Uno de los desafíos de las empresas del siglo XXI es desarrollar entornos de trabajo que contribuyan a un mejor desempeño y productividad. Los hábitos saludables y el diseño de los espacios laborales pueden marcar la diferencia en el día a día y, en definitiva, en el balance, sobre todo, cuando hablamos de los “trabajos del conocimiento”.
Está comprobado que un alto nivel de sedentarismo y exposición a pantallas atenta contra la salud física y mental y predispone a un grado muy elevado de estrés, ansiedad y otras patologías. Por eso ofrecer instalaciones para desarrollar actividades físicas (como gimnasio o clases de yoga) o proponer una alimentación sana, son algunas de las medidas que las organizaciones pueden implementar para revertir esa situación y optimizar las habilidades cognitivas de los empleados, como el procesamiento de información, el aprendizaje, la creatividad, la memoria, la atención, la capacidad de razonamiento y la resolución de problemas. Contract Workplaces, experta en el diseño, conceptualización y construcción de espacios de trabajo, propone algunas estrategias para poner el cuerpo en movimiento mientras trabajamos. Por ejemplo, utilizar equipamiento ajustable favorece las posturas saludables -es necesario cambiar de posición varias veces en el día-; también crear ámbitos donde los trabajadores puedan moverse, sentarse y descansar con comodidad reporta grandes beneficios: mejora la productividad y disminuye la tasa de ausentismo por enfermedad. Bicicletas fijas y cintas para caminar son algunas de las opciones para hacer ejercicio sin interrumpir el trabajo y generar estados de ánimos positivos. Ideas así y un diseño adecuado son la fórmula para crear espacios de trabajo más alegres y productivos.
Revista Contraseñas – Tendencias – Abril 2016