¿Cómo será el mundo que comandarán los primeros seres humanos que conviven con la IA como parte del paisaje diario?
Una publicación de Contract Workplaces
Cuando imaginamos el futuro, solemos pensar en ciudades inteligentes, autos voladores, avances tecnológicos que hoy apenas podemos esbozar y nuevas formas de trabajar y habitar el planeta. Sin embargo, en este ejercicio de anticipación, a menudo se nos escapa una pieza fundamental: las personas. Porque, más allá de la infraestructura, los objetos y los algoritmos, el mundo dentro de cincuenta años estará definido por quienes lo habiten y lideren. Entonces, si queremos imaginar el panorama completo, deberíamos preguntarnos: ¿cómo serán las personas que darán forma a ese futuro? Más precisamente, ¿quiénes serán? Todo indica que la respuesta es: la Generación Alfa.
Según el demógrafo australiano Mark McCrindle1, la Generación Alfa (llamada así para continuar con el orden alfabético luego de la Generación Z) está conformada por las personas nacida a partir de 2010; el primer grupo etario que ha crecido completamente inmerso en un entorno digital desde su nacimiento, en coincidencia con el lanzamiento del iPad y de Instagram, una de las redes sociales más populares.
Aunque esta categorización puede ser útil para observar ciertos patrones o tendencias, es importante aclarar que no está exenta de críticas. Muchos expertos en sociología y psicología cuestionan la validez de agrupar a las personas por años de nacimiento. Las diferencias sociales, económicas y culturales dentro de una misma generación suelen ser más significativas que las que pueden existir entre generaciones distintas. Además, la composición demográfica (incluyendo factores culturales y étnicos) varía considerablemente entre regiones y países, esto también sugiere que las características atribuidas a un grupo etario no siempre son universales2.
Los críticos de esta categorización también argumentan que el concepto de Generación Alfa parece estar impulsado principalmente por el marketing, con el objetivo de definir y anticipar las características de los futuros consumidores. Si bien es posible que con el tiempo surjan rasgos generacionales distintivos, por ahora la evidencia para considerar a la Generación Alfa como una generación separada de la Generación Z es limitada3.
Sin embargo, más allá de estas reservas, mirar el futuro a través de los ojos de una generación que nació jugando frente a las pantallas de los dispositivos electrónicos y consultando con la inteligencia artificial (IA), puede resultar un ejercicio muy revelador.
Los integrantes de la generación Alfa están creciendo en un mundo donde la tecnología no es un plus, sino parte del entorno natural. No conocieron un mundo sin Wi-Fi, smartphones, ni streaming. Para ellos, hablar con un asistente de voz, tocar una pantalla para obtener una respuesta o aprender a programar desde la infancia no es algo extraordinario, sino cotidiano. Y un dato no menor: esta es la primera generación que convive con la IA como parte del paisaje diario. Esto lleva a pensar que su futuro laboral podría estar estrechamente vinculado con el desarrollo y gestión de estas tecnologías. De alguna manera, serán quienes diseñen el futuro digital y quienes deban tomar decisiones sobre sus límites, sus riesgos y su impacto en la vida cotidiana.
Se les atribuyen varias características: una alta familiaridad con los dispositivos digitales, habilidades de aprendizaje autodirigido gracias a las plataformas interactivas, gran capacidad de adaptación y un pensamiento menos lineal y más visual. Desde muy temprana edad han estado expuestos a la diversidad cultural y a narrativas sobre igualdad de género, sostenibilidad y derechos humanos, lo que los hace muy sensibles a esta problemática4.
Pero no todo son fortalezas. También enfrentan riesgos: la sobreexposición a las pantallas, los problemas de concentración, el impacto de las redes sociales en la autoestima y la salud mental, y la falta de socialización son algunos de ellos. Al crecer inmersos en tecnologías avanzadas, los miembros de esta generación también enfrentan la posibilidad de desarrollar un fenómeno que ya se observa entre los jóvenes de hoy, la llamada “pereza metacognitiva”. Se trata de la tendencia a evitar el esfuerzo mental que implica reflexionar sobre los propios procesos de pensamiento y aprendizaje, lo que puede traducirse en una falta de disposición para planificar, evaluar y ajustar estrategias cognitivas.5. En este contexto, si no se promueve activamente el pensamiento crítico y la reflexión desde una edad temprana, la tecnología puede convertirse en un sustituto del esfuerzo cognitivo en lugar de una herramienta para potenciarlo.
Pero, también hay oportunidades: esta es una generación que entiende el lenguaje tecnológico desde la infancia y tiene el potencial de cambiar las reglas del juego.
Es probable que el mundo laboral que construya la Generación Alfa sea radicalmente distinto al que conocemos hoy. Ya estamos presenciando cambios como el teletrabajo, las plataformas colaborativas, los equipos distribuidos en diferentes partes del mundo.
En base a las característica anticipadas para esta generación, el espacio de trabajo deberá transformarse profundamente, tanto a nivel físico como en su organización y cultura, para responder a las nuevas demandas:
Pero todo esto es apenas el punto de partida. En lugar de oficinas tradicionales, podríamos ver entornos completamente virtuales donde la realidad aumentada y la IA convivan con la creatividad humana. Las jornadas laborales podrían dejar de medirse en horas y empezar a definirse por objetivos. Y más importante aún: en un mundo marcado por la automatización, el trabajo humano deberá resignificarse. La generación Alfa, con su vínculo natural con la tecnología, será la encargada de redefinir qué significa trabajar y para qué se trabaja.
En definitiva, imaginar el futuro del trabajo no consiste solo en proyectar avances tecnológicos o tendencias emergentes. Implica comprender qué tipo de personas lo liderarán. La Generación Alfa tiene el potencial de transformar no solo el mundo laboral, sino muchos otros aspectos de nuestra vida. Pero, para que eso ocurra, se necesitan algo más que habilidades digitales: hace falta criterio, empatía, curiosidad y compromiso con lo colectivo. El futuro no se construye solo con código, se construye con los valores de las personas que lo escriben.
Referencias:
1 https://mccrindle.com.au/article/topic/generation-alpha/everything-you-need-to-know-about-generation-alpha/
2 PARKER, K. (2023): “How Pew Research Center will report on generations moving forward”.
3 NAGY, Á. & KÖLCSEY, A. (2017): “Generation Alpha: Marketing or Science”.
4 JHA, A. (2020): “Understanding Generation Alpha”.
5 YIZHOU FAN et al. (2024): “Beware of metacognitive laziness: Effects of generative artificial intelligence on learning motivation, processes, and performance“.
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