Con la llegada de los Big Data al escenario tecnológico, las organizaciones han empezado a buscar una ventaja competitiva mediante el conocimiento de la valiosa información que permanece oculta entre la enorme cantidad de datos que se recolectan a cada instante. El análisis de estos datos representa una oportunidad que permitirá obtener un nuevo panorama para transformar las operaciones, mejorar la calidad de los servicios que prestan, reducir los costos operativos y aumentar la rentabilidad del negocio. En definitiva, se trata de transformar los datos en información útil para la empresa a fin de mejorar no solo los resultados sino también la eficiencia y el confort de los ocupantes.
En pocos años, los dispositivos portátiles conectados a Internet han dejado de ser un lujo de unos pocos para transformarse en una forma habitual de comunicación para miles de millones de personas en todo el mundo. La conectividad ubicua y la proliferación explosiva de nuevos dispositivos y aplicaciones hoy nos permiten realizar una amplísima gama de tareas en diversas esferas de la vida, produciendo profundos cambios en la estructura económica, social y cultural.
Este progreso tecnológico también ha impulsado el desarrollo de edificios más eficientes, entornos de trabajo flexibles que ayudan a las organizaciones a mejorar su desempeño económico y ambiental además de aumentar el confort y la seguridad de sus ocupantes. Con el correr del tiempo, las redes que alimentan e interconectan este nuevo entorno tecnológico han ido evolucionando hacia una mayor integración entre los distintos sistemas dando lugar al concepto de “edificio inteligente”, el cual incorpora métodos de gestión automatizada de las instalaciones con el objeto de hacerlo más eficiente y saludable.
Los sensores instalados en el edificio recogen datos del entorno, generan información y notifican sobre distintos eventos. Tienen un papel fundamental en la reducción de la brecha entre los mundos físico y virtual y constituyen una fuente importante de generación de datos a gran escala.
Pero, con el correr del tiempo, el mundo se ha visto inundado de multitud de objetos inteligentes cuya actividad genera una enorme cantidad de información proveniente de distintas redes. Entre los más difundidos se encuentran las etiquetas RFID, unos pequeños dispositivos de identificación que utilizan ondas de radio para identificar los elementos en los que se encuentran insertos dando la posibilidad de rastrearlos en tiempo real y brindando información relevante acerca de su ubicación y de su estado.
Actualmente, estas etiquetas se utilizan en todas partes aunque no lo notemos: logística, control de acceso, identificación de personas, tecnología inalámbrica y de localización, control de equipaje, rastreo de vehículos, control de stock, inventarios, llaves de vehículos, etc. También se pueden combinar con sensores que detectan humo, temperatura, humedad, movimiento y hasta radiación.
Nuestro mundo está hoy colmado de datos. Según un estudio de 2014 realizado por la empresa Deloitte, actualmente hay 9.600 millones de dispositivos conectados a Internet, 1,3 millones de conexiones de banda ancha móvil y 1,2 zettabytes (1021 bytes) de tráfico global anual. Cada dos días, el uso de estos dispositivos crea aproximadamente 5 exabytes (1018 bytes) de datos, un número equivalente a todos los datos creados por el hombre desde los albores de la civilización hasta 2003. El resultado es lo que hoy se conoce como la “Revolución de los Datos” o la “era de los Big Data".
¿Qué es Big Data?
Big Data es el término que describe la tendencia hacia un nuevo enfoque de procesamiento y toma de decisiones en la que el volumen, la velocidad y la variedad de los datos involucrados superan la capacidad de cálculo o de almacenamiento tradicional de una organización para poder hacer uso de ellos. Estos datos, cuando son procesados adecuadamente, pueden ser uno de los activos más valiosos de una organización, de los que se puede obtener una importante ventaja competitiva.
Para valorar el volumen que pueden alcanzar los Big Data basta mencionar que las etiquetas RFID pueden generar de 100 a 1.000 veces más datos que los códigos de barras convencionales. Facebook maneja diariamente la carga de más de 250 millones de fotos y 800 millones de interacciones de usuarios activos con más de 900 millones de objetos (páginas, grupos, etc.). Más de 5 mil millones de personas en todo el mundo realizan llamadas telefónicas, envían mensajes de texto por SMS y por Twitter y navegan por Internet en sus teléfonos móviles. Las organizaciones están inundadas de datos que alcanzan el orden de los terabytes (1012 bytes) y petabytes(1015 bytes).
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