Finanzas y bienestar laboral

Las grandes transformaciones de los últimos años en el mundo laboral nos han enfrentado a grandes tensiones que generan estrés, un estado caracterizado por presiones y demandas que afectan la salud física y mental, especialmente en contextos laborales marcados por una alta exigencia.

Y aunque es cierto que las personas somos flexibles y podemos habituarnos a circunstancias adversas, cuando estas se prolongan en el tiempo se produce un desborde capaz de ocasionar trastornos orgánicos y psicológicos. Este agotamiento físico y emocional se traduce en consecuencias negativas tanto en la vida personal como en el desempeño laboral.

La respuesta sostenida al estrés crónico en el ámbito del trabajo es conocida como burnout. En 2019, la Organización Mundial de la Salud lo declaró fenómeno ocupacional y lo describió como un riesgo transversal a múltiples actividades profesionales. Existe evidencia de que ciertas condiciones laborales –que incluyen el entorno psicosocial y físico– pueden aumentar la probabilidad de sufrir o agravar trastornos tales como ansiedad, depresión y agotamiento¹. Según investigaciones recientes, los sectores con el mayor porcentaje de trabajadores que han atravesado burnout al menos una vez son: la salud (84,38%), finanzas y seguros (82,50%) y educación(81,38%)².

En este tipo de contextos, el bienestar laboral no es un plus; es un factor estratégico para sostener la productividad, retener el talento y prevenir el colapso de los equipos. Y dado que las personas son el motor de las organizaciones, la atención al bienestar integral de la fuerza de trabajo requiere acciones concretas que promuevan un ambiente de trabajo saludable, con espacios que les permitiran a los empleados recargar energías y mantener el equilibrio durante toda la jornada.

Estrés, burnout y salud mental

La exigencia laboral en el sector financiero puede ser muy alta. De acuerdo con un estudio de Deloitte, el 17% de los empleados de finanzas y seguros reportan los tres síntomas principales de burnout (agotamiento, bajo desempeño y distancia mental del trabajo), en contraste con el 12% promedio registrado en otros sectores³. En paralelo, un informe reciente mostró que el 55% de los profesionales del área financiera manifiesta sufrir burnout, mientras que un 58% considera abandonar el sector debido al nivel de presión⁴. Estos datos confirman que el estrés y la exigencia son fenómenos estructurales en esta actividad.

Diversos factores contribuyen a este estado de cosas: las crisis económicas, los procesos de reestructuración, fusiones y absorciones bancarias que comprometen la estabilidad, la sobrecarga de tareas, los plazos ajustados y las crecientes demandas de los clientes en un escenario globalizado que exige innovación y competitividad permanentes. Los mercados internacionales no duermen y la expectativa de estar siempre disponible erosiona los límites entre vida laboral y personal.

A esto se suma la irrupción de la inteligencia artificial (IA), el blockchain y la automatización, que obligan a los equipos a adaptarse con rapidez bajo la amenaza constante de quedar obsoletos. Según una encuesta, el 36% de los empleados bancarios temen que su puesto sea reducido o reemplazado por la IA en los próximos 12 meses⁵.

Las consecuencias son múltiples y perjudiciales tanto para el trabajador como para la organización. El síndrome de burnout es una de las manifestaciones más frecuentes del estrés crónico –especialmente entre quienes tienen contacto directo con el público–, y se estima que es responsable de hasta el 60% de los días de trabajo perdidos⁶.

Frente a este panorama, las soluciones también deben abarcar el diseño de los entornos de trabajo como parte de una estrategia integral de bienestar.

Espacios para la restauración

Una de las respuestas más efectivas para enfrentar la presión laboral es el diseño del espacio de trabajo como amortiguador del estrés. El entorno construido ejerce un impacto profundo en el bienestar. Un diseño cuidado no solo contribuye a reducir el agotamiento; también aumenta la productividad y la retención de talento.

Estos son los elementos clave para diseñar espacios que promuevan la salud mental:

• Luz natural. La exposición a la luz natural tiene un impacto positivo en el estado de ánimo, la productividad y la regulación del ritmo circadiano. Favorece la calidad del sueño y ayuda a reducir la fatiga. La luz brillante aumenta los niveles de triptófano, un precursor de la serotonina, hormona asociada con la estabilidad del ánimo y la concentración⁷.

• Elementos naturales. Incorporar plantas, jardines interiores o muros vegetales disminuye el estrés, mejora la calidad del aire y aporta un respiro visual. El contacto con la naturaleza, ya sea de forma directa o a través de vistas al exterior, tiene efectos restauradores, reduce la fatiga mental, mejora la atención y evoca emociones positivas.

Asimismo, el uso de materiales naturales como la madera, la caña o los textiles de fibras naturales, transmite sensaciones de comodidad y calidez. Los colores de la naturaleza, la gama de los azules y los verdes, reducen el ritmo cardíaco y la presión arterial, aliviando el estrés.

• Áreas al aire libre. Los espacios exteriores ofrecen soporte a una amplia gama de actividades productivas y, al mismo tiempo, aportan beneficios desde la perspectiva del bienestar: el contacto con la naturaleza favorece la relajación. Brindar la opción de trabajar al aire libre amplía el ecosistema laboral y permite que cada persona elija el entorno más adecuado para sus tareas.

• Espacios de socialización equilibrada. Resulta esencial ofrecer un balance entre áreas abiertas para la colaboración y la interacción social, y zonas tranquilas para el trabajo individual. Esta diversidad de opciones posibilita que los empleados elijan el ambiente más acorde a sus necesidades, lo que disminuye la frustración y el estrés. Algunas personas requieren espacios que minimicen las distracciones, la estimulación sensorial o el contacto social a fin de controlar el flujo de información y el contacto personal.

• Zonas de descanso y recuperación. Incluir áreas específicas para el descanso, como salas de meditación, espacios de juego o lugares destinados a siestas, permite desconectar por breves lapsos durante la jornada y reducir el estrés acumulado. Se pueden incorporar salas de bienestar (wellness rooms), espacios privados donde los empleados pueden desconectarse unos minutos, meditar, practicar respiración o simplemente descansar en silencio.

Más allá del diseño del espacio, algunas organizaciones complementan estos esfuerzos con políticas que refuercen el bienestar: limitar el envío de correos fuera del horario laboral, promover semanas de desconexión real u ofrecer programas de asistencia psicológica confidenciales y accesibles. Una cultura organizacional que combine entornos laborales saludables con un respaldo institucional sólido constituye el mejor antídoto contra el burnout y el estrés.

Referencias:

1 HASSARD, J. et al. (2011): “Mental health promotion in the workplace – A good practice report”. EU-OSHA .

2 MAMPEL, P. (2023): “El síndrome de burnout por sectores de trabajo: causas y síntomas”. Ringover.

3 BORRET, A. & COOCKSON, C. (2024): “Global mental health crisis hits workplaces”.

4 METHRI, G. (2024): “94% finance experts embrace AI automation amid soaring burnout rates”.

5 GRANT THORNTON (2024): “Equip banking employees for transformation”.

6 ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (2012): “Por qué importa el estrés en el trabajo”.

7 VEITCH, J. A. (2011): “Workplace design contributions to mental health and well-being”. HealthcarePapers