Nadie duda ya de la importancia que el confort tiene en los espacios de trabajo y de su enorme influencia sobre la productividad de las personas. Entre los diferentes parámetros que hacen de una oficina un ambiente ergonómico y, por lo tanto, productivo, se incluyen el confort acústico, térmico y lumínico junto con la calidad del aire interior. Con la incorporación de las nuevas tecnologías de control domótico en el diseño de espacios de trabajo se puede llevar cada uno de estos parámetros a un nivel óptimo y, además, hacerlo en forma autogestiva y eficiente. De esta forma mejora el confort interior, se reducen los consumos innecesarios y se cuida el medio ambiente.
¿Qué es la domótica?
La domótica puede entenderse como la integración de la tecnología con el diseño inteligente de un espacio habitable, y consiste en un conjunto de técnicas que permiten gestionar la totalidad de las instalaciones en forma autónoma y eficiente. Se trata de una tecnología que se superpone a las instalaciones tradicionales y es capaz de actuar sobre ellas en forma inteligente, coordinando el accionar de los diferentes componentes para que actúen en la forma preestablecida. Los objetivos que persigue la domótica se pueden agrupar según diversos aspectos o ámbitos de acción:
Brindar confort eficiente: la domótica persigue el doble objetivo de lograr el máximo confort (térmico, lumínico y acústico) con el mínimo consumo. En el caso de los espacios de trabajo, cobra relevancia particular el hecho de que esto se logre en forma automática.
Ofrecer total accesibilidad: al utilizar un software de control accesible desde dispositivos remotos y amigables tales como PCs, smartphones o tablets, permite múltiples formas de comando tanto de forma local como a distancia.
Mayor seguridad:la integración domótica de los sistemas de seguridad permite una amplia gama de respuestas frente a diferentes situaciones: actuar sobre la distribución de la energía eléctrica en caso de incendio, accionar cerraduras en caso de intrusiones, etc.
La domótica en acción
Un sistema domótico consta de dos componentes: el software y el hardware. El software es un programa de gestión específico instalado en una unidad central, encargado de que todos los equipos actúen coordinadamente de acuerdo con la lógica de control y la programación del espacio.
El hardware consta de una unidad central junto con una cantidad de dispositivos distribuidos en los espacios a controlar: los sensores (recogen datos del ambiente tales como temperatura, humedad, ocupación, etc.) y los actuadores (intervienen sobre distintos dispositivos para modificar las condiciones).
Completan el sistema las interfaces de comando que permiten actuar sobre las instalaciones de acuerdo con la demanda (celulares, tabletas, PCs, etc.). Así, los sistemas domóticos transforman los edificios en unidades inteligentes capaces de tomar decisiones basándose en la forma en la que los usuarios utilizan los espacios, mejorando la vida cotidiana, haciendo un uso eficiente de los recursos energéticos y cuidando el medio ambiente.
Domótica y confort ambiental eficiente
Los factores que intervienen en el confort ambiental son el confort térmico, lumínico, visual y acústico junto con la calidad del aire interior. El confort térmico Podemos decir que existe confort térmico cuando las personas no experimentan sensación ni de calor ni de frío; es decir, cuando las condiciones de temperatura y humedad y el movimiento del aire son adecuados para la actividad que desarrollan.
Lograr el confort térmico para cada individuo dentro de un espacio de trabajo compartido es un gran desafío, aun para los sistemas de control inteligentes, dado que implica la consideración de componentes de valoración subjetivos. El uso de un software asegura que los parámetros definidos sean respetados por encima de las preferencias individuales.
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