3 enero, 2022
Hace 15 meses se dio el punto de inflexión que lo cambió todo. Tomamos algunas cosas que teníamos en la oficina y las llevamos a casa para trabajar mientras se controlaba el aumento de casos por Covid-19. ¿Cómo haber previsto que esta medida “temporal” cambiaría la forma en la que trabajaríamos en adelante?
Pasar del espacio de oficina al del hogar planteó importantes retos. Uno de ellos: la conectividad. Nunca habíamos sometido nuestras limitadas redes de Wi-Fi doméstico a un tráfico tan fuerte como el que demandan las aplicaciones de conferencia, las herramientas de software y el intercambio permanente de archivos, ahora subiendo más contenidos que descargándolos. Aunque aprendimos a convivir con estas limitaciones, resulta imposible acostumbrarse.
Transcurrido más de un año de pandemia, el modelo de teletrabajo ha sido bien recibido por empresas y colaboradores. De acuerdo con la encuesta de trabajo remoto realizada por PwC a inicios de 2021, el 83% de los empleadores lo consideraron exitoso y el 71% de los empleados lo valoraron positivamente. No obstante, este modelo ha pasado factura a la cultura organizacional, a los indicadores de productividad y a la innovación. Es claro que la oficina agrega enorme valor al ser el lugar donde se representan las creencias y valores de las empresas.
Por esto, hoy las organizaciones se enfrentan al dilema de las oficinas. La necesidad de retornar dando flexibilidad a sus empleados para hacerlo gradualmente, o mantener algunos roles en alternancia o 100% remotos. Asimismo, el reto de adecuar sus oficinas para ajustarse a las restricciones de ocupación y distanciamiento, contratar servicios de coworking o simplemente permitir a las personas, incluso, conectarse desde una tienda de café.
Este modelo de trabajo híbrido plantea desafíos desde el punto de vista técnico. La forma en la que se resuelven con tecnología es lo que denominamos Oficina 2.0. Un entorno donde las comunicaciones, los sistemas de seguridad, automatización y colaboración funcionan de manera unificada. Esto es posible gracias a la convergencia, la posibilidad de integrar los diferentes sistemas por medio de protocolos IP estándar, usando infraestructura de cableado estructurado empresarial categoría 6A y de fibra óptica, confluyendo con seguridad en un centro de datos.
Por otra parte, el Internet de las Cosas (IoT) crece a un ritmo sin precedentes. Cámaras miden la temperatura de las personas, mientras que los controles de acceso y sistemas de aire acondicionado interactúan en función de la ocupación. El audio y video en salas de juntas se puede compartir a través de sistemas sin contacto y los espacios usan la calendarización para agendar las reuniones y las acciones de desinfección después de cada uso. Colaboradores jóvenes, Millennials y Centennials, aprovechan el poder de las redes inalámbricas Wi-Fi de última generación para interactuar simultáneamente con varios dispositivos móviles, mientras usan sus redes sociales como herramienta de trabajo.
Todo esto es posible, gracias a una infraestructura de red de alta velocidad a 10Gbps., diseñada con una visión de largo plazo, que soporte los desarrollos actuales y futuros. La infraestructura de red es esencial para el éxito de los negocios. Más que un componente técnico, es un activo estratégico para propietarios, inversionistas y organizaciones. De igual forma, son un elemento clave en los proyectos que llevan a cabo los profesionales de la construcción.
Así, cuando se piense en infraestructura de conectividad para edificios, es importante tener presente que abordarla de manera reservada para reducir costos no respaldará la evolución de la tecnología, ni proporcionará el rendimiento y la confiabilidad esperados por los clientes.
Invertir inteligentemente hará la diferencia entre instalar un cableado que se deba remplazar en poco tiempo, o implementar una red robusta que soporte la evolución de la tecnología y garantice su funcionamiento durante, al menos 25 años, a través de componentes más eficientes y responsables con el medio ambiente.
Si bien la pandemia no ha terminado, el mundo está afrontando la nueva normalidad con optimismo. Es importante recordar que la tecnología de las telecomunicaciones es la que nos permite seguir trabajando desde casa, algo impensable a comienzos de 2000. Y será esta misma la que nos permitirá volver a los edificios, crear más momentos Eureka y compartir con colegas y compañeros la experiencia de colaborar, sin importar dónde nos encontremos.
Anixter – Panduit
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