La utilización de los elementos del espacio físico como símbolos dotados de significado y poder de comunicación no es un concepto nuevo. Desde hace milenios, los hombres empleamos el poder de los símbolos como forma de participación en la realidad que nos rodea a través de la cultura. En las modernas organizaciones, la cultura también se manifiesta a través del simbolismo de los elementos que produce: el diseño del espacio físico, el equipamiento, los productos y servicios que ofrece, etc. Todo este conjunto debe dar soporte tanto al flujo de trabajo de la empresa como a la forma en la que esta se expresa frente a sus clientes externos e internos, ayudando a alinear y reforzar la cultura de forma congruente. Sin una fuerte cultura que los contenga, las mesas de ping-pong y el gimnasio serán solo maquillaje.
La cultura corporativa se puede definir como el conjunto de normas, valores y costumbres compartidas –y no escritas– por el grupo de personas que forman una organización, y que se manifiesta tanto en el comportamiento (prácticas, actitudes) como en los artefactos culturales que produce la empresa: el equipamiento, la vestimenta, el layout, la señalización, etc.
La cultura se transmite a los colaboradores de varias formas; entre las más poderosas se encuentran las historias, los rituales, la comunicación y los símbolos físicos: en conjunto, ayudan a crear una sensación de orden, continuidad y compromiso.
Dentro de esta trama de significados, experiencias e interpretaciones comunes que proporcionan una realidad compartida por toda la empresa, los símbolos proveen una expresión tangible, una manifestación física visible de esa realidad. Se pueden experimentar en el mundo real, otorgan significado y tienen consecuencias dentro de la organización.
Así, el espacio de trabajo –entendido como símbolo material de los valores de la empresa– cumple un rol protagónico en el fortalecimiento y la creación de la cultura. Los símbolos son una parte activa de la vida de una compañía, organizan activamente la construcción de sentido y modelan el comportamiento de las personas.
Los símbolos
Un símbolo es un elemento que, por convención o asociación, comunica información y sentido más allá de su propia función. Solo la conexión entre un símbolo y el valor que se le otorga permite una plena comprensión tanto del símbolo como de la cultura de la empresa.
Anat Rafaeli, especialista en comportamiento organizacional de la Universidad de Haifa, asegura que la ubicación y los objetos que conforman el espacio de trabajo son fundamentales para la experiencia personal, social y cultural de la empresa. Estos actúan como símbolos que nos permiten llegar al meollo de la cultura porque revelan los valores y la realidad subyacentes.
Algunos investigadores también han propuesto que la lectura inconsciente de los símbolos representa una manera de pensar y una forma de comunicación más básica que la conciencia cognitiva. Así, los símbolos del entorno físico podrían funcionar como disparadores de la motivación y los objetivos de las personas que lo ocupan.
De esta forma, los símbolos no solo ayudarían a reflejar la cultura organizacional sino también a tender un puente entre las emociones y el pensamiento. Por eso, para crear una organización versátil y culturalmente rica, se debe prestar atención a los símbolos que la representan. No obstante, Rafaeli asegura que intentar cambiar la cultura de una empresa a través de la manipulación de los símbolos que la expresan no es suficiente para lograrlo.
Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿qué ocurre cuando la imagen simbólica está vacía, cuando el símbolo no está sostenido por una realidad que lo respalde? En este caso, los expertos en el tema afirman que hay que tener en cuenta tanto el símbolo como la realidad subyacente.
Sally Riggs Fuller, experta de la Universidad de South Florida, confirma esta noción mencionando que si se conoce la realidad subyacente, entonces la consistencia entre esta y el símbolo es un factor crítico. Si un símbolo intenta transmitir un significado que contradice la realidad, entonces el símbolo será ineficaz. Esto se vuelve especialmente importante en las organizaciones porque con frecuencia, los símbolos son utilizados por la dirigencia para transmitir significados a los empleados. Y como los empleados normalmente son conscientes de la realidad subyacente en la compañía, cualquier inconsistencia en este sentido será problemática.
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