FMContract Workplaces
#124 Noviembre 2025

La Quinta Inteligencia

Por Regan Donoghue*, fundadora y CEO de Futurian

ALGUNAS MARCAS QUE NOS ACOMPAÑAN

Una publicación de Contract Workplaces


El debate sobre la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una especulación futurista para convertirse en una realidad ineludible que exige participación activa y sabiduría ancestral. Tanto la IA como la inteligencia aumentada poseen un potencial inmenso, pero es fundamental comprender su verdadero propósito: la IA no reemplazará a los seres humanos; serán los humanos que entiendan y utilicen la IA quienes sustituyan a quienes no lo hagan.

Esta es la premisa central de la conferencia de Regan Donoghue: las limitaciones actuales de la IA –especialmente su incapacidad para manejar la empatía y la complejidad de las necesidades humanas–hacen indispensable lo que ella denomina la “Quinta Inteligencia”, la pieza faltante en la era de la automatización. Elementos como la intuición, la narrativa, la confianza y la resonancia emocional están siendo desplazados por los ideales modernos de productividad y eficiencia.

La paradoja de la automatización: ¿amenaza o evolución?

Un ejemplo recurrente de esta brecha se observa en la frustración que sienten las personas al interactuar con sistemas automatizados por teléfono, cuando la máquina se limita a repetir “Lo siento, no entiendo” en lugar de atender la necesidad humana. De hecho, la IA ya ha sido “despedida” de varios trabajos.

Entre los casos más notorios, Donoghue menciona el de IBM Watson Health, que fue retirado del sector sanitario en 2022 tras una inversión de aproximadamente cuatro mil millones de dólares, debido a que ofrecía recomendaciones médicas imprecisas. Aún más preocupante fue el caso de un bot de IA diseñado para una línea de ayuda sobre trastornos alimentarios, que cometió la grave equivocación de recomendar un plan de pérdida de peso, demostrando que la IA sigue rezagada en la comprensión de la empatía y las necesidades humanas fundamentales.

Aunque la IA opera las veinticuatro horas del día y posee capacidades de procesamiento equivalentes a las de una mente humana con formación avanzada, Donoghue sostiene que lo que reside en nuestro cerebro es mucho más poderoso que lo que contienen las máquinas más sofisticadas. Nuestro verdadero “superpoder” radica en la historia, la cultura y las creencias compartidas que se sustentan en la imaginación colectiva.

Los seres humanos de la antigüedad prosperaron gracias a la colaboración; ser aislado de la tribu equivalía a una sentencia de muerte. Esta capacidad de cooperación a gran escala se manifiesta hoy en fenómenos como las marcas y las identidades colectivas –por ejemplo, la afición a un equipo de fútbol que une a miles de desconocidos–. Citando a Yuval Noah Harari en Sapiens, Donoghue recuerda que las marcas y las instituciones son, en esencia, ficciones intersubjetivas: construcciones simbólicas sostenidas por la creencia compartida. El valor de una marca de lujo no radica en el objeto material, sino en la construcción emocional que la sustenta.

De esta observación surge el concepto de Inteligencia Ancestral (IAQ) propuesto por Donoghue como una categoría conceptual que involucra la cultura, las historias y la sabiduría acumulada de la humanidad. Esto se manifiesta en gestos tan simples como la capacidad de reconocer cuándo un cliente está molesto o necesita ayuda, algo que la IA actual todavía no puede replicar.

El miedo ancestral a la evolución tecnológica

Para comprender la relación contemporánea con la tecnología, Donoghue ofrece un contexto histórico: la resistencia al cambio tecnológico ha sido una constante a lo largo de los siglos. El miedo a lo desconocido forma parte de nuestros instintos de supervivencia. Este impulso primitivo nos lleva a evitar la “cueva oscura” en el bosque, aunque en su interior pueda haber una mina de diamantes; el temor nos impide descubrir oportunidades valiosas.

Incluso, figuras prominentes de la historia como Sócrates temieron las innovaciones tecnológicas. El filósofo griego advertía que la escritura podría marcar el fin de la sabiduría y hacer que la humanidad olvidara cómo pensar. Paradójicamente, su discípulo Platón registró sus enseñanzas, garantizando así su inmortalidad. Más tarde, surgieron temores similares ante la imprenta, la máquina de vapor o el ferrocarril. Desde esta perspectiva, la IA no representa una amenaza existencial, sino una nueva etapa de evolución.

Donoghue subraya que la ficción de Hollywood ha promovido una narrativa distópica en la que la IA despoja de todo y nos reemplaza por completo. Sin embargo, la realidad es diferente: en el laboratorio X (antes Google X) de Silicon Valley, los robots en fase de entrenamiento se comportan como “niños pequeños”, chocando con las paredes y tropezando constantemente. Entonces, la pregunta no es si los robots están apoderándose del mundo, sino si están asumiendo las tareas que los humanos ya no deseamos realizar.

La verdadera amenaza para la humanidad no radica en la colaboración con las máquinas, sino en la apatía. El peligro real es permitir que las máquinas hagan todo el trabajo en nombre de la eficiencia. Donoghue recuerda que, con la caída del Imperio Romano, gran parte de su conocimiento técnico se perdió durante siglos porque nadie conservó ni transmitió su historia. Por ello, advierte sobre la importancia de cuestionar quién controla la narrativa actual sobre la IA, que hoy está siendo escrita principalmente por ingenieros, multimillonarios y capitalistas de riesgo.

La Quinta Inteligencia: el ser humano como arquitecto y amplificador de la IA

Para superar estos desafíos, Donoghue propone despertar las cuatro inteligencias fundamentales que preceden a la Quinta:

  • CI (Coeficiente Intelectual): basada en la memorización y recuperación de conocimientos, es la más amenazada por la IA.
  • IS (Inteligencia Social): la capacidad de interpretar entornos y conectar con otras personas.
  • IE (Inteligencia Emocional): empatía, compasión y preocupación por los demás, atributos del verdadero agente humano.
  • IAnt (Inteligencia Ancestral): la sabiduría que proviene de la cultura, las historias y las creencias compartidas.

La IA, sostiene Donoghue, no debe reemplazar estas inteligencias, sino amplificarlas. De esa sinergia surge la Quinta Inteligencia: la unión del poder humano con la tecnología, utilizada para potenciar las capacidades individuales y colectivas.

Aplicar la Quinta Inteligencia implica un potencial verdaderamente superhumano. Un médico, por ejemplo, podría acceder de inmediato a toda la investigación relevante y, al mismo tiempo, aplicar su juicio clínico y su experiencia emocional para interpretar lo que una IA, como Watson, no pudo comprender. Un docente podría crear programas de aprendizaje personalizados para cada estudiante según su nivel de habilidad. Incluso los artistas podrían inspirarse en teorías y conceptos de diseño ancestrales para enriquecer sus obras contemporáneas.

El error no reside en utilizar la IA, sino en hacerlo sin el toque humano. Una docente puede permitir que sus alumnos empleen herramientas de IA para redactar sus trabajos, pero debe exigirles que los superen con su propio pensamiento crítico, demostrando su capacidad de análisis, síntesis y razonamiento. La herramienta, en este sentido, se convierte en un desafío intelectual, no en un sustituto del esfuerzo.

Gobernanza y colaboración: cómo integrar la humanidad en el futuro digital

Para garantizar que la IA evolucione de forma beneficiosa, Donoghue enfatiza la necesidad de participar activamente en su desarrollo. Ello implica reintroducir la humanidad en la ecuación tecnológica. Los errores de algunos algoritmos y plataformas evidencian la urgencia de una supervisión humana sólida.

En el lugar de trabajo, resulta esencial fomentar la transparencia sobre el uso de la IA. Los equipos deben declarar abiertamente cuándo y cómo planean emplearla en un proyecto, estableciendo parámetros claros que generen confianza y comprensión colectiva.

Para avanzar en este rumbo, Donoghue recomienda elaborar una taxonomía de habilidades que permita identificar cuáles deben ser actualizadas (reskilling) y cuáles pueden mejorarse (upskilling), incorporando nuevas competencias como la ingeniería de prompts.

Otro aspecto urgente es la gobernanza de la IA que requiere establecer protecciones y límites éticos. Actualmente, la IA tiene acceso a la mayor parte de la información disponible en internet y a los datos de los dispositivos personales, con los permisos que los usuarios han otorgado al adquirirlos. Por ello, el desafío no es impedir el avance tecnológico, sino construir marcos éticos y normativos que definan su uso responsable.

La clave para trabajar con IA es la interacción y la colaboración constantes. No se trata de aceptar pasivamente las respuestas de modelos como ChatGPT, sino cuestionarlas, refinarlas y aportar la propia humanidad al proceso. La IA aprende de las preguntas y del criterio humano que las guía.

En última instancia, Donoghue concluye que, si la humanidad desea evolucionar, debe abrazar el futuro con conciencia y responsabilidad. No se trata de huir del cambio, sino de integrar la sabiduría ancestral con la innovación tecnológica. Al programar más humanidad en la IA, el ser humano puede alcanzar un potencial colectivo sin precedentes.

La manera de construir este futuro es adoptar el enfoque de la Quinta Inteligencia, donde los humanos actuamos como arquitectos y la IA como herramienta amplificadora. Tal como una mina de diamantes oculta en una cueva oscura, la IA representa una oportunidad extraordinaria que puede perderse si domina el miedo. Si, en cambio, se combina información, educación y sabiduría ancestral, la humanidad podrá descubrir la verdadera riqueza de esta evolución.

Puedes ver el video completo aquí.


*Regan Donoghue es fundadora de Futurian, una firma de estrategia en IA enfocada en la transformación laboral y la innovación en espacios de trabajo. Desde 2020, trabaja como consultora interna en Waymo –la empresa de vehículos autónomos de Google– dentro del mundo de la IA y la robótica, liderando iniciativas centradas en el comportamiento humano, la estrategia laboral y del entorno de trabajo.


Desde hace varios años nos reunimos en Worktech para hablar sobre el futuro del mundo laboral y los espacios de Read more

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