Empleados saludables

Este contexto de crisis ha dejado en evidencia la necesidad de que las empresas se interesen por el bienestar (wellness) de sus trabajadores, proporcionándoles -además de condiciones de trabajo adecuadas y seguras donde sea que desempeñen su actividad laboral- el acceso a una serie estrategias de promoción de la salud, como también educación y recursos para ayudarlos a cultivar hábitos saludables. ¿Por qué? Porque un empleado que goza de buena salud y que se siente cuidado por su empleador, retorna en múltiples beneficios para ambas partes: mejor rendimiento, menor ausentismo, mayor sentimiento de pertenencia y compromiso, entre otros. 

Las empresas pueden incluir programas o campañas fomentando la actividad física y el movimiento, las pausas activas, la alimentación sana, el consumo de agua, y otras acciones para promover una filosofía de vida saludable. 

Pero, junto con la dimensión física, los aspectos mentales y emocionales de los trabajadores también deben ser atendidos de manera integral. Se ha comprobado que el estrés debilita el sistema inmunitario y que el estrés crónico se asocia con un mayor riesgo de numerosas consecuencias adversas para la salud. La ansiedad, la depresión, el insomnio, son indicadores a considerar que inciden directamente en el desarrollo de las tareas laborales de las personas e impactan en su rendimiento y su desempeño. 

Para ello, se pueden tomar algunas medidas como:

– Fomentar la conciencia y el apoyo en materia de salud mental al ofrecer educación y capacitación en el tema.

– Identificar las fuentes de estrés laboral y proporcionar programas para su manejo adecuado.

– Crear oportunidades para la recuperación y restauración mental al proporcionar micro y macro descansos dentro del lugar de trabajo.

– Apoyar el acceso a programas que promuevan la restauración, la relajación, el autocuidado, el deporte y el alivio de la fatiga mental o el estrés.

– Desarrollar la capacidad de resiliencia en respuesta al estrés tanto físico como mental, que pueden generar situaciones de cambio -a veces intempestivas- que irrumpen con las rutinas cotidianas y que obligan a las personas a adaptarse a nuevos escenarios. 

– Ofrecer ámbitos donde las personas puedan compartir sus inquietudes, dudas y experiencias entre ellos y con profesionales que puedan brindar el feedback y la contención adecuados. 

Por último, es necesario que la estrategia de bienestar se internalice como parte de la política empresarial y que sea fomentada y practicada desde los puestos directivos. De nada sirve brindar herramientas a los empleados, que luego sean implementados de manera incorrecta o que sean percibidas como inútiles o innecesarias. Por lo tanto, el bienestar de las personas debe posicionarse como uno de los focos de una compañía y llegar a ser una parte intrínseca de su cultura. 

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