Las personas valoran cada vez más las experiencias y, cuanto más inmersiva y memorable sea la visita a la oficina, más probable es que regresen.
Una publicación de Contract Workplaces
Actualmente, luego de haber trabajado por mucho tiempo desde el hogar durante la pandemia de COVID-19, el regreso a la oficina se ha convertido en un ejercicio agotador para muchos empleados. Hay que entender que la experiencia laboral es holística y abarca una variedad de factores que van desde los desplazamientos para llegar a la oficina, la modalidad de trabajo, la flexibilidad y el estilo de liderazgo hasta las características del espacio físico. La suma de todos estos factores puede hacer que las personas quieran volver a la presencialidad o decidan quedarse en casa.
Es por esto que muchas empresas se están esforzando por convertir las visitas a la oficina en una experiencia estimulante, diseñada especialmente para la creación de redes sociales, el intercambio de ideas y el aprendizaje. Las personas valoran cada vez más las experiencias y, cuanto más inmersiva y memorable sea, más probable es que regresen.
Hoy, las ventajas tradicionales tales como los salarios altos u otro tipo de retribución material ya no son suficientes para convencer a las personas para que renuncien a los beneficios que adquirieron durante los tres años que trabajaron en casa. Aquellas compañías que apuesten por crear experiencias significativas en su ecosistema de trabajo serán capaces de agregarle valor a su oferta y atraer a la fuerza laboral nuevamente a la oficina.
Algunas empresas ya han comenzado a explorar alternativas poco convencionales. Realizar encuentros en hoteles, ranchos, centros turísticos y otros lugares inusuales está marcando el camino hacia una estrategia innovadora basada en la experiencia para que los empleados vuelvan a trabajar en persona y así fortalecer la cultura de la empresa, las conexiones entre colegas, el compromiso y el sentido de pertenencia. No obstante, una acertada intervención en la tradicional oficina también servirá de aliciente para el tan esperado regreso.
La experiencia es un evento que vivimos de manera consciente y que nos deja una impresión emocional. Hay experiencias significativas, fenómenos únicos que comprometen nuestra atención y permanecen en la memoria; pero también existen experiencias más cotidianas y triviales de las que tenemos menos registro y que no siempre recordamos: vestirnos, hacer un recorrido conocido, etc.
Y aunque las experiencias mismas carecen de tangibilidad, las preferimos por sobre los bienes materiales porque su valor reside en el interior de cada uno donde pueden permanecer durante mucho tiempo. Tener experiencias nos hace más felices y nos reporta mayor bienestar1.
Para crear una experiencia laboral significativa es necesario tener una comprensión profunda de las necesidades y expectativas de los colaboradores para que se involucren y tengan una conexión emocional. La creación de experiencias positivas también ayuda a subrayar el propósito y los valores corporativos y tiene un efecto edificante sobre los empleados: genera sensación de pertenencia, aporta sentido de confianza y seguridad, y crea un mayor compromiso.
El trabajo como experiencia significativa debe ser estimulante y placentero, ya sea que se trate de una oficina tradicional, un campus o un espacio de coworking. El entorno, el confort, la tecnología, la flexibilidad, el bienestar, todo suma para que la experiencia laboral se transforme en un evento memorable.
Algunas empresas están promoviendo el concepto de “la oficina fuera de la oficina”. La idea, surgida a partir de la constatación de que la gente ya no quiere trasladarse cuatro o cinco veces por semana para ir a su lugar de trabajo, es salir de la ciudad y los entornos tradicionales para brindarle al personal la oportunidad de vivir una gran experiencia sin dejar de trabajar y conectarse con colegas.
Un buen ejemplo es el Trailblazer Ranch, una propiedad de la empresa Salesforce que queda a una hora de viaje de San Francisco. El objetivo de este proyecto fue reconectar a las personas después de la pandemia reinventando la forma de trabajar. Aquí hay cafeterías, lugares de entretenimiento, senderos para charlar durante una caminata, áreas de trabajo, espacios para la meditación y la reflexión profunda, clases grupales de cocina y hermosos paisajes exteriores para conectarse con la naturaleza.
Otro emprendimiento que va en el mismo sentido es el de la compañía danesa Lego, que ha reconvertido su oficina ubicada a una hora de Copenhague en un centro turístico all inclusive, al que asisten los trabajadores con sus familias durante algunos días de encuentro intensivos. En este nuevo entorno solo el 30% de todo el espacio está destinado a áreas de trabajo; el 70% restante se dedicó a actividades sociales y de colaboración. Dentro de estos espacios se instaló un hotel de 60 habitaciones; también hay bares de karaoke, centros de conferencias y espacios comunitarios.
En definitiva, se ha creado toda una experiencia para que las personas quieran asistir al campus. Los colaboradores pueden ir por dos días, quedarse una noche a dormir en el hotel, cocinar con colegas, conocerse, socializar y reconectarse con sus equipos.
Esta tendencia, orientada a retomar el hábito de reunirse con colaboradores y clientes en formatos diferentes y en locaciones atípicas es una estrategia que va a ir ganando terreno en muchas organizaciones. Las empresas están aprendiendo que, para llevar de nuevo a la gente a la oficina, lo que importa son las experiencias que ofrece el espacio físico: comodidades, colaboración, servicios, y acceso a eventos novedosos y significativos que ayudan a afianzar la cultura organizacional y las conexiones con otras personas.
La oficina es un factor clave para mejorar la experiencia de los trabajadores. Muchas compañías están reformulando la estrategia en sus espacios de trabajo para que los empleados –que hoy pueden elegir cómo, cuándo y dónde trabajar– prefieran ir a la oficina en lugar de quedarse en casa, ir a un café o a un espacio de coworking.
Pero, no es necesario ser una gran organización o construir un destino exclusivo para conectar a los colaboradores con grandes experiencias. También se puede llevar la energía positiva de la “oficina fuera de la oficina” al lugar de trabajo convencional creando un ambiente que se sienta más como un tercer espacio que como una oficina tradicional. Un lugar donde las personas pueden reunirse, socializar y conectarse en un ambiente relajado, cómodo y a la vez estimulante.
Estas son algunas de las cosas que no pueden faltar:
→ Variedad de espacios. Contar con distintos ámbitos que permitan realizar tareas diversas y que, a la vez, fomenten la distensión y el bienestar es algo muy valorado. El estacionamiento para bicicletas, las salas de meditación, los gimnasios con duchas y vestuarios, las salas de lactancia y las guarderías para niños, por ejemplo, pueden mejorar mucho la experiencia de los empleados. Las cafeterías, los espacios al aire libre y las salas de descanso, al igual que las circulaciones amplias, facilitan los encuentros informales y ofrecen una oportunidad ideal para charlar sin agenda e intercambiar ideas.
→ Layout desestructurado y flexible. De acuerdo con algunas investigaciones2, para crear una gran experiencia –a diferencia de la oficina tradicional con lugares asignados o basados en actividades– el layout del espacio de trabajo actual debe ser desestructurado, sin circulaciones predeterminadas, con límites fluidos y un equipamiento multifuncional que permita a cada usuario definir su entorno con flexibilidad a partir de sus interacciones y necesidades personales.
→ Acceso a la tecnología. Los empleados necesitan acceso a una red de Wi-Fi confiable y rápida, así como a herramientas para videoconferencia y software de colaboración. Además, como no todo el mundo puede disfrutar en su casa de una tecnología de primer nivel y de equipos de gran presupuesto tales como impresoras 3D, grandes monitores, dispositivos de realidad aumentada, etc., este puede ser un atractivo extra para que muchos trabajadores regresen a la oficina.
→ Incorporar elementos naturales. Las plantas, la luz del sol y otros elementos naturales pueden ayudar a crear un ambiente más relajado, saludable y tranquilo. Contar con espacios al aire libre amplía el ecosistema laboral y brinda una opción adicional para comer, tomarse un descanso o tener encuentros informales. No obstante, cuando están bien diseñados, los espacios exteriores pueden dar soporte a una gran variedad de actividades productivas.
→ Fomentar el sentido de comunidad. Las personas necesitamos un grupo de pertenencia para funcionar bien. Esto es lo que se entiende por “comunidad” y es el pegamento social que nos une. Una parte de esta necesidad la saldamos con nuestras relaciones familiares y sociales, pero otra parte se satisface en el trabajo, el ámbito en el que pasamos buena parte de nuestro tiempo. Para fomentarla hace falta crear conexiones con experiencias significativas que pueden incluir actividades relacionadas con el trabajo propiamente dicho (formación, aprendizaje, etc.) y actividades sociales o lúdicas (comidas, paseos, eventos especiales, etc.).
Referencias:
1 CARTER, T. J & GILOVICH, T. (2010): “The Relative Relativity of Material and Experiential Purchases”. Journal of Personality and Social Psychology.
2 KNOLL (2016): “Immersive Planning”.
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