Aunque la tecnología hoy hace posible que muchas tareas se puedan llevar a cabo fuera de la oficina, algunas empresas apuestan por el trabajo presencial mientras que otras han rediseñado sus sedes brindando espacios destinados a los encuentros y el intercambio social con la esperanza de que los trabajadores elijan ir a la oficina. Sin duda, los encuentros cara a cara son muy productivos pero, ¿cuál es el factor clave que hace que mejoren las relaciones cuando estamos presentes? Las investigaciones muestran que el contacto visual es la base de la conexión humana tanto desde el punto de vista biológico como cultural; nos ayuda a interpretar las intenciones de los otros y, así, a mejorar la toma de decisiones y a aumentar la comprensión y la empatía. El espacio de trabajo puede transformarse en una experiencia social para promover la interacción entre las personas en el mundo real.

La posibilidad de trabajar desde casa o desde cualquier locación alternativa eligiendo cómo y cuándo hacerlo es uno de los beneficios más apreciados por los empleados corporativos de hoy. Además de mejorar el rendimiento y la tasa de retención, la adopción del teletrabajo aparece como un emergente natural para hacer frente a diversos tipos de problemas actuales: la búsqueda de un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, de un menor impacto medioambiental, el aumento de la flexibilidad y la necesidad de dar una respuesta rápida a las oportunidades que se presentan en la nueva economía global, entre muchos otros requerimientos.

A pesar de que la tendencia parecía definitivamente instalada en las prácticas corporativas habituales, a mediados de 2013, Marissa Mayer –por ese entonces flamante CEO de Yahoo!–, instó a todos sus colaboradores a dejar el trabajo a distancia para volver a la oficina. La decisión, basada en la necesidad de una mayor colaboración e interacción cara a cara de un plantel que solía trabajar en distintas locaciones, levantó polvareda. Las opiniones se dividieron entre los defensores de la flexibilidad y el teletrabajo como el Santo Grial de la productividad por un lado, y aquellos que reconocen en las relaciones presenciales el germen de la innovación por el otro.

Lo cierto es que, pasada la conmoción inicial, hoy, muchas empresas están optando por un camino intermedio: han rediseñado y reestructurado sus espacios de trabajo para que los empleados –que pueden elegir cómo, cuándo y dónde trabajar– prefieran ir a la oficina en lugar de quedarse en casa, redescubriendo el valor de tener un excelente lugar para reunirse y colaborar junto a su equipo. Tal como afirmaba Mayer, la idea detrás de este golpe de timón es que las personas colaboran mejor y son más creativas e innovadoras cuando están juntas y son capaces de confrontar visiones diferentes. Los encuentros casuales y las reuniones improvisadas son el fermento ideal para lograrlo.

Entonces, ¿es mejor teletrabajar o ir a la oficina? La respuesta no es fácil porque ambos enfoques tienen ventajas y desventajas. Por un lado, hay trabajos que se pueden realizar sin problema en forma remota con grandes beneficios, pero no hay que perder de vista el enorme provecho que obtienen tanto los trabajadores como la empresa cuando nos conectamos con más personas.

A continuación veremos cuáles son los beneficios reales de trabajar cara a cara.

El secreto de los ojos

Según una investigación del Center for Brain and Cognitive Development de la University of London, el contacto visual es la base de la conexión humana tanto desde el punto de vista biológico como cultural. Los estudios de los mecanismos neurológicos y cognitivos implicados en percibir y responder a las señales sociales muestran que ver a otra persona activa partes específicas del cerebro llamadas “neuronas espejo”, las cuales reaccionan con mayor intensidad durante el contacto cara a cara y un poco menos durante el contacto por video. Las neuronas espejo nos permiten "leer" las intenciones de las otras personas, lo cual fomenta la comprensión mutua y la empatía.


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