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#112 Octubre 2023

El trabajo en el contexto de las “nuevas inteligencias”

por Gabriel Gurovich*

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Una publicación de Contract Workplaces


¿Estamos acercándonos al fin del monopolio humano sobre la inteligencia? Esta es la pregunta que nos plantea Gabriel Gurovich de cara al surgimiento de las primeras señales de la Inteligencia Artificial (IA) que hemos experimentado en los últimos meses con la eclosión de Chat GPT, un sistema de procesamiento de lenguaje natural desarrollado por Open AI, capaz de generar contenido en lenguaje natural como si fuera un ser humano.

Con este nuevo jugador en el escenario laboral, y a la luz de los últimos avances, se vuelve cada vez más relevante –casi urgente– una reflexión sobre cuáles serán las funciones y los roles profesionales que podrían ser asumidos por estas “nuevas inteligencias” y cuáles no.

En este nuevo contexto, ¿cuáles son las claves para entender el futuro del trabajo?, ¿a qué nos vamos a dedicar si las máquinas van a hacer todo lo que hacemos nosotros, pero mejor?

Para tratar de entender hacia dónde nos dirigimos, Gabriel Gurovich dedicó la primera parte de su charla a desmitificar qué es en realidad la IA.

Qué es (y qué no es) la Inteligencia Artificial

La IA es un software creado por el ser humano en función de los objetivos que se buscan. Este software puede aprender tal como lo hacemos las personas, pero no tiene más vida que una tostadora de pan, afirma Gurovich.

Para entenderlo mejor, tal vez sea más fácil verlo desde el punto de vista de lo que no es. La IA no es Skynet (la inteligencia artificial que lidera al ejército de las máquinas en la saga de las películas Terminator), no es un software asesino ni un robot que cobrará vida; tampoco decidirá asesinar a toda la raza humana para salvar el planeta Tierra. La IA no está viva y, por lo tanto, no desea nada.

Quizás, la mejor pregunta que nos podemos hacer es: ¿qué podría ser la IA? Podría convertirse en una manera de producir todo lo que solemos hacer y nos importa, pero mejor, cree Gurovich. Incluso, la inteligencia humana ya está siendo aumentada gracias a la IA. Por ejemplo: con la llegada de los teléfonos móviles hoy ya no necesitamos recordar los números importantes. Esto nos permite liberar parte de nuestra memoria y capacidad de procesamiento para otras cosas. Y lo cierto es que no nos hemos vuelto más tontos por esto.

Esta forma de aumentar las capacidades del ser humano ya ha comenzado. Aunque no nos demos cuenta, todos usamos la IA sin saberlo: desde las recomendaciones de Netflix o de Mercado Libre hasta miles de otras cosas que ocurren a nuestro alrededor y no notamos, pero que están basadas en IA. La IA ya forma parte de nuestra vida.

¿Nos vamos a quedar sin trabajo?

Sobre las típicas afirmaciones de que “la IA nos va a quitar el trabajo” o “nos vamos a quedar sin nada que hacer” o “van a reemplazar a todos los trabajadores por máquinas porque trabajan 24/7, no cobran sueldo, no hacen huelgas”, etc., Gabriel asegura que son un mito; la IA no nos va a quitar el trabajo. Pero, lo que sí puede suceder es que alguien usando IA lo podrá hacer mejor, de forma más eficiente y, eventualmente, con mayor productividad. Es esa persona quien nos lo puede quitar.

Porque, la realidad es que apenas el ser humano creó la primera pieza de tecnología comenzamos a perder trabajo. En la prehistoria, por ejemplo, para cazar un cervatillo se necesitaban 20 personas que se coordinaran para atraparlo. Pero, cuando se inventó la lanza, solo hizo falta el esfuerzo de una sola persona. Desde que el hombre es hombre la tecnología nos ha quitado el trabajo siempre y, así y todo, la economía sigue evolucionando y los puestos de trabajo se reinventan.

Para comprender mejor la resistencia de los movimientos alarmistas que proclaman los peligros de la AI, Gurovich nos recuerda la “falacia de la escasez de trabajo” (en inglés: lump of labour fallacy). Se trata de un concepto erróneo que afirma que una economía solo puede sustentar una cantidad fija de puestos de trabajo. Entonces, siguiendo este razonamiento, si la cantidad de trabajo total en una economía es constante, mientras más máquinas haya más personas van a perder su ocupación y esto (está absolutamente demostrado) es falso. La realidad es que siempre habrá necesidades insatisfechas; mientras el deseo humano y el consumismo sean infinitos, el trabajo tampoco va a desaparecer.

En este sentido, Gurovich sostiene que lo peor que nos puede suceder es que no desarrollemos la IA con toda la fuerza que tenemos, sin reglas que limiten su desarrollo.

En definitiva, y como corolario: en los próximos años, el trabajador de una empresa basada en IA será mucho más valioso –porque es más productivo– que uno de una compañía tradicional. Esto no es optativo y el que se demore en adoptar las nuevas tecnologías tendrá un futuro muy difícil.

Una mirada al futuro

De cara al futuro, Gurovich cree que el proceso de adopción de las nuevas inteligencias comenzará con lo que él llama un “descreme” de arriba hacia abajo.

En principio, todos los líderes políticos, los CEOs, los entrenadores deportivos, los maestros, etc. que no se apoyen en un asistente de IA para hacer más y mejor lo que hacen van a ser rápidamente reemplazados. Luego de que esto descreme, probablemente cada persona –ya desde el momento de su nacimiento– va a contar con más de un asistente virtual: un coach, un maestro, un terapeuta, etc.

Lo más probable es que en el futuro conviviremos con varias inteligencias artificiales diferentes que vamos a ir entrenando a lo largo de nuestra vida. Esto provocará que el crecimiento de la productividad sea dramático. Gurovich anticipa que, dentro de cuatro o cinco años, todos nosotros vamos a usar la IA de manera habitual.

Pero, ¿dónde está hoy la frontera de la tecnología? Para explicarlo, Gurovich nos acerca una charla TED de Greg Brockman, cofundador de OpenAI, en la que el empresario y desarrollador se refirió al increíble potencial de Chat GPT a través de una impresionante demostración en vivo. Aquí quedó demostrado que la frontera de esta tecnología se está moviendo desde la interfaz conversacional hacia la acción a través de lo que conocemos como los plugins.

Estos plugins –aplicaciones o complementos que se añaden a la programación principal– agregan funcionalidades extra y mejoran el funcionamiento del código. Al conectar diferentes servicios (por ejemplo, Instacart para hacer compras online, o Dalí para crear imágenes etc.) ya no solo nos limitamos a una interacción conversacional; también podemos pedirle a Chat GPT que postee en nuestro nombre, que haga una compra en el supermercado, que reserve un pasaje de avión, etc.

Gurovich apunta que ya existen centenares de nuevos plugins para una cantidad de acciones inimaginables. Esto significa que hoy en día contamos con la interfaz conversacional de Chat GPT 4.5 más code interpreter y que, a partir de ahora, tanto el inglés y el español como cualquier otra lengua humana sirven como lenguaje de programación.

En cuanto a las perspectivas de estas nuevas tecnologías en la región, Gurovich sostiene que en Latinoamérica la implementación de la IA está bastante mejor de lo que se podría esperar. Y si bien aún no hemos superado muchos de los desafíos sociales y económicos que presenta la región, esta tecnología nos ofrece la oportunidad de desarrollar soluciones para enfrentar problemas locales. Latinoamérica ha sido el proveedor de materia prima del mundo y, de alguna manera, hemos diseñado y fabricado soluciones pensando en los principales mercados de Europa y Norteamérica. Ahora, esto puede cambiar radicalmente. El desarrollo e implementación de la IA tienen una oportunidad gigante porque tenemos muchos problemas y necesidades, y no hay mejor motor para desarrollar algo nuevo y emprender que la necesidad y los problemas.

Por lo tanto, y Gabriel nos deja con esta reflexión, la próxima vez que pensemos que el trabajo va a ser reemplazado por una máquina, recordemos que esta es la oportunidad que tenemos como raza humana de hacer todo lo que nos importa mucho mejor.


*Gabriel Gurovich se define como disruptor de empresas. Presidente de Cuponatic Latam y miembro de la Junta Directiva de Farmaloop. Es Ingeniero Industrial Eléctrico y posee un postgrado en Tecnologías Exponenciales de Singularity University. Su carrera siempre ha estado vinculada al mundo de las tecnologías y la innovación, y ha colaborado con el surgimiento de startups apalancadas en el mundo digital y otras tecnologías emergentes.


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