Algunas medidas que podemos adoptar en el diseño y la operación del espacio de trabajo para ayudar a prevenir o moderar la posibilidad de interrupciones eléctricas.
Una publicación de Contract Workplaces
En el lapso de casi dos siglos, la energía eléctrica se ha convertido en una de las tecnologías más disruptivas de la historia. Ha transformado totalmente la vida de las personas, la industria y la economía permeando todas nuestras experiencias cotidianas, desde el funcionamiento de servicios básicos tales como el suministro de agua potable, hasta el acceso a Internet. La electricidad se volvió tan esencial en nuestro día a día que no concebimos la vida sin ella.
Porque lo cierto es que la electrificación cambió profundamente nuestra civilización. La iluminación eléctrica, por ejemplo, permitió mantener la actividad durante la noche en las fábricas y las ciudades con la consecuente modificación de nuestros ritmos biológicos, incluidos los momentos dedicados al trabajo, el ocio y el descanso. La llegada de tecnologías tales como el ascensor también transformó el paisaje urbano al permitir el crecimiento de los edificios en altura y no solo en horizontal.
De igual manera, la energía eléctrica tuvo un gran impacto en la morfología de la planta de los edificios de oficinas. Cuando el aire acondicionado y la iluminación artificial devinieron en norma, su superficie pudo alcanzar dimensiones que antes estaban limitadas por el acceso a la ventilación y la luz natural.
En definitiva, el moderno edificio de oficinas tal como hoy lo conocemos, es producto de la alta disponibilidad de energía a bajo precio de la que, hasta hace poco, veníamos gozando. Sin embargo, este recurso al que solemos dar por sentado –especialmente en las grandes ciudades del mundo desarrollado– puede estar en riesgo y poner en peligro el desarrollo normal de todas las actividades.
En el mundo actual, casi todos los servicios esenciales dependen de la electricidad, desde los sistemas financieros y las redes de comunicación hasta la provisión de agua potable y combustible, el funcionamiento de las señales de tráfico y las redes de transporte. Sin electricidad, el aire acondicionado y los sistemas de calefacción dejarían de funcionar, no tendríamos acceso a medicamentos, alimento ni agua limpia, y la actividad comercial se paralizaría.
La infraestructura moderna y nuestra forma de vida dependen completamente de la electricidad, por eso es importante comprender cuáles son sus puntos débiles y los riesgos que enfrenta este recurso sobre el que hemos edificado una civilización entera.
De acuerdo con un informe de Brookings Institution1, existen varias tendencias convergentes que están acelerando una cantidad de cambios de gran alcance en la disponibilidad de la energía eléctrica:
Los cortes de energía generalizados y duraderos nos han tocado de cerca y sabemos lo que significan. En junio de 2019, casi todo el territorio de la Argentina, Uruguay y Paraguay se vio afectado por un corte que dejó sin electricidad a casi 40 millones de personas. Sin embargo, estos eventos son menores en comparación con el tipo de interrupción que los expertos temen en el futuro, sobre todo frente a la creciente demanda de energía por parte de una población cada vez más numerosa y al uso intensivo de las nuevas tecnologías2.
El profundo impacto que estos eventos pueden tener en las empresas y las personas significa que es más necesario que nunca planificar también para este tipo de riesgos a fin prevenir y mejorar la resiliencia de nuestras organizaciones frente a la amenaza de un blackout prolongado.
Proteger nuestro negocio ante la posibilidad de interrupciones eléctricas es un punto clave para asegurar la continuidad de la operación, aun en situaciones extremas. Las empresas pueden adoptar algunas de estas medidas para ayudar a prevenir o moderar estas contingencias, evitando la sobrecarga innecesaria de las redes:
→ Diseñar para optimizar el ahorro energético. El aire acondicionado y la iluminación son los sistemas que más energía demandan en el lugar de trabajo. Esto los convierte en las áreas con mayor potencial de ahorro y sobre las cuales es preciso enfocar los esfuerzos.
La eficiencia energética de un espacio o edificio de oficinas depende de varios elementos y comienza con el diseño. Factores tales como la morfología (geometría, altura y profundidad de la planta), la orientación, la aislación térmica de la envolvente, los detalles constructivos, el perímetro de aventanamiento y las características de las aberturas, entre otros, determinarán las posibilidades de ahorro y control térmico y lumínico.
Pero, el layout también es importante. Algunas estrategias de diseño tales como el uso de frentes vidriados en los espacios cerrados y la utilización de paneles bajos en las estaciones de trabajo (o la ausencia de estos) promueven al máximo el uso de la luz solar. Definir una zonificación que privilegie la iluminación natural ubicando las áreas operativas sobre el perímetro de la planta también representa una excelente estrategia. En las oficinas cerradas o salas de reuniones se pueden implementar algunas soluciones de cerramiento vidriado que permiten el paso de la luz natural sin perder privacidad, con un excelente nivel de transmisión lumínica que puede rondar el 85%.3
La elección de los materiales para aprovechar sus propiedades también será crucial. Por ejemplo, la inercia térmica del hormigón permite almacenar la energía térmica en el interior del edificio en invierno mientras que impide la entrada del calor en verano. El uso de los colores también puede ayudar ya que los tonos claros reflejan la luz y el calor mientras que los oscuros los absorben.
→ Implementar el control inteligente. La implementación de oficinas inteligentes puede generar ahorros significativos de energía a través de la eficiencia energética. Esta tecnología permite hacer el seguimiento constante de los sistemas de iluminación y aire acondicionado, los cuales son monitoreados constantemente teniendo en cuenta el momento del día, las variaciones del clima exterior, el factor de ocupación, la actividad y las preferencias personales.
→ Adoptar el uso de energías renovables y no convencionales. Estos recursos energéticos jugarán un papel cada vez más importante en el futuro ya que son renovables y su uso garantiza la seguridad del abastecimiento energético. En el caso de los espacios y edificios de oficinas, las alternativas incluyen:
Referencias:
1 EBINGER, C. K. & BANKS, J. P. (2013): “The Electricity Revolution”. Brookins Institution.
2 GRAY, R. (2019): “What would happen in an apocalyptic blackout?”.
3 https://www.vasa.com.ar/product/226/
4 US DEPARTMENT OF ENERGY: “Choosing and Installing Geothermal Heat Pumps”. https://www.energy.gov/energysaver/choosing-and-installing-geothermal-heat-pumps
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