Lejos de las predicciones apocalípticas de un futuro dominado por las máquinas, los especialistas aseguran que la revolución de la IA involucrará a humanos y máquinas trabajando juntos.
Una publicación de Contract Workplaces
La Inteligencia Artificial (IA) ya está en nuestras vidas aunque no lo notemos. Asistentes virtuales, chatbots, reconocimiento facial, gestión del espacio, detección de patrones, sugerencias personalizadas basadas en el historial previo, motores de búsqueda, traductores automáticos, gestión del conocimiento (y la lista sigue), son algunos de los ejemplos con los que convivimos a diario.
La IA no solo está cambiando nuestra vida sino que también tiene un enorme potencial para transformar el lugar de trabajo y la forma en la que trabajamos. Existen varios estudios que anticipan que el impacto de la IA será tan transformador en las estructuras económicas y sociales como lo han sido en su momento la máquina de vapor, el ferrocarril, la electricidad, la electrónica e Internet.1
Sin embargo, lejos de las predicciones apocalípticas de un futuro dominado por las máquinas al que nos tiene acostumbrados alguna ciencia ficción, los especialistas en el tema aseguran que la revolución de la IA involucrará a humanos y máquinas trabajando juntos2. Esto dará origen a una “fuerza de trabajo aumentada”, organizada en torno a equipos integrados por personas y máquinas. En lugar de reemplazarnos, la IA nos ayudará a hacer nuestro trabajo de manera más eficiente.
Hoy resulta relativamente sencillo automatizar una gran cantidad de tareas que son difíciles para la capacidad humana: memorizar información, evaluar de manera precisa los factores de riesgo, realizar tareas repetitivas sin errores, manejar datos estadísticos, encontrar patrones, etc. Lo paradójico es que, muchas de las cosas que a las personas nos resultan naturales (usar el sentido común, comprender el contexto, explorar entornos desconocidos, manipular objetos, evaluar y significar los sentimientos y las emociones ajenas, etc.), a menudo son las más difíciles para la IA. Esto parece demostrar que la IA resultará ser un excelente complemento de la inteligencia humana.
En el lugar de trabajo, las máquinas continuarán haciendo aquello que hacen bien (el trabajo computacional) mientras que las tareas que precisen de una visión general y habilidades interpersonales seguirán siendo patrimonio de los seres humanos. Uno de los grandes desafíos será capacitar con nuevas habilidades a la fuerza laboral.
De acuerdo con una definición de la empresa IBM, cuando hablamos de IA nos referimos a cualquier inteligencia similar a la humana exhibida por una computadora, robot o algoritmo. Esto incluye cualquier aplicación o herramienta que tome decisiones y sea capaz de crear un output basado en reglas, entradas y experiencia.3
Al mismo tiempo, podemos distinguir entre una llamada “IA débil” –orientada a tareas específicas tales como los asistentes virtuales– y una “IA fuerte”, indistinguible de la inteligencia humana, capaz de cumplir con una amplia variedad de funciones además de aprender a resolver nuevos problemas. Esta forma de IA es, por el momento, teórica.
Pero, a la IA débil la podemos encontrar en cualquier día de trabajo normal dentro de las herramientas ya existentes bajo la forma de una mejor personalización, recomendaciones, alertas y búsquedas gracias al aprendizaje automático, el procesamiento del lenguaje natural y las interfaces conversacionales. Estas tecnologías transformarán la naturaleza del trabajo dando lugar a una mayor colaboración entre la IA y las personas. Como resultado, algunas ocupaciones disminuirán, otras crecerán y muchas más cambiarán.
Este nuevo panorama tendrá consecuencias sobre el empleo. Los trabajadores deberán adquirir nuevas habilidades y es posible que tengan que reinventarse completamente. No obstante, las ocupaciones que involucren la resolución de problemas mediante la creatividad, el pensamiento original y las habilidades sociales serán las menos susceptibles de ser informatizadas.
De acuerdo con un informe de McKinsey4, aunque casi todas las ocupaciones se verán afectadas por la automatización, solo alrededor del 5% podrían automatizarse completamente con las tecnologías actuales. En una gran franja de trabajos (entre el 30% y el 60%) este proceso sería solo parcial.
Según el mismo informe, entre los factores que afectarán el ritmo y el alcance de la adopción de la IA se encuentran el costo de implementación, la dinámica del mercado laboral (incluida la cantidad, la calidad y los salarios de los trabajos) y, finalmente, las normas y la aceptación social.
Aquí enumeramos algunos de los avances recientes que se encuentran a la vanguardia de la revolución de la IA y que es probable que sean adoptados más por aquellas empresas que buscan capitalizar sus beneficios en la oficina.
→ Contratación de personal. La IA desempeñará un papel cada vez más relevante a la hora de identificar quiénes son los candidatos más adecuados para un trabajo sin los sesgos ni las limitaciones de la mente humana.
→ Fuerza laboral aumentada. Monitorear los flujos y procesos de trabajo, aprender a realizar tareas repetitivas o hacer sugerencias útiles sobre cómo se pueden hacer las cosas de manera más efectiva o eficiente son algunos de los aportes que la IA puede hacerles a los trabajadores. Este será un gran paso para consolidar una fuerza laboral aumentada que combina lo mejor de los humanos y las máquinas trabajando juntos.
→ Robots de trabajo. Los robots físicos capaces de moverse de forma autónoma se están convirtiendo en un recurso habitual en fábricas y depósitos. Sin embargo, hoy también existen robots que pueden desplazarse por la oficina para realizar entregas en cualquier puesto de trabajo.
→ Soluciones para reuniones. Otro ámbito en el que la IA puede hacer un aporte valioso es en la gestión de reuniones. Mediante acciones tales como la automatización de la programación de los asistentes, la reserva del espacio necesario, el recordatorio, la transcripción de lo conversado, el análisis de la intervención de los participantes, etc., aumenta la eficacia, la productividad y el rendimiento de los encuentros.
→ Asistentes virtuales. Estos asistentes utilizan repositorios de información y tecnologías de procesamiento del lenguaje natural para responder las consultas de los empleados en cualquier dominio de interés. El sistema, que opera como un colaborador, también se puede convertir en la interfaz principal del usuario permitiéndole interactuar con las aplicaciones y los dispositivos físicos a través de la voz. Esta función puede ser especialmente útil en el actual contexto sanitario.
→ Chatbots. Son herramientas de IA con una interfaz de conversación en lenguaje natural. Se pueden utilizar tanto para cumplir las funciones de los asistentes humanos en los servicios de atención al cliente como programarlos para realizar otras tareas simples.
→ Recomendaciones en tiempo real. Algunos sistemas usan redes neuronales para recomendar a los usuarios alguna acción concreta en función de su actividad y otros factores tales como la hora del día, el clima, la agenda y hasta sus parámetros fisiológicos. Son ideales para mejorar los hábitos y promover conductas saludables.
→ Control de acceso. Las tecnologías biométrica y de reconocimiento facial ya están reemplazando el uso de contraseñas, tarjetas de acceso y demás medidas de seguridad, lo cual representa un gran avance y ayudará a crear una mejor experiencia para los trabajadores.
→ Control ambiental. El aprendizaje automático y el Internet de las Cosas son dos tecnologías con un enorme potencial para crear lugares de trabajo más eficientes y saludables. Mientras que los sensores proporcionan datos a los sistemas de análisis, los algoritmos de aprendizaje automático pueden crear oportunidades para ahorrar costos y mejorar la experiencia de los empleados a través de la personalización.
→ Uso del espacio. La implementación de sistemas de IA permite realizar un mapa de patrones de comportamiento para determinar de qué manera las personas usarán el espacio e, incluso, predecir cuándo podría producirse un problema de mantenimiento.
Referencias:
1 HOWARD, J. (2019): “Artificial Intelligence: Implications for the Future of Work”. Centers for Disease Control and Prevention.
2 SHULTZ, G. P. et al. (2018): “Beyond Disruption: Technology’s Challenge to Governance”.
3 IBM: “What is Strong AI”. https://www.ibm.com/cloud/learn/strong-ai
4 MANYIKA, J. & SNEADER, K. (2018): “AI, automation, and the future of work: Ten things to solve for“. McKinsey.
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