Crear un espacio de trabajo seguro es la base sobre la que se construye la confianza y se sostiene la reputación del sector financiero
Una publicación de Contract Workplaces
En la industria financiera, la confianza es la base de toda relación. Detrás de cada transacción, inversión o estrategia hay información de altísimo valor: datos de clientes, operaciones millonarias, propiedad intelectual, inversiones estratégicas, etc. Garantizar la protección de esta información es una condición indispensable para preservar la reputación y la credibilidad de la institución.
Hoy, la confidencialidad y la privacidad ya no dependen únicamente de bóvedas blindadas o escritorios bajo llave. La digitalización ha redefinido los riesgos y, con ellos, las estrategias para mitigarlos. El diseño de las oficinas se ha convertido en una herramienta estratégica que permite proteger los datos sensibles sin sacrificar la colaboración ni la agilidad operativa.
Un diseño bien planificado puede operar como facilitador activo de la seguridad de la información creando entornos que combinen visibilidad y apertura con barreras acústicas y una configuración inteligente. Esto no solo responde a las buenas prácticas, sino que también refuerza la percepción de profesionalismo y seguridad que esperan clientes y empleados.
Para asegurar la privacidad y confidencialidad, el diseño se centra en varias estrategias y elementos clave.
El espacio físico influye directamente en cómo se maneja la información: es fundamental para proteger la confidencialidad de las conversaciones y la información sensible que se maneja. Las oficinas del sector financiero son un entorno donde cada detalle, desde la disposición de los puestos de trabajo hasta la elección de los materiales, puede marcar la diferencia entre la exposición y la protección de datos críticos.
Entre las soluciones más efectivas se encuentran los despachos privados y las salas cerradas para reuniones confidenciales, los focus pods y los phone booths para llamadas o videoconferencias sensibles. El objetivo es doble: impedir accesos o escuchas no autorizadas y, a la vez, ofrecer entornos cómodos y funcionales para el trabajo cotidiano.


Pero, en los nuevos entornos de trabajo, el trabajo en equipo es fundamental. ¿Cómo se logra la colaboración sin comprometer la confidencialidad? La solución pasa por la zonificación inteligente: áreas abiertas que fomenten la comunicación junto con salas de reunión pequeñas y medianas para intercambios más reservados y espacios cerrados con aislamiento acústico para conversaciones críticas.

Este modelo híbrido –open plan con un alto porcentaje de salas privadas– se ha consolidado como estándar en muchas instituciones. Esto permite que los equipos colaboren sin poner en riesgo la seguridad de la información.
En un entorno financiero, la privacidad de las conversaciones pueden ser tan críticas como el acceso no autorizado a un documento. La oficina debe brindar la posibilidad de que cada espacio cuente con la experiencia acústica que necesita en cada momento:
→ Acondicionamiento acústico: el objetivo es mejorar la calidad del sonido, reduciendo la reverberación y el ruido de fondo para crear un ambiente más confortable y propicio para la comunicación. Los materiales blandos y porosos tales como paneles acústicos, alfombras, cortinas y mobiliario tapizado son ideales para este fin. Esta técnica resulta esencial en los espacios configurados en open space.
→ Insonorización: se trata de utilizar barreras físicas para que el sonido no se transmita entre salas. Esto se logra mediante el uso de materiales que bloquean, absorben o reflejan las ondas sonoras a través de paredes, pisos, techos y otras superficies.


→ Acústica inteligente: consiste en la integración de sonido blanco y soluciones avanzadas de absorción para proteger conversaciones sin necesidad de estructuras adicionales.
Un diseño eficiente combina estas técnicas: un buen acondicionamiento acústico en áreas abiertas para reducir el ruido general, y una insonorización o enmascaramiento en salas que requieren privacidad absoluta.
El control visual en las oficinas del sector financiero es un factor decisivo en la privacidad y confidencialidad al evitar que se puedan ver o registrar actividades sensibles. La disposición del mobiliario y el uso de elementos divisorios son la clave para evitar accesos visuales no deseados.
→ Protección de pantallas: se buscará la ubicación estratégica de los puestos de trabajo para que no sean visibles por personas no autorizadas. El uso de mamparas divisorias, incluso en áreas de open plan, pueden tener alturas específicas para proteger la visibilidad de monitores.
→ Transparencia controlada: el uso del vidrio para separar espacios es un recurso que se implementa para crear un clima de apertura, colaboración y confianza. Pero, en el contexto de las oficinas financieras, debe ir acompañado con opciones de privacidad tales vidrio con tratamientos de oscurecimiento especiales (film inteligente, tratamiento electrocrómico) o esmerilados en zonas sensibles que permitan combinar apertura y reserva.
→ Escritorios limpios y almacenamiento seguro: el diseño del espacio facilita que la seguridad de la información sea parte del día a día, no un obstáculo. La aplicación de una “política de escritorios limpios”, junto con la provisión de lockers para el almacenamiento personal evitan que los documentos sensibles queden a la vista al final de la jornada.


En el sector financiero, la privacidad y la confidencialidad son más que un requisito: son un compromiso con los clientes. El diseño del espacio de trabajo es una herramienta estratégica que permite materializar ese compromiso. Un entorno de trabajo seguro es la base sobre la que se construye la confianza y se sostiene la reputación en una industria donde la discreción es tan valiosa como el capital.
¿Quieres conocer más sobre tendencias relacionadas al mundo del trabajo? Descúbrelas en WOW.
Suscribite