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#109 Mayo 2023

Espacios para el aprendizaje activo

El espacio como vehículo para la transformación del aprendizaje

ALGUNAS MARCAS QUE NOS ACOMPAÑAN

Una publicación de Contract Workplaces


Las nuevas generaciones de estudiantes que hoy llegan a las aulas son nativos digitales y vienen cargados con experiencias y expectativas radicalmente diferentes a las de hace unos años. Ellos deben prepararse para un futuro impredecible y para trabajos que, en muchos casos, aún no se han inventado.

En sintonía con estas nuevas necesidades, el concepto dominante en la pedagogía actual entiende que el aprendizaje debe ser activo, está configurado en gran parte por el contexto en el que se lleva a cabo, se construye a través de la socialización y tiene a los estudiantes como protagonistas.

El concepto de aprendizaje activo, definido por primera vez en 1991, incluye todas aquellas actividades que involucren a los estudiantes en hacer cosas y pensar en lo que están haciendo1. Esto significa que el proceso educativo necesita que los alumnos participen investigando y creando en lugar de solo recordar y comprender.

Este cambio de paradigma también incluye entornos de aprendizaje innovadores, pues son el escenario en el que se desarrolla toda la actividad educativa. La configuración tradicional con los bancos en fila y la mirada al frente ya no sirve para los nuevos métodos de enseñanza.

Una de las características de esta práctica es que involucra diferentes pedagogías y modos de estudio a lo largo del día o de la semana sin depender de un solo enfoque. Esto requiere flexibilidad en los espacios de aprendizaje junto con una variedad de opciones de mobiliario y equipamiento de forma tal que se puedan reconfigurar dependiendo de de las actividades que se desarrollen.

Esta posibilidad de reconfiguración y adaptación de las aulas les brindan un contexto adecuado a las nuevas prácticas pedagógicas que requieren espacios de aprendizaje donde todos puedan interactuar con el contenido, con los docentes y con los estudiantes. Así, el propio espacio también deja de ser pasivo –un mero contenedor– para transformarse en un facilitador capaz de mejorar la creatividad, la innovación, la comunicación y la de resolución de problemas de los estudiantes, habilidades cruciales para los trabajos del siglo XXI.

Cuando el espacio, el mobiliario y la tecnología se adaptan fácilmente a las pedagogías y las necesidades del aprendizaje nos estamos asegurando de que el diseño del espacio contribuirá al éxito del proceso educativo.

¿Cómo son las aulas activas?

La mayoría de las aulas que se utilizan en la actualidad fueron concebidas para un entorno tradicional de aprendizaje pasivo, con el docente al frente y los estudiantes sentados en fila trabajando individualmente en tareas establecidas. Sin embargo, las experiencias educativas están cambiando impulsadas no solo por las nuevas pedagogías y la tecnología, sino también por la investigación de las neurociencias que apoyan la idea de que los estudiantes aprenden mejor cuando tienen acceso a una variedad de herramientas.

De acuerdo con un estudio2 llevado a cabo en los EE.UU., se encontró que solo se retiene un 5% de la información recibida a través de las clases magistrales contra una tasa del 50% para los grupos de discusión, el 75% para la experiencia práctica y el 80% para los estudiantes que enseñan a otros. Ya lo dice el proverbio: “se debe aprender haciendo cosas porque, aunque creas que las sabes, no tienes la certeza hasta que lo intentas”.

Esto señala un cambio de paradigma importante en la enseñanza que hoy requiere aulas de aprendizaje activo. La posibilidad de reconfiguración del espacio físico junto con las nuevas metodologías pedagógicas están convirtiendo a los centros educativos en ambientes flexibles y creativos donde el alumnado puede investigar, interactuar y crear como auténtico protagonista de su proceso de aprendizaje.

Estas son algunas de sus principales características:

Flexibilidad. El espacio debe ser abierto, flexible y multifuncional para poder adaptarse a cada necesidad con versatilidad. El movimiento es una de las claves del aprendizaje activo por lo que las aulas deben poder transformarse fácilmente del modo lección al de trabajo en equipo, presentación grupal o discusión y viceversa. Sus elementos deben permitir cambios ágiles y sencillos entre las distintas actividades modificando la agrupación de los estudiantes, el tipo de recursos que se utilizan, el uso de varios tipos de recursos al mismo tiempo, etc.

Equipamiento móvil. Para que las aulas cuenten con la flexibilidad necesaria deberán estar dotadas de mobiliario y elementos modulares y móviles que permitan la creación de distintas configuraciones: mesas móviles y componibles, sillas plegables y apilables, pizarras deslizantes, bancos rodantes, etc. Este tipo de mobiliario permite adecuar las aulas para distintas actividades favoreciendo la adaptabilidad, la versatilidad y la movilidad.

Ergonomía.Tanto los estudiantes como los docentes necesitan asientos ergonómicos que se adapten a los diferentes tamaños corporales durante los largos períodos de tiempo que pasarán en el aula. Deben admitir una variedad de posturas para mejorar el bienestar.

Confort y bienestar. Diferentes investigaciones señalan que la iluminación, la acústica, la temperatura y la calidad del aire interior son fundamentales en cualquier análisis de los espacios de aprendizaje. Hay estudios que demuestran que las condiciones ambientales tienen un impacto significativo en el rendimiento académico y la capacidad de desempeño de los estudiantes3.

Conectividad. Hoy, la tecnología es un elemento vital en las aulas por lo que éstas deben contar con una buena conectividad inalámbrica para aprovechar al máximo el potencial de los dispositivos móviles y fijos y facilitar la movilidad dentro del espacio.

No hay que descuidar la cantidad de toma corrientes necesarios para recargar la gran cantidad de dispositivos que habrá presentes junto con los sistemas de seguridad destinados a prevenir los accidentes físicos y el acceso seguro a Internet desde el aula.

→ Accesibilidad. Al igual que con cualquier sala, también se debe evaluar la accesibilidad de las aulas activas. Para ello deberán estar diseñadas para el acceso y la atención de personas con diferentes dificultades de aprendizaje tales como la discapacidad visual, auditiva, motora, etc. De esta manera, todos los estudiantes podrán acceder al espacio y moverse libremente dentro de él.

Cuáles son los beneficios

Existe mucha investigación que demuestra que el entorno físico tiene un impacto significativo en las personas, y el aprendizaje no es la excepción. El aprendizaje activo, en esencia, permite a los alumnos hacer más que simplemente sentarse y escuchar. Requiere que participen, se comprometan y colaboren en clase.

Algunos de los principales beneficios de los espacios de aprendizaje activos son:

• Aumenta el compromiso de los alumnos que pasan de la mera observación a la participación activa y así se transforman en actores de su propia formación.

• Aumenta la autoconfianza estimulando la participación. Los alumnos comparten sus pensamientos, opiniones y conclusiones, discuten y confrontan en lugar de absorber el conocimiento pasivamente. A medida que ganan confianza pueden realizar sus tareas de forma más rápida, eficaz y con un alto nivel de calidad.

• Ayuda a desarrollar competencias para el trabajo del futuro tales como: habilidades de comunicación, pensamiento crítico, resolución de problemas, habilidades para el trabajo en equipo, responsabilidad personal, etc4.

• Existen evidencias que demuestran que los métodos pedagógicos tales como el aprendizaje activo junto con el uso de equipamiento flexible en el aula tienen un efecto mucho mayor en la motivación de los estudiantes, los resultados y la colaboración que los elementos digitales y de alta tecnología5.

• La flexibilidad en los espacios activos facilita la implementación de diferentes estilos de enseñanza y aprendizaje para atender las preferencias y las necesidades especiales de los estudiantes, mejorando la inclusión.

• Promueve una mayor retención del aprendizaje.

Referencias:

1 BONWELL, C. C. & EISON, J. A. (1991): “Active Learning: Creating Excitement in the Classroom”.

2 NATIONAL TRAINING LABORATORIES INSTITUTE FOR APPLIED BEHAVIORAL SCIENCES (2005): “The Learning Triangle: Retention Rates from Different Ways of Learning”.

3 ZHANG, Y. et al. (2009): “Optimal Learning Spaces Design Implications for Primary Schools”.

4 PRINCE, M. (2004): “Does Active Learning Work? A Review of the Research”.

5 BAEPLER, P. et al. (2016): “A Guide to Teaching in the Active Learning Classroom: History, Research, and Practice”.


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