Cómo aprovechar el potencial de la tecnología construyendo una cultura digital sólida y consistente.
Una publicación de Contract Workplaces
Durante los últimos años asistimos al surgimiento de numerosas tecnologías disruptivas que han transformado los mercados y modificado radicalmente el comportamiento tanto de clientes como de empleados, tendencia que está provocando cambios profundos en todos los ámbitos.
El surgimiento de nuevas formas de consumir, de relacionarse y de trabajar ha llevado a las empresas a replantearse la forma en la que operan: las compras, la facturación, el intercambio de documentos, las comunicaciones internas y con los clientes, por citar solo algunas tareas, ya están siendo realizadas a través Internet gracias a los millones de dispositivos conectados a la red.
Y, si bien antes de la llegada de la pandemia de COVID-19 muchas empresas ya habían implementado una transformación digital o estaban trabajando en eso, la mayoría no se encontraba lo suficientemente avanzada como para enfrentar la emergencia. Según una encuesta de McKinsey1, en tan solo unas semanas (a veces, menos), compañías de todos los rubros y tamaños tuvieron que acelerar el proceso de transformación digital de sus operaciones internas lo que, en otras condiciones, les hubiera llevado de tres a cuatro años.
Hoy, la transformación digital es imprescindible para seguir operando. Gracias a la conectividad global, el auge de las redes, las plataformas de comunicación instantánea, la videoconferencia y la telepresencia, las formas de trabajo tradicionales se han convertido en un proceso mucho más ágil y dinámico basado en la comunicación interactiva.
Frente a esta nueva normalidad basada en la tecnología es necesario que las organizaciones estén dispuestas a innovar y evolucionar. Esto significa que las personas que la integran (desde el top Management hasta los empleados) deberán cambiar la forma en la que piensan, actúan y procesan la información. En resumen, para mantenerse al día con la velocidad y el ritmo de la disrupción digital, las organizaciones deberán centrarse en la construcción colectiva de una cultura digital coherente con los nuevos modelos de trabajo y de negocios.
Hace unas pocas décadas, las computadoras recién estaban surgiendo como una herramienta destinada a mejorar el trabajo. Pero cuando Internet y las tecnologías de la información y la comunicación estuvieron al alcance de todos, los cambios afectaron no solo el ámbito técnico sino también nuestros hábitos sociales creando una nueva dimensión: el espacio virtual. Esto introdujo nuevos conceptos y modificó algunos límites que se creían firmes. Hoy, las complejas tecnologías que utilizamos no pueden verse simplemente como herramientas que nos ayudan a realizar nuestras tareas sino más bien como entornos2.
En estos nuevos entornos virtuales, la tecnología tiene una enorme influencia capaz de modelar los patrones de comunicación y las formas de trabajar y relacionarnos. Esto significa que la transformación digital no solo incluirá los cambios tecnológicos necesarios y demandará de los trabajadores mejores habilidades digitales; también implicará un nuevo enfoque de los modelos tanto organizacionales como sociales.
El esfuerzo realizado en este proceso solo puede ser fructífero si las personas se alinean con la nueva cultura digital. Una investigación reciente reveló que más del 90% de las iniciativas de transformación digital fracasan porque muchas organizaciones creen que invertir en tecnologías digitales es suficiente para impulsarlas hacia la era digital3. A menos que la gente acompañe en esta transformación, las empresas no lo lograrán.
En definitiva, las nuevas tecnologías pueden aportar un nuevo valor al negocio, pero las organizaciones solo podrán aprovechar ese potencial si tienen una cultura digital adecuada y firmemente arraigada entre su fuerza laboral. Las empresas que invierten su esfuerzo en consolidar estos nuevos valores crean un ecosistema propicio para el aprendizaje, la experimentación y el crecimiento continuos.
El acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación ha tenido un impacto significativo en todas las áreas de la actividad comercial. Pero la tecnología por sí sola no puede impulsar a una organización hacia el futuro digital. Hay varias razones por las que una cultura digital es importante a la hora de respaldar la transformación que las organizaciones necesitan hoy:
→ Aplana las jerarquías y agiliza el trabajo.
→ Motiva a los empleados a probar cosas nuevas al tiempo que mejora el aprendizaje y la integración de la fuerza laboral.
→ Atrae talentos de las jóvenes generaciones. Los Millennials y Centennialsaspiran a ser parte de una cultura digital en el marco de un lugar de trabajo más democrático, colaborativo y autónomo.
→ Aumenta el compromiso y la lealtad de los empleados.
→ Prepara la empresa para el futuro.
En otras palabras, un entorno en el que las personas y la tecnología puedan coexistir y prosperar juntas genera una cultura digital sólida con el foco en el desempeño, el propósito y el aprendizaje continuo.
Referencias:
1 La encuesta se realizó del 7 al 31 de julio de 2020 entre altos directivos que representan la gama completa de regiones, industrias, tamaños de empresas y especialidades.
2 UZELAC, A. & CVJETIĆANIN, B. (2008): “Digital Culture: The Changing Dynamics”. UNESCO.
3 COUCHBASE (2017): “Is The Data Dilemma Holding Back Digital Innovation?”.
DUERR, S. et al. (2018): “What is Digital Organizational Culture? Insights from Exploratory Case Studies”.
TRUSHKINA, N. et al. (2020): “Digital transformation of organizational culture under conditions of the information economy”.
UZELAC, A. & CVJETIĆANIN, B. (2008): “Digital Culture: The Changing Dynamics”. UNESCO.
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