por Víctor Feingold*, CEO de Contract Workplaces
Una publicación de Contract Workplaces
Quienes tengan más de 50 años recordarán la emblemática serie Cosmos, creada a principios de los 80 por el astrónomo y divulgador Carl Sagan. Fue una serie de solo 13 capítulos, pero que tuvo un gran impacto al abordar temas como la cosmología, la exploración espacial, la evolución biológica, la búsqueda de vida extraterrestre y los peligros tecnológicos. En 1990, a instancias del propio Sagan, la sonda Voyager 1 giró su cámara y tomó una foto de la Tierra a 6.000 millones de km para capturarla como “un punto azul pálido” en la vastedad del espacio. Sagan utilizó esta imagen como símbolo para reflexionar sobre la insignificancia y la fragilidad de la humanidad en el cosmos.
¿Por qué Carl Sagan es relevante para esta charla? Porque humanizaba el espacio: no solo hablaba de ciencia, sino también del lugar que los seres humanos ocupamos en el universo. Conectaba lo técnico con la emoción, entendiendo que lo que nos mueve como especie son las ideas, los sueños, los miedos y los símbolos. Su voz transmite humildad cósmica, algo necesario al hablar de colonizar otro planeta.
Carl Sagan fue un ferviente defensor de la exploración de Marte, considerándolo un destino científico fundamental y un espejo para entender mejor la Tierra. Poco antes de morir, grabó un mensaje dirigido a los futuros humanos que pisarían Marte, en el que reflexionaba sobre las posibles razones para estar allí: la necesidad de proteger la Tierra de amenazas como impactos de asteroides, reducir el riesgo de extinción por catástrofes planetarias, la magnífica ciencia que se puede realizar en Marte y el impulso nómada que nos llevó a explorar durante el 99,9% de nuestra historia.
Pero no podemos hablar de Marte sin hablar de Elon Musk, un personaje controvertido y fascinante a la vez. Musk ha expresado repetidamente su visión de convertir la humanidad en una especie multiplanetaria. Su meta es construir una ciudad autosuficiente en el planeta rojo en las próximas décadas para proteger la civilización humana de posibles amenazas. En septiembre de 2024, anunció que SpaceX planea lanzar en 2026 las primeras misiones no tripuladas a Marte en su nave Starship. El plan contempla enviar unas 1.000 naves cada 26 meses con el objetivo de establecer una colonia de 1 millón de personas en 2050.
Las tres razones de Elon Musk para ir a Marte:
Vivir en Marte no será sencillo. Para analizar los requerimientos será necesario considerar los seis desafíos principales con sus posibles soluciones:
→ Temperatura. Marte es mucho más frío que la Tierra, con temperaturas que pueden llegar a -140 ºC y amplitudes térmicas de hasta 100 grados entre el día y la noche.
→ Alimentación. No se considera uno de los problemas más graves. La cría de peces y algas en sistemas cerrados, la agricultura hidropónica y aeropónica son tecnologías que ya existen en la Tierra y podrían aplicarse en Marte.
→ Radiación. Marte tiene una atmósfera muy delgada y no tiene un campo magnético global, lo que lo expone a radiaciones cósmicas y solares. Las soluciones incluyen usar el regolito (capa de fragmentos rocosos que cubre el planeta) como escudo natural, enterrar los hábitats, usar campos magnéticos artificiales o depósitos de agua/hielo como barreras.
→ Oxígeno. El aire marciano contiene apenas 0,2% de oxígeno. Hay tecnologías para producirlo, como Moxi, que convierte CO2 en oxígeno mediante electrólisis a alta temperatura. También puede obtenerse mediante fotosíntesis en invernaderos, o a partir de reactores nucleares. El reciclaje, como ocurre en la Estación Espacial Internacional, es otra opción.
→ Gravedad. La gravedad en Marte es el 38% de la de la terrestre. Esto causa pérdida de masa muscular, descalcificación ósea y alteraciones cardiovasculares. Para combatirlo, se requiere un mínimo de 40 minutos diarios de ejercicio, idealmente 2 horas, junto con dietas especiales y suplementos.
→ Hábitat. La NASA organiza concursos periódicos donde grupos privados presentan diseños de hábitats. Hay dos ejemplos destacados construidos sobre el nivel del suelo con impresión 3D autónoma (sin intervención humana). Uno de ellos se realizó en tan solo 30 horas, lo que sugiere aplicaciones posibles en la Tierra para paliar el déficit habitacional.
• Mars Ice House, diseñada por SEArch+ y Clouds AO, utiliza hielo marciano como escudo natural contra la radiación. A diferencia de otros modelos, no está enterrada, lo que permite la entrada de luz natural y mayor bienestar psicológico de los ocupantes. El diseño está pensado para regiones con disponibilidad de agua subterránea o superficial. El hielo no solo protege contra la radiación; también estabiliza la temperatura interior y crea una atmósfera visual reconfortante.


• MARSHA, desarrollado por AI Factory, ganó el concurso de la NASA 3D-Printed Habitat Challenge en 2019. Demuestra cómo podrían construirse viviendas en Marte usando tecnologías autónomas y materiales sostenibles, además de proponer un modelo innovador aplicable en la Tierra.
Trabajar en Marte no será simplemente desempeñar tareas en otro planeta. Implicará adaptarse a condiciones extremas con protocolos rigurosos y un enfoque centrado en la seguridad, el bienestar y la eficiencia. Las características principales serían:
Los trabajos iniciales serían principalmente técnicos y científicos (ingenieros, biólogos). Luego surgirían roles de soporte (chefs, psicólogos, comunicadores, especialistas en sostenibilidad). A largo plazo, aparecerán empleos más variados (educadores, diseñadores, planificadores urbanos, artistas, gestores comunitarios).
Pensar en escenarios hipotéticos como la vida en Marte nos obliga a repensar cómo vivimos y nos ofrece nuevas perspectivas para enfrentar los problemas actuales en la Tierra. Imaginar la vida en Marte nos obliga a resolver desafíos extremos (cómo generar oxígeno, cultivar, reciclar, protegerse de la radiación, producir energía sin contaminar). Estos desafíos impulsan avances tecnológicos que se aplican en la Tierra y mejoran la vida cotidiana (paneles solares, purificadores de agua, sensores médicos, alimentos deshidratados, sistemas de reciclaje, nuevos materiales, herramientas inteligentes). Sin embargo, también plantea una paradoja: terraformar Marte sin “terracuidar” la Tierra.
¿Qué sentido tiene diseñar hábitats autosuficientes en Marte si no logramos hacer sostenibles nuestras ciudades? ¿Qué nos dice nuestra urgencia por colonizar otro mundo sobre cómo tratamos el nuestro? La verdadera pertinencia de esta charla no está en idealizar la vida en Marte, sino en comprender que cada innovación pensada para allá puede servir para cuidar mejor lo que tenemos acá. Porque al crear soluciones para sobrevivir en un planeta hostil, aprendemos a vivir con más respeto, eficiencia y equilibrio en el único planeta verdaderamente habitable que conocemos: la Tierra.
En definitiva, pensar en Marte puede ser también una forma de reconciliarnos con nuestro propio mundo.
* Víctor Feingold es arquitecto, fundador de Contract Workplaces, una empresa especializada en consultoría, diseño y construcción de espacios de trabajo inspirados en personas que opera en 12 países de la región. Activo creador y difusor de contenidos, se especializa en las nuevas tendencias que surgen en el mundo corporativo de hoy siendo uno de los referentes más importantes de la temática en la región.
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