Neurodiversidad, elogio de la diferencia

La diversidad y la inclusión siempre han sido temas importantes tanto para las personas como para las organizaciones, pero la pandemia está arrojando una nueva luz sobre estas cuestiones. Esta experiencia inédita nos brinda la oportunidad de elaborar una nueva perspectiva sobre aquello que nos une y nos diferencia como seres humanos; esto les permitirá a las empresas reconsiderar la forma en la que adoptan la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo.

En este tiempo inusual, el uso habitual de la videoconferencia ha abierto una ventana al mundo más íntimo de nuestros colegas haciendo posible que se aprecien mejor las características y las diferencias de personalidad de cada uno, y revelando no solo su tendencia hacia distintos tipos de actividades e intereses sino también un arco muy heterogéneo de capacidades para afrontar los cambios y desafíos que supone esta nueva realidad.

En términos generales, las diferencias entre las personas se han enfocado en características tales como el género, el color de la piel, la religión, la cultura, la etnia, la apariencia, las habilidades físicas y cognitivas, etc. Pero desde fines del siglo pasado se están realizando investigaciones que sugieren que la neurodiversidad también forma parte de estas diferencias.


El diseño del espacio de trabajo debe tener en cuenta que lo que constituye un entorno productivo para unos puede agotar a otros.


Por lo general, al abordar el diseño del espacio de trabajo se asume que todos los integrantes de la fuerza laboral tienen una personalidad y una estructura mental similares, sin tener en cuenta que lo que constituye un entorno productivo para unos puede agotar a otros y viceversa (el Home Office en cuarentena lo ha puesto en evidencia).

De acuerdo con estos nuevos paradigmas, el concepto de inclusión en el lugar de trabajo debe ir un paso más allá del diseño de accesibilidad física para permitir que también prospere la neurodiversidad.

Neurodiversos y neurotípicos

De acuerdo con la definición del Stanford Neurodiversity Project, la neurodiversidad es un concepto que considera a las personas con diferencias en la función cerebral y los rasgos de comportamiento como parte de la variación normal en la población humana.

La idea remite al hecho de que el cerebro no viene siempre en un “formato estándar” sino que, como en muchos otros aspectos de la biología, existe una gran variedad con respecto a las funciones mentales vinculadas con el aprendizaje, la atención, el estado de ánimo, etc. Incluye condiciones pertenecientes al espectro autista, el déficit de atención, la dislexia, el síndrome de Tourette, la ansiedad generalizada, etc., y se estima que existe un gran porcentaje de personas “neurodivergentes” aunque muchas no lo saben.

Pero, de la misma manera que podemos encontrarnos en situaciones que nos provoquen una discapacidad física temporal que nos dificulte la relación con el entorno (una mano o una pierna enyesadas, una lumbalgia, etc.), los considerados “neurotípicos” (es decir, los “normales” desde el punto de vista estadístico) también podrán experimentar alteraciones anímicas en algún momento de la vida tales como depresión o estrés.

La neurodiversidad también determina, en gran parte, las preferencias sobre el trabajo que desempeñamos y sobre la forma de interactuar con el ambiente y con otras personas. Algunos individuos con rasgos más extrovertidos y necesidad de estimulación se inclinarán por la sociabilidad y el cambio permanente mientras que otros preferirán la calma, las actividades individuales a las grupales, y las tareas más intelectuales y enfocadas.

El lugar de trabajo puede representar un gran desafío para las personas neurodiversas. El movimiento, la circulación de gente y el ruido, entre otros factores, pueden resultar intolerables para quienes padecen algunas afecciones neurodivergentes. Estos colaboradores tienden a sentirse sobreestimulados en entornos donde las condiciones ambientales no están suficientemente controladas y no siempre pueden prosperar dentro de las normas y prácticas habituales.

Nuevos espacios para la integración

En muchas organizaciones, la accesibilidad física de las personas con distintas capacidades es una prioridad, pero raramente se tiene en cuenta la diversidad cognitiva para integrar de manera apropiada a toda la variedad de individuos. Una de las formas más efectivas de diseñar para la diversidad es proporcionar una gama de opciones diferentes; esta estrategia permite que cada uno encuentre su lugar en la oficina, lo que ayuda a que la organización también sea más flexible y adaptable.

A la hora de pensar en los neurodiversos, el diseño del espacio de trabajo deberá considerar factores tales como el nivel de ruido, los patrones visuales con colores muy vibrantes y/o repetitivos, las luces brillantes, los reflejos, etc. Cualquiera de estos elementos o la combinación de ellos puede ser muy perjudicial para los empleados neurodivergentes. Las opciones también deberían permitirles encontrar espacios con un nivel cómodo de exposición e interacción social, fuentes de iluminación personalizada, materiales que cancelan el ruido, zonas tranquilas y sin tecnología destinadas al trabajo de concentración, mínimo desorden visual e incorporar áreas de descanso.

Otras recomendaciones muy pertinentes para este grupo de colaboradores las ofrece el Estándar Well en su versión 2, centrado en el bienestar físico, psíquico y social de las personas1.

Basado en la premisa de que el entorno construido sirve como una herramienta poderosa para ayudar a integrar a todas las personas, el Estándar Well hace hincapié en la necesidad de abordar los factores que promueven la accesibilidad y la inclusión de todos los ocupantes del espacio construido, independientemente de sus capacidades físicas y cognitivas. He aquí algunas recomendaciones:

– Desarrollo intelectual: aplicar estrategias que usan el color, las texturas, las imágenes y cualquier otra información relevante para apoyar a las personas con diferentes capacidades cognitivas.

– Orientación: aplicar estrategias para ayudar a las personas a navegar intuitivamente por los espacios (señalización clara, mapas, símbolos, tecnologías móviles y digitales, sistemas de información).

– Inclusión: desarrollo e implementación de programas y procesos operativos que incluyan a las personas diferentes.

– Seguridad: eliminar las barreras a la seguridad para reducir la ansiedad y facilitar el acceso a todas las funciones y espacios construidos.

Por qué ser inclusivos

En el mundo natural la diversidad es una característica muy apreciada. Ha dado origen a una enorme variedad de especies, sostiene la vida sobre el planeta y dota a los sistemas biológicos de una gran resiliencia frente a las contingencias. Algo similar ocurre dentro de las comunidades humanas.

En este nuevo mundo interconectado, plural y en permanente cambio, la diversidad puede proporcionar grandes ventajas competitivas. Hoy, el modelo de organización monolítica que busca la homogeneidad y la unidad de criterio entre los empleados ya no es funcional. Las empresas deben ser capaces de gestionar la diversidad, de atraer, retener y desarrollar una fuerza de trabajo heterogénea, y de gestionar los procesos de la compañía de tal forma que la colaboración entre personas diferentes produzca un valor agregado. Las personas neurodiversas a menudo poseen talentos excepcionales cuando se trata de innovación, creatividad, reconocimiento de patrones, codificación y resolución de problemas.

Hans Asperger, uno de los pioneros en la investigación de los desórdenes del espectro autista, le encontraba ciertos rasgos positivos a esta condición: una particular originalidad de pensamiento y una experiencia mental que podía conducir a estos niños a logros excepcionales en fases posteriores de la vida. Darwin, Mozart, Turing, Tesla, Steve Jobs y Bill Gates, entre muchos otros, le dan la razón.

1 https://v2.wellcertified.com/v/en/mind

Una experiencia inclusiva y hogareña en el entorno de trabajo

El espacio de trabajo ha tenido grandes transformaciones en los últimos años y no es casualidad que las empresas de tecnología se encuentren a la vanguardia de las nuevas tendencias. 

El modelo que impulsan estas compañías –basado en el diseño de espacios ágiles, capaces de estimular la colaboración y la creatividad– también se replicó con muy buenos resultados en empresas de otros sectores y hoy es casi un estándar.

Siguiendo esta misma línea abordamos el proyecto de las oficinas de una de las más importantes firmas tecnológicas del mundo en la ciudad de Quito. El diseño se desarrolla sobre una planta de 435 m² ubicada en el complejo EkoPark, un conocido centro corporativo internacional de la región.

El proyecto se conceptualizó a partir de un enfoque basado en la actividad (Activity Based Working) y parte de un layout que incluye múltiples ambientes y tipologías a fin de dar soporte a la variedad de tareas y dinámicas de trabajo que se desarrollan durante la jornada. En lugar de forzar a las personas a trabajar en un solo entorno, ancladas en su escritorio, este modelo permite que cada uno elija el lugar más adecuado para llevar a cabo su tarea. De esta forma, las personas son más productivas y pueden colaborar mejor tanto dentro como fuera de la oficina.

El diseño se estructura alrededor de un núcleo que contiene áreas de servicios y organiza la circulación, al mismo tiempo que divide la planta en dos grandes sectores: Client Space y Employee Space.

El Client Space está dedicado a la atención y capacitación de los clientes. Cuenta con sus propios lobby y recepción, un Coffee Point, una sala de reunión informal, dos salas de reunión formales y una sala multipropósito que también se puede usar para capacitaciones.

El Employee Space, por su parte, es de uso exclusivo para los colaboradores. Dado que la empresa tiene una fuerte cultura de trabajo flexible aún previo a la pandemia (el 50% de su nómina trabaja de forma remota y alternada), el layout se organizó en un esquema de Open Space donde se privilegian las vistas y la luz natural. Allí se instalaron diez estaciones de trabajo no asignadas, un lounge para nueve personas y otros ocho puestos alternativos. También cuenta con una kitchenette, Phone Boots, Meeting Boxes y el Copy Point.

La acústica de los Phone Boots y las salas de reuniones y capacitación fue cuidadosamente prevista con tabiques especiales y paneles acústicos los que, al mismo tiempo, funcionan como elementos decorativos.

Todos estos espacios están pensados para permitir un adecuado desarrollo de las actividades que realizan las personas, colaboradores y clientes, con independencia de sus características y condiciones personales. La accesibilidad de la oficina es muy importante para la empresa por lo que se implementaron estrategias con criterio inclusivo tales como señalización en sistema Braille, baños y circulaciones aptos para personas con capacidades reducidas, griferías automáticas, alturas de mesa variables y puertas automatizadas.

A fin de crear una imagen cálida, acogedora y hogareña se eligió una paleta de tonos suaves, más allá del uso de los colores corporativos; para ello se trabajó con distintas gamas de naranja y azul. También se incorporaron elementos decorativos tales como textiles, plantas y complementos que contribuyen a generar un efecto “homely” capaz de conjugar la impronta vanguardista de la marca con el espíritu cercano y familiar que se vive en sus equipos de trabajo.

 

Superficie: 430 m2

Duración: 75 días

Ubicación: Quito

Proyecto: Llave en mano

Año: 2020

País: ecuador

Actividad: Industria Tecnológica

Proyectista a cargo: Mario Molina

Diseño: Contract Workplaces
Oficinas Modernas de Contract Workplaces en Uruguay

Contract Workplaces Uruguay cumplió 10 años

En 1996 nacía Contract Workplaces en Argentina, con el espíritu de transformarse en la única empresa especializada en diseño y construcción de espacios de trabajo de la región. En 2011, y como parte de su plan de expansión regional, amplía sus operaciones a Uruguay instalándose en la capital del país. Hoy la compañía cuenta con dos oficinas propias en Montevideo: una en la torre 4 de World Trade Center y la otra en WTC Free Zone.

Paradójicamente para una empresa de este rubro, los inicios de la operación ¡fueron en el garaje de un edificio de oficinas!. “Nuestro crecimiento inicial fue tan rápido que debimos incorporar nuevos colaboradores y, entre la incertidumbre de todo kick off y la falta inmediata de espacio, conseguimos a préstamo ese lugar y unos pocos muebles. Al poco tiempo pudimos arrendar una oficina en el mismo edificio, salir del subsuelo, y diseñar y construir nuestra primera oficina”, señala el arquitecto Daniel Flom, socio fundador y Director Ejecutivo de Contract Workplaces Uruguay. 

Un recorrido por su trabajo en Uruguay 

Los dos primeros encargos en Uruguay fueron para empresas multinacionales líderes en sus rubros: agronegocios y coworking. Esos primeros proyectos exitosos fueron seguidos por muchos más. “Desde nuestros comienzos, uno de nuestros principales diferenciales ha sido el de cumplir los compromisos asumidos con nuestros clientes: obras en plazo, en presupuesto y con la calidad acordada. Esto nos permitió rápidamente generar lazos estrechos con las organizaciones con las que trabajamos, que nos recomiendan y vuelven a requerir nuestros servicios”, agrega Rafael Flom, economista y también socio fundador y Director de la compañía.

La amplia cobertura de servicios y especialización en las últimas tendencias en espacios de trabajo fueron los pilares que llevaron a Contract Workplaces a posicionarse como líderes de arquitectura corporativa en Latinoamérica, y Uruguay no es la excepción.  “Otras de las claves para alcanzar el éxito son, sin duda, la determinación de un equipo de alto desempeño, la confianza de nuestros clientes y la de nuestros proveedores. La arquitectura y la construcción en general, pero el trabajo en Contract Workplaces en particular, son fuertemente un trabajo en equipo. Los logros y los fracasos son siempre compartidos”, añade el arquitecto Flom.

Hoy, cuenta con 10 años de trayectoria en el país y  más de 200 obras realizadas para diversas industrias que superan los 60.000 metros cuadrados diseñados y construidos, impactando positivamente en la experiencia de trabajo de más de 10.000 personas. Algunos de los proyectos ejecutados en los últimos años fueron para clientes como WPP, Mercado Libre, Oracle, Fucac, Starcenter, Deloitte, World Trade Center, Bayer, Mapfre, Pfizer, entre otros.

Una mirada hacia el futuro del trabajo

Nos encontramos en medio de una enorme transformación en nuestra forma de trabajar. La pandemia de COVID-19 no solo ha acelerado las tendencias que estaban emergiendo pero que habrían tardado años en alcanzar una adopción masiva; también ha cambiado la visión de las personas sobre el futuro.  Entonces, ¿cuál es el futuro de la oficina en la nueva normalidad post pandemia? 

Muchos analistas creen que el mundo del trabajo cambiará, pero que, en esencia, no será tan diferente de como era antes de la pandemia; los seres humanos somos seres sociales, necesitamos del contacto y la interacción social. En este sentido la oficina puede – y debe- convertirse en  una experiencia positiva y  en un destino deseable para los trabajadores. El entorno de trabajo fortalecerá su rol como herramienta de gestión  para crear cultura, generar sentido de pertenencia y propósito. Será el marco necesario para la innovación, la serendipia, el aprendizaje y la creación de lazos de confianza entre los miembros de una organización. 

Tradicionalmente, se pensaba en la oficina como un lugar para agrupar personas detrás de un escritorio dentro de un horario fijo, donde las experiencias solían suceder sin mucha planificación o control  sino como resultado de las actividades cotidianas. Hoy, por el contrario, la economía y la tecnología han transformado a los trabajadores en una fuerza laboral de consumidores móviles, por lo que la experiencia en el lugar de trabajo se está transformando en un asunto de vital importancia que merece ser diseñado y gestionado con mucho detalle. Todos los elementos del entorno (físico, virtual y social) se articulan cuidadosamente para inspirar e involucrar a los empleados. Cada interacción está minuciosamente concebida para crear profundas conexiones emocionales.

Asimismo, modelos tales como ABW (trabajo basado en actividades) adquieren mayor valor debido a su flexibilidad y gran adaptabilidad a las necesidades de un mundo que seguirá cambiando cada vez más rápidamente. Esto permitirá que las oficinas funcionen como centros de actividad para la colaboración cara a cara al mismo tiempo que sostienen la cooperación digital. La tecnología jugará un papel central para desdibujar los límites entre el mundo físico y virtual y para preservar la cultura corporativa.

“Ante esta nueva realidad, la apuesta de Contract Workplaces -más que nunca- es acompañar a los clientes en el proceso de concebir y definir sus nuevos modelos de trabajo, híbridos probablemente, y las actividades que allí tendrán soporte” señala Daniel Flom.

En el complejo escenario actual, el desafío más grande de la compañía, es entender las necesidades de cada cliente y ofrecer una solución personalizada,  a medida y a prueba de futuro. A la distancia todas las oficinas pueden parecer similares, pero cada proyecto es un reto nuevo y distinto. Una relocalización o reforma es una oportunidad para repensar la organización y proyectarla al futuro. Bajo esta premisa, Contract Workplaces afirma su posicionamiento local y apuesta a seguir creando experiencias de trabajo innovadoras que promuevan el desarrollo de las compañías y sus colaboradores, potenciando su talento.

Interiores oficinas de Takeda Argentina por Contract Workplaces

Ecosistema de trabajo saludable: hacer posible lo híbrido

A medida que avanzamos rápidamente hacia un mundo laboral más mixto, ¿cómo se ve un ecosistema de trabajo híbrido y saludable para los trabajadores del conocimiento?

Interiores oficinas de Takeda Argentina por Contract WorkplacesUn ecosistema eficaz para el trabajo híbrido que combine el hogar y la oficina deberá satisfacer una variedad de necesidades de los empleados.

Esa fue una pregunta formulada por un grupo de tres diseñadores: Namrata Krishna de Heta Architects, Muriel Altunaga de CBRE y la consultora independiente Yvonne Pinniger, en un taller virtual que realizaron durante el Congreso Internacional de Diseño de Ciudades Saludables 2020.

El taller se estableció en un futuro próximo, cuando la vacunación generalizada nos haya permitido adaptarnos a una nueva normalidad y se pidió a un grupo de participantes expertos de todas las disciplinas de la salud, la arquitectura, el diseño y la planificación que participaran en un enfoque interactivo centrado en el ser humano para comprender qué hace posible un ecosistema ideal. Como resultado, estos fueron los conceptos más importantes que surgieron de dicho taller:

• Paz y tranquilidad: la necesidad de un entorno o espacio de trabajo separado desempeñó un papel más importante en el hogar, más allá de la mera creación de límites entre lo personal y lo profesional. Se consideró como necesidad evitar el ruido y las distracciones a lo largo del día, ya sea realizando un trabajo enfocado o participando en una llamada grupal o en una colaboración. El miedo a ser interrumpido o molestado se convirtió, en sí mismo, una distracción del trabajo, requiriendo más preparación y negociación del entorno con los demás habitantes.

• Comodidad y proximidad: la proximidad a los amenities como espacios de trabajo especializados, entornos al aire libre, instalaciones para la preparación de alimentos/comidas, instalaciones para hacer ejercicio y otros como servicios de tintorería, por ejemplo. Los distritos comerciales están diseñados en torno a las necesidades de los trabajadores, pero cuando se trabaja únicamente desde casa, la gente descubre que se están perdiendo algunos servicios realmente valiosos.

• Tiempo negociable: dada la experimentación y los desafíos relacionados con la programación del tiempo de trabajo durante la pandemia, seguir teniendo flexibilidad y control sobre la gestión del tiempo se ha vuelto, en muchos casos, fundamental. Desde flexibilidad en el horario de inicio de la jornada, permitiendo pausas más largas para el almuerzo, hasta ajustar las horas de trabajo para aprovechar la luz del día para actividades al aire libre y ejercicio.

• Cultura de apoyo: en casa, esto tendía a ser más sobre liderazgo, capacitación y apoyo de la organización, y en la oficina, se trataba más de autonomía, identidad y pertenencia. Esto probablemente se deba a que estas son las áreas en las que las personas sienten que faltan más en el escenario opuesto; por ejemplo, cuando trabajan desde casa, la mayoría de las personas automáticamente tienen más autonomía porque son menos visibles, pero podrían sentirse más aisladas y desconectadas de sus colegas. 

Artículo extractado de Worktech Academy

Salud mental en épocas de pandemia

Cuando hablamos de bienestar y de condiciones de trabajo saludables solemos pensar en el nivel de ruido, la temperatura, la iluminación, la calidad del aire o la ergonomía. Sin embargo, también existen otros factores –a menudo subestimados y naturalizados– que tienen un enorme impacto sobre el bienestar. La salud es un concepto integral que abarca al ser humano en su totalidad e incluye tres áreas interconectadas: la salud física, la mental y la social.

En el caso de la salud mental, no se trata simplemente de la ausencia de una enfermedad o condición anímica. Se trata de un estado de plenitud en el que las personas pueden vivir a su máximo potencial, enfrentar las tensiones normales de la vida, trabajar productivamente y contribuir a su comunidad. Por el contrario, el estrés y los riesgos psicosociales no solo deterioran el estado anímico, sino también debilitan el sistema inmunitario; y cuando se vuelven crónicos, aumentan el riesgo de aparición de otras enfermedades tales como la depresión, los trastornos cardiovasculares, la diabetes y las afecciones respiratorias, entre otros.

“Actualmente, las consecuencias de la pandemia de Covid-19 se están volviendo cada vez más evidentes y, mientras las organizaciones buscan reducir costos y reestructurarse para seguir operando en este nuevo escenario, existe el peligro de que el bienestar de los empleados se deteriore. La incertidumbre frente al futuro, el aislamiento, el temor al contagio y la continuidad laboral son una gran fuente de estrés que puede exacerbar los problemas de salud física”, explica Víctor Feingold, Presidente regional de Contract Workplaces, compañía latinoamericana dedicada el diseño y construcción de espacios de trabajo centrados en las personas.

En este contexto de pandemia, las empresas deben trabajar activamente para dar contención y mantener la salud mental de sus trabajadores, el recurso más importante para superar la crisis. Algunas acciones concretas sugeridas por Contract Workplaces en ese sentido son:

→ Contar con un plan de emergencia sólido y consistente puede producir un impacto muy positivo en el estado de ánimo y el bienestar de los colaboradores (alguien está a cargo y sabe lo que hace). Tanto es así que las normas del Estándar WELL le otorgan créditos a aquellas compañías que cuenten con un plan para emergencias que les permita dar una respuesta rápida y clara frente a cualquier situación de crisis.

→ Mantener una comunicación fluida y clara es un factor clave en el manejo de una pandemia:  minimiza la confusión y optimiza la coordinación del personal durante situaciones de excepción como las que estamos viviendo, al mismo tiempo que ayuda a llevar tranquilidad, a disminuir el estrés y a canalizar positivamente los esfuerzos de la comunidad de trabajo. Es uno de los ejes principales en la promoción de la salud mental.

→ Promover las conductas saludables alentando a los colaboradores a cuidar el descanso y la alimentación y a realizar actividades físicas regulares ya que las hormonas del estrés se metabolizan con la actividad física. Las técnicas de relajación, el manejo de la respiración profunda y la meditación también ayudan a disminuir la ansiedad y el consumo de tabaco, alcohol, medicamentos u otras sustancias adictivas.

→ Incentivar la socialización y evitar el aislamiento manteniendo contacto regular con los colaboradores. Hoy es más importante que nunca que los líderes y las organizaciones fomenten relaciones de confianza y cooperación para que la cultura se mantenga fuerte y los equipos permanezcan cohesionados, aun cuando casi todos trabajen desde una ubicación diferente. Esto significa no solo mantener reuniones programadas regularmente a través de Skype, Zoom u otras plataformas de videoconferencia, sino también encontrar más y nuevas formas para que los empleados interactúen y se conecten de forma remota.

→ Crear espacios de apoyo mutuo que permitan la expresión, distensión, comprensión y escucha entre los integrantes de la organización, y en los que se pueda compartir con otros el impacto del aislamiento físico para reelaborarlo y movilizar recursos positivos de afrontamiento.

→ Escuchar las demandas de la gente y generar empatía. El apoyo emocional debe integrarse en todas las actividades cotidianas tanto de los colaboradores como de los grupos de trabajo ya que forma parte de las necesidades básicas de la fuerza laboral. Establecer el equilibrio y promover una actitud positiva, segura y confiada entre los colaboradores.

“Todas las medidas que se tomen con respecto a la salud mental en el curso de esta pandemia que hoy nos toca vivir son cruciales para poder atravesarla con equilibrio y resiliencia. Una respuesta acertada, sensible y empática por parte de las organizaciones –un plan coherente, información veraz y oportuna junto con una buena estrategia de comunicación– ayudará a disminuir el estrés y a mantener un estado emocional positivo entre los colaboradores. Acompañarlos proactivamente a lo largo de todas las etapas que dure este proceso será indispensable para mantener la cohesión y la operación de la compañía”, finaliza Feingold.

Acerca de Contract Workplaces 
Desde hace más de veinte años Contract Workplaces es la empresa regional líder en consultoría, diseño e implementación de espacios de trabajo inspirados en personas.

Sus servicios integrales incluyen la consultoría en workplace strategy, diseño y arquitectura, construcción, tecnología, logística de mudanza, change management ,  servicios de post ocupación y oficina como servicio.

Cuenta con oficinas regionales propias en: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Uruguay, México, Perú, Colombia, Panamá, Paraguay y Ecuador. # Más de 300 profesionales especializados.  # Más de 1.500.000 m2 diseñados y construidos en la región.

Web Site: www.contractworkplaces.com

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Linkedin: www.linkedin.com/company/contract-workplaces

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Implementacion oficinas de Merck Peru por Contract Workplaces

Cultivar la cultura del bienestar: cinco pasos para mejorar el bienestar de los empleados*

La conversación sobre el bienestar en el lugar de trabajo es cada vez más fuerte. Las empresas se están dando cuenta de que las estrategias de bienestar empresarial necesitan un enfoque multidimensional para apoyar a los empleados.

Tradicionalmente, se les decía a los empleadores que valoraran el bienestar físico de sus empleados, pero en los últimos años se ha hecho evidente que hay mucho más en juego cuando se trata de la salud y la felicidad general de los empleados.

Con el estrés laboral en su punto más alto, muchas empresas se están dando cuenta de los beneficios de centrarse en aquellas facetas que en general se pasan por alto cuando se habla del bienestar de los empleados. Las iniciativas de bienestar corporativo se extienden mucho más allá de las membresías con descuento en gimnasios y algunas plantas en la oficina, ahora incluyen importantes incentivos para los empleados e incluso “cápsulas para la siesta” en el lugar de trabajo.

Sin embargo, el bienestar no solo significa qué tan en forma están los empleados. Hay muchos aspectos diferentes que deben abordarse en una estrategia de bienestar integral dentro de las organizaciones, lo cual hará sentir a los empleados más conectados con la empresa y, potencialmente, les proporcionará la sensación de un propósito sólido, que debería reflejarse en un mejor desempeño y productividad.

Cultura del lugar de trabajo

Los entornos de trabajo son fundamentales para el desempeño de los empleados pero, a pesar de que el 94 por ciento de los ejecutivos cree que la cultura de la empresa es vital para el éxito de su organización, a menudo esto se pasa por alto. 

La cultura del lugar de trabajo no es solo cómo opera la empresa y la cara pública que presenta, sino cómo trata a sus empleados y cómo sus empleados ven el negocio. Una cultura empresarial coherente y bien definida conduce a una mayor retención de empleados y una fuerza laboral más feliz. Sin embargo, construir esa cultura rara vez es simple y requiere mucho trabajo, por lo que es importante que esto sea algo que se incorpore lentamente en su estrategia. Una cultura de oficina positiva y trabajadora no se crea de la noche a la mañana. Primero se debe poner el foco en el empleado y luego en el trabajo. Cultivar una cultura competitiva no es necesariamente algo malo, pero es importante que los empleados sepan que no tienen que trabajar hasta el hueso para poder progresar. Aunque la cultura del lugar de trabajo es difícil de cuantificar y medir, una cultura de oficina deficiente puede ser perjudicial para una empresa.

La cultura del lenguaje

Puede parecer una cosa pequeña, pero a menudo es tan importante cómo un empleador les habla a sus empleados como lo que les dice. La adopción de ciertas frases y tonos comunes puede hacer que los empleados sientan que están siendo microgestionados y que no poseen ninguna autonomía. Dependiendo de la jerarquía existente en el lugar de trabajo, se debería considerar cambiar la forma en que se refieren entre sí en la oficina, para que los empleados se conviertan en ‘compañeros de equipo’ y los gerentes en ‘líderes’. Es un pequeño cambio, pero un lenguaje comercial compartido más coloquial y positivo puede unir a las personas.

Bienestar financiero

Los empleadores son directamente responsables del bienestar financiero de sus empleados. El bienestar financiero no se trata solo de cuánto se le paga a los empleados, sino de cómo se los ayuda a administrar su situación financiera. Dado que el 71 por ciento de los empleados admite que las finanzas personales son una fuente clave de estrés en sus vidas y el 58 por ciento de los empleadores descubre que esto lleva a que los empleados tengan tiempo libre en el trabajo, el bienestar financiero debería ser un componente clave en cualquier estrategia de bienestar. También es relativamente sencillo incorporar un plan de bienestar financiero en la oficina para educar a los empleados y reducir el estrés. Con ciertos estigmas en torno a hablar sobre el dinero y las situaciones financieras en el trabajo, superar esta barrera para mejorar el bienestar financiero es primordial.

Soporte emocional

La salud mental y la productividad van de la mano, los estudios han encontrado que la productividad se puede aumentar hasta en un 12 por ciento cuando se aumenta el bienestar mental en el lugar de trabajo. Las organizaciones se están dando cuenta de la idea de que necesitan invertir en recursos para asegurarse de que la fuerza laboral esté mental y físicamente sana. Las organizaciones pueden abordar la salud mental a través de clases de meditación en el lugar, comunicación transparente y horarios de trabajo más flexibles. El manejo del estrés también es una parte importante para ayudar al bienestar mental; abordar el bienestar mental puede contribuir a la creación de una cultura empresarial positiva general.

Vida saludable

Finalmente, un cuerpo sano a menudo conduce a una mente sana y una mente sana significa trabajadores felices y productivos. Cosas pequeñas como fomentar una alimentación saludable en el trabajo y sugerir que sus equipos vayan en bicicleta al trabajo en lugar de conducir o tomar el transporte público es un excelente lugar para comenzar. Ofrecer incentivos como esquemas de compra de bicicletas subsidiados o pases de autobús es una excelente manera de mejorar la aceptación de estos esquemas. Incluso podría ir tan lejos como instalar un gimnasio en la oficina y asignar tiempo al gimnasio como incentivo para mejorar la moral y la salud física de los empleados.

En última instancia, los puntos anteriores tienen que ver con darle más autonomía a su equipo y ofrecer un sistema de apoyo que opera en varios niveles. Todo se reduce a la cultura y si puede fomentar esa cultura de positividad de apoyo dentro de su fuerza laboral.

*Artículo extraído de Worktech Academy 

Bienestar digital

La clave es equilibrar los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

El uso intensivo de la tecnología, que ya era incuestionable antes de la cuarentena, se ha vuelto mucho más ostensible en estos días de Home Office. Los cambios en las modalidades habituales de trabajo, la transformación de las relaciones interpersonales, la hiperinformación, el desvanecimiento de los límites entre la vida personal y laboral invadiendo los momentos de descanso, son algunas de las causas que están ocasionando un aumento del estrés y la sobrecarga tecnológica.

Hoy en día, la posibilidad que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de estar siempre conectados y localizables, puede transformarse en una dificultad para desconectarse del trabajo, manejar la creciente cantidad de información que se recibe y dar respuesta a las demandas. Esto, que ya era un problema en condiciones normales, ha aumentado mucho más en el curso de la actual pandemia. Las mismas tecnologías que nos ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad tienen un costo agregado: la presión de estar constantemente disponibles, conectados y sobreinformados.

Estar permanentemente en línea nos enfrenta a un gran desafío: cómo obtener un equilibrio saludable entre la conectividad y la desconexión.

Sobrecarga digital
Si bien la conectividad ubicua brinda la posibilidad de elegir cuándo, cómo y dónde trabajar, el exceso de tecnología también puede trastocar las prioridades y el comportamiento de los colaboradores. Al descuidar actividades vitales tales como por ejemplo, la actividad física, el contacto personal y el sueño, las personas pueden comprometer su salud y bienestar.

La disponibilidad permanente que promueve el uso de las TIC –incluso fuera del horario laboral– hace que los límites entre el trabajo y la vida personal se difuminen. Como resultado, la experiencia de las personas se deteriora e impacta sobre la salud mental y la satisfacción: cada vez resulta más difícil conseguir un distanciamiento psicológico del trabajo para recuperase de las demandas laborales que agotan los recursos cognitivos y emocionales de las personas.

Estas expectativas sobre la disponibilidad y la respuesta inmediata limitan la percepción de libertad para desconectarse: los empleados pueden sentirse obligados a verificar, efectuar y responder todo tipo de mensajes (independientemente de si la presión es real o no) lo cual alienta la presencia on line fuera de las horas de trabajo.

El estado de alerta permanente que supone la conectividad ubicua puede reproducir las jerarquías de poder subyacentes en la organización, de modo que los empleados perciben la presión para responder los correos o mensajes de sus superiores después de las horas de trabajo por temor a una evaluación negativa. Esto resulta en un “estrés de disponibilidad”.

El bienestar digital se alcanza cuando somos capaces de lograr un equilibrio óptimo entre los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

Este problema ha llegado a ser tan importante que, en países como Francia, se ha regulado el uso de las herramientas digitales fuera del horario de trabajo y durante los fines de semana, responsabilizando a ambas partes (empleado y empleador) de su cumplimiento efectivo.

Por otra parte, el cúmulo de correos electrónicos, informes y mensajes de todo tipo que recibimos durante las 24 horas genera una sobrecarga de información que habitualmente es más de la que somos capaces de procesar. El resultado puede ser la postergación o la toma de decisiones equivocadas. Además, la sobrecarga informativa produce una disminución de la satisfacción laboral, el bienestar y la productividad de los empleados junto con un aumento significativo del estrés.

Esto nos lleva a lo que muchos estudios llaman “la paradoja de la conectividad móvil”: mientras por un lado gozamos de los beneficios que nos brindan las TIC para realizar nuestro trabajo con más flexibilidad y mayor productividad, al mismo tiempo padecemos una cantidad de inconvenientes derivados de su gran penetración en todos los ámbitos de la vida. Y dado que ambos aspectos son coexistentes, el bienestar digital solo se alcanzará cuando seamos capaces de lograr un equilibrio óptimo entre los beneficios y las desventajas derivados de la conectividad móvil.

El bienestar digital, en definitiva, es una experiencia individual y subjetiva que se compone de nuestras evaluaciones emocionales y cognitivas sobre la integración de la conectividad digital en la vida cotidiana.

Cómo alcanzar el bienestar digital
En este momento, en el que una gran cantidad de personas están haciendo Home Office debido a las medidas sanitarias, es más importante que nunca que las empresas establezcan pautas y brinden recomendaciones tendientes a promover el bienestar digital de sus trabajadores. Estas deben prever tanto el derecho a la desconexión como la promoción de conductas saludables que lleven a un uso razonable de los dispositivos digitales. A continuación, dejamos algunas sugerencias:

Establecer rutinas

Mantener una rutina de trabajo constante durante el día genera un clima de estabilidad y orden. Cumplir con las horas de trabajo habituales facilita que el cuerpo y la mente reconozcan el final de la jornada laboral y evita perder la noción del tiempo con el riesgo de trabajar hasta la noche.

Tomar descansos regulares

Además de tomar un descanso apropiado para el almuerzo, también es beneficioso hacer pausas breves regularmente. Si las normas sanitarias debidas a la pandemia lo permiten, salir a caminar ayuda a desconectarse. Respirar aire fresco puede elevar los niveles de oxígeno en el cerebro, lo que a su vez aumenta los niveles de serotonina, el neuroquímico de la felicidad.

Poner límites

En estos tiempos de pandemia, equilibrar el trabajo en casa con la vida familiar puede ser un gran desafío. La tecnología invade todos los ambientes, los límites se desbordan fácilmente y la tentación de trabajar en cualquier lugar de la casa se torna irresistible. Establecer un lugar fijo con alguna barrera alrededor del espacio donde se trabaja ayudará a mejorar la productividad y a preservar la vida familiar evitando el estrés.

Desconectarse

Cuando termina la jornada laboral es recomendable apagar, silenciar o cerrar sesión en los dispositivos o aplicaciones con los que se trabaja. Esto hará que sea mucho más fácil desconectarse de las preocupaciones del día. De esta forma, el cuerpo y el cerebro pueden recargarse para el día siguiente.

Planificar el fin del día

Planificar una actividad para el fin de la jornada laboral ayuda a diferenciar entre el trabajo y la vida personal. Puede ser un entretenimiento, tiempo para meditar, hacer ejercicio o hablar con la familia y amigos. Esto ayuda a desconectarse del trabajo y a prepararse para el descanso.

Respetar los horarios de sueño

El sueño y la tecnología son una mala combinación. Una buena higiene del sueño requiere horarios regulares, no usar pantallas a la hora de dormir y dejar todos los dispositivos fuera de la habitación. Además de alejar el impulso de seguir conectado, esta práctica ayuda tener un descanso más reparador; se ha descubierto que la luz azul emitida por las pantallas puede alterar los ritmos circadianos y reducir la calidad del sueño.

La implementación de estas y otras medidas preventivas para lograr el bienestar digital de los trabajadores podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades derivadas del uso excesivo de la tecnología al mismo tiempo que se aprovechan todos los beneficios que brinda el uso de las TIC.

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¿Conversaciones cara a cara o videoconferencia?

Por qué son tan diferentes y cómo encontrar el equilibrio

Desde que el desarrollo de la tecnología nos independizó de la tiranía del escritorio, la posibilidad de trabajar desde casa o desde cualquier otro lugar alternativo –eligiendo cómo y cuándo hacerlo– siempre fue uno de los beneficios más apreciados por los empleados. Pero fue a raíz de la pandemia de Covid-19 que el teletrabajo se consolidó como tendencia global frente a la necesidad de distanciamiento social.

Y, si bien es cierto que en este momento se presenta como la mejor opción para frenar los contagios, el teletrabajo presenta sus pro y sus contra. Por un lado, hay trabajos que se pueden realizar sin problema en forma remota con grandes beneficios (mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, menor impacto medioambiental, aumento de la flexibilidad, etc.); pero, por el otro, no hay que perder de vista las grandes ventajas que aporta la colaboración cara a cara con más personas.

Sabedoras de la íntima relación que existe entre las interacciones personales y la innovación, no sorprende que, para las empresas más exitosas y creativas del planeta, la colaboración cara a cara sea un dogma alrededor del cual han construido sus estrategias de workplace. Las ideas originales no suelen surgir mientras nos sentamos solos frente a un monitor aunque estemos participando en una concurrida videoconferencia. Después de un tiempo, las interacciones virtuales pueden resultar extenuantes para el cerebro y nos dejan con la sensación de que no hemos resuelto nada.

¿Qué es lo que nos estamos perdiendo a través de los medios digitales que hace insustituibles a las relaciones presenciales?
Las organizaciones son sistemas sociales que dependen de la comunicación entre sus partes para funcionar. Pero la comunicación no se limita solo al lenguaje hablado. El canal no verbal transmite significados e intenciones a través de los gestos, la expresión, el tono, etc. Incluso las señales proxémicas pueden influir en el significado de un mensaje.

La comunicación cara a cara es nuestro modelo de comunicación más eficaz porque así fue como evolucionamos; de esta forma, podemos percibir e interpretar todas las señales que se emiten durante la interacción social. De acuerdo con las investigaciones clásicas *1 el 55% de la comunicación es no verbal mientras que el 38% incluye el tono de voz y solo el 7% está en relación con las palabras y el contenido. De esto se infiere que la comunicación no verbal es un componente clave para una interacción y una colaboración exitosas que solo se da en los encuentros cara a cara.

Este segundo canal de comunicación, que no gira en torno a las palabras sino a las relaciones sociales, influye profundamente en las decisiones importantes que tomamos en nuestra vida a pesar de que, en gran medida, el mecanismo nos es desconocido porque opera a nivel inconsciente. Cuando queremos comunicar algo importante la vía elegida suele ser el encuentro personal.

Según Alex Pentland *2, profesor del MIT MediaLab, estas señales sociales no son solo un complemento del lenguaje verbal sino que forman una red de comunicación separada que tiene una gran influencia en nuestro comportamiento. Durante un encuentro casual o una reunión cara a cara, el tono de voz, la risa, la postura corporal, los gestos, etc., revelan los deseos e intereses de cada individuo así como su posición dentro del grupo. Estas señales acompañan cada tema de discusión y comunican de forma implícita el consenso general a cada miembro en la toma de decisiones.

Otra ventaja que ofrecen los encuentros cara a cara es la posibilidad de interactuar con objetos, desde un modelo tridimensional hasta un gráfico esbozado en una pizarra. Existen investigaciones *3 que muestran que la manipulación de estos objetos ayuda a los miembros del equipo a llegar a un consenso sobre la tarea que están desarrollando a través de un proceso tan sutil y naturalizado que ni siquiera notan que está ocurriendo. De esta manera, la intervención sobre distintos modelos y elementos durante una interacción cara a cara mejora la creatividad y la sinergia del grupo.

Ahora que el videochat casi se ha vuelto la norma en las relaciones sociales, y no solo las de trabajo, muchos nos preguntamos: ¿cuál es la verdadera diferencia entre la comunicación cara a cara y la videoconferencia?

Estar en una videollamada requiere más atención que una conversación cara a cara, dice Gianpiero Petriglieri, especialista en comportamiento organizacional. En una videoconferencia resulta más arduo interpretar las señales no verbales tales como las expresiones faciales, el tono de la voz y el lenguaje corporal; y prestar más atención consume mucha energía porque no es natural. Dado que los humanos evolucionamos como seres sociales, percibir y analizar estas expresiones es algo innato que requiere poco esfuerzo consciente y sirve para sentar las bases de los lazos emocionales. Las videollamadas dificultan el despliegue de estas habilidades y requieren una atención sostenida e intensa a las palabras mientras que el cerebro se concentra en la búsqueda de señales no verbales que no puede encontrar.

El 55% de la comunicación es no verbal mientras que el 38% incluye el tono de voz y solo el 7% está en relación con las palabras y el contenido.

A esto hay que sumarle los problemas de conexión de red que también pueden afectar la calidad de la comunicación. La pérdida de datos en la alimentación de audio y video puede causar voces que no son naturales, sonidos que faltan, silencios imprevistos e imágenes congeladas. Nuestro cerebro necesita hacer un trabajo extra para llenar los vacíos y tratar de decodificar lo que percibe. La energía que utilizamos para superar estas distorsiones en la comunicación termina desviando nuestra concentración de la comprensión del mensaje.

¿Cómo podemos aliviar la fatiga que nos causa esta atención sostenida?
Los expertos sugieren limitar las videollamadas solo a las que sean estrictamente necesarias y encender la cámara de manera opcional para evitar el estrés. La investigación señala que tendemos a pasar la mayor parte del tiempo mirando nuestra propia imagen en la pantalla y esto puede generar una disonancia cognitiva. Una llamada telefónica tradicional puede ser menos exigente para el cerebro ya que la expectativa está concentrada solo en la voz. Por no tratarse de una situación natural, la videoconferencia produce tensión física adicional. Esto, sumado a tener que permanecer relativamente inmóvil frente a una cámara durante largos períodos de tiempo, puede resultar agotador. Para evitar acumular tensiones es importante reconectarse con el cuerpo y realizar alguna actividad física o de relajación entre reuniones.
Programar videollamadas de manera consecutiva no es saludable. Una pausa de solo diez minutos es capaz de brindar tiempo suficiente para caminar un poco, tomar un café y despejar la mente. Puede ser despersonalizante estar en línea todo el tiempo.
Evitar la falacia de la multitarea. Pensar que se puede aprovechar la oportunidad para hacer otras cosas mientras asistimos a una videoconferencia es una trampa peligrosa. La investigación muestra que tratar de hacer varias cosas a la vez reduce el rendimiento.
Lo cierto es que, en el contexto actual –y a pesar del agotamiento mental que pueden generar–, la tecnología es una gran aliada que nos ha permitido mantener las relaciones personales, familiares y laborales de una manera que hubiera sido impensable hace solo unos años. Faltan cosas, por supuesto. Las videoconferencias carecen de la espontaneidad y la riqueza semántica de una reunión cara a cara, la distancia física hace que sea difícil generar camaradería, los encuentros casuales se han vuelto ocasionales y la creatividad es más difícil de fomentar.
Sin embargo, será solo una cuestión de tiempo; en el futuro, las oficinas seguirán siendo un punto de encuentro y de intercambio de conocimiento. Seguramente serán distintas, pero su esencia social –la que hace posible los encuentros fortuitos, las conversaciones casuales, la colaboración, la innovación y el contacto humano– permanecerá intacta.

*1 MEHRABIAN, A. (1981): “Silent messages: Implicit communication of emotions and attitudes”.

*2 PENTLAND, A. (2008): “Honest signals: how they shape our world”.

*3 HINDMARSH, J. & HEATH, C. (2000): “Sharing the Tools of the Trade: The Interactional Constitution of Workplace Objects”. Journal of Contemporary Ethnography.

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Ingresando a la Nueva Normalidad

Los grandes cambios que deberán afrontar las organizaciones en un mundo que nunca volverá a ser el mismo

Luego de varias semanas de confinamiento (en algunos casos, meses) debido a la pandemia de COVID-19, para muchas organizaciones ya está llegando el momento de retomar sus operaciones. Después de este tiempo todos habremos cambiado gracias al aislamiento social obligatorio, y la oficina también cambiará para adaptarse a la así llamada “nueva normalidad”: habrá cambio de hábitos de higiene, de costumbres sociales, de formas de trasladarse y, también, nuevos temores y ansiedades.

Esta experiencia inédita ha tenido un profundo impacto en el bienestar físico, mental y emocional de las personas. Algunos lograron adaptarse bien a trabajar desde casa y, en el futuro, querrán seguir teniendo la opción de trabajar de forma remota. Otros, en cambio, enfrentaron dificultades para equilibrar las demandas laborales con la vida familiar o se vieron afectados por la soledad, y esperan poder volver al trabajo presencial. Pero lo cierto es que la experiencia no fue neutra; todos debimos sobrellevar ansiedades relacionada con la salud y la incertidumbre por el porvenir.

Las consecuencias y los efectos que la pandemia de COVID-19 tendrá a largo plazo en todos los ámbitos de la vida aún son imprevisibles. No obstante, el regreso inminente a la oficina requerirá poner en marcha algunas modificaciones no solo en el diseño del espacio de trabajo, sino también en los procesos, la forma de liderazgo, los hábitos sociales y la convivencia para que todos los colaboradores se sientan seguros.

Dada la necesidad de mantener la densidad de ocupación bajo control y a los trabajadores con vulnerabilidades a salvo, el retorno a la oficina se producirá de forma escalonada; mientras que algunos colaboradores volverán a trabajar de forma presencial, otro grupo permanecerá haciendo Home Office. Esta tendencia seguramente seguirá vigente hasta tanto no haya una vacuna efectiva en el horizonte, e incluso después de que pase la pandemia. Según un estudio realizado por Contract Workplaces en 14 países latinoamericanos en abril de este año, un 82% de los encuestados querría tener la posibilidad de elegir un sistema híbrido que incluya trabajar desde su casa, en la oficina o en terceros lugares.

En esta primera etapa de retorno seguro a la oficina, la máxima preocupación pasará por el cumplimiento de las normas de distanciamiento físico y de higiene para resguardar la salud y la seguridad de los colaboradores en todas las instancias, desde el ingreso al edificio hasta la manipulación de las herramientas de trabajo. También será preciso encontrar el equilibrio necesario entre la interacción personal y la colaboración virtual, un pilar fundamental para preservar la integración de los equipos, la productividad y la creatividad.

La tecnología será una gran aliada en este contexto de grandes cambios. Con una fuerza laboral distribuida y nuevos patrones de trabajo, la transformación digital de la oficina será un requisito indispensable para responder no solo a los desafíos actuales, sino también a los que se presenten en las próximas décadas.

La tecnología será una gran aliada para responder a los desafíos actuales y a los que se presenten en las próximas décadas.

Pero lo que parece claro en esta nueva normalidad es que la oficina no solo deberá ser un espacio seguro y enfocado en el bienestar de las personas; también deberá contar con la flexibilidad y la capacidad de adaptarse fácilmente a nuevas contingencias, ya se trate de crisis económicas, climáticas o sanitarias.

Algunas pautas para atravesar la nueva normalidad
A continuación, enunciaremos las principales medidas a tener en cuenta en esta etapa de la nueva normalidad en la oficina, las que deberán ser implementadas de forma inmediata, incluso en la instancia previa al regreso de los empleados. No obstante, las organizaciones deberán prever medidas adicionales a futuro a partir de los desafíos que nos vaya planteando esta nueva realidad.

  • Disponer de protocolos para los empleados que brinden pautas claras sobre los hábitos de convivencia generales que se adoptarán para fomentar la salud y el cuidado de todos.
  • Intensificar el monitoreo y control de la calidad del aire interior; se puede adoptar el uso de filtros especiales y/o dispositivos de radiación UVG. Aumentar el caudal de renovación del aire y fomentar la ventilación natural cuando sea posible.
  • Maximizar la limpieza de superficies, sanitarios y cocinas junto con una apropiada gestión de los residuos. Proveer suficiente material de higiene personal tal como dispensadores de alcohol en gel y pañuelos descartables. Deben estar a la vista y al alcance de todos, tanto empleados como visitantes.
  • Adoptar las tecnologías touchless en dispositivos de acceso manual tales como puertas, botones de ascensores, griferías, dispensadores, etc., y todos aquellos dispositivos que cuenten con pantallas táctiles.
  • Cuidar la densidad de la planta respetando los 2 metros de separación recomendados entre los puestos de trabajo. Estas pautas de diseño, junto con la adopción de medidas tales como el comienzo de las actividades de manera escalonada, el ingreso y egreso por turnos, el teletrabajo, etc., ayudarán a minimizar la densidad de ocupación para evitar los contagios.
  • Siempre que sea posible se deben usar pantallas entre los puestos de trabajo y separadores de ambientes.
  • Las áreas públicas y las zonas de tránsito deberán adaptarse para mantener una distancia suficiente entre los empleados. Esto incluye garantizar el distanciamiento seguro en los espacios de espera, vestíbulos, pasillos y escaleras, y también aplica para los espacios exteriores: áreas verdes, plazas secas y terrazas.
  • Evitar compartir elementos de trabajo tales como teclados, mouse, etc. Para que cada trabajador pueda contar con sus propios objetos personales se puede disponer de lockers o espacios de guardado individual.

El factor humano
En el espacio de trabajo que nos impondrá la nueva normalidad se necesitará un esfuerzo mental y emocional constante para recordar la necesidad del distanciamiento físico, el lavado frecuente de manos y el uso de tapabocas. Podemos rediseñar la oficina con todos los elementos de seguridad necesarios para minimizar el riesgo de contagio pero, si no consideramos el aspecto psicológico de las personas no podremos asegurar su compromiso de adhesión a los nuevos protocolos para controlar el virus.

La pandemia de COVID-19 representa una crisis de salud que requiere un significativo cambio de hábitos; esto supone una carga psicológica y emocional importante para muchas personas. No obstante, para facilitar el proceso, se pueden utilizar algunas herramientas de las ciencias del comportamiento que ayuden a alinear las conductas individuales con las recomendaciones de salud de las autoridades competentes.

Para alentar y ayudar a consolidar los nuevos hábitos que exige esta nueva realidad, la “Teoría del Empujón” (en inglés, Nudge) de Richard Thaler y Cass Sunstein nos ofrece recursos de probada eficacia en muchos ámbitos. Podemos utilizar este enfoque como un catalizador para el cambio social y el comportamiento funcional dentro de la organización.

Nudge nos ofrece recursos de probada eficacia que podemos utilizar como un catalizador para el cambio social dentro de la organización.

Thaler y Sunstein demostraron que, en muchos casos, las personas toman malas decisiones, decisiones que no habrían tomado si hubieran prestado toda su atención, poseyeran información completa y confiable, capacidades cognitivas ilimitadas y autocontrol completo. Pero somos humanos y tenemos una gran cantidad de sesgos psicológicos. La idea detrás de Nudge es que hay muchas maneras de presentar una opción y lo que las personas eligen depende de cómo se muestra la elección. A veces se trata de pequeños detalles cuyo poder reside en centrar la atención de las personas en una dirección particular. Los beneficios de esta estrategia pueden ser muy grandes y el costo suele ser muy pequeño. Estas son algunas posibilidades:

  • Las líneas de demarcación en el piso pueden ser muy útiles para facilitar el distanciamiento social mientras se espera el ascensor o frente a un mostrador, por ejemplo; también pueden ayudar a seguir el sentido de circulación en pasillos y escaleras. En los espacios comunes (ya sean interiores o exteriores) se pueden trazar círculos para no más de dos o tres personas y así prevenir la aglomeración de gente.
  • La facilidad de acceso puede ser una herramienta muy efectiva. Por ejemplo: colocar de manera bien visible y en varias áreas de la oficina los dispensadores de alcohol en gel y las toallitas desinfectantes para manos puede mejorar la probabilidad de que un individuo adopte prácticas más saludables. Una empresa danesa ha sido pionera en este campo: creó un dispositivo que se conecta al lavabo y se ilumina cada vez que las personas pasan cerca para recordarles el lavado de manos *1.
  • Reforzar los comportamientos deseables por medio de mensajes claros, reiterados y confiables a través de diversos canales de comunicación es una excelente manera de garantizar que las personas respondan favorablemente al cambio de hábitos. Para ello es fundamental cuidar el discurso: se puede fomentar el sentido de pertenencia o propósito compartido utilizando términos colectivos tales como el “nosotros”. El uso de la expresión “distanciamiento social” podría tener implicancias negativas; es preferible hablar de “distanciamiento físico” porque admite la posibilidad de establecer conexión social incluso cuando las personas estén físicamente separadas.
  • La adhesión a las nuevas normas de comportamiento será mayor si se incluye la expectativa de la aprobación social y son apoyadas por miembros relevantes del grupo en las redes sociales.

Lo cierto es que este esfuerzo para involucrar activamente a las personas en el cumplimiento de las medidas sanitarias que hoy demanda la nueva normalidad es imprescindible. Y es bueno recordar que esta preocupación no es privativa de la situación actual ni es nueva; parece formar parte de la condición humana. Hace más de 100 años, en 1919, la revista Science publicaba un artículo sobre las lecciones que dejó la pandemia de gripe española *2. Allí, el autor exponía los tres factores principales que atentaron contra la prevención de los contagios y los enunciaba de la siguiente manera:

Las personas no comprenden los riesgos que corren. La gran complejidad y el rango de gravedad de la infección confunden y ocultan el peligro.
El carácter personal de las medidas que deben emplearse obstaculiza su aplicación. Va en contra de la naturaleza humana el encierro en un aislamiento rígido como un medio de prevención.
Las personas sanas (asíntomáticas) a menudo transportan los gérmenes y actúan inconscientemente como un peligro para sí mismas y para los demás.
Esto demuestra lo necesario que resulta trabajar activamente para lograr el compromiso de la gente a fin de que los protocolos se cumplan y sean eficaces. Cuando esto no sucede, las enfermedades infecciosas pueden propagarse a gran velocidad; la gripe española provocó 50 millones de muertes en todo el mundo.

Trabajemos de manera integral en todos los aspectos necesarios para contener la crisis sanitaria que ha provocado la pandemia de COVID-19 (ambiental, físico y psicológico) asumiendo que la nueva normalidad llegó para quedarse. Nuestra forma de trabajar, como tantos otros aspectos de nuestra vida, nunca será la misma.

*1 AKSHAY, K. V. L. & IYPE, S. (2020): “Understanding COVID-19 pandemic through the eyes of Richard Thaler and Cass Sunstein via Nudge Theory”.

*2 SOPER, G. A. (1919): “The lessons of the pandemic”. Science 49, 501–506.

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Empleados saludables

Este contexto de crisis ha dejado en evidencia la necesidad de que las empresas se interesen por el bienestar (wellness) de sus trabajadores, proporcionándoles -además de condiciones de trabajo adecuadas y seguras donde sea que desempeñen su actividad laboral- el acceso a una serie estrategias de promoción de la salud, como también educación y recursos para ayudarlos a cultivar hábitos saludables. ¿Por qué? Porque un empleado que goza de buena salud y que se siente cuidado por su empleador, retorna en múltiples beneficios para ambas partes: mejor rendimiento, menor ausentismo, mayor sentimiento de pertenencia y compromiso, entre otros. 

Las empresas pueden incluir programas o campañas fomentando la actividad física y el movimiento, las pausas activas, la alimentación sana, el consumo de agua, y otras acciones para promover una filosofía de vida saludable. 

Pero, junto con la dimensión física, los aspectos mentales y emocionales de los trabajadores también deben ser atendidos de manera integral. Se ha comprobado que el estrés debilita el sistema inmunitario y que el estrés crónico se asocia con un mayor riesgo de numerosas consecuencias adversas para la salud. La ansiedad, la depresión, el insomnio, son indicadores a considerar que inciden directamente en el desarrollo de las tareas laborales de las personas e impactan en su rendimiento y su desempeño. 

Para ello, se pueden tomar algunas medidas como:

– Fomentar la conciencia y el apoyo en materia de salud mental al ofrecer educación y capacitación en el tema.

– Identificar las fuentes de estrés laboral y proporcionar programas para su manejo adecuado.

– Crear oportunidades para la recuperación y restauración mental al proporcionar micro y macro descansos dentro del lugar de trabajo.

– Apoyar el acceso a programas que promuevan la restauración, la relajación, el autocuidado, el deporte y el alivio de la fatiga mental o el estrés.

– Desarrollar la capacidad de resiliencia en respuesta al estrés tanto físico como mental, que pueden generar situaciones de cambio -a veces intempestivas- que irrumpen con las rutinas cotidianas y que obligan a las personas a adaptarse a nuevos escenarios. 

– Ofrecer ámbitos donde las personas puedan compartir sus inquietudes, dudas y experiencias entre ellos y con profesionales que puedan brindar el feedback y la contención adecuados. 

Por último, es necesario que la estrategia de bienestar se internalice como parte de la política empresarial y que sea fomentada y practicada desde los puestos directivos. De nada sirve brindar herramientas a los empleados, que luego sean implementados de manera incorrecta o que sean percibidas como inútiles o innecesarias. Por lo tanto, el bienestar de las personas debe posicionarse como uno de los focos de una compañía y llegar a ser una parte intrínseca de su cultura. 

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