y la interacción social con los demás. Esto significa proveer una variedad de áreas de trabajo que ofrezcan distintas posibilidades y un equilibrio adecuado entre lo social y lo privado.

Las  salas de reuniones cerradas, aunque proporcionan mayor protección visual y acústica, son menos flexibles y crean una barrera que desalienta los encuentros casuales. Sin embargo, estos inconvenientes pueden ser atenuados mediante el uso de particiones desmontables y mobiliario flexible.

Los espacios semicerrados, por otra parte, ofrecen una alternativa más privada que los espacios abiertos a través de separadores tales como particiones móviles o cortinas de materiales ligeros (textiles, maylar, etc.). Estas soluciones otorgan una gran flexibilidad e independencia de la infraestructura física y mayor privacidad visual. Sin embargo,  cuentan con una performance acústica más pobre que las salas cerradas.

  • Proximidad y accesibilidad

Como la frecuencia de la comunicación disminuye con la distancia, la proximidad de los espacios de interacción y colaboración con los grupos de trabajo es primordial. No menos importante es la facilidad de acceso y la visibilidad de estos espacios, los cuales deben  estar situados estratégicamente dentro de la planta y convenientemente señalizados.

  • Materialidad

Los colores estimulan diferentes áreas del sistema nervioso autónomo; a pesar de las importantes diferencias culturales, todos compartimos respuestas similares al color. El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan cuando miramos rojos intensos; en cambio, podemos sentirnos cansados o ansiosos al mirar grandes superficies de blanco brillante.

Al elegir los colores de un espacio es importante considerar las sensaciones y reacciones que esos colores producen para lograr un resultado armónico en función de la experiencia que se quiere provocar. Algo similar sucede con el ruido: el ruido excesivo (o la falta de él) puede tener un efecto tangible en la productividad y la motivación.

Como no existe una solución única para todas las tareas, es importante entender qué tipo de ambiente es el más beneficioso en las diferentes áreas de colaboración. Pero, como siempre, la clave está en proporcionar una cantidad equilibrada de espacios estimulantes (ruidosos y de colores intensos) junto con áreas más tranquilas (silenciosas y de colores desaturados) para apoyar diferentes estilos y tareas.

  • Equipamiento

Las actuales necesidades de comunicación y colaboración han obligado a que las divisiones de la oficina se hagan cada vez más flexibles. La necesidad de una rápida adaptación de los ambientes al nuevo flujo de trabajo hace que los sistemas de tabiques móviles sean una buena solución: son reconfigurables, admiten una gran variedad de terminaciones y brindan la posibilidad de integrar pizarras, tableros, estantes y puertas corredizas, entre otras cosas.

Los muebles rodantes permiten trasladarlos de acuerdo con las necesidades de colaboración que imponga la tarea. Este tipo de mueble (cajoneras, mesas y hasta puestos de trabajo completos) resulta versátil, multifuncional, de fácil desplazamiento y aplicable a distintos tipos de situaciones.

  • Tecnología

Para facilitar la colaboración virtual las organizaciones deberán contar con la infraestructura apropiada y garantizar que los recursos sean accesibles. Se debe poder acceder fácilmente a la información almacenada, reservar una sala de conferencias, una sala de reuniones, realizar videoconferencias, etc.

Para ello resulta indispensable saber cómo y cuándo se están utilizando los espacios compartidos y  contar con aplicaciones que manejen la agenda y la reserva de los espacios de reuniones, con la condición de que estas también sean accesibles desde cualquier dispositivo conectado a Internet.

Dado que no siempre será posible reunir a todos los miembros del grupo de trabajo en el mismo espacio físico, será de gran utilidad contar con salas para videoconferencia y telepresencia. De este modo se evitan los gastos y la pérdida de tiempo que implica el traslado físico de las personas.

Los espacios de colaboración requieren una tecnología básica, transparente e intuitiva para que la información puede ser aprendida y compartida fácilmente: un equipo básico audiovisual, teléfonos para teleconferencia y buena conectividad WiFi junto con información clara sobre los controles y  su modo de utilización.

Conclusiones

La alta movilidad y la posibilidad que brinda la tecnología de trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar hacen que la oficina sea cada vez más un lugar de encuentro e interacción personal; de esta manera, la actividad social se convierte en la función más importante del espacio físico. Un diseño riguroso y detallado nos permitirá contar con espacios de colaboración eficientes, dotados de una profusa tecnología, infraestructura flexible y configuraciones versátiles. Espacios de este tipo serán un factor crítico para el éxito de la organización.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #78

La llegada de las máquinas inteligentes

Las nuevas tecnologías informáticas cognitivas se están desarrollando rápidamente y, aunque todavía no están ampliamente difundidas, su llegada anuncia vientos de cambio no solo en el lugar de trabajo sino también en la naturaleza misma del trabajo. Diseñadas para adaptarse y comprender la complejidad  de la información no estructurada, pueden leer textos, ver imágenes y escuchar la voz natural, interpretar la información, organizarla y ofrecer hipótesis posibles. De esta manera, liberan a las personas de las tareas rutinarias para que puedan desarrollar todo su potencial creativo. El análisis de grandes cantidades de datos, la creación de contenidos, el reconocimiento facial, los vehículos autónomos, los asistentes virtuales, entre muchas otras aplicaciones que están emergiendo, forman parte de esta nueva tecnología. Dentro de pocos años, los asistentes personales inteligentes tales como Siri, Cortana o Google Now serán la norma en la oficina.

Desde la Revolución Industrial y hasta hace algunas décadas, la mayor parte del trabajo en fábricas y  oficinas era repetitivo y rutinario. Sin embargo, la evolución tecnológica cambió este panorama por completo: a partir de su irrupción, las máquinas comenzaron a reemplazar a las personas en muchos ámbitos de la producción de bienes y servicios.

Actualmente, una nueva generación de máquinas está aprendiendo a realizar los procesos humanos resolviendo problemas complejos y permitiendo a las personas abocarse a tareas más exigentes que requieren habilidades tales como la colaboración, la creatividad, la empatía y la construcción de relaciones.

Las tecnologías informáticas cognitivas se están desarrollando tan rápidamente que pronto el lugar de trabajo  se transformará definitivamente.

Las máquinas que aprenden

De acuerdo con un informe de IBM, la computación cognitiva abarca los sistemas que, en lugar de ser programados de forma explícita, aprenden y razonan a partir de su interacción con las personas y de su experiencia con el entorno.

No ofrecen respuestas a problemas numéricos sino hipótesis, razonamientos y recomendaciones sobre cuestiones complejas.  Para ello se basan en probabilidades a partir del análisis de grandes conjuntos de datos no estructurados tales como mensajes de correo electrónico, mensajería instantánea, redes sociales, archivos de imágenes, de música, de voz, etc. Pueden aprender de sus errores y mejoran con el entrenamiento y el uso continuados.

Muchos de los productos y servicios que utilizamos a diario, desde la publicidad personalizada de los motores de búsqueda y los traductores automáticos hasta el reconocimiento facial en las redes sociales y los teléfonos inteligentes, todos están empezando a incorporar este tipo de tecnología. También la podemos encontrar en otras áreas de la actividad económica tales como los servicios bancarios, el marketing, el retail, la seguridad, los call centers, etc. Y si bien la mayoría de las aplicaciones están diseñadas con un alcance limitado, destinado a un determinado servicio, todas utilizan las capacidades básicas de la computación cognitiva.

Pero el verdadero potencial de esta tecnología se alcanzará combinando la capacidad técnica de las máquinas junto con las cualidades humanas únicas tales como el sentido común y los valores éticos.

El informe de IBM también puntualiza algunas de las cualidades fundamentales de los sistemas cognitivos:

+ Pueden crear una intensa relación con las personas. Son capaces de interactuar con la gente en función de sus preferencias personales utilizando los datos disponibles (geolocalización, historial de transacciones, registros electrónicos, etc.). Aprenden continuamente y se vuelven cada vez más naturales, predictivos y emocionalmente correctos.

+ Ayudan a incrementar la especialización. El conocimiento de cada profesión se expande a un ritmo cada vez más veloz, lo que hace difícil mantenerse al día con las novedades. Los sistemas cognitivos asisten a las organizaciones en la necesidad de mantener el ritmo, ayudando a los profesionales a mejorar su rendimiento.

+ Hacen posible el surgimiento de nuevos productos y servicios. Conocer y aprender de los usuarios y del mundo que los rodea ayuda a comprender sus necesidades.

+ Agilizan los procesos y las operaciones. Permiten aprovechar la información proveniente de fuentes tanto internas como externas. Esto incrementa el conocimiento del entorno en el que se mueve la empresa, lo que lleva a una mejor previsión y una mayor eficacia operativa junto con la toma de decisiones en tiempo real.

+ Ayudan a desarrollar la exploración y el descubrimiento. La aplicación de tecnologías cognitivas para Big Data ayuda a las empresas a revelar patrones y a descubrir oportunidades que, de otra forma, sería prácticamente imposible hallar.

Tal como ha sucedido históricamente con todas las tecnologías emergentes, la computación cognitiva va a cambiar la naturaleza del trabajo. Nos ayudará a realizar algunas tareas más rápido y con mayor precisión lo que redundará en procesos más baratos y eficientes. Pero también, como en otras épocas, dará lugar a la necesidad de nuevas habilidades, lo que nos obligará a adaptarnos y evolucionar.

Aplicaciones de la tendencia

De acuerdo con un informe de McKinsey, el dominio de aplicación de las nuevas tecnologías cognitivas abarcaría las siguientes áreas:

+ Recopilación y búsqueda de información. Los avances en el procesamiento del lenguaje natural y la comprensión contextual permiten buscar información y descubrir patrones y relaciones con increíble velocidad y eficiencia. Pueden llevar a cabo búsquedas relevantes (por ejemplo, reseñas de productos y mensajes de los clientes en las redes sociales), imposibles para los seres humanos.

+ Automatización de la comunicación. Muchos puestos de trabajo relacionados con la comunicación interpersonal se están automatizando con sistemas que comprenden el lenguaje y el procesamiento del habla. Las aplicaciones de traducción integradas en los teléfonos inteligentes y en los navegadores Web pronto podrían permitir hablar en un idioma extranjero desde las aplicaciones.

+ Resolución de problemas. Los avances en el análisis de Big Data y el desarrollo de tecnologías que permiten discernir patrones dentro de esta información, hacen posible procesar grandes conjuntos de datos en tiempo real.

+ Creación y síntesis de contenidos. Hoy existen sistemas capaces de crear contenido estructurado sobre la base de reglas simples. Narrative Science, por ejemplo, es un servicio que genera contenido de forma automática a partir de datos y documentos técnicos; Yahoo! ha adquirido  Summly, una aplicación de noticias que utiliza un algoritmo para resumir las novedades para sus abonados.

+ Asistentes personales. Los sistemas de aprendizaje automático están dando lugar a una serie de máquinas inteligentes entre las que se encuentran los asistentes personales virtuales, los cuales actúan de manera semiautónoma a través de comandos de voz (Cortana de Microsoft, Siri de Apple, Google Now de Google, entre los más conocidos). El sistema opera como un colaborador que se convierte en la interfaz principal del usuario, permitiéndole interactuar con las aplicaciones y los botones del dispositivo a través de la voz, al mismo tiempo que aprende de sus patrones habituales.

Conclusiones

Mientras que en el pasado la automatización se limitaba a las tareas rutinarias, actualmente existen sistemas capaces de sustituir fácilmente el trabajo humano dentro de una amplia gama de tareas cognitivas no rutinarias. Este progreso se ve favorecido por la creciente producción de una cantidad de datos cada vez más grande y compleja conocida como Big Data.

A medida que estos sistemas se apliquen a más tipos de trabajo del conocimiento, las empresas tendrán la oportunidad de automatizar muchas tareas, rediseñar puestos de trabajo, y concretar objetivos que antes resultaban inalcanzables. Sin embargo, esto implicará una importante inversión en tecnología así como un cambio en la cultura organizacional.

Este nuevo panorama tendrá consecuencias sobre el empleo. Si bien resulta claro que, por un lado, ciertas tareas –las más rutinarias– podrían ser automatizadas y algunos puestos de trabajo se perderían, también existiría un efecto de capitalización: a medida que más empresas e industrias incorporen las nuevas tecnologías aumentará la productividad provocando una expansión del empleo. Las ocupaciones que involucren resolver problemas mediante la creatividad, el pensamiento original y las habilidades sociales serán las menos susceptibles de ser informatizadas.

Pero, aunque la historia nos enseña que los avances tecnológicos han desplazado algunos puestos de trabajo y, con el tiempo, han creado otros, los gobiernos y las empresas tendrán que compartir la responsabilidad de garantizar la reconversión de la fuerza de trabajo.

 

FUENTE: FM&WORKPLACES #79