Claves para mantener viva la innovación

La innovación está en el centro de la economía del conocimiento, especialmente luego de la pandemia. La compleja realidad que vivimos hace imprescindible el aporte de nuevas ideas para encontrar soluciones creativas a los desafíos que debemos enfrentar. Las empresas más visionarias saben esto y ya están comenzando a implementar estrategias que les permitan incrementar su capacidad de innovar, lo cual incluye el apoyo a la colaboración y la libre circulación de ideas, el desarrollo de una cultura flexible e inclusiva, la adopción de nuevas tecnologías, etc.

Con el cierre de oficinas en casi todo el mundo debido al COVID-19, la colaboración se volvió casi completamente virtual y hoy se ha reconvertido dentro de un modelo de trabajo híbrido. En este nuevo contexto, ¿se detendrá la innovación, o podrá desarrollarse y prosperar?

Durante años, la proximidad física se consideró esencial para el surgimiento de la innovación. A fines de los años 70, Thomas Allen, profesor de psicología organizacional del MIT, descubrió que la interacción entre los trabajadores disminuía exponencialmente con la distancia entre sus oficinas, un efecto conocido popularmente como la “curva de Allen”. Su estudio reveló que existe una fuerte correlación entre la distancia física entre los puestos de trabajo y la frecuencia de la comunicación indispensable para la innovación¹. Este paradigma guió la planificación de nuestras oficinas en las últimas décadas en un intento por aumentar las interacciones personales que conducen a la generación de nuevas ideas.

Sin embargo, a pesar de esta creencia generalizada, los dos años que han pasado nos demuestran que las empresas pueden innovar con éxito aun en entornos de trabajo remoto e híbrido. La tecnología que facilita estos nuevos modelos de trabajo tiene un gran potencial para impulsar la innovación ya que permite la creación de una fuerza laboral distribuida geográficamente, más diversa, más flexible y con un mayor compromiso, todo lo cual es indispensable para incubar ideas originales y novedosas.

No obstante, la colaboración a distancia no es un fenómeno nuevo, sino que tiene numerosos antecedentes en las formas de participación que la comunidad científica ha practicado durante décadas. Unos de los primeros ejemplos de la era moderna fue la puesta en marcha de ArpaNet –el antecesor de Internet– en 1969, el cual tenía por objeto conectar en red a varios centros de estudios de los EE.UU. para facilitar el intercambio de ideas e información y fomentar la investigación. Luego vinieron otros importantes avances logrados a través de la colaboración virtual: el Proyecto Genoma Humano, que comenzó en 1990 y contó con una amplia cooperación internacional, seguido del Experimento Atlas del CERN –iniciado a mediados de los 90 y vigente hasta la fecha– en el que están implicados más de 5.000 científicos de distintas áreas pertenecientes a 180 instituciones de 40 países que colaboran a distancia para estudiar las partículas fundamentales de la materia.

Los impresionantes logros cosechados por estos pocos ejemplos ponen en evidencia que es posible mantener viva la llama de la innovación, aun en el nuevo mundo laboral que nos ha legado la pandemia. Para lograrlo, será preciso centrarse en el talento y el desarrollo de las habilidades de las personas, optimizar los procesos para el nuevo entorno híbrido y contar con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo. La tecnología será una aliada que nos brindará mecanismos para generar, compartir y poner en práctica nuevas ideas.

Cómo favorecer la innovación

El trabajo híbrido tiene muchas ventajas, pero también presenta desafíos. Con los integrantes del equipo en diferentes locaciones, ¿cómo trabajar de manera efectiva para impulsar la innovación?

La creatividad no surge de la nada; la mayor parte del pensamiento original llega a través de la colaboración y la estimulación de ideas ajenas. Incluso los creadores más solitarios forman parte de una cultura y se nutren de los logros de otras personas, a veces provenientes de áreas muy diversas.

Por tratarse de procesos no lineales, impredecibles y muchas veces desordenados, para crear mayores probabilidades de que florezcan nuevas ideas es necesario estimular la mezcla, la colaboración y una comunicación fluida entre las personas.

Si bien no existe un interruptor para activar la innovación, sí podemos considerar algunos factores importantes que pueden ayudar a crear un flujo creativo en los equipos de trabajo:

→ Favorecer la diversidad. El uso de la tecnología que ha hecho posible el trabajo híbrido está ayudando al nacimiento de nuevas formas de innovar y colaborar que favorecen la inclusión y la diversidad. Algunos grupos tales como los introvertidos, los neurodiversos y los discapacitados, para quienes la oficina puede significar una fuente de ansiedad o desafíos físicos, hoy encuentran la oportunidad de participar en sus propios términos.

De acuerdo con una encuesta realizada por Citrix², el 93% de los líderes afirma que el incremento de la colaboración digital ha traído voces más diversas a la organización, lo cual redundó en una mayor variedad de ideas. Al mismo tiempo, el 85% espera que su fuerza de trabajo se vuelva mucho más heterogénea como resultado del trabajo híbrido y que esto se transforme en el motor de la innovación.

→ Fomentar la colaboración. La comunicación y la interacción benefician enormemente a los procesos creativos, los cuales se nutren del intercambio entre personas con distintos intereses, culturas y formas de pensar. Según la encuesta anteriormente citada, el 87% de los líderes cree que las políticas que fomentan la colaboración y garantizan el acceso a la información, independientemente de la ubicación de los trabajadores, serán importantes para la innovación.

También hará falta crear equipos interdepartamentales, multifuncionales e interdisciplinarios para aprovechar las habilidades colectivas de la compañía; romper los silos para compartir información y colaborar incluso con clientes, proveedores y otras empresas.

Pero, para que exista colaboración primero deben existir fuertes conexiones humanas. Para ello es necesario establecer un entorno de confianza donde es más probable que los miembros del equipo compartan sus ideas y trabajen juntos para desarrollar nuevas soluciones.

→ Implementar estructuras de gestión más planas. En el nuevo escenario pospandemia empiezan a surgir nuevas formas de organización con estructuras menos jerárquicas, más planas, flexibles y escalables, adaptadas al nuevo panorama económico, cultural y social, y que les permiten a las empresas moverse con mayor agilidad, flexibilidad y rapidez.

Empoderar a las personas dándoles autonomía, confianza y libertad para actuar catalizará la innovación dentro de los equipos. Los líderes pueden crear entornos negativos si establecen reglas y procedimientos rígidos o microgestionan al plantel.

→ Optimizar el espacio de trabajo. Dado que el trabajo híbrido nos permite trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar, la oficina se transformará en el ámbito ideal para los encuentros presenciales que ayudan a crear nuevas redes sociales y a consolidar las existentes; un espacio para socializar y facilitar las conexiones, el aprendizaje y el trabajo colaborativo

Para ello tendrá que contar con espacios adecuados para apoyar los procesos que impulsan la creatividad y suficiente flexibilidad para favorecer la espontaneidad, la alternancia entre diferentes modos de trabajo y el flujo de la información. También debería contar con áreas de trabajo individual en torno a espacios de trabajo grupal a fin de maximizar la visibilidad y las posibilidades de intercambio, salas de brainstorming, áreas de reunión informal y encuentros casuales junto con profusión de pantallas o pizarras para compartir ideas e información.

La luz natural, las vistas al exterior, la inclusión de elementos y materiales naturales, la elección de los colores de acuerdo con su capacidad para promover la excitación o la calma, un layout informal, la exhibición de obra de arte y otros objetos significativos, pueden ayudar a crear una atmósfera estimulante que inspire a las personas a ser más creativas.

→ Proveer la mejor tecnología. Para integrar la oficina física y la oficina virtual será indispensable facilitar el trabajo remoto a través de la tecnología. La nueva normalidad consistirá en conectar personas en lugar de conectar lugares o escritorios.

Pero, a fin de que el conocimiento y la información fluyan libremente para que los trabajadores puedan colaborar sin fricciones estas deben poder utilizarse de manera intuitiva y sin esfuerzo. Si la gente no cuenta con las herramientas tecnológicas necesarias, no puede comunicarse fácilmente con sus colegas o no se siente conectada con la organización, la experiencia digital disminuye y la productividad y la innovación decaen inexorablemente.

→ Reforzar la cultura organizacional. La cultura organizacional puede facilitar la generación de ideas creativas e innovadoras cuando crea el contexto necesario para que los equipos puedan explorar libremente y permite el fracaso en lugar de criticarlo. Cualquier equipo que quiera explorar y crear deberá lidiar con la posibilidad del fracaso y aceptarlo como una oportunidad, no como una amenaza. La llamada “cultura del fracaso” motiva a los empleados a tomar riesgos y a probar cosas nuevas, incluso ante la posibilidad de un resultado negativo.

Los líderes pueden impulsar la innovación fomentando la diversidad de pensamiento y la colaboración, promoviendo canales de comunicación abiertos en toda la organización y aceptando la posibilidad de fallar como parte del proceso creativo.

Referencias:

1 ALLEN, T. & HENN, G. (2006): “The Organization and Architecture of Innovation: Managing the Flow of Technology” .

2 CITRIX (2021): “The Era of Hyper-Innovation”.