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#101 Enero 2022

Cuidar al cuidador

¿Cuál es el combustible emocional que los líderes necesitan para fortalecerse psicológicamente e influir en su personal de un modo constructivo, saludable y sólido?

ALGUNAS MARCAS QUE NOS ACOMPAÑAN

Una publicación de Contract Workplaces


Santiago Fernández Escobar –especialista en comportamiento humano y liderazgo, Fundador y CEO de Acros Training– comienza su exposición en la primera jornada de WorktechLatam21 comentándonos que durante esta pandemia que aceleró tantos cambios, muchos líderes se encontraron con la necesidad de contar con más energía para afrontar los nuevos desafíos. Algo que también nos pasó dentro del ámbito familiar y en nuestra comunidad. 

Para poder construir, fortalecer y liderar equipos en momentos de crisis como los que atravesamos, quien lidera necesita recargarse de combustible emocional para fortalecerse psicológicamente e influir en su personal de un modo constructivo, saludable y sólido.

Hoy, la ciencia del comportamiento nos dice que hay cinco “combustibles emocionales” a los que se puede apelar a la hora de mejorar la energía, la potencia y la fortaleza psicológica. El Modelo PERMA describe esos cinco elementos presentes o factibles de ser desarrollados en la vida de cualquier persona cuya maximización y conciencia genera un impacto altísimo en el bienestar personal.

El acrónimo en inglés de PERMA (Positive Emotion, Engagement, Positive Relationships, Meaning, Achievement) hace referencia a un conjunto de factores que, por sí mismos, son capaces de incrementar nuestros niveles de satisfacción y motivación: la emoción positiva, el compromiso, las relaciones positivas, el sentido de propósito y el logro.

→ La emoción positiva (Positive Emotion) es el primer recurso con el que contamos y aporta un poder enorme en términos de fortaleza psicológica. Las emociones positivas son las que nos permiten experimentar bienestar en nuestras vidas: la paz, la gratitud, la satisfacción, el placer, la inspiración, la esperanza, la curiosidad o el amor son solo algunos ejemplos. 

De todas ellas, la gratitud es la emoción que más se correlaciona con el bienestar en nuestro pasado junto con el perdón, la aceptación y el orgullo de uno mismo.

La esperanza está relacionada con una visión positiva del futuro junto con el optimismo, el entusiasmo y la iniciativa. Son las que más se relacionan con el bienestar.

Y con respecto al presente, hay toda una gama de sensaciones placenteras relacionadas con el disfrute físico (caminar, comer, beber, etc.) junto con otras sensaciones gratificantes tales como la empatía, la generosidad, la solidaridad, etc.

El problema es que el cerebro, por razones evolutivas, registra más las emociones negativas que las positivas asignándole cinco veces más recursos de atención y de procesamiento a la información negativa. No venimos programados para ser felices sino para sobrevivir, añade Santiago.

Dado que hace falta estar expuesto a una mayor cantidad de estímulos positivos para experimentar un estado de bienestar, este sesgo de negatividad innata puede generar una emoción de fondo de ansiedad y mal humor que afecta la concentración y disminuye la satisfacción y la productividad en el trabajo. Es por esto que debemos ayudar activamente haciendo más conscientes las emociones positivas, especialmente en estos momentos de pandemia en los que no abundan.

Algunos consejos que nos acerca Santiago para ayudar a que nuestro cerebro registre las emociones positivas son: llevar un diario de agradecimiento, tener un plan de ayuda y empatía o mejorar nuestra capacidad de diversión, la emoción positiva que más cayó durante la pandemia.

→ El segundo recurso es el compromiso (Engagement). Pero, este compromiso es con nosotros mismos, con las fortalezas que cada uno posee en su interior y que son capaces de llevarnos a un estado caracterizado por un flujo de la conciencia. Se trata de generar energía emocional a partir de hacer cosas con las que nos comprometemos de tal forma que experimentamos un estado en el que la actividad nos absorbe, el tiempo parece detenerse y perdemos nuestro sentido de nosotros mismos, concentrándonos intensamente en el presente. Es una ecuación entre nuestras habilidades y fortalezas personales y la característica de la tarea.

Por eso es importante encontrar espacios que nos demanden estos talentos y que nos permitan desarrollarlos. Si todo lo que hacemos implica esfuerzo, el desgaste emocional es inexorable.

→ Las relaciones positivas (Positive Relationships) son el tercer recurso que tenemos a disposición. Somos seres sociales y la creación de relaciones es fundamental para nuestro desarrollo y nuestro bienestar. Por eso, tener relaciones auténticas y positivas tiene un impacto enormemente saludable sobre nuestro cerebro.

Algunas de las sugerencias que nos acerca Santiago para fomentar este recurso incluyen: pensar qué es lo que más nos gusta de nuestro núcleo social (familia, amigos, colaboradores) y reconocerlos por ello. Sabemos desde hace mucho tiempo que la falta de reconocimiento es el primer factor por el que los colaboradores son poco productivos o se van de la empresa. El problema de la subproductividad en las organizaciones ya era anterior a la pandemia, pero en estos momentos en los que todos están haciendo más esfuerzos, el reconocimiento es un factor crucial.

La contrapartida es que hay que aprender a ponerle límites a las relaciones que nos son positivas porque drenan una gran cantidad de energía.

→ El sentido de propósito (Meaning) implica la búsqueda de sentido y la pertenencia a algo que sea trascendente, algo que vaya más allá de nosotros mismos. Disponer de tiempo para hacer cosas que trasciendan nuestros intereses individuales o servir a una causa que es más grande que nosotros es un combustible emocional enorme. 

¿Qué actividades cotidianas realizamos que están cargadas de sentido? ¿Qué valores hay detrás de las tareas que realizamos a diario? Conectarse con valores y dotar de sentido al trabajo que realizamos es la clave.

→ El logro (Achievement). Cuando logramos alcanzar los objetivos que nos fijamos somos recompensados con sentimientos de alegría, orgullo y logro. De esta manera mejoramos nuestro sentido de efectividad y bienestar, lo cual puede llevarnos a fijarnos más metas y a brindarnos un propósito en la vida.

La sensación de autoeficacia que nos brinda el logro es una percepción que es el doble de importante que el cociente intelectual. Sin embargo, es muy importante recordar que las metas que nos fijamos y las metas por las que ayudamos a las personas a trabajar deben ser realistas y alcanzables. 

Para terminar su charla, Santiago nos recuerda que cuidar nuestra energía emocional implica poder lograr fortaleza psicológica, la mejor versión de nosotros mismos. Y estos cinco combustibles son el tanque de nafta que nos va a ayudar a aprender la cantidad de cosas nuevas que tenemos que aprender, a tener el coraje de ser vulnerables cuando sea necesario, a adaptarnos y a ser flexibles, empáticos y humildes.

No se trata solo de ver en qué dirección avanzamos sino también qué cantidad de energía tenemos a disposición para no quedarnos a mitad de camino.

El mejor estado de bienestar personal siempre involucra sentirse muy orgullosos de quiénes somos –de nuestros valores, de nuestra historia, de nuestras intenciones–, pero siempre ávidos de un poco más. Eso es lo que nos mantiene con tensión competitiva, con ganas de salir a explorar y a conquistar nuevas cosas. 

Es una gran decisión y un desafío enorme que hoy tenemos por delante.


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