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La audición es omnipresente en nuestra vida y forma una parte importantísima de las experiencias y las interacciones con el medio que nos circunda: nos permite comunicamos con otras personas a través del lenguaje oral, escuchar los sonidos del ambiente, obtener información acerca de las propiedades generales del espacio que nos rodea, escuchar música, etc.
A diferencia de lo que sucede con el resto de los sentidos, la información que recibimos a través del oído es un flujo continuo que no se puede interrumpir. Debido a esta particular característica, se cree que el sistema auditivo evolucionó como un mecanismo de alarma que explora permanentemente el entorno detectando y analizando las señales que merecen atención y enfocándose en los objetos de interés.
Las emociones influyen sobre la percepción de los sonidos y son una parte integral de esta ya que pueden modular la atención y la manera de interpretar el mundo. El oído tiene una gran capacidad para conducir información emocional biológicamente relevante que va desde los gritos, las risas y otras vocalizaciones, hasta sonidos inesperados o potencialmente amenazantes. De esta manera, las emociones contribuyen a establecer preferencias acerca de ciertos lugares, personas o cosas, nos ayudan a actuar rápidamente en caso de necesidad e influyen en la toma de decisiones, la atención, el aprendizaje y la memoria.
Además, contamos con una notable capacidad para descomponer la información recibida en canales separados, centrándonos en lo que preferimos y desplazando el foco de la información irrelevante. La percepción auditiva incluye tanto la escucha activa como la audición pasiva, pero ambas participan en la detección, el análisis y la comprensión de los sonidos.
El oído humano tiene un rango de sensibilidad que va de los 20 Hz a los 20.000 Hz aunque no es constante a lo largo de este intervalo; es más sensible alrededor de los rangos de frecuencia media (aproximadamente de 100 Hz a 5.000 Hz) donde las señales de la voz humana tienen la mayor cantidad de energía.
No es de extrañar, entonces, que la mayor parte de las quejas que se refieren a las condiciones acústicas en las oficinas -especialmente las de planta abierta- estén relacionadas con la privacidad de la voz: oír una conversación no deseada (cara a cara o por teléfono) o tener la sensación de que se está siendo escuchado. Al mismo tiempo, el aumento de los niveles de ruido y la mala acústica se han vinculado con una serie de malestares relacionados con la salud: presión arterial alta, enfermedades del corazón, insomnio, irritabilidad y mala memoria a corto plazo.
Un estudio centrado en los trabajadores de oficina que participaban en la toma de decisiones, el diseño y otros trabajos creativos, exploró los efectos del uso del sonido para aumentar la sensación de bienestar de los empleados y encontró que las proyecciones de video con escenas de la naturaleza acompañadas con sonidos naturales gozaron de una respuesta mucho más favorable que el silencio total. Los motivos de esta elección serían de origen evolutivo y estarían profundamente arraigados en la psiquis humana: los cantos de los pájaros y otros sonidos naturales señalaban a nuestros antepasados que no había depredadores en las cercanías, permitiendo una conducta más relajada.
De la misma manera, también se ha demostrado que los sonidos que se aproximan provocan emociones más negativas y excitantes que los que se alejan, lo cual evidencia que la información espacial proporcionada por estímulos acústicos también tiene una cualidad afectiva.
Estos estudios ponen en evidencia cómo el sonido (o la falta de él) puede tener un efecto tangible en la productividad y la motivación de los trabajadores. Sin embargo, no existe una solución única para todas las tareas y para toda la fuerza laboral. Para ello será importante entender qué tipos de sonidos son los más beneficiosos en las diferentes áreas de la organización. Una de las estrategias posibles es la utilización de un sistema de enmascaramiento del sonido, el cual puede ser de gran ayuda, especialmente en una oficina abierta.
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