En un mundo en el que tenemos una sensibilidad cada vez más alta, el espacio de trabajo debe incluir opciones que nos incluyan a todos.
Una publicación de Contract Workplaces
Tradicionalmente, las diferencias entre las personas se han enfocado en características tales como el género, el color de la piel, la religión, la cultura, la etnia, la apariencia, las habilidades físicas y cognitivas, etc. Pero desde fines del siglo pasado se están realizando investigaciones que sugieren que la neurodiversidad también forma parte de estas diferencias.
Kay Sargent, Directora de Workplaces en HOK, nos cuenta en su charla que se acercó por primera vez a este tema cuando, unos años atrás, un cliente le preguntó cómo acomodar a los neurodivergentes en la oficina. Este fue el disparador para comenzar una investigación que dio como resultado cinco informes que, entre otras cosas, incluyen principios de diseño que conviene aplicar para que los espacios realmente tengan en cuenta estas condiciones.
Las personas neurodivergentes presentan diferencias en la función cerebral y los rasgos de comportamiento, lo cual se verifica en condiciones tales como la dislexia, el autismo, la dispraxia, etc. Esto puede afectar la forma en que procesan la información y el espacio. Se trata de una condición permanente que se ha ignorado durante mucho tiempo.
Se estima que una de cada siete personas es neurodiversa, de las cuales el 50% no fue diagnosticada. Por ejemplo, entre los Baby Boomers y los integrantes de la Generación X ciertos trastornos normalmente no se diagnosticaban, por lo que entre el 85% – 90% de los adultos que tienen TDA (trastorno por déficit de atención) nunca fueron evaluados y es posible que ni siquiera sepan que lo tienen. Y esto tiene un impacto muy real.
Kay nos cuenta que un estudiante autista le dijo: “Somos peces de agua dulce en agua salada. Si nos ponen en agua dulce funcionaremos bien, pero si lo hacen en agua salada lucharemos por sobrevivir.”.
Es indudable que el espacio tiene un enorme impacto en las personas y que, si no está bien diseñado, puede tener consecuencias negativas sobre ellas. Por esto es importante pensar en diseñar el lugar de trabajo para acomodar también a los individuos neurodiversos.
La investigación revela que ante el bombardeo de información sensorial que sufrimos a diario –sin importar si somos neurodiversos o no– todos tenemos una respuesta ligeramente diferente frente a los estímulos. Se puede ser neurotípico y tener una mayor sensibilidad al sonido, pero no tanta para las distracciones visuales, por ejemplo.
Pero luego están los extremos. Por un lado, hay personas que son hipersensibles a los estímulos y se sienten abrumadas por las luces brillantes, los colores vivos y las distracciones; por el otro, los hiposensibles necesitan una mayor intensidad para procesar los estímulos sensoriales. Entre los neurodiversos se estima que aproximadamente el 60% es hipersensible mientras que el 40% tiende a ser hiposensible con respecto al sonido, los olores, la cercanía de otras personas, la experiencia del espacio, etc.
Kay afirma que la cantidad de estímulos sensoriales que existen en el lugar de trabajo hace imprescindible ofrecer una variedad de opciones que incluya a todos: lugares para crear, para estar con otros, para la contemplación, etc. Y para esto es preciso considerar la neurodiversidad y analizar qué hacen las personas en el espacio de trabajo.
Por un lado se necesitan espacios de concentración que deben ser tranquilos, calmos, silenciosos y sin distracciones visuales; ideales para los hipersensibles. Pero, para los hiposensibles, un ambiente con estas características no es viable; ellos tienen mucha energía para gastar, quieren moverse incluso en un espacio de concentración, por lo que necesitarán caminar y tener una superficie donde escribir y plasmar sus ideas. No pueden procesar la información a menos que estén activos.
En el otro extremo están los espacios sociales. Las personas hiposensitivas se sienten bien allí, con mucha estimulación, moviéndose dentro del ruido. No obstante, puede haber personas sociales que también necesitan un lugar más apartado desde donde puedan ver qué sucede y quizás participar de otro modo.
Pero también habrá espacios donde se puede hacer trabajo de concentración e individual con otras personas, donde se puede conversar, ver qué están haciendo los demás, compartir y socializar; lugares con versiones para los hipo o hipersensibles en los que cada uno pueda tener cierto tipo de control sobre el entorno.
Entonces, conociendo el impacto que tienen los distintos elementos de diseño (el color, las texturas, el volumen, las luces, etc.) en cómo nos sentimos, Kay afirma que deben ser utilizados con “intencionalidad”. En una sala de concentración donde la gente quiere estar tranquila, por ejemplo, los colores brillantes y los diseños con muchos patrones no resultarían congruentes con la función.
Pero, la parte crítica del diseño es definir como se zonificarán los diferentes espacios: áreas silenciosas contiguas a lugares de conversación en voz baja; luego zonas un poco más ruidosas donde se puede conversar normalmente sin sentir que estamos molestando a nuestros colegas seguidas de espacios para tener charlas abiertas junto a un área francamente social, más ruidosa, donde incluso puede haber música.
Entonces, lo más importante no es crear y ofrecer una variedad de espacios, sino zonificarlos correctamente de tal forma que se contemple el bienestar de todos (incluso los neurotípicos tienen hoy en día una mayor sensibilidad a su entorno). De hecho, los espacios de trabajo que diseñamos no se deberían diferenciar de los que solemos ver. La idea es integrar los distintos ámbitos para que todos se sientan incluidos y se puedan beneficiar de ellos, sean neurodivergentes o no.
Kay nos ofrece algunas posibilidades para graficar estos conceptos. Por ejemplo, cuando se entra en la oficina, la recepción debe contar con elementos de hospitalidad sencillos y refinados para que la gente se sienta relajada y bienvenida.
En el lobby, un área con techo bajo, elementos biológicos, líneas curvas, algunos toques de color más vibrante y una apropiada elección de las luces ayudará a que tengan una sensación diferente. Brindar la posibilidad de tomar algo también permitirá a las personas concentrarse y tener un ingreso más relajado.
En los espacios de reunión –que siguen siendo abiertos porque no están totalmente cerrados, aunque sí bien definidos y delineados– predominan los techos bajos. Se puede incorporar algún toque discreto de color y varias opciones tanto para sentarse (en el medio, contra el cerramiento, etc.) como para estar de pié y activo frente a una pizarra, siempre contemplando las preferencias de los hiposensibles y de los hipersensibles.
Si los espacios están bien diseñados no tienen que tener un cartel que aclare su función. El elemento clave es que sean intuitivos. El uso del color puede ayudar a reemplazar la cartelería para saber dónde estamos y también para incentivar la actividad física, por ejemplo, para subir y bajar las escaleras.
También hacen falta espacios para que la gente descanse, haga un receso y se conecte; lugares donde los individuos más activos puedan liberar la energía a través del movimiento, la interacción social, los juegos, etc. Espacios que les permitan a las personas tener perspectiva y líneas claras de visión para no tener sorpresas. De esta forma, pueden decidir si se sienten cómodas o no, buscar refugio si hay demasiada gente o, simplemente, salir.
La utilización de los conceptos de biofilia también ayudarán a que la gente se sienta más cerca de su naturaleza humana. La incorporación de elementos y materiales naturales en el diseño, las líneas curvas y la luz natural, son cosas que veríamos en los espacios abiertos y que nos hacen sentir con los pies en la tierra.
En definitiva, concluimos con Kay Sargent que no solo diseñamos entornos de trabajo, sino que diseñamos la experiencia completa. Y en un mundo en el que todos tenemos una sensibilidad cada vez más alta al entorno resulta de la mayor importancia comprender de qué manera nos impacta todo lo que nos rodea.
¿Quieres conocer más sobre tendencias relacionadas al mundo del trabajo? Descúbrelas en WOW.
Suscribite