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#119 Enero 2025

El factor humano como agente de cambio

La participación activa de los colaboradores puede transformar el lugar de trabajo en un espacio más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.

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A pesar de la complejidad que ha llegado a tener la civilización actual, su base se sustenta en los ecosistemas naturales. Sin embargo, los problemas ambientales que enfrentamos hoy representan una seria amenaza para la supervivencia. Estos problemas incluyen la contaminación, el cambio climático, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales, entre otros.

Ante este panorama incierto, numerosas empresas se han convertido en verdaderos agentes de cambio, transformando sus operaciones mediante la implementación de prácticas sostenibles como las de la economía circular. El éxito ya no se mide únicamente por las ganancias económicas, sino también por la capacidad de generar un impacto positivo y duradero para las futuras generaciones.

No obstante, la transición hacia un modelo de negocios sostenible requiere una profunda transformación cultural que involucre a todos los miembros de la organización: líderes y colaboradores. Este compromiso es fundamental para alcanzar los objetivos establecidos.

Y si bien la responsabilidad principal de adoptar medidas de sostenibilidad recae en las empresas, las acciones individuales tienen una gran influencia en la efectividad de esas medidas. Incluso el impacto de una sola persona, por pequeño que sea, puede influir en otros y generar una reacción en cadena que conduzca a una amplia acción colectiva.

En definitiva, el comportamiento de los colaboradores en el entorno laboral es fundamental para la adopción de prácticas sostenibles efectivas. La participación activa, la conciencia ambiental y los hábitos diarios pueden transformar el lugar de trabajo en un espacio más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.

Las bases del comportamiento proambiental

Si bien hoy existe una mayor sensibilización de la opinión pública sobre la necesidad de hacer un uso eficiente de los recursos, lo cierto es que el éxito de las medidas de sostenibilidad adoptadas por una organización dependerá en gran medida del comportamiento y los hábitos de sus empleados.

Está claro que la problemática ambiental está estrechamente ligada con la conducta humana. Tanto es así que la psicología ambiental incluye una rama de estudio conocida como “psicología de la conservación ambiental” o “psicología de la sostenibilidad”, cuya investigación se centra en la conducta sostenible de las personas, definida como “el conjunto de acciones que tienen el propósito de garantizar la integridad de los recursos socio-físicos presentes y futuros del planeta”1

Las investigaciones en este campo señalan la vital importancia del comportamiento de los colaboradores en relación con las políticas de economía circular y sostenibilidad implementadas por las organizaciones. La falta de programas de acompañamiento para fomentar el cambio de comportamiento reduce el impacto de estas políticas y aumenta sus costos de implementación2.

La conducta de los miembros de una organización depende de varios factores: las actitudes (que incluyen las normas, valores y creencias personales), el contexto social (compuesto por amigos, familia, trabajo, afiliaciones, etc.), el contexto ambiental (marco social, político, cultural, etc.), las capacidades individuales (conocimientos, educación, nivel socioeconómico) y los hábitos o rutinas. Un estudio de la Universidad de Sussex3 reveló que cuanto más arraigado es un hábito, menor es la reflexión consciente sobre él. El hábito de viajar al trabajo en auto en lugar de utilizar el transporte público o la bicicleta es un claro ejemplo de ello.

Además, la influencia del grupo social sobre el comportamiento pro ambiental estudiada por la psicología de la sostenibilidad, también es muy importante. Esta disciplina afirma que las personas tenemos dos marcos de referencia que guían nuestra conducta: 1) lo que hace la mayoría de la gente de nuestro entorno (norma descriptiva) y 2) lo que es valorado y aprobado por nuestras relaciones más significativas (norma prescriptiva)1.

Dado que la aceptación de este tipo de normas se basa en la anticipación de recompensas o castigos de índole social, este conocimiento se transforma en una herramienta esencial a la hora de implementar estrategias tendientes a reforzar el compromiso de los colaboradores con los objetivos sostenibles de la organización.

Cómo fortalecer el compromiso con las prácticas sostenibles

Tal como hemos visto, la participación de los empleados en las iniciativas de sostenibilidad es crucial ya que no solo potencia el impacto positivo de estas acciones, sino que también fomenta un sentido de pertenencia, motivación y compromiso con los valores de la organización. Esto ayuda a consolidar una cultura empresarial coherente con estos principios, lo que a su vez refuerza la reputación de la empresa tanto interna como externamente en un contexto en el que las nuevas generaciones buscan trabajar en empresas con propósito. Cuando los empleados son parte activa de este cambio, sienten que sus acciones individuales contribuyen a un objetivo mayor, lo que genera un impacto más profundo y duradero.

Las empresas pueden implementar varias estrategias para fomentar el compromiso de los empleados con la sostenibilidad:

Alinear la sostenibilidad con la identidad de marca. Crear una identidad de marca que considere el ciclo de vida completo de los productos, desde la producción hasta su eliminación, buscando minimizar el impacto negativo en el medio ambiente, motivará y comprometerá a los empleados con las iniciativas de la compañía

Actualizar la declaración de misión. La declaración de misión de una empresa define su propósito, valores y objetivos fundamentales de cara a su público interno y externo. Incluir en ella los objetivos de sostenibilidad es esencial para demostrar su compromiso con las cuestiones ambientales y alinear a los empleados con su cumplimiento.

Fomentar una cultura de sostenibilidad. Una forma de incentivar el apoyo de los colaboradores a los objetivos de sostenibilidad es fomentar una cultura pro ambiental que impregne todos los aspectos de la organización. De esta manera, los empleados se sentirán parte de una comunidad que comparte valores, propósitos y normas dentro de un contexto social de referencia.

Comprometer la participación de los líderes. Cuando los líderes demuestran con el ejemplo un compromiso genuino con los principios de la economía circular y la sostenibilidad, envían un mensaje poderoso a los trabajadores. El poder de la norma prescriptiva los incentivará a involucrarse con los objetivos de la organización.

Comunicar con claridad. Para lograr un compromiso eficaz con la sostenibilidad, los empleados deben comprender el “por qué” y el “cómo” de las acciones que se llevan a cabo. Una comunicación transparente y regular los ayudará a entender los objetivos y el progreso de la organización en esta materia, así como la importancia del papel que le cabe a cada uno en el logro de las metas propuestas.

Formar e informar. Los programas de formación y los talleres educativos no solo mejoran la comprensión de los empleados, sino que también aumentan su competencia para implementar acciones sostenibles en el lugar de trabajo. El conocimiento facilita la toma de decisiones informadas y alienta al personal a participar activamente en las iniciativas de sostenibilidad de su empresa. Por ejemplo, se puede incluir señalización que explique claramente qué materiales de la oficina se pueden y no se pueden reciclar, y cómo hacerlo.

Crear incentivos y reconocimiento. Las personas suelen responder bien a los incentivos y esto también se aplica a la adopción de comportamientos sostenibles. El reconocimiento contribuye a crear un entorno laboral más positivo donde los empleados se sienten valorados y apreciados por sus esfuerzos, lo que crea un ciclo de retroalimentación positiva que aumenta la motivación y el compromiso.

Fomentar la participación. La sostenibilidad es un esfuerzo de equipo, por lo que es fundamental recabar las opiniones y aportes de todos los colaboradores de forma regular. Los empleados necesitan sentir que tienen una voz y un interés en los esfuerzos de sostenibilidad de la empresa, y que pueden influir en su dirección y resultados.

Involucrar a los empleados con los principios de la economía circular y las iniciativas de sostenibilidad de la empresa no solo garantiza el cumplimiento de estos objetivos, sino que los transforma en agentes de cambio capaces de lograr un impacto ambiental significativo y duradero.

Referencias:

1 CORRAL-VERDUGO, V. et al. (2019): “Bases teóricas que guían a la psicología de la conservación ambiental”. Papeles del Psicólogo, vol. 40, núm. 3-

2 JOSHI, B. (2014): “Best Practices in Branding of Energy Efficiency”. International Energy Agency.

3 MARTISKAINEN, M. (2007): “Affecting consumer behaviour on energy demand”. University of Sussex.


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