Más que la suma de las partes
Una publicación de Contract Workplaces
El mundo actual, marcado por la globalización, los avances tecnológicos, la diversidad cultural, los cambios en el comportamiento del consumidor, y los desafíos ambientales, sociales y económicos, supera las iniciativas individuales y trasciende las disciplinas particulares. Para navegar en este entorno complejo, las organizaciones necesitan adoptar un enfoque colaborativo que integre diversas especialidades, lo que hace que los equipos multidisciplinarios sean más importantes que nunca.
Aunque la colaboración multidisciplinaria ha existido desde hace siglos –ya en la antigua Grecia los filósofos exploraban temas que cruzaban las fronteras de la filosofía, la biología y la ética–, su adopción como enfoque estratégico se ha consolidado principalmente en el último siglo. Hoy en día, sectores como la salud, la tecnología, la educación y la investigación científica aplican este tipo de abordaje de manera habitual.
Esta metodología, que implica la colaboración de personas con diferentes formaciones académicas, experiencias y perspectivas, no solo amplía el abanico de soluciones posibles, sino que también enriquece el proceso creativo al integrar diversas maneras de comprender y afrontar los desafíos. Los patrones de razonamiento que se desarrollan en cada profesión parecen modificar la lógica del pensamiento, así como la forma de resolver problemas, aprender e innovar1.
Un ejemplo es la neuroarquitectura, un enfoque multidisciplinario que estudia la relación entre el entorno construido y la respuesta cognitiva y emocional de quienes lo habitan. Este campo combina áreas como la arquitectura, la psicología, las neurociencias y el urbanismo para entender cómo el diseño del espacio afecta el bienestar, la percepción y el comportamiento de las personas con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Uno de los puntos más importantes de la colaboración multidisciplinaria es que permite a las organizaciones aprovechar la diversidad cognitiva de sus miembros para impulsar la innovación, mejorar la toma de decisiones y fomentar un aprendizaje continuo. Sin embargo, este enfoque no está exento de desafíos que deben ser gestionados adecuadamente para asegurar el éxito de los proyectos.
En resumen, la capacidad de colaborar a través de distintas disciplinas se ha convertido en un diferenciador clave para el éxito organizacional, demostrando que los resultados obtenidos superan la suma de las partes.
La colaboración multidisciplinaria es una metodología de trabajo que implica la interacción y cooperación entre individuos de distintas disciplinas y formaciones con el objetivo de abordar problemas complejos que requieren múltiples perspectivas2. Estos equipos integran información, técnicas, herramientas y enfoques especializados para avanzar en la comprensión de temas cuya solución está fuera del alcance de una sola área.
Esta colaboración tiene características únicas que la diferencian de otras formas de trabajo en equipo. ¿Qué atributos deben tener estos grupos para ser realmente efectivos?
Cuando los atributos arriba mencionados están presentes, los equipos multidisciplinarios logran aprovechar su diversidad de manera efectiva, generando un entorno propicio para la innovación y la toma de decisiones estratégicas. Estos factores no solo optimizan el desempeño individual y colectivo, sino que también potencian los resultados organizacionales. Estos son sus beneficios concretos:
A pesar de estos beneficios, la gestión de estos equipos presenta desafíos únicos debido a la diversidad de perfiles. Las dificultades suelen incluir problemas de comunicación, gestión de conflictos, coordinación de tareas (especialmente en equipos distribuidos), diferencias culturales y la integración de metodologías. Estas áreas, junto con un liderazgo efectivo, son fundamentales para superar los obstáculos y maximizar las ventajas de este enfoque.
El entorno en el que se desarrolla la colaboración multidisciplinaria es crucial para el éxito. Tanto los espacios físicos como los virtuales deben diseñarse para facilitar la comunicación y el intercambio de ideas. Además, es necesario fomentar una cultura organizacional que valore la apertura, la experimentación y la inclusión de todas las voces.
→ El espacio físico. Un entorno bien diseñado puede fomentar la creatividad, la interacción y el flujo de ideas, mientras que uno mal planificado puede obstaculizar la comunicación y la productividad.
El diseño deberá contemplar la creación de espacios abiertos, flexibles y reconfigurables para adaptarse a diferentes actividades, junto con áreas informales donde los miembros del equipo puedan reunirse para discutir ideas de manera más relajada. Las salas de descanso y los work coffee pueden ser puntos clave para la generación de ideas espontáneas y la resolución creativa de problemas, sin olvidar los espacios de concentración para realizar trabajo individual.
También es fundamental que el equipo cuente con las herramientas necesarias para facilitar la colaboración tales como pizarras, pantallas para presentaciones y mobiliario modular que pueda ajustarse según las necesidades.
→ El espacio virtual. La tecnología es una aliada indispensable en entornos híbridos o distribuidos. Por ejemplo, las plataformas en línea permiten compartir archivos y gestionar proyectos desde cualquier lugar, mientras que los espacios de trabajo virtuales facilitan la cocreación en tiempo real.
Las tecnologías emergentes como la realidad virtual y la realidad aumentada están emergiendo como herramientas poderosas para la colaboración multidisciplinar, permitiendo a los equipos interactuar en un entorno virtual compartido, explorar prototipos en 3D, o simular escenarios complejos. Estas tecnologías tienen el potencial de revolucionar la manera en que los equipos colaboran, especialmente en industrias como la arquitectura, la ingeniería y el diseño.
→ La cultura organizacional. Para que la colaboración sea efectiva, es esencial un ambiente de confianza donde las personas se sientan cómodas compartiendo ideas y opiniones. Para ello será necesario promover el desarrollo de habilidades blandas (comunicación, capacidad de escucha, empatía, etc.), junto con la capacitación en el uso efectivo de las herramientas tecnológicas, la estructuración clara de los procesos y la evaluación continua.
Referencias:
1 CEPEDA, J.A.R., et al. (2023): “Knowledge integration in multidisciplinary teams as an enabler of innovation in technology-based industries”.
2 CUEVAS, H.M. et al. (2012): “Benefits and Challenges of Multidisciplinary Project Teams: Lessons Learned for Researchers and Practitioners”.
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