Algunas ideas originales sobre qué es lo que hay que hacer para conducir los equipos virtuales, remotos e híbridos del futuro de manera efectiva.
Una publicación de Contract Workplaces
¿Cómo debería ser el liderazgo organizacional en el contexto de un nuevo mundo laboral híbrido o totalmente virtual? Con esta pregunta comienza su charla Gabriel Gurovich, experto en tecnología y Presidente de Cuponatic LATAM.
Pero, antes de adentrarnos en este tema, Gurovich nos anticipa que, a la hora de hacer algún tipo de predicción en el área tecnológica relacionada con los ambientes de trabajo, hay algunos conceptos y tendencias muy interesantes que ya se están delineando y que conviene tener en cuenta:
→ La descentralización: esta tendencia implica no solo que las organizaciones de hoy están más distribuidas geográficamente que nunca, sino también que la forma en la que abordamos los proyectos y distribuimos y controlamos el avance del trabajo también se está descentralizando.
→ El Metaverso: se trata de una herramienta tecnológica que va a tener un impacto importante en nuestras vidas. La frase “work from everywhere” resume a la perfección lo que estamos viviendo y es una lógica que, definitivamente, ya se impuso entre nosotros.
→ La inteligencia artificial: esta tecnología ya está en nuestras vidas aunque no lo notemos. Asistentes virtuales, chatbots, reconocimiento facial, gestión del espacio, detección de patrones, sugerencias personalizadas basadas en el historial previo, motores de búsqueda, traductores automáticos, gestión del conocimiento (y la lista sigue), son algunos de los ejemplos con los que convivimos a diario.
Hoy, después de la pandemia, la oficina sigue siendo una experiencia semivirtual y todos los grandes jugadores del mundo del trabajo coinciden en que es una tendencia que llegó para quedarse. Efectivamente, hay una gran cantidad de trabajadores en todo el mundo que no va a volver jamás a la situación anterior, ya sea por elección propia o por imposición. En este contexto inédito, inquiere Gurovich, ¿cómo tendría que desempeñarse el líder y cuáles son aquellas habilidades que debería desarrollar, potenciar y, eventualmente, explorar?
Una aproximación al tema sin intervención de la tecnología –lo que hoy en día se llama “liderazgo tailor-made”– implica que el líder debe ser capaz de interpretar y encontrar aquellas cosas que le interesan a cada uno de los colaboradores para guiarlos hacia una experiencia de trabajo positiva que no sea tan tediosa como estar sentado frente a la pantalla todos los días.
No obstante, Gurovich advierte que existe mucho desconcierto entre los especialistas sobre qué es lo que hay que hacer para conducir equipos virtuales, remotos e híbridos de manera efectiva. He aquí algunas ideas originales que Gabriel nos acerca para ayudarnos a pensar qué significa liderar eficazmente a la fuerza laboral del futuro:
Para obtener el líder virtual perfecto hacen falta varios ingredientes.
El primer ingrediente lo conocemos hace tiempo, son las deepfakes1. Imaginemos un futuro muy cercano en el que podremos combinar la capacidad de un asistente virtual (Google, Alexa) con un avatar de altísimo realismo gráfico para actuar como líder y coach diario. En este caso, ¿el resultado sería real? La respuesta de Gurovich es: sí; si lo podemos ver, sentir y emocionarnos con él, entonces existe. La realidad sintética del deepfake, de hecho, ya se logró y está aquí.
El segundo ingrediente es la inteligencia artificial consciente. A principios de este año, un ingeniero de Google declaró que Lambda, la inteligencia artificial con la que trabajaba, sentía y tenía deseos, emoción y capacidad para transmitirlos al mismo tiempo que podía coordinar acciones más allá de las simples respuestas programadas. Aunque este ingeniero tuvo que abandonar Google, lo cierto es que la inteligencia artificial consciente o “sintiente” también es un hecho del presente.
Gurovich afirma que, si tenemos un asistente virtual altamente realista con un motor de IA que le permite percibir la realidad y es capaz de tener una conversación inteligente, no habría nada más cercano al líder virtual perfecto.
Pero esto no es todo, falta un ingrediente más: la información personal. Por ejemplo, la información sobre el comportamiento on line es un excelente punto de partida para conocer a una persona, una realidad que no es tan remota. Se sabe que con nueve puntos de datos sobre la conducta de un individuo en las redes sociales es posible que la inteligencia artificial que está detrás nos conozca más y mejor que nuestras relaciones más cercanas; incluso, más que nosotros mismos.
Imaginemos que estos nueve puntos de datos se transforman en un volumen infinito de nuestro comportamiento en el trabajo: todos los correos electrónicos, las presentaciones y los informes leídos y comentados, nos propone Gurovich. Con toda esta información administrada de manera inteligente y alineada con los objetivos de performance esperados, una organización basada en líderes virtuales puede lograr resultados tan sofisticados como los de algunas plataformas de marketing motivacional, concluye.
Si se pudiera diseñar un líder personalizado no solo para el promedio de los colaboradores de una compañía sino para cada individuo de forma exclusiva, un líder que toque la fibra más personal para lograr lo mejor de cada uno, que no tenga nunca un sesgo ni un estado de ánimo que pueda generar conflictos y que permita aprovechar sus máximas potencialidades –todo alineado con los objetivos de la compañía, obviamente–, entonces, estamos ante el líder perfecto.
En conclusión –y aunque la idea puede resultar perturbadora, admite Gurovich–, combinando estos tres ingredientes posiblemente seamos capaces de obtener el ajuste perfecto y tailor-made para cada colaborador. Porque lo cierto es que la tecnología ya está aquí y que la posibilidad de implementar algunas de estas características ya no es un sueño del futuro.
Hay varios aspectos a menudo muy cuestionados en los líderes: la capacidad de llevar adelante una visión, de inspirar, de motivar, de transmitir confianza y de congregar a las personas en torno a un objetivo común.
Para sortear este obstáculo, en Singularity University han planteado un concepto superador de lo que usualmente las compañías solían definir como misión y visión: el Propósito de Transformación Masiva (Massive Transformation Purpose o MTP por su sigla en inglés). Se trata de una frase inspiradora, lo suficientemente fuerte y transformacional como para mantener a todos los colaboradores alineados.
Sin embargo, cuando llegó la pandemia de COVID-19 se planteó el desafío de transmitir inspiración y motivación a través de la pantalla en un ambiente virtual. En este nuevo contexto, la pregunta que nos plantea Gurovich es: ¿se puede ser tan inspirador como lo era, por ejemplo, Steve Jobs sobre un escenario? Y la respuesta es sí. Eventualmente, una inteligencia artificial montada sobre una deepfake podría, por ejemplo, hacer un lanzamiento de producto a través de una pantalla frente a toda la organización y transmitir el mismo sentido de propósito y pertenencia que Steve Jobs contagiaba a cada uno de sus colaboradores.
Para comprender mejor la idea de propósito, Gurovich nos presentó el ejemplo de AppHarvest, una iniciativa que intenta solucionar la complejidad del sistema de alimentación global. Dado que solo en los EE.UU. el 40% de los alimentos que se producen se tiran a la basura, es probable que en pocos años la probabilidad de alimentar a todo el planeta disminuya drásticamente. Así nace este proyecto de Jonathan Webb, quien afirma que hoy, gracias a la tecnología solo hay que pensar en grande para poder producir eficientemente en términos de agua, energía y uso del suelo. Su propuesta se basa en la utilización de invernaderos robotizados ubicados en enormes edificios de hasta 24 hectáreas. El primero ya está en funcionamiento y se estima que a fin de 2023 serán doce.
Este emprendimiento no solo combina una gran cantidad de tecnología sino que también incluye a más de 14 organizaciones entre universidades, centros de formación, autoridades y empresas tecnológicas que requieren un líder apasionado, capaz de mirar hacia el futuro y de alinearlos a todos detrás de un proyecto emocionante.
Porque lo cierto es que el liderazgo del futuro deberá incluir un propósito fuerte frente a los desafíos que nos esperan, personas capaces de levantarse ante la adversidad con resiliencia, de seguir caminando y de involucrar a otras personas. Por muy sofisticados que sean nuestros sistemas de inteligencia artificial, el ser humano es irremplazable.
Finalmente, concluyó Gurovich, la organización del futuro, ya se trate de una empresa, un ente público, una asociación cultural, gremial o deportiva, va a combinar estas tres ideas que acabamos de delinear: liderazgo virtual, visión y propósito.
1 Técnica de inteligencia artificial que permite editar vídeos falsos de personas que aparentemente son reales utilizando algoritmos de aprendizaje y vídeos o imágenes ya existentes. (Wikipedia)
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