Las preguntas y los desafíos que nos plantea el futuro del trabajo desde la perspectiva de los expertos internacionales convocados para una nueva edición de Worktech Latam
Una publicación de Contract Workplaces
Después de dos años de pandemia, el mundo del trabajo ha tenido que reinventarse y encontrar nuevas posibilidades de desarrollo.
Muchas cosas cambiaron en este tiempo; una gran cantidad de actividades que solíamos llevar a cabo de manera presencial se pusieron on line, desde la atención médica hasta la educación, el entretenimiento y también el trabajo. Y, aunque el COVID-19 fue profundamente disruptivo en muchos aspectos, no creó nuevas tendencias sino que catalizó las que ya estaban en marcha.
Después de su abrumador paso por todo el planeta, la pregunta es: ¿cuál será el legado de la pandemia en el mundo laboral? Lo único que hoy sabemos a ciencia cierta es que el trabajo ya nunca será igual. Y, aunque aún no podemos anticipar todas las formas en las que será diferente, lo que podemos afirmar es que este cambio repentino de la presencialidad al trabajo remoto ha creado una oportunidad única para replantearnos cómo realizaremos en adelante nuestras tareas, cómo lideraremos a nuestros equipos y cómo diseñaremos nuestras oficinas.
Hoy, el trabajo híbrido y la tecnología se ubican en el centro de esta búsqueda de respuestas, con las personas como protagonistas excluyentes. Pero este enfoque aún necesita ajustes. Alternar entre el trabajo en casa y el trabajo en la oficina puede seguir resultando una solución a medias para las distintas necesidades de una fuerza laboral cada vez más exigente. El trabajo híbrido debería verse como el punto de partida hacia una versión más completa.
Lo que resulta claro es que este nuevo escenario dominado por condiciones cada vez más complejas y cambiantes está llevando a reformular no solo las expectativas de los trabajadores, sino también las estrategias de las organizaciones. Algunas empresas tecnológicas tales como Twitter, Dropbox, Shopify y Reddit han optado por brindar a los empleados la opción de trabajar en casa de forma permanente, mientras que en la industria financiera, gigantes como JPMorgan y Goldman Sachs esperan que los empleados vuelvan a trabajar a la oficina.
Con la adopción del modelo híbrido las compañías intentan brindar un mayor grado de flexibilidad a los colaboradores que no quieren perder el beneficio ganado durante la pandemia a la hora de decidir dónde, cuándo y en qué horario van a trabajar. Mientras tanto, la oficina se ha comenzado a transformar en el lugar elegido para realizar algunas tareas puntuales, participar en reuniones presenciales con colegas o clientes y mantener las interacciones en persona, fundamentales para mantener una cultura organizacional cohesiva e impulsar la innovación.
El concepto de trabajo ha cambiado. Ya no se trata de una obligación con horario fijo o un lugar al que vamos a sentarnos ocho horas frente a un escritorio, sino de una actividad que podemos realizar desde cualquier lugar. Todo lo cual nos lleva a repensar cómo debemos diseñar nuestros espacios de trabajo para atraer a una fuerza laboral que puede permanecer un poco renuente a la hora de movilizarse a la oficina.
En esta nueva etapa, el espacio de trabajo deberá concebirse como un lugar de encuentro que necesita contar con espacios dinámicos y variados que invitan a participar y a considerarlo como un destino de preferencia.
Además, con el aumento exponencial de la información que actualmente generamos, ha comenzado a surgir la posibilidad de crear entornos capaces de dar soporte a las diferentes demandas de los colaboradores. De esta forma se podrá mejorar la experiencia de cada usuario garantizando unos niveles de confort adecuados, facilitando la interacción social y la colaboración y apoyando las necesidades operativas para aumentar la productividad y la satisfacción laboral. El flujo continuo de datos también puede permitir la reconfiguración del espacio para optimizar las interacciones entre los colaboradores, favorecer la innovación y proporcionar las herramientas, los servicios y los entornos adecuados para cada uno de ellos.
Obviamente, todos estos cambios en las modalidades laborales y en la forma en la que concebimos y diseñamos los espacios de trabajo no serían posibles sin la tecnología, un actor decisivo que ha sido capaz de mantener la productividad, el compromiso de los empleados, la cultura corporativa, el aprendizaje y la colaboración durante los dos últimos años de emergencia sanitaria.
Incluso antes de la pandemia, la adopción de tecnologías basadas en La Nube ya había aumentado mucho impulsada por la necesidad de reducir los costos, potenciar la escalabilidad y proporcionar más y mejores funcionalidades a los empleados. Pero, con la llegada de la crisis sanitaria y el aumento del trabajo a distancia se disparó la búsqueda de herramientas capaces de fusionar los mundos físico y virtual para brindar experiencias de trabajo remotas e híbridas más interactivas y reales. En vista de esto, muchas organizaciones aceleraron sus inversiones para concretar la transformación digital antes de lo previsto.
Actualmente, con el desarrollo de tecnologías ya existentes tales como la realidad extendida (XR), que incluye la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR), junto con la inteligencia artificial (IA), ha comenzado a tomar forma el Metaverso, un nuevo “espacio virtual” que promete una gran cantidad de beneficios: fácil acceso a una amplia variedad de contenidos, atracción de talento deslocalizado, ahorro en tiempos de traslado y disminución del impacto ambiental, así como también la captura de datos en tiempo real para mejorar procesos y estrategias. Pero, aunque la iniciativa genera grandes expectativas, no parece estar exenta de riesgos y limitaciones.
Y, a medida que se desarrolla la tecnología, surgen las inevitables preguntas sobre el liderazgo en este nuevo escenario: ¿qué es lo que hay que hacer para conducir equipos virtuales, remotos e híbridos de manera efectiva? ¿Cómo tendría que desempeñarse el líder y cuáles son aquellas habilidades que debería desarrollar, potenciar y, eventualmente, explorar? ¿Se apoyará en las cualidades humanas o en la inteligencia artificial?
Es difícil dar una respuesta definitiva porque el futuro aún está llegando y estará colmado de innovaciones que hoy son difíciles de anticipar.
Sin embargo, el trabajo es una actividad de personas y el lugar de trabajo seguirá siendo el entorno social por excelencia. Cuando nos encontramos con otras personas se activan mecanismos neurológicos innatos destinados a facilitar los vínculos. Las señales que intercambiamos –que muchas veces permanecen debajo del plano de la consciencia– nos ayudan a decodificar intenciones, emociones y consensos, a fortalecer las relaciones sociales, a crear empatía y a colaborar.
La misma empatía que nos ayuda a establecer la comunicación y la integración con el grupo social al que pertenecemos también nos brinda la oportunidad de elaborar una nueva perspectiva sobre aquello que nos une y nos diferencia como seres humanos, a celebrar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo.
En este nuevo mundo interconectado, plural y en permanente cambio, la diversidad es inevitable y también debe ser abordada en el diseño de los entornos en los que trabajamos. Esto requerirá adoptar un enfoque más amplio que incluya el género, la orientación sexual, la etnia, la edad, las discapacidades físicas, la diversidad cognitiva, las opciones de estilo de vida, la religión y los antecedentes socioeconómicos, entre otros. Ya sea que el trabajo se realice de forma remota, presencial o en un modelo híbrido, las empresas deben garantizar entornos que fomenten la equidad social a través de los principios del Diseño Universal.
Lo cierto es que esta nueva era que nos toca vivir estará modelada por una compleja red de factores interdependientes cuya evolución es difícil de anticipar. Sin embargo, aunque no contamos con respuestas definitivas ni con certezas, sí tenemos una gran cantidad de preguntas que nos ayudarán a visibilizar los desafíos que debemos afrontar en el mundo del trabajo.
Sobre estos y otros temas de gran actualidad reflexionaron los expertos internacionales convocados a una nueva edición de Worktech Latam que pasó por las ciudades de Quito, Lima, Santiago y Buenos Aires, algunas de cuyas charlas compartimos en esta edición.
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