La tecnología en el espacio de trabajo

La ciencia ficción ha sido una gran cantera de inspiración para muchas de las ideas y desarrollos tecnológicos de hoy. En 1993, Vernor Vinge –matemático, profesor de Ciencias de la Computación y prolífico escritor de ciencia ficción– acuñó el término “Singularidad” para referirse a un momento de cambio tecnológico enormemente acelerado en el que la Inteligencia Artificial alcanzará un punto tal que superará a la inteligencia humana.

Para algunos investigadores tales como Ray Kurzweill, ese momento ya está muy próximo. Según este ingeniero de Google y cofundador de Singularity University, las máquinas alcanzarán el mismo nivel de desarrollo que la inteligencia humana hacia 2029 y la Singularidad ocurrirá en algún momento de 2045; otros la ubican hacia el año 2100. Sin embargo, a pesar de estas sutiles diferencias, la mayor parte de los futuristas coinciden en que la humanidad se está acercando aceleradamente hacia un nuevo paradigma gracias a la innovación tecnológica.

Sea como fuere el futuro, lo cierto es que hoy ya vivimos en una era de cambios constantes que se están incrementando exponencialmente a medida que transitamos por la revolución tecnológica, social, económica y política más profunda, amplia y rápida que jamás haya ocurrido en la historia de la civilización. Estos cambios están transformando radicalmente el comportamiento y las costumbres sociales, las características de los mercados y las formas de trabajar. ¿Cómo deben adaptarse las empresas para mantener el ritmo de la evolución tecnológica en este escenario tan incierto?

Según la Ley de Martec enunciada por Scott Brinker, una organización no puede cambiar más rápido que la tecnología. Y este es el gran dilema para la mayor parte de las empresas del siglo XXI: la tecnología está evolucionando tan rápido que las organizaciones no la pueden absorber.

Para evitar ser devoradas por la velocidad de los cambios, aquellas empresas que quieran sobrevivir en este nuevo escenario tecnológico deberán evolucionar, aprender y adaptarse a los nuevos modelos que están surgiendo. De esta forma ampliarán sus oportunidades, mejorarán sus procesos y satisfarán las necesidades y expectativas de una nueva generación de clientes y empleados digitales cada vez más conectados y exigentes.