FMContract Workplaces
#81 Marzo 2017

Color natural

ALGUNAS MARCAS QUE NOS ACOMPAÑAN

Una publicación de Contract Workplaces


No solo necesitamos luz natural, vistas al exterior, plantas y elementos naturales para satisfacer nuestra necesidad de conexión con la naturaleza dentro del espacio de trabajo. La elección de los colores también puede ser un factor fundamental, muchas veces descuidado. La psicología evolucionista sugiere que los humanos tenemos una preferencia por los colores presentes en la sabana, en particular, por los que presenta la vegetación cuando está saludable. Un informe reciente revela que las oficinas que incorporan colores que se asemejan al entorno natural tales como el verde, el azul o el marrón, tienen un impacto positivo sobre el bienestar de los empleados. Por el contrario, el uso de los blancos y grises tiene un impacto negativo en los niveles de estrés. En definitiva, la forma en que se utilice el color no es un tema menor; puede alterar completamente la apariencia del espacio y, al mismo tiempo, influir en el estado de ánimo y la creatividad de las personas.

La modernidad y el progreso han alejado al hombre de la naturaleza. Cada vez pasamos más tiempo confinados dentro de entornos artificiales sin contacto con el aire libre, la luz natural o la vegetación. Esto se refleja en la enorme tasa de urbanización que muestra el mundo actual con más del 50% de la población viviendo en las ciudades. ¿Cómo restablecer el vínculo con la naturaleza? Para muchos investigadores y diseñadores, la respuesta está en la biofilia.

La respuesta de la biofilia

De acuerdo con Edward O. Wilson, la biofilia es nuestro sentido innato de conexión con la naturaleza y resulta esencial para especies como la nuestra, cuya supervivencia depende de su relación con el ambiente. Esta tendencia comprende un conjunto de instintos básicos que estaría enraizado en nuestra biología y cuyo desarrollo se vio favorecido para facilitar la relación con el entorno en una era en que la interacción entre los humanos y el mundo natural era directa y frecuente.

Por otra parte, los seres humanos nos adecuamos a un principio básico de la evolución de los seres vivos: todas las especies prefieren el ambiente en el que sus genes fueron ensamblados y gravitan hacia él. Este proceso se denomina “selección de hábitat” y explicaría por qué, en el caso de los seres humanos, cuando hablamos de contacto con la naturaleza nuestras preferencias se acomodan mejor al paisaje de la sabana, el ambiente donde aparecieron los primeros homínidos hace más de 2 millones de años.

Desde la perspectiva evolutiva se puede ver que el hombre ha pasado increíblemente poco tiempo como trabajador del conocimiento dentro de un entorno artificial en comparación con su vida como cazador-recolector. Nuestros procesos psicológicos están más adaptados al ambiente natural de la sabana africana que a estar encerrados en una oficina.

Pero lo cierto es que, aunque en el mundo altamente industrializado y tecnológico de hoy podemos diseñar espacios eficientes en términos energéticos, operativos y funcionales, si ignoramos la profunda necesidad humana de contacto con la naturaleza, algo faltará. Un ambiente realmente eficiente también debe incluir características capaces de satisfacer las necesidades básicas del homo sapiens que aún somos,  ayudando a las personas a sentirse cómodas en los lugares donde trabajan, más saludables, sin estrés, y en contacto con su propia naturaleza.

El color en el camino de la evolución

Aunque el color puede parecer una cualidad superficial que casi no influye en la función de los elementos artificiales que nos rodean (la indumentaria, el mobiliario, las alfombras, los automóviles, etc.), lo cierto es que la mayor parte de la gente –por no mencionar a la industria, el diseño, las tendencias, etc.– le otorga mucha importancia al aspecto cromático de los objetos, una de sus características más personalizables.

Las preferencias personales por el color representan un aspecto importante de la conducta humana y, aunque no lo percibamos conscientemente, influyen en las decisiones que tomamos tales como los productos que compramos, la ropa que usamos, los elementos que elegimos para el hogar y la oficina, etc.

Un estudio de la Universidad de Berkeley propone una teoría que explica las preferencias de color en función de las respuestas emocionales de las personas asociadas con las predisposiciones alimentarias.

Debido a que los seres humanos no tenemos acceso directo al contenido nutricional de los potenciales alimentos, a lo largo de la evolución debimos confiar en los receptores del gusto. A través del aprendizaje,  determinamos qué sabores eran comestibles y nutritivos (las sustancias dulces y/o grasas) y cuáles eran no comestibles y/o nocivos (las sustancias amargas).

Según el estudio, algo parecido habría sucedido con los colores. Si bien las preferencias basadas en el color de la vegetación saludable y los frutos comestibles no son tan marcadas como las basadas en el gusto, parece razonable pensar que hayan existido mecanismos evolutivos y asociativos similares operando en el dominio del color.

Por ejemplo, el verde vibrante podría indicar una planta saludable, rica en nutrientes con alto contenido de azúcar y carbohidratos, mientras que el follaje amarillo podría indicar una planta deficiente en nutrientes o insalubre. Esto implicaría un sesgo innato positivo hacia algunos colores y negativo hacia otros –información de supervivencia de gran utilidad–, y ayudaría a explicar por qué ciertos colores evocan respuestas diferentes.

Otro estudio sugiere que responder a los cambiantes colores de las estaciones sería importante para la supervivencia. Los colores de las plantas podrían ser una señal para estos cambios. Por ejemplo, los intensos colores de las hojas de otoño indican un tiempo para prepararse para el invierno.; las flores de la primavera señalarían el final del invierno, etc.

Los colores de la naturaleza

Según hemos visto, la preferencia frente al color parece ser una respuesta adaptativa de los seres humanos ante el mundo natural, la cual nos ha ayudado a ubicar alimento y agua a lo largo de la evolución. Mientras que muchos colores tienen significados culturales que varían de un lugar a otro, los estudios anteriores revelan que algunos colores producen respuestas fisiológicas y psicológicas universales.

Según Bill Browning, un espacio donde predominan los colores de la naturaleza tiende a percibirse como un lugar saludable, donde uno puede sentirse estimulado o relajado. Esto se debería a la preferencia innata por los colores familiares de la sabana que indican la presencia de agua limpia, vegetación rica en nutrientes, frutas o flores.

Existe una clara preferencia por los verdes oscuros o intermedios (reducen el ritmo cardíaco y la presión sanguínea aliviando el estrés), mientras que los anaranjados, amarillos pálidos o marrones típicos de la vegetación estresada o moribunda son los menos deseados. Además, el color rojo puede estimular los procesos cognitivos y la atención, factores necesarios para tareas que requieren un gran esfuerzo y concentración mental; por su parte, el color azul y algunos verdes intermedios pueden ayudar en las tareas que requieren creatividad.

A continuación, Browning presenta algunas preferencias comprobadas por las investigaciones que pueden ser de utilidad para su aplicación en el diseño:

  • Existe una clara preferencia por el azul, los verdes, el marrón claro y los colores tierra. Esto indica una inclinación general por las tonalidades propias de la sabana africana.
  • Los humanos estamos programados para buscar colores que indiquen la presencia de flores o frutos. Esto nos dice que el uso moderado y los acentos de colores vivos hacen que un espacio se asemeje a condiciones naturales y mejore la experiencia del usuario.
  • Algunas teorías sostienen que los colores de la naturaleza que indican recursos o condiciones que apoyan la supervivencia, provocan respuestas positivas. En el ámbito de la sabana africana, el azul es por lo general el color del agua, los verdes intermedios y oscuros indican la presencia de agua y vegetación saludable y el rojo es un color habitual en las frutas, mientras que la vegetación amarillenta o amarronada a menudo es una señal de que está seca o moribunda.

En resumen, Browning recomienda que la elección de los colores debe favorecer las tonalidades características del suelo, las rocas y las plantas de la sabana. El uso de colores vivos debe hacerse con prudencia, a modo de acentos, y enfatizando los tonos que se encuentran en formas ambientales naturales atractivas tales como las flores, los ocasos, el arco iris y ciertas plantas y animales.

Color y creatividad

Según una investigación que explora el efecto del color sobre la cognición y el comportamiento de las personas, la incorporación de acentos de color verde, azul y amarillo produce efectos beneficiosos sobre la creatividad de los empleados. Los resultados del estudio revelaron que el color verde, en particular,  ejercería mayor influencia ya que cuando las personas lo observaron brevemente antes de realizar una tarea creativa mejoraron su desempeño creativo en comparación con el blanco, el gris u otro color fuerte.

Las oficinas grises están asociadas con niveles bajos de creatividad del empleado. Los colores vivos, como el amarillo, el azul y el verde, son beneficiosos para promover la creatividad.

Los esquemas de colores de las oficinas que incorporan acentos verdes, azules y marrones indican más felicidad, productividad y creatividad de los empleados, en comparación con muros blancos. No obstante, los colores particulares asociados con estos resultados pueden presentar diferencias culturales entre los países.

Impacto de los colores en la oficina
MOTIVACIÓNAzul y blanco.
PRODUCTIVIDADAzul, morado, amarillo, gris y blanco.
INSPIRACIÓNAmarillo, morado y blanco.
FELICIDADVerde, azul y blanco.
CREATIVIDADAmarillo, azul, verde y blanco.
ENTUSIASMONaranja, verde, azul y blanco.
ESTRÉSGris.
Fuente: HUMAN SPACES (2015): “The GlobaI Impact of Biophilic Design in the Workplace”.

Conclusiones

Las investigaciones sobre las preferencias de las personas por el color y su uso en el espacio de trabajo han revelado que, si se aplica una selección de tonalidades semejantes a las de la sabana africana junto con acentos de colores vivos, se pueden evocar emociones positivas entre los empleados. Al mismo tiempo, los ambientes coloridos parecen reportar niveles más altos de bienestar emocional a los empleados en comparación con las oficinas de color neutro.

Estas preferencias, junto con algunas respuestas al color, son independientes de la cultura y formarían parte de conductas preprogramadas que proporcionaron información de supervivencia útil a lo largo de la evolución del hombre.

Es importante diseñar espacios no solo eficientes en términos energéticos, operativos y de funcionalidad sino que también sean capaces de satisfacer las necesidades básicas de las personas. Hacerlas sentirse cómodas  y en contacto con la naturaleza las hará más plenas y creativas.

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