Cómo implementar el teletrabajo en tu empresa de manera efectiva

Con motivo de la cuarentena, gran parte de las compañías en Latinoamérica han debido mantener a su fuerza laboral trabajando desde sus hogares. Esto trajo como consecuencia que aquellas personas que no tenían incorporada esta modalidad en su dinámica habitual de trabajo se hayan visto obligadas a aplicarla imprevistamente y a adaptarse a esta situación de la mejor manera posible. 

Al momento de comenzar a considerar el retorno a la oficina se plantean escenarios en los que el teletrabajo será parte de la nueva normalidad. Las empresas, entonces, deben prepararse para apoyar y brindar herramientas a quienes continúen haciendo sus tareas de manera remota, ya sea a tiempo completo o parcial. 

En este sentido, es importante entender que no todos los trabajadores cuentan con las condiciones y las habilidades adecuadas para teletrabajar. Se deberá prever que quienes lo hagan se encuentren lo suficientemente preparados como para afrontar los desafíos de trabajar lejos de su ambiente habitual y de sus compañeros, sin que esto afecte su productividad, su motivación y su compromiso con la organización. Por lo tanto, es recomendable evaluar individualmente a cada empleado en las siguientes dimensiones: condiciones físico-ambientales, tecnología, dinámica de trabajo y personalidad. En función de los resultados, se podrá considerar el grado de adaptabilidad que cada individuo tiene para trabajar desde su hogar y se podrá poner en práctica un plan de acción que contemple las necesidades según cada caso. 

Condiciones físico-ambientales:

– Proveer el mobiliario ergonómicamente adecuado (silla y escritorio con regulación de altura y componentes ajustables) y los accesorios que permitan al trabajador mantenerse cómodo y evitar la tensión física y las lesiones.

– Proveer elementos para iluminación complementaria, como el suministro de lámparas de escritorio.También hay piezas de mobiliario con una luz led incorporada que regula su intensidad y temperatura en función al ciclo circadiano.

– Dar capacitación y material informativo sobre ergonomía, pausas activas y rutinas saludables además de promover la práctica de actividades físicas y de elongación a través de sesiones virtuales programadas para tal fin.

 

Tecnología

–  Suministrar a cada persona el equipamiento tecnológico y el software necesarios según los requerimientos de su actividad.

– Asegurar una calidad de conectividad adecuada. 

– Procurar que los archivos de trabajo estén disponibles siempre en La Nube y puedan ser usados desde cualquier dispositivo o computadora.

– Instruir a los equipos sobre las herramientas disponibles, tanto en hardware como en software, para el trabajo virtual y sus diferentes usos (equipos para videoconferencias, plataformas para reuniones virtuales, calendarios compartidos, transferencia de archivos, sistemas de gestión de tareas, entre otros.). 

– Proporcionar asistencia remota permanente.

– Garantizar la seguridad informática y protección de datos personales.

 

Dinámica de trabajo

– Capacitar a los equipos, y sobre todo a los líderes, a fin de prepararlos para gestionar exitosamente equipos tanto en forma presencial como a distancia. 

– Ser claros sobre qué se espera de cada persona y contemplar tiempos razonables y consensuados. 

– Ejercitar la confianza en el equipo y promover la autonomía para trabajar con instancias de seguimiento planificadas, evitando el micromanagement.

– Afianzar la comunicación y colaboración entre las diferentes áreas de la empresa para evitar el riesgo de fragmentación y la creación de silos. 

– Promover las interacciones periódicas entre los empleados, ya sea dentro del marco laboral, como también de esparcimiento (after office virtual, juegos en línea, etc.). Quienes teletrabajan corren el riesgo de sufrir sensación de aislamiento y pérdida de motivación lo que a su vez puede crear quiebres dentro de los equipos y una caída de la productividad.

– Formar al personal en conceptos relacionados con metodologías ágiles, los cuales se rigen por lo conceptos de flexibilidad, adaptabilidad, rapidez y trabajo en equipo efectivo. 

– Establecer lineamientos para las reuniones virtuales de trabajo con reglas claras para todos tales como el cumplimiento puntual de los horarios, objetivos claros para cada reunión y reporte de los avances sobre las distintas tareas en progreso.

Personalidad

– Identificar qué habilidades comunicacionales necesita adquirir o reforzar cada individuo en función a su cargo y responsabilidades. 

– Fomentar el desarrollo de los empleados estimulándolos a incorporar nuevas capacidades y a desechar las que ya no son útiles en este contexto.

– Realizar relevamientos periódicos de clima laboral para entender cómo se encuentra cada uno y si tiene algún problema para llevar a cabo sus tareas exitosamente brindando el acompañamiento adecuado para ello.

– Ofrecer asistencia en cuanto a la gestión del tiempo y las prioridades para que no afecte el equilibrio trabajo/vida personal. 

– Estar atentos a la salud mental y emocional de quienes trabajan en forma remota. Para ello es importante ofrecer espacios de escucha a cada persona y otorgarle ámbitos en los que se atiendan estos aspectos: por ejemplo, sesiones de meditación, técnicas de respiración o mindfulness como prácticas saludables para aliviar el estrés y la ansiedad, entre otras cosas. 

 

Finalmente, más allá de las políticas que cada empresa pueda implementar de forma individual, lo importante es que las organizaciones se aseguren de que todos y cada uno de sus integrantes puedan desempeñarse en forma cómoda y eficiente, que sigan sintiéndose parte del equipo y que tengan la motivación necesaria para realizar sus tareas, independientemente de dónde estén físicamente ubicados.

Cómo saber si estamos teletrabajando mal

Por Eva Rimbau-Gilabert*

Pasar de un teletrabajo prácticamente inexistente a un teletrabajo a tiempo completo es algo que, en circunstancias normales, se habría planificado cuidadosamente, tanto desde el punto de vista tecnológico como adaptando los modos de organizar y dirigir el trabajo.

Sin embargo, este “teletrabajo de pandemia” que hemos tenido que adoptar no se pudo planificar y no es una forma correcta de teletrabajo. Para empezar, y de modo destacado, las condiciones personales no son las más favorables: el confinamiento con otras personas que reclaman nuestra atención y cuidados, las limitaciones para salir de casa, la incertidumbre por nuestra salud y la de nuestros seres queridos, la preocupación por la continuidad del negocio o de nuestro puesto de trabajo no favorecen la concentración y la productividad. Pero, además, la mayoría cometemos algunos errores que son un buen indicativo de que no estamos teletrabajando adecuadamente. Estos son los principales:

Estar siempre disponible.

Se está generando la idea de que el teletrabajo supone estar siempre disponible y conectado, algo que resulta estresante, improductivo y va en contra del derecho a la desconexión digital. Debe entenderse que el teletrabajo en realidad consiste en dejar que la gente se organice el tiempo como mejor le convenga para que pueda entregar los resultados acordados en un plazo concreto. Las personas con cargo directivo deben olvidarse de intentar saber qué hacen en todo momento sus colaboradores y aprender a darles autonomía dentro de unas referencias claras.

Seguir horarios extensos.

Si nos encontramos trabajando a todas horas, sin descansos e incluso durante el fin de semana, algo estamos haciendo mal. La referencia es trabajar un número de horas que nos permita descansar y realizar otras actividades más allá del trabajo (vida social y familiar, ocio, ejercicio, etc.).

No realizar descansos.

Lo ideal es hacer descansos breves a lo largo del día (cinco minutos cada media hora, quince minutos cada dos horas, una pausa más larga para comer) y moverse para hacer estiramientos que eviten los problemas musculoesqueléticos asociados al trabajo sedentario.

Finalmente, las empresas pueden al menos no aumentar el estrés de la situación con algunas acciones relativamente simples. Entre ellas, mostrar empatía con las situaciones personales —por ejemplo, normalizar que aparezcan niños o mascotas durante las reuniones o que alguien deba dejar momentáneamente una reunión para atender a su bebé. El ejemplo personal de quienes ocupan puestos directivos es fundamental en este aspecto, puesto que sus conductas son la referencia sobre la que el equipo entiende qué se considera aceptable o no. También es necesario facilitar que cada persona establezca sus propios horarios, entendiéndolos de modo flexible y reduciendo la exigencia de sincronía (estar todos trabajando al mismo tiempo) si no es realmente necesaria para las actividades a desarrollar. Finalmente, puede ser útil promover la creación de comunidades, canales o grupos en los que la gente comparta ideas, sugerencias y experiencias para hacerse la vida más fácil.

*Eva Rimbau-Gilabert es profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta
de Catalunya (UOC) y oradora de Worktech LATAM 2019

Construcción de Oficinas Cencosud Scotiabank por Contract Workplaces 1

Futuro Flexible

En el contexto actual, muchas empresas han comenzado a preocuparse por el escenario post pandemia y a evaluar cómo será la vuelta al trabajo en términos de ocupación del espacio, protocolos de sanidad y forma de trabajar. Pero también están poniendo el foco en adoptar estrategias que les permitan estar preparadas para adaptarse rápidamente a cualquier cambio imprevisto. Es muy probable que en los próximos años debamos afrontar eventos inesperados (otras pandemias, cambios climáticos extremos, inestabilidad social, etc.) que exijan una respuesta ágil y eficiente.

Después de pasar por un confinamiento preventivo que ha sido desde moderado a muy estricto según la región, y de experimentar el trabajo remoto como la única opción para mantener la operación de las empresas, los trabajadores empiezan a sentir las consecuencias: sensación de aislamiento, falta de motivación, estrés, problemas musculoesqueléticos, etc.

Por eso no es de extrañar que, al ser consultados sobre cómo preferirían trabajar una vez superada la pandemia, el 82% de los trabajadores elija hacerlo con flexibilidad para optar por el lugar que le resulte más conveniente según la ocasión (desde la casa, en la oficina, en espacios de Coworking, etc.). El trabajo flexible aparece en el horizonte de las posibilidades como la opción más apropiada para los tiempos que vienen.

Pero los arreglos de trabajo flexible ya estaban avanzando antes de que llegara el COVID-19 impulsados por el desarrollo explosivo de las tecnologías móviles, la gran penetración de Internet, el auge de las redes sociales y el surgimiento de una generación de nativos digitales dispuestos a abrazar una nueva forma de consumir basada en el uso compartido más que en la propiedad: el consumo colaborativo.

Compañías tales como Spotify, Netflix, Airbnb o Uber se transformaron en los buques insignia de esta nueva era. Construidas sobre las tecnologías de la información para transformar la realidad del mundo físico en digital a demanda de los consumidores, no necesitan un plantel extenso ni grandes instalaciones para operar, y en lugar de poseer activos físicos aprovechan la ubicuidad de la información y los recursos externos para alcanzar sus objetivos. Para adaptarse a esta nueva realidad, una parte cada vez mayor de la fuerza laboral se ha reconvertido para transformarse en trabajadores flexibles o “Gigs”, los que antes solían llamarse empleados a tiempo parcial, freelancers o consultores.

Como no podía ser de otra forma, esta tendencia nació en Silicon Valley, la meca de las startups, donde descubrieron que no era necesario contar con un plantel fijo; una hueste de trabajadores independientes provista con un dispositivo móvil y una conexión a Internet podía asumir desde proyectos completos hasta pequeñas tareas de emprendimientos complejos en función del flujo de trabajo. Este fue el comienzo de la “Gig Economía”.

Las nuevas generaciones se adaptaron rápidamente a esta modalidad. Tanto es así, que muchas aplicaciones, plataformas y herramientas digitales colaborativas que han surgido en los últimos tiempos responden, tanto a la creciente necesidad de las empresas de trabajadores altamente calificados, como a la demanda de más alternativas de empleo flexible por parte de estos nuevos trabajadores.

Talento ágil, flexible y a demanda

El trabajo flexible se puede definir como un tipo de acuerdo de trabajo que brinda un grado de flexibilidad tal que permite a los empleados decidir cuánto tiempo, dónde, cuándo y en qué horario van a trabajar. Y aunque en términos generales podemos hablar de acuerdos de trabajo flexible cuando estos se desvían del patrón estándar, existen algunas tipologías más habituales y reconocidas que se describen a continuación:

TIPOLOGÍAS DE TRABAJO FLEXIBLE
TRABAJO A TIEMPO PARCIALCuando se contrata al empleado para que trabaje menos horas que el tiempo completo.
TRABAJO A PLAZOEs un acuerdo para trabajar un número particular de semanas por año, ya sea a tiempo completo o parcial.
TRABAJO COMPARTIDOCuando dos (u ocasionalmente más) personas comparten la responsabilidad de un solo trabajo.
FLEXITIMEPermite a los empleados elegir, dentro de ciertos límites establecidos, cuándo comenzar y finalizar el trabajo.
HORARIO COMPRIMIDOPermite a un empleado trabajar la semana laboral de 35-40 horas en menos cantidad de días. Por ejemplo: cuatro días de 10 horas.
HORAS ANUALESEl número total de horas que se trabajarán durante el año es fijo, pero puede variar la duración de horas trabajadas por día y por semana.
HOME OFFICELos empleados trabajan desde la casa.
TRABAJO MÓVILLos empleados trabajan toda o parte de la semana fuera de la empresa.
CONTRATOS DE CERO HORASEl colaborador no tiene garantía de un número mínimo de horas de trabajo; puede ser llamado cuando sea necesario y pagado solo por las horas que trabaja.
TRABAJO POR RESULTADOSNo hay horas fijas, solo un objetivo que se debe cumplir.

BEATSON, M. (2019): “Megatrends: Flexible Working”. CIPD.

Este tipo de prácticas ofrecen ventajas tanto para la organización como para los trabajadores.

Por un lado, las empresas pueden alinear mejor la cantidad de personal utilizado con la demanda de trabajo y contar con una fuerza laboral más competente, motivada y comprometida, al mismo tiempo que disminuyen las ausencias por enfermedad y aumentan la productividad y la inclusión. De esta forma, las organizaciones se vuelven más ágiles y aumentan sus posibilidades de ofrecer respuestas rápidas y eficientes frente al cambio.

Por el otro, este tipo de arreglo les permite a los trabajadores mejorar el balance entre las exigencias del trabajo y otros aspectos de su vida, reducir el estrés y los tiempos de viaje, tener mayor control sobre los plazos y la presión asociados al trabajo.

Pero el trabajo flexible también crea desafíos que es necesario abordar con seriedad. Los trabajadores pueden enfrentarse al aislamiento, al riesgo de no poder desconectarse y establecer un límite claro entre el trabajo y la vida personal, a la precarización laboral debido a la ausencia de un adecuado marco regulatorio, a la falta de beneficios sociales (vacaciones pagas, licencia por enfermedad), etc.

Es por esto que el trabajo flexible puede ser una buena alternativa siempre y cuando todos los actores lleguen a un acuerdo mutuamente beneficioso en cuanto a las expectativas y las reglas establecidas. También implica fomentar una cultura organizacional que reconozca y recompense la productividad y el rendimiento en lugar del presentismo, y promover la transparencia en todos los niveles, para que los empleados puedan establecer aquellas pautas que les permitan priorizar tanto su trabajo, como su bienestar.

Hoy en día, afirma el ensayista e investigador libanés, Nassim Taleb: “vivir en nuestro planeta requiere muchísima más imaginación que la que nos permite nuestra propia naturaleza (…) Y a pesar de todo nuestro progreso y crecimiento, el futuro será cada vez menos predecible”.

Es por esto que en los tiempos que vienen, de transformaciones imprevistas y exponenciales, será necesario abrazar el cambio, ser ágil, reconvertirse y utilizar los recursos de formas más innovadoras y eficientes. Sin duda, el futuro será flexible.

El retorno seguro a la oficina

Si bien sabemos que este contexto de pandemia es pasajero, estamos seguros de que trajo consigo muchos cambios que han llegado para quedarse.

A nivel laboral, se abren nuevos paradigmas, tanto en las dinámicas como en los espacios de trabajo. Sin embargo, el primer foco de atención de las compañías está puesto en el retorno seguro a los lugares de trabajo, en cuidar a sus trabajadores y en mantener el funcionamiento sus operaciones. Con este objetivo, elaboramos una serie de recomendaciones a tener en cuenta para el momento de regreso a las actividades:

PROTOCOLOS Y SEGURIDAD

  • Establecer protocolos de seguridad, de limpieza, gestión de residuos, mantenimiento y sanitización de superficies. Capacitar al personal sobre los mismos.
  • Generar protocolos de acceso en los edificios y oficinas, incluyendo sistemas de medición de temperatura corporal de quienes ingresan. 
  • Proveer a los colaboradores y a los visitantes del material de protección personal apropiado (máscaras, guantes, etc.).
  • Disponer dispensadores de alcohol en gel con sensor de movimiento en distintos puntos del edificio y oficinas. 

DISTANCIAMIENTO Y PRECAUCIONES

  • Fijar marcas en el piso para un distanciamiento seguro en las áreas de espera y definir sentidos de circulación unidireccionales mediante marcas colocadas en el suelo.
  • Separar las áreas de envío y recepción de correspondencia o paquetería de la población en general. Desinfectar el exterior los embalajes del material recibido. 
  • Administrar el uso de ascensores: límites de pasajeros; adhesivos de piso para establecer zonas de distanciamiento; garantizar la limpieza continua de superficies de alto contacto como paneles de elevadores, botones, barandas.
  • Retirar el material promocional, superficies de apoyo y asientos en la zona de recepción.
  • Implementar tecnología “touchless” (aperturas automáticas de puertas, griferías con sensores, pedales y sistemas de apertura con el antebrazo, detectores de movimiento, activación por voz a través de dispositivos).
  •  Monitorear la calidad del aire interior mediante el uso de filtros especiales y purificadores. Fomentar la ventilación natural. 

ÁREAS DE TRABAJO

  • Reemplazar superficies del mobiliario por materiales antimicrobianos y no porosos.
  • Evitar los puestos enfrentados y dejar más espacio entre escritorios: entre cada persona deberá haber de 1,50 a 2 metros de distancia en diagonal o a 90°.
  • Agregar entre puestos paneles de privacidad con altura ajustable o mamparas acrílicas, así como en la zona de recepción.
  • Reducir la capacidad de salas de reunión y transformar espacios como phone booths y think tank en posiciones asignadas.
  • Quitar teclados y ratones compartidos y distribuir periféricos personales.

Es importante que estas acciones se realicen con anticipación, de manera ordenada y sobre todo se comuniquen correctamente a todos los colaboradores. Si necesitas orientación o  recomendaciones a medida, contáctate con nuestro equipo. Es parte de nuestro compromiso continuo ayudar a nuestros clientes a prepararse para lo que viene.

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Uruguayos y el teletrabajo: solo un 4% seguiría desde su casa tras la pandemia

A su vez, un 22% explica que el teletrabajo no le permite equilibrar el balance entre el trabajo y el descanso de modo adecuado.

Transcurrieron casi dos meses desde que llegó el nuevo coronavirus a nuestro país, lo cual ocasionó importantes cambios en el mundo laboral. La mayor parte de las organizaciones enfrenta un escenario adverso que impacta de manera directa en la cantidad de puestos ocupados, su nivel de productividad, así como en la forma en la cual desarrollan su trabajo.

Mediante el decreto 94/020 del 16 de marzo el gobierno exhortó “a todos los empleadores a instrumentar y promover, en todos los casos que sea posible, que los trabajadores realicen sus tareas en sus domicilios”, modalidad conocida como teletrabajo.

Sin embargo, lo intempestuoso de este cambio impuso desafíos adicionales tanto para las empresas como para los colaboradores que comenzarían a realizar su labor de esta forma. El anhelo de muchos de desarrollar sus actividades desde el hogar confirmó que no siempre se trata de la situación ideal y que para lograr altos niveles de desempeño es necesario controlar varios factores que a veces son fáciles de gestionar.

Contract Workplaces —empresa especializada en diseño y construcción de espacios de trabajo— realizó una encuesta a nivel regional en el contexto de la pandemia del COVID-19. Del estudio se desprende que solo un 7% de los empleados optaría por continuar con su labor en forma permanente desde su casa una vez que terminen las medidas de aislamiento social. En Uruguay la cifra desciende al 4%.

Conectividad y productividad.

Víctor Feingold, presidente de Contract Workplaces señaló: “El hecho de poder trabajar productivamente desde el hogar depende básicamente de tres factores”. Uno de ellos es “la calidad ambiental, es decir, contar con un espacio específico donde haya el mobiliario, la luz, la temperatura y las condiciones de seguridad adecuados”. La segunda es “la tecnología, traducida en la calidad de los equipos y la conectividad”. En tercer lugar está el “comportamiento de las personas, que dependerá del temperamento de cada uno y de su capacidad para programar las tareas y las rutinas diarias”.

En relación a la tecnología, las tendencias de Uruguay superan el promedio de la región. Un 50% de los teletrabajadores uruguayos está conforme con su conexión a internet, mientras que en Latinoamérica el promedio es de 45%. En la misma línea, el 55% de las personas de nuestro país está satisfecho con el acceso remoto a los archivos de trabajo, cifra que desciende al 42% en el promedio regional.

De todas formas, aunque un 14% de los uruguayos preferiría volver a realizar sus tareas solo desde la oficina, a un 77% de los encuestados le gustaría tener flexibilidad para optar por el lugar que le resulte más apropiado en cada ocasión (casa, oficina, coworking, otros).

Hogares preparados.

Resulta complejo analizar los resultados obtenidos sin tener en cuenta cómo influye el contexto de la pandemia y el aislamiento social. El 67% opina que su casa está efectivamente preparada para el trabajo que debe realizar de manera diaria, aunque el equipamiento —sillas, mesa o escritorio, impresora y escáner— fueron de los elementos peor puntuados.

Un punto crítico son los aspectos relativos a equilibrio trabajo/descanso, concentración, productividad e interacción con los compañeros. La investigación pone de manifiesto que la modalidad remota no es tan efectiva para la gestión del tiempo y las tareas, y que puede generar algunos ruidos en la labor individual y la colaborativa. Por otra parte, un 22% de quienes respondieron, explica que la modalidad remota no le permite equilibrar el balance entre trabajo y descanso de modo adecuado.

Un 29% de los encuestados indicó que al estar en su hogar logra organizar de manera adecuada el tiempo y las tareas a desarrollar. Además, solo el 19% respondió que logra una adecuada concentración en las mismas sin interrupciones.

Si bien un 39% señaló que a pesar de estar en su casa sigue sintiéndose parte de la empresa, solo el 29% logra interactuar fácilmente con sus compañeros y equipo.

Rediseñar los espacios de trabajo.

Otra de las características de esta pandemia es navegar en un mar de incertidumbres. Si bien no está determinado cómo y cuándo se dará el retorno generalizado a los lugares de trabajo, algunas organizaciones ya están reabriendo sus oficinas o iniciando el proceso.

El Ministerio de Salud Pública (MSP) y diversas entidades de referencia sectorial han delineado protocolos al respecto. No obstante, el reto de los espacios de trabajo luego de que termine el aislamiento social será también mejorar la seguridad sanitaria. Para ello es fundamental propiciar condiciones y rutinas que aseguren la salud y el bienestar. Por ejemplo, una correcta sanitización de los espacios, un filtrado de aire correcto, mayor superficie por persona, uso de sensores para adecuar la temperatura, empleo de materiales antimicrobianos, uso de tecnología para crear diseños touchless (sensores, comandos de voz), elaboración de protocolos de convivencia y de limpieza, entre otros.

El regreso a la oficina.

El arquitecto Daniel Flom, director ejecutivo de Contract Workplaces Uruguay, compartió su visión sobre la nueva normalidad y el retorno progresivo a la actividad de oficina en nuestro país.

“Es fundamental diseñar cuidadosamente el proceso. Es cierto que los aspectos edilicios son importantes (separar escritorios, no compartir teléfonos o dispositivos, colocar mamparas y separadores, etcétera), pero lo actitudinal será la clave del éxito. Tener un protocolo para el uso de los espacios abiertos (open space), salas de reuniones y el comedor, es fundamental”, dijo.

Asimismo, expresó: “A la hora de reducir las posibilidades de circulación del virus, la permanencia en la oficina durante el horario acordado, evitando salir a comprar comida, fumar o hacer gestiones es un punto muy importante a considerar. Ahora bien, si queremos que todos almuercen en la oficina, deberemos facilitar espacios seguros para ello, respetando las mismas reglas que puede tener hoy en día un restaurante. ¿Estamos realmente preparados? ¿Tendremos la capacidad de higienizar profundamente entre comensal y comensal?”.

“Desde hace algunos años vemos que los puestos de trabajo no se utilizaban al 100%, ya que siempre hay personas de licencia o de viaje, entonces las oficinas no están ocupadas en su totalidad. Dependiendo de la organización, se utilizan entre el 70 u 80% de la cantidad de estaciones disponibles. En los escenarios que estamos considerando para el regreso, la mayoría de las empresas proyectan ocupar un 30% de los puestos en una primera etapa y no superar el 50% en el mediano plazo”, agregó.

Por lo tanto, “a la hora de asignar estos turnos, debemos tener en cuenta que si planificamos trabajar en régimen de media jornada (part time) por grupo o alternando los días en los cuales cada grupo va a la oficina, esto exigirá protocolos de higiene mucho más frecuentes y minuciosos cada vez que una persona deja su espacio e ingresa un nuevo contingente de colaboradores. En el caso de las oficinas abiertas, una buena alternativa sería que los grupos de colaboradores vayan 15 días corridos en la empresa y otros 15 desde su hogar, de esta manera, si bien se deberá realizar una correcta higiene al final de cada jornada, no se requiere una limpieza profunda a mitad, como sí ocurriría si pensamos en grupos que realicen part time”, concluyó Flom.

Sin duda la correcta planificación del regreso a la oficina requiere de protocolos específicos y una buena comunicación interna de los mismos. Pero, sobre todo, un alto grado de compromiso y adhesión por parte de los colaboradores, por lo cual, el rol del área de Gestión Humana es clave en este proceso.

El comedor de la empresa, un punto crítico
El arquitecto Daniel Flom señaló: “La permanencia en la oficina durante todo el horario es clave para reducir las posibilidades de circulación del virus, evitando salir a comprar comida, fumar o hacer gestiones. De esta forma, si esperamos que todos almuercen en la oficina, deberemos facilitar espacios seguros para ello, respetando las mismas reglas que puede tener hoy en día un restaurante, además de higienizar profundamente entre comensal y comensal. El comedor de personal es un área clave”.

FUENTE: El País (Uruguay)

Nota a Víctor Feingold - El entorno cambia nuestra conducta

El Home no es Office

Por Víctor Feingold, Presidente de Contract Workplaces

Nota a Víctor Feingold - El entorno cambia nuestra conducta

Y de repente, todos nos quedamos trabajando en nuestras casas. De un día para el otro, sin previo aviso y sin estar preparados ni nosotros ni las organizaciones, se inició este experimento forzoso de Home Office sin precedentes a escala global. Entonces comenzaron a surgir algunas voces apresuradas por proclamar el fin de las oficinas: “Después de la pandemia todos trabajaremos desde el hogar y los espacios corporativos serán dinosaurios de otra era”.

Nada más alejado de esta profecía. Veamos por qué.

Los conceptos de Home Office y teletrabajo no son nuevos. Desde que la tecnología nos ha convertido en trabajadores nómadas, la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento ha sido un hecho y varias empresas han adoptado esta modalidad con resultados diversos, entre los que se cuentan las experiencias poco afortunadas de IBM y de Yahoo.

El poder trabajar productivamente desde el hogar depende de tres factores: la calidad ambiental (contar con un espacio específico, con el mobiliario, la luz, la temperatura y las condiciones de seguridad adecuados), la tecnología (traducida en la calidad de los equipos y la conectividad) y el comportamiento de las personas (que dependerá del temperamento de cada uno y de su capacidad para programar las tareas y las rutinas diarias).

Pero las organizaciones también necesitan cumplir con varios requisitos que hacen a la cultura de cada empresa: confianza en sus colaboradores, comunicación fluida y efectiva y un Management capacitado para gestionar a distancia y centrarse en lo relevante (el cumplimiento de objetivos y no la ocupación de un puesto de trabajo de 9 a 18 horas).

El hecho es que, ya sea del lado del colaborador o del lado de la compañía, estos factores coinciden solo excepcionalmente. Y aunque existiera la remota posibilidad de que el mundo del trabajo evolucionara hacia una nueva realidad sin oficinas corporativas (cosa bastante improbable) esta nunca será viable, aun si se concretasen todos los cambios necesarios –tanto culturales como legales– para formalizar la relación laboral.

Esta afirmación se fundamenta en tres circunstancias que hay que considerar:

1. El entorno

Solo unos pocos privilegiados cuentan en sus casas con el espacio adecuado para trabajar en un ambiente seguro, cómodo y libre de interrupciones.

De acuerdo con la encuesta “Criteria” realizada recientemente en Chile, solo el 36% de los encuestados dijo contar con las condiciones necesarias para el teletrabajo.

Otro sondeo británico realizado sobre un grupo de personas que están trabajando actualmente en sus casas (*IES Homeworkers Wellbeing Survey) concluye que en solo dos semanas los participantes tuvieron una significativa declinación en la salud musculo-esquelética, reportaron mayor fatiga y trastornos del sueño, disminuyeron la actividad física y la calidad de la dieta, junto con un aumento de las preocupaciones emocionales relacionadas con las finanzas, el aislamiento y el balance vida/trabajo.

Esto ya define unas condiciones limitantes ineludibles a la hora de imaginar a toda una fuerza laboral trabajando el 100% de su tiempo desde sus casas.

2. La cultura organizacional

Somos animales gregarios por naturaleza. El aislamiento (que poco tiene que ver con la soledad) enferma a las personas tanto mental como físicamente.

La distancia física conlleva la ausencia del barómetro social que normalmente nos orienta para entender cómo comportarnos ante otras personas y no hay que perder de vista que toda organización funciona como una pequeña sociedad.

Para construir una cultura común es necesario compartir valores e identificarnos como un grupo; conocernos para entender quién es quién, cuáles son nuestros gustos, nuestros miedos, nuestros talentos y nuestro carácter; generar un espíritu de cuerpo, crear una mística y alinearnos detrás de un propósito. Todos estos ingredientes –que resultan casi imposibles de cimentar remotamente– son el aglutinante invisible de las empresas. Como dice Xavier Marcet: “La cultura organizacional es lo que sucede cuando nadie mira”.

En definitiva, la clave para el logro de los objetivos a largo plazo y la salud de las empresas reside en la identidad y el ADN organizacional.

3. La necesidad vital de innovación

La tecnología, la globalización, el cambio climático y las nuevas generaciones establecen nuevos paradigmas cada vez con más frecuencia. Las disrupciones acechan detrás de cada esquina y los modelos de negocios caducan a gran velocidad. Las empresas necesitan entender rápidamente esa nueva realidad para adaptarse, reinventarse y mantenerse competitivas. Esta pandemia es un ejemplo brutal.

Es por esto que la palabra “innovación” ha alcanzado el estatus de estrella dentro de las corporaciones. Sin innovación no hay evolución, y está científicamente comprobado que la creación no surge de un genio iluminado en una cúpula de cristal sino del intercambio activo de ideas entre personas con distintas miradas. En muchas ocasiones, esto sucede en encuentros distendidos y casuales y no solo en espacios de brainstorming con horarios programados.

Si todos nos quedamos en casa, cada uno conectándose por videoconferencia de acuerdo con una agenda preestablecida, la innovación difícilmente florecerá. Esto podría marcar el principio de la decadencia de una empresa y su pérdida de competitividad.

Entonces, ¿para qué vamos a la oficina si podemos trabajar desde cualquier lugar y a cualquier hora? La respuesta es: para encontrarnos.

En la reciente encuesta lanzada por Contract Workplaces en Latinoamérica sobre una muestra de más de 2.000 participantes, hay una respuesta en la que coincide una abrumadora mayoría. Ante la pregunta: “Una vez terminada la cuarentena, si pudieras elegir ¿dónde trabajarías?”. El 82% respondió: “Con flexibilidad para optar por el lugar que me resulte más apropiado en cada ocasión”.

Es por esto que, muy probablemente, en un futuro cercano la oficina policéntrica será el nuevo estándar para la mayor parte de nosotros. Podremos trabajar desde casa, en el Headquarter o en terceros lugares tales como: espacios de coworking, cafeterías, bibliotecas u oficinas satélite, de acuerdo a lo que sea más adecuado y conveniente en cada caso. Esto traerá múltiples ventajas: menor cantidad de desplazamientos de personas, menor huella de carbono, mayor bienestar, mejor balance vida/trabajo y menores costos para las empresas y los empleados junto con equipos más ágiles y productivos.

Por otra parte, hoy las industrias están a merced de mercados volátiles en permanente mutación, lo que hace casi imposible definir cuáles serán las necesidades de espacio que tendrán las compañías en el mediano plazo. Solo unos pocos osados podrían –peligrosamente y a riesgo de equivocarse mucho– aventurar una respuesta.

Las organizaciones también necesitan cada vez más flexibilidad en cuanto a los metros cuadrados que destinarán de aquí en adelante para albergar sus operaciones. Esto, sumado a la renuencia de incurrir en costos de capital, hace del “Office as a Service” un modelo muy conveniente para los tiempos que corren. Un espacio listo para usar donde todo el gasto será OPEX, la operación y el mantenimiento vendrán junto con el paquete de servicios y, sobre todo, con la posibilidad de crecer y decrecer con facilidad. ´Flexibilidad´, es el nombre de la canción.

En una reciente investigación, la consultora JLL apunta que desde 2010 el modelo Flex Office ha venido aumentando en Latinoamérica a un ritmo promedio del 23% anual y proyecta que en 2030 el 30% del stock de oficinas corporativas estaría funcionando bajo esta modalidad. Se estima que después del COVID-19 el proceso se acelerará y este porcentaje quedará muy probablemente retrasado, tanto por la demanda de los colaboradores, como por la necesidad de las empresas.

Sin duda, cuando retornemos a la normalidad, el haber experimentado a la fuerza lo mejor y lo peor del Home Office nos habrá proporcionado lecciones invalorables que deberemos capitalizar para diseñar y construir un mundo (algo) mejor.

Cuando todo vuelva a la ¿Normalidad?

Por Annarita Nieri*

Nada volverá a ser como antes. Les queda claro ¿cierto?, un choque de esta escala ha creado un cambio en las necesidades, preferencias y expectativas de vida de todos los ciudadanos, colaboradores y consumidores.

Todas las prioridades se han movido, y hemos entrado en una etapa del “Re” sin precedentes.

Y como “Re” no me refiero a la nota musical, sino a Re-imaginar la colaboración en el mundo de los negocios, donde la solidaridad y el cuidar la cadena de valor son prioridad. Re-imaginar nuestro productos y soluciones, porque lo que hoy le sirve al cliente debe ser lo le hace sentido y no necesariamente lo que vendías antes. Re-imaginar nuestros trabajos y relaciones, porque nos hemos atrevido a implementar las cosas que sabíamos se venían, pero no nos atrevíamos a ponerlas en práctica como el teletrabajo, la educación a distancia o el telemarketing. Cómo vivimos, cómo trabajamos y cómo usamos nuestros sistemas colaborativos surgirán a partir de ahora más claramente, ya que las oportunidades para ampliar la adopción de la tecnología se acelerarán de manera transformacional.

La crisis revelará no solo vulnerabilidades sino también oportunidades para mejorar el desempeño nuestras empresas, Rediseñando las estructuras de colaboración o los costos realmente fijos versus los variables y este efecto podría resultar aún más significativo en la medida que la búsqueda de la eficiencia nos va a dar paso a la capacidad de Recuperación.

Las empresas que aprendieron a Reinventarse van a aprovechar al máximo su mejor visión y previsión, porque a medida que cambian las preferencias, ellas se irán adaptando y por ende tendrán un éxito desproporcionado. Y aquí, claramente el mundo online está tomado una relevancia sin precedentes, porque estamos viviendo una modificación del comportamiento del consumidor para siempre.

Finalmente, y porque es lo más importante, nuestra capacidad de Resiliencia y de Reconectarnos con lo básico porque en este tiempo hemos valorado lo que habíamos dejado de ver… y que hoy se vuelve lo más importante: la solidaridad dejó de ser un accesorio, porque “los tuyos” ahora son “todos”, porque no necesitabas tener tanta ropa, ni carteras o zapatos, ya que tu prenda favorita es tu piel, tus manos, cuidar de tu cuerpo. Hemos extrañado nuestras oficinas, porque hoy cobran un sentido diferente, se han vuelto en un espacio de encuentro y construcción de experiencias, de risas, discusiones y de compartir entre colaboradores.

Nos dimos cuenta de que cuidar y respetar a nuestros ancianos se ha vuelto una necesidad, sí, así como lo hacían nuestras culturas antiguas. Hemos tenido la oportunidad de Reconectarnos con nuestros hijos, nuestros primos, pareja, con las personas que nos ayudan en casa o en los edificios, con médicos, enfermeras, policías o las personas recogiendo la basura día a día. A todos ellos, no volveremos a verlos con los mismos ojos… o más bien empezaremos a verlos con mayor admiración.

No podemos no dejar de desaprender, no seamos tan tontos. La vida nos está dando otra oportunidad, abracémosla.

*Annarita es Gerente de la División Estrategia de Clientes y Cultura de Niubiz Perú y ha sido oradora de Worktech LATAM 2019

Técnica Pomodoro: Gestiona mejor tu tiempo

En estos días alejados de las rutinas cotidianas, se convierte en un desafío administrar nuestros horarios y energías, sobre todo, cuando nuestros hogares pasaron a ser también nuestro espacio laboral.

Una herramienta que -creemos- puede ayudar en cuanto a este objetivo, es la Técnica Pomodoro: un método de gestión del tiempo que colabora para que logres llevar a cabo tus tareas de forma más eficiente.

Consiste en dividir el tiempo que se quiere dedicar a una actividad en intervalos, llamados pomodoros, de 25 minutos. A cada uno de ellos, deben seguir 5 minutos de descanso.

Para reuniones presenciales o remotas también se puede aplicar este metodología. Lo importante en estos casos es:

– Que todos los integrantes accionen en el mismo instante el reloj para la alarma
– Dejar de lado los celulares durante el período acordado
– Ser estrictos con el cumplimiento del tiempo de las pausas

BONUS TRACK: La Técnica Pomodoro se llama así por la forma de tomate del reloj de cocina que usó el creador de la técnica, el italiano Francesco Cirillo, cuando era un estudiante universitario (´pomodoro´ significa ´tomate´ en italiano).

¿Cómo funciona la técnica Pomodoro?

La técnica Pomodoro divide el tiempo en bloques de 25 minutos de trabajo concentrado seguidos por 5 minutos de descanso. Tras cuatro ciclos, se realiza una pausa más larga de 15-30 minutos.

¿Cómo aplicar el método Pomodoro para mejorar la productividad?

Para aplicar Pomodoro, elegí una tarea, configurá un temporizador por 25 minutos, trabajá sin interrupciones y tomá un descanso breve al finalizar. Repetilo cuatro veces y luego hacé una pausa más larga.

¿Qué es la técnica Pomodoro y para qué sirve?

Es una herramienta de gestión del tiempo que mejora la concentración, evita el agotamiento mental y aumenta la productividad en sesiones de trabajo breves.

Diseño y construcción de oficinas modernas

¿Cuál es la tendencia del futuro en los espacios de trabajo?

Entrevista realizada por VidaTech a Juan Carlos Checa, Director Comercial de Contract Workplaces en Perú & Bolivia.

La oficina ha dejado de ser un espacio cerrado e íntimo para convertirse en uno grande, de estructuras compartidas, con mucha gente y tecnología alrededor.

  • ¿Cómo la tecnología ha cambiado el trabajo en las oficinas?

Ya no requerimos la presencia de todos los trabajadores. Antes necesitábamos a la persona para tomar decisiones, agendar reuniones, monitorear su trabajo, pero con las herramientas tecnológicas y colaborativas podemos trabajar con cualquier equipo a distancia y eso, en el futuro, con el internet de las cosas y el Big Data, va a hacer cada vez más fácil.

  • Eso quiere decir que todas las generaciones deben ponerse al día con la tecnología…

Claro, y aquí pasa algo curioso. Ahora es normal ver a varias generaciones trabajando juntas. Eso ha hecho que los Millennials desarrollen de a pocos la habilidad de enseñar a las personas de cuarenta, como los Baby Boomers.

  • ¿Cómo ayuda la tecnología al Bienestar del trabajador en una oficina?

El certificado Well explica por sí sola la tendencia actual. Este se otorga a las empresas que se preocupan por la salud del colaborador. ¿Y cómo se mide? Con tecnología, colocando sistemas de aire acondicionado y luminaria regulable y automatizada, o proveyéndonos de sillas que se regulen al peso y estatura de la persona. Así cada vez se investiga más sobre las necesidades y los perfiles de los colaboradores.

  • En el Perú, ¿cómo está evolucionando esa tendencia del “bienestar del trabajador”?

Aquí aún se piensa que contar con espacios recreativos para los trabajadores es suficiente. Y si bien es importante, falta promover un poco más el trabajo horizontal, colaborativo y remoto. A las generaciones de hoy ya no les interesa “hacer línea de carrera” sino elegir a la empresa que les da un propósito. Por eso ya no son empleados, sino colaboradores.

  • ¿Cada vez será más difícil retener talento?

Muchísimo. Las generaciones del futuro elegirán dónde trabajar y cómo quieren trabajar. El trabajo de la compañía será  buscar a personas que tengan afinidades y propósitos similares a los suyos.

  • ¿Cuál es la tendencia del futuro en el trabajo de oficina?

El profesional independiente, alguien que te ayudará a ti, pero que no será completamente “tuyo”. Las empresas deberían darle a este profesional las comodidades propias de su generación para crear en él un sentido de pertenencia con la empresa. Al Centenniall no le interesará que seas un banco y le pagues para trabajar, sino que el propósito del banco, por ejemplo, sea dar créditos a las personas… Es decir, que su objetivo sea compatible con tus valores.

  • ¿Los espacios de Coworking están funcionando?

Los Coworking son negocios que han llegado para quedarse, pero entenderlo en Perú está tomando tiempo. Los peruanos todavía sentimos recelo de trabajar en espacios compartidos y no entendemos muy bien el sentido de colaboración de los Coworking, que es justamente generar trabajo con distintas empresas.

  • ¿Hay alguna contra?

Quizás que el índice de rotación de trabajo aumenta, pues estas personas están constantemente expuestas a que otra compañía se las lleve. Pero, como digo, en el futuro las personas trabajarán con distintas compañías a la vez.

  • ¿Cómo vez la irrupción cada vez más fuerte de la Inteligencia Artificial en el trabajo?

Será esencial. En Contract Workplaces, por ejemplo, estamos próximos a lanzar “Black Mirror”, una app que funciona con AI, en la que puedes buscar los edificios más atractivos de Lima según tus necesidades (costo, metraje, lugar, etc.). Otras tecnologías como el Big Data y el Internet de las Cosas ayudan a ello. En el Perú ya existen empresas que no tienen recepcionistas, sino una pantalla programada para atendernos, eso es AI.

  • ¿Las próximas oficinas tienen que ser sí o sí inteligentes?

Es inevitable. Necesitamos más implementos tecnológicos, rapidez, eficiencia y comunicación constante por la tendencia colaborativa. Sin tecnología, será imposible avanzar.

 

¿Cómo se deben organizar las jerarquías en las empresas?

¿Cómo se deben organizar las jerarquías en las empresas?

En el ciclo de entrevistas “Diseño Universal” de Fuentes Confiables, Aldo Silva entrevistó a Daniel Flom director ejecutivo de la empresa Contract Workplaces.

La forma en que trabajamos, las necesidades de las empresas para optimizar resultados, la manera en que se organizan las jerarquías en las organizaciones están en constante cambio y reformulación desde hace ya varios años.

Daniel Flom, es un experto en este área. Es Director Ejecutivo en Perú, Uruguay, Paraguay y Bolivia de la empresa Contract Workplaces. Una empresa que se dedica a la consultoría, al diseño y a la construcción de espacios de trabajo.

Con una gran trayectoria en nuestro país y en la región, Contract cuenta con un equipo multidisciplinario que incluye arquitectos, diseñadores, ingenieros, tecnólogos, psicólogos, sociólogos, licenciados en marketing y comunicación, que trabajan en conjunto para acompañar a las empresas en los procesos de relocalización o reformulación de sus espacios.

Según Daniel, cada oficina es un traje a medida, por esto, realizan diagnósticos de las organizaciones, estudiando qué hacen las personas a lo largo de su jornada.

En la entrevista, Flom nos cuenta que en general las personas hacen en torno a 10 actividades distintas, relativas al relacionamiento, a la privacidad, al trabajo individual, o a las reuniones de equipo. Las oficinas y los espacios deben ajustarse a estas necesidades diversas.

La tendencia no marca necesariamente que todas las empresas necesitan un open space. La realidad es que se requiere de un set de espacios diferentes: A veces se necesita mostrar las jerarquías, a veces se requiere de trabajos muy colaborativas y por eso se diseñan pasillos anchos, cafeterías generosas, para generar encuentros inesperados. Cada compañía dependiendo de su cultura y objetivos decide hacia dónde va.

Para esto, la tecnología también está jugando un rol fundamental. En muchas empresas, las luces se ajustan según la intensidad de la luz exterior, el aire acondicionado se puede comandar desde aplicaciones, las salas se reservan por internet y se comparten las agendas. Se trabaja con sillas, por ejemplo, que se acomodan automáticamente, pesando a las personas y ofreciendo la resistencia adecuada.

Proyectos y clientes como “Dupont” en Colombia, el Banco Estado de Chile, las oficinas de Lenovo en México o las de Bayer en Chile y Uruguay son algunos de los ejemplos más destacados de este estudio.

Este ciclo de entrevistas donde conversamos con los referentes más destacados del mundo de la construcción y la arquitectura de Uruguay, se emite todos los martes a las 9.05 por 970 Universal y Youtube.

FUENTE: 970 AM UNIVERSAL