#102 Marzo 2022

Trabajar con propósito

En un contexto volátil e impredecible como el de hoy, contar con un propósito claro puede colmar el trabajo de significado y convocar a las personas en torno a objetivos comunes.

Una publicación de Contract Workplaces

En 2020, la pandemia de COVID-19 obligó a organizaciones de todo el mundo a implementar formas completamente nuevas de trabajar y operar en medio de una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes. Los esfuerzos que tuvieron que hacer para concebir nuevas estrategias y planificar los rumbos de acción necesarios para seguir funcionando en la emergencia pusieron de relieve la enorme importancia de los colaboradores para actuar bajo presión.

Muchos trabajadores tuvieron que adoptar estilos de trabajo más flexibles y heterodoxos, con menos posibilidades de conectar con la organización y el resto de los colegas para contar con una experiencia laboral positiva capaz de brindar identidad, sentido de pertenencia y propósito.

Esto pone de relieve la necesidad de que las empresas se preparen para seguir operando en escenarios inciertos mientras dure la amenaza del COVID-19, o cualquier otra contingencia que nos depare el futuro. Para ello deberán poner el foco en las personas e involucrar a los líderes a fin de crear claridad en torno al propósito de la organización: qué es lo que ofrece y por qué existe^¹.

El propósito es el fundamento de las organizaciones consolidado en un conjunto de valores que no dependen de las circunstancias, y la vara que permite ponderar las acciones y decisiones que se toman en todas las áreas. En un contexto volátil e impredecible como el que hoy nos toca vivir, contar con un propósito claro puede colmar de significado al trabajo y convocar a las personas en torno a objetivos comunes.

A diferencia de otras épocas, hoy, el propósito corporativo no se enfoca únicamente en el rédito económico, sino también en las contribuciones más amplias que puede hacer la empresa para ayudar a las personas y a la sociedad a abordar los desafíos que enfrentan: la inclusión, el cuidado del medio ambiente, el cambio climático, etc. La ganancia se ha transformado en un producto del propósito, pero ya no es la ganancia per se^².

El sentido de propósito es una necesidad inherentemente humana. Y, dado que el trabajo desempeña un papel central en la vida y la sociedad actuales (ocupa las dos terceras partes de nuestra vigilia y representa una fuente de recursos para afrontar las necesidades de la vida), cuando nuestras tareas nos brindan un fuerte sentido de propósito, el trabajo se convierte en una fuente de realización personal.

Incentivar a las personas y conectarlas con tareas y proyectos que las hagan sentir pasión y compromiso dentro de una cultura organizacional orientada por un propósito fuerte, les permitirá a las empresas prosperar mucho después de que la pandemia retroceda.

Trabajo con propósito y significado

En la actualidad, con la pandemia de COVID-19 en retroceso en la mayor parte de los países del mundo, las empresas se enfrentan al desafío de revitalizar el compromiso de sus empleados de cara al futuro. Al igual que la tecnología hace algunas décadas, hoy, el propósito y el significado en el trabajo se han convertido en un imperativo empresarial cada vez más importante.

Un propósito es la razón por la cual algo existe, se hace o se utiliza; establece un objetivo, una intención o una meta; le brinda motivación y significado a lo que hacemos. Dado que un propósito determinado encarna ciertos valores y creencias, cuando compartimos el propósito de una empresa nos sentimos más predispuestos a comprometernos y a avanzar en la misma dirección.

Según Simon Sinek, nos sentimos más atraídos por las organizaciones que expresan claramente sus creencias y su propósito, los motivos que responden por qué existe la empresa. Este potencial para apelar a lo emocional nos hace sentir que formamos parte de una comunidad y les confiere una enorme capacidad de motivación^³.

Y es esta motivación lo que necesitamos en esta era de inestabilidad provocada por los grandes cambios que hemos sufrido en las últimas décadas (la globalización, el crecimiento exponencial de la tecnología, el cambio climático, los cambios demográficos, etc.) junto con los dos últimos años de pandemia. Esto ha colocado al sentido de propósito entre las prioridades de la fuerza laboral actual.

Las personas buscan nuevas respuestas, especialmente los Millennials, una generación que construye cada vez más su identidad en torno al propósito para dar sentido a un mundo en rápida evolución. Y esto abarca desde sus pautas de consumo hasta su trabajo, sus comunidades y sus relaciones^⁴.

Cuando el trabajo que realizamos cuenta con un propósito fuerte que le da sentido al esfuerzo y el tiempo que le dedicamos y, al mismo tiempo, es coherente con nuestros propios valores, estamos frente a un trabajo significativo.

Este nuevo paradigma también representa una oportunidad para pasar de las políticas empresariales centradas en los incentivos económicos a las prácticas que aumentan el compromiso, la lealtad y la productividad de los trabajadores estableciendo un propósito capaz de satisfacer unas necesidades mayores que las propias.

La pregunta es: ¿qué factores hacen que un trabajo sea significativo? De acuerdo con las investigaciones^⁵, existen tres niveles bien diferenciados, aunque complementarios:

→ A nivel personal. El deseo de tener un impacto positivo en los demás define la búsqueda de un trabajo significativo. Las personas con una vocación fuerte son las que más se enfocan en la satisfacción que brinda un trabajo orientado al propósito y el beneficio de la sociedad.

→ A nivel interpersonal. El compromiso con la perspectiva social y política de la organización, junto con las oportunidades para ayudar o asesorar a otros, le otorgan más significado al trabajo.

→ A nivel organizacional. La comunicación clara del propósito y los valores de la empresa, junto con una cultura coherente, un liderazgo comprometido, una comunicación clara de la contribución de cada empleado al funcionamiento de la organización a través de su trabajo, y el respeto por la autonomía y la diversidad son componentes clave para construir un trabajo significativo.

El sentido de propósito, la sensación de ser parte de algo más grande, es importante para cualquier organización. Pero, ¿de quién depende encontrar un propósito en el trabajo? ¿De los empleados o de los líderes? Según Jacob Morgan es una responsabilidad compartida que surge cuando, por un lado, la organización es capaz de conectar el trabajo de cada colaborador con su impacto en la empresa y, por el otro, cuando el empleado se siente dispuesto a contribuir y dar lo mejor de sí para lograrlo. No es un hecho unilateral^⁶.

Los beneficios de trabajar con propósito

Realizar un trabajo significativo y con propósito se correlaciona con una amplia gama de beneficios, tanto para los empleados como para las compañías:

→ Fomenta las emociones y actitudes positivas de los colaboradores tales como la iniciativa, la curiosidad, la autoeficacia y la motivación.

→ Mejora el bienestar de los empleados. Encontrar significado en el trabajo disminuye la ansiedad y la depresión, y es un beneficio que se equipara con el nivel de salario y la seguridad laboral.

→ Mejora la productividad. Los empleados que se sienten satisfechos con un trabajo significativo tienen más probabilidades de reportar un desempeño superior al 80%^⁷.

→ Disminuye el ausentismo. Las personas que trabajan con un propósito no solo están más presentes físicamente en el trabajo, sino que también están más presentes psicológica y emocionalmente.

→ Aumenta la retención y la atracción de personal. A medida que aumenta la flexibilidad de la fuerza laboral, las empresas deben ofrecer razones más profundas para retener y atraer a los mejores talentos. Un trabajo significativo es el mejor motivo, especialmente entre las jóvenes generaciones.

El 83% de la Generación Millennial en los EE.UU. considera el propósito de una empresa a la hora de decidir dónde trabajar^⁸.

→ Sirve como fuerza estabilizante durante periodos de crisis y permite a las organizaciones seguir operando con menos turbulencias.

“Todas las organizaciones saben ‘qué’ hacen; esto es, los productos o servicios que ofrecen. Algunas saben ‘cómo’ lo hacen; estas son las características que las convierten en especiales y las diferencian de su competencia. Pero son muy pocas las que saben ‘por qué’ hacen lo que hacen”. Simon Sinek.