Tomamos decisiones todo el tiempo, algunas banales y otras trascendentales, pero todas en conjunto definen el curso de nuestra vida. Y aunque nos gusta pensar que cada una de ellas nos pertenece y las hemos adoptado en nuestro mejor beneficio, la realidad parece ser algo diferente.

Richard Thaler –Premio Nobel de Economía 2017– afirma que la suposición de que siempre tomamos las decisiones que más nos convienen es falsa. Para hacer frente a un mundo complejo en el que no podemos pensar detenidamente en cada elección que hacemos, solemos adoptar formas de pensamiento rápido que a veces nos desvían. Los seres humanos tenemos sesgos cognitivos y tendencia al error.

Para ayudarnos a superar estas limitaciones, Thaler propone la “teoría del empujón” (Nudge, en inglés). Se trata de pequeñas intervenciones cuyas áreas de aplicación son múltiples, que buscan modificar el comportamiento de las personas de una manera predecible sin eliminar ninguna alternativa, simplemente cambiando la forma de presentar las posibles opciones al momento de tomar una decisión.

Es lo que hacemos cuando diseñamos un lugar de trabajo centrado en las personas. Dado que el espacio no es neutral e influye sobre el comportamiento, es posible orientar la disposición de los usuarios adoptando algunas pautas de diseño que tendrán efectos beneficiosos: las escaleras abiertas pueden producir más interacción social y estimulan el ejercicio físico; disponer mesas altas para estar de pie en lugares estratégicos alienta las reuniones espontáneas; brindar espacios accesibles que facilitan los encuentros informales favorece la comunicación, el intercambio de conocimientos y la creatividad. Y la lista sigue...

En definitiva, se trata de darles un pequeño empujoncito a las personas para orientarlas en direcciones que mejorarán su experiencia laboral y también su vida personal, lo que, por ende, redundará en un beneficio para toda la organización.

Víctor Feingold
Arquitecto
Director FM & WORKPLACES