La adopción de los wearables por parte de los consumidores ha sido enorme desde que el Apple Watch ingresó en el mercado en 2015. Sin embargo, una de las fronteras que aún les falta conquistar es el mundo del trabajo. Aunque la ventaja más obvia es que permiten movilizarse sin necesidad de trasladar los dispositivos cada vez que se cambia de ubicación, algunas investigaciones demuestran que los sensores biométricos con los que cuentan muchos de estos wearables pueden ayudar a mejorar las condiciones de trabajo. Conociendo la frecuencia cardíaca, la temperatura facial y de la piel y las ondas cerebrales se puede inferir si la persona está concentrada en un trabajo intenso, si está estresada o si se siente frustrada. Estos sistemas podrían ajustar las condiciones del espacio físico en respuesta a las pautas conscientes e inconscientes de las personas para ayudarlas a mejorar su rendimiento.
Según los datos publicados por International Data Corporation (IDC), consultora especialista en inteligencia de mercado, el sector de los wearables ha crecido enormemente en los últimos tiempos, especialmente a partir de la llegada del Apple Watch al mercado de consumo.
Cuando repasamos el desarrollo tecnológico, vemos claramente que la tendencia ha ido avanzando hacia la miniaturización, desde las computadoras que ocupaban cuartos enteros hasta las PC de escritorio pasando por las notebooks y la telefonía móvil para llegar hasta los actuales smartphones, las tabletas y los smartwatches, entre otros implementos para vestir. En esta progresión resulta evidente que, a medida que pasa el tiempo, la tecnología nos solo es cada vez más pequeña y portable sino también cada vez más personal.
El hecho de que el término wearable se acuñó hace solo unos pocos años es un indicio bastante elocuente de la velocidad con la que ha crecido este nicho de la tecnología que está comenzando a extenderse en muchos ámbitos de la vida, más allá del cuidado de la salud, el deporte y el entretenimiento. Hoy, la frontera de los wearables es el mundo del trabajo, donde pueden encontrar un mercado potencial tanto para los empleadores como para los empleados.
Dispositivos para todos los gustos
En la mayoría de los casos, los wearables recopilan información, ya sea del usuario o del entorno, la cual es almacenada, transmitida y procesada o, en otros casos, puede ser sincronizada en tiempo real con otras redes y dispositivos. Los datos que recogen pueden ser desde simples requerimientos consistentes en un único parámetro hasta demandas muy complejas que requieren una batería de sensores junto con un potente poder de cálculo interno.
Estas tecnologías, que desde hace tiempo están presentes en diferentes ámbitos –especialmente en aplicaciones destinadas a la salud y la actividad militar–, en los últimos años han experimentado un fuerte crecimiento en el consumo masivo gracias al uso de los brazaletes de fitness y los relojes inteligentes. Algunos estudios estiman que, en cuanto a su penetración y adopción masiva por parte de los usuarios, los wearables estarían a la altura de la revolución que en su momento ocasionaron los smartphones, por lo que se espera un impacto sociocultural similar.
Las áreas de aplicación de los wearables abarcan un amplio rango que va desde el monitoreo de distintos parámetros fisiológicos para su uso en medicina y actividades deportivas, hasta la identificación personal, la logística, las comunicaciones, la hotelería, el entretenimiento y la seguridad, entre muchos otros empleos. Dado que es una tecnología pensada para mejorar la calidad de vida de las personas, su uso es extrapolable al ámbito corporativo.
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