El fuerte crecimiento urbano ha dado lugar a nuevos enfoques para hacer frente a las presiones que actualmente sufren las grandes ciudades. La Física Urbana es una nueva disciplina que está siendo utilizada para analizar las características de las grandes urbes a partir de modelos que estudian su complejidad y que arroja luz sobre los problemas que surgen dentro del ámbito social, espacial, de infraestructura, medioambiental, etc. Este cruce interdisciplinario entre la Física y el Urbanismo también ha resultado ser útil en la planificación de los espacios de trabajo ayudando a las organizaciones a optimizar y adecuar sus recursos físicos a los diversos estilos y requerimientos de su fuerza laboral. La metáfora de la ciudad brinda un marco conceptual para crear espacios flexibles (vecindarios, barrios, comunidades) que se adaptan a la experiencia y las necesidades de los colaboradores, y que aumentan su bienestar, su compromiso y su productividad.

Actualmente, más del 50% de la población mundial vive en áreas urbanas y sigue creciendo a un ritmo acelerado. Esta cifra, que en América Latina alcanza el 80%, es más que ilustrativa para calibrar la urgencia por encontrar modelos que ayuden a comprender la dinámica de las ciudades, una mezcla compleja de infraestructura, ambiente y personas que debe satisfacer las necesidades de sus habitantes: seguridad, salud, vivienda, movilidad, agua, alimentos, energía, educación, esparcimiento, etc.

La Física Urbana es un nuevo campo de estudio que, aplicando los conocimientos y las herramientas de la Física, parte de la analogía entre las ciudades y los materiales complejos para comprender los fenómenos urbanos. El método se basa en extraer la información estadística más importante de una gran ciudad para elaborar un modelo por computadora que puede capturar con precisión su estructura interna con un mínimo de datos. Luego, estos modelos pueden ser manipulados para explorar fenómenos tales como la eficiencia energética de los edificios, las condiciones de la infraestructura, el flujo del tránsito y la detección de emergencias, por ejemplo, al mismo tiempo que ayudan a revelar problemas y oportunidades de cambio.

Lo que hace posible la elaboración de estos modelos es la enorme cantidad de información que hoy se puede recoger a través de distintos medios. La rápida proliferación de sensores que capturan todo tipo de datos junto con los avances del poder y las técnicas computacionales pueden combinarse para crear una visión sin precedentes de la estructura y la dinámica urbanas.

Los datos, que son recogidos en tiempo real, pueden mostrar cómo funcionan individualmente los sistemas urbanos y cómo interactúan, tanto entre sí como con la gente. Las redes sociales y los dispositivos móviles que registran la actividad física y los parámetros fisiológicos de los usuarios proporcionan información relevante sobre la actividad de las personas, cómo se sienten y a qué están atentas. Esta avalancha de datos pone de manifiesto no solo el funcionamiento de la ciudad sino que también refleja la calidad de vida de sus habitantes.

Los principios básicos de la Física Urbana también pueden resultar muy útiles en la planificación de los espacios de trabajo. El uso de la información proveniente de la actividad que se desarrolla en la empresa puede ayudar a optimizar las oficinas de acuerdo con cada negocio y con el estilo de trabajo de los empleados.

Para obtener estos datos, habitualmente se implementan diversos métodos tales como cuestionarios y encuestas. Pero también existen desarrollos tecnológicos que permiten construir modelos computacionales de las interacciones sociales a partir de los datos que recogen los sensores ambientales y personales. La información así obtenida se combina con otras fuentes, lo cual permite contar con un amplio panorama sobre la forma en la que se lleva a cabo el trabajo y cómo se usa el espacio en la oficina.

La minería de datos del correo electrónico, los blogs, las wikis, la comunicación electrónica en general –incluyendo el uso de las redes WiFi y la telefonía móvil– junto con los sensores ambientales (de ocupación, de temperatura, etc.), todos juntos proporcionan información de gran utilidad sobre la estructura social y el funcionamiento de las organizaciones que puede ser aprovechada.

Al combinar los datos provenientes de ambos mundos –el real y el virtual– es posible entender el flujo del trabajo y el comportamiento de las personas a una escala inimaginable, lo cual sienta las bases para comprender a la organización y generar nuevos modelos.


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