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#119 Enero 2025

Impulsando el trabajo circular

¿Se puede minimizar el impacto ambiental implementando nuevas formas de trabajo?

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Una publicación de Contract Workplaces


En las últimas décadas, hemos sido testigos de una serie de cambios que están reconfigurando la manera en que vivimos y trabajamos. El crecimiento exponencial de la tecnología, los nuevos hábitos de consumo, las rápidas transformaciones económicas y sociales, el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales son algunos de los factores que nos están conduciendo hacia la adopción de nuevos paradigmas en muchos ámbitos de la vida, incluida la actividad laboral.

Estos cambios han sido catalizadores del surgimiento de nuevos estilos de trabajo que están redefiniendo cómo consumimos, producimos e interactuamos. Además, han abierto la posibilidad de alinear la dinámica laboral con las demandas de un mundo que reclama acciones más sostenibles tales como reducir la huella de carbono y promover la economía circular.

El aumento en la frecuencia e intensidad de desastres naturales relacionados con el cambio climático, junto con la reciente pandemia, han revelado la vulnerabilidad de los sistemas económicos y ambientales. Esto ha generado una mayor conciencia sobre la necesidad de adaptarse a una realidad cambiante e impredecible.

En respuesta a estas preocupaciones, las empresas se han centrado principalmente en reducir el consumo de recursos y energía. Sin embargo, cada vez es más evidente que se puede minimizar el impacto ambiental implementando nuevas formas de trabajo que permitan operar de manera eficiente sin perder de vista la flexibilidad y la optimización del espacio.

Adoptar nuevas formas de trabajo no solo responde a los retos actuales, sino que también se está convirtiendo en una herramienta clave para transformar a las organizaciones en actores activos de un modelo económico más sostenible y regenerativo.

Algo nuevo está sucediendo

Para comprender el surgimiento de estas nuevas formas de trabajo y su relación con los modelos de negocio actuales, es esencial analizar el contexto en el que emergen.

Gracias al desarrollo de las tecnologías móviles, la gran penetración de Internet y la proliferación de herramientas digitales colaborativas de los últimos años, hoy es posible trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar. La experiencia de la pandemia consolidó el consenso de que el trabajo remoto puede ser tan efectivo como el presencial. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Stanford demostró que los empleados remotos eran un 13% más productivos debido a una menor distracción y descansos más cortos1.

Paralelamente, con el auge de las redes sociales, comenzó a gestarse una nueva forma de entender el consumo: el llamado “consumo colaborativo”. Este paradigma llevó a muchas empresas a considerar sus activos físicos como un gasto operativo, iniciando una transición desde la “propiedad” hacia un modelo basado en el “acceso”, reduciendo sus activos, alquilando equipos y servicios, y tercerizando actividades. De esta forma mejora la eficiencia de uso de los bienes y disminuye el desperdicio de espacio. Las pioneras en este campo fueron compañías como Spotify, Netflix, Airbnb o Uber.

La proliferación de estas plataformas, junto con aplicaciones de trabajo freelance, coincidió con la llegada de las generaciones más jóvenes al mercado laboral, impulsando la llamada “Gig Economía”. Este cambio paradigmático responde tanto a la creciente demanda de talento por parte de las empresas como a la demanda de alternativas laborales más flexibles para los trabajadores. En definitiva, las tendencias de consumo que cambiaron los hábitos de las personas hacia productos y servicios bajo demanda también se extendieron a las formas de trabajar y al uso del espacio laboral.

Al fomentar una cultura basada en el acceso en lugar de la propiedad, estos modelos promueven formas de trabajo más sostenibles que benefician tanto a empresas como a empleados. Un enfoque que no solo responde a las necesidades del mercado actual, sino que también sienta las bases para un futuro más responsable y equitativo.

Las nuevas formas de trabajo

Para crear un modelo de negocio verdaderamente circular, las empresas deben reformular la manera en que trabajan. Esto les permite cerrar el ciclo virtuoso que genera eficiencia, ahorros y beneficios ambientales, dado que estas nuevas formas de trabajo están íntimamente ligadas a la gestión del espacio físico.

Actualmente, existen diversas opciones que abarcan desde el trabajo flexible y el trabajo híbrido hasta el activity-based working, el hotelling, etc.; muchas de estas modalidades se pueden combinar para aprovechar sus beneficios. Pero, todas comparten un enfoque en la reducción de costos, la flexibilidad y la optimización del espacio. Reducir la superficie de oficina disminuye los gastos operativos, evita la subutilización de áreas útiles y mejora el aprovechamiento de los recursos, generando beneficios ambientales.

→ Trabajo flexible. Incluye cualquier modalidad que permita a los empleados decidir cuándo y dónde realizar sus tareas. Esto abarca horarios flexibles y la posibilidad de trabajar desde diferentes ubicaciones tales como la propia oficina, espacios de coworking, terceros espacios, home office, etc. Adaptar el espacio y los recursos según las necesidades de los colaboradores permite a las empresas minimizar el consumo innecesario y optimizar sus activos, prolongando su ciclo de vida.

→ Trabajo remoto. Esta modalidad, que ganó gran popularidad durante la pandemia, permite a los empleados trabajar desde cualquier lugar con conexión a Internet. Esto aumenta la flexibilidad y reduce los costos al minimizar el uso de espacio de oficina y el consumo energético. Además, al disminuir los desplazamientos diarios, se reducen significativamente las emisiones de CO2. Algunas investigaciones2 muestran que los teletrabajadores pueden tener una huella de carbono hasta un 54% menor en comparación con quienes trabajan de manera presencial.

El trabajo remoto incluye modalidades como el crowdsourcing (externalizar tareas a una red amplia de colaboradores a través de plataformas digitales) y el trabajo freelance (contratación de trabajadores independientes para tareas específicas mediante aplicaciones especializadas).

→ Trabajo híbrido. Se trata de un modelo que combina el trabajo presencial y remoto desde múltiples ubicaciones. Las empresas pueden establecer oficinas satélite o hubs en diferentes localidades para reducir el tiempo de desplazamiento de los empleados. Esta modalidad, que se popularizó durante la pandemia, incrementa la eficiencia laboral, disminuye la necesidad de infraestructura fija y aumenta la flexibilidad en el uso del espacio.

→ Trabajo por proyectos. En lugar de emplear esquemas tradicionales, muchas organizaciones adoptan un enfoque basado en proyectos. Este modelo se basa en la creación de equipos temporales según las necesidades específicas, optimizando el uso del talento y los recursos físicos ya que los equipos pueden trabajar desde espacios transitorios o de manera remota, lo que mejora la eficiencia.

Activity-Based Working (ABW). El ABW se basa en las actividades que se deben realizar, enfocándose en los resultados y el impacto de la tarea. Las personas no están atadas a un escritorio individual, sino que el espacio de trabajo ofrece una variedad de opciones para que los colaboradores elijan el ambiente más adecuado para sus tareas. Esto reduce la superficie necesaria, el consumo de energía y los costos operativos. Con herramientas de gestión de recursos, los espacios no reservados pueden hibernarse para evitar gastos innecesarios.

Hot desking y desk sharing. Este modelo elimina los escritorios asignados, permitiendo a los empleados utilizar cualquier puesto disponible según sus necesidades. Los sistemas de reserva aseguran el uso eficiente del espacio, evitando la subutilización o la escasez de áreas ante la demanda. Este enfoque se combina con modelos flexibles e híbridos que operan on demand o con ABW.

Workspace as a Service (WaaS). Es un modelo en el que las empresas pasan de tener la propiedad de los activos inmobiliarios a acceder a espacios de trabajo por un tiempo determinado mediante una tarifa mensual que incluye todo lo necesario para operar. Funciona como un servicio bajo demanda que optimiza el uso de la infraestructura y reduce el desperdicio asociado con oficinas subutilizadas.

Estas modalidades de trabajo no solo mejoran la eficiencia operativa, sino que también contribuyen a la sostenibilidad al reducir el consumo de recursos y la generación de residuos. Además, incrementan la resiliencia organizacional y mejoran la atracción y retención de un talento cada vez más consciente de los problemas ambientales.

La consecuencia lógica apunta a que los grandes espacios corporativos se transformarán en áreas más acotadas destinadas al trabajo colaborativo, el intercambio de ideas y la coordinación de equipos, en consonancia con la necesidad de reducir los costos, mejorar el bienestar de los trabajadores y preservar la salud del medio ambiente.

Referencias:

1 BLOOM, N. et al. (2015): “Does working from home work? Evidence from a Chinese experiment”.

2 TAO, Y. et al. (2023): “Climate mitigation potentials of teleworking are sensitive to changes in lifestyle and workplace rather than ICT usage”.


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