En los primeros días de Worktech -recuerda David Firth, consultor, facilitador, experto en gestión del cambio, conferencista y coach ejecutivo-, los temas que se abordaban estaban relacionados principalmente con el espacio, el diseño y la tecnología. Hoy, las personas están en el centro del debate porque, sin importar a lo que cada uno se dedique, lo cierto es que todas las actividades están relacionadas con la gente. Para cumplir con los objetivos del negocio hay que lograr espacios de trabajo saludables y atractivos donde la gente se sienta a gusto y satisfecha. Firth asegura que se puede cambiar y ser feliz y productivo en el trabajo.

Las organizaciones no cambian, la gente sí. Por eso es importante trabajar con las personas, ayudarlas a crear aquello que realmente quieren. Ellas son los agentes del cambio dentro de la compañía. Esto es lo que nos cuenta David Firth al comienzo de su charla en Worktech 2014.

Pero, para comenzar, hay que entender qué representa el trabajo para la gente, más allá del obvio fin material de la supervivencia. El trabajo, como la actividad que ocupa la mayor parte del tiempo de la vida adulta y productiva de las personas, debería representar algo más que una forma de generar riqueza. El trabajo debería significar una forma de servicio a los demás que proporcione identidad, sentido de propósito, contribución y creatividad.

Este reconocido especialista sobre Change Management tiene una visión muy particular sobre el cambio y los procesos de cambio. Aunque existe la idea generalizada de que toda transformación tiene connotaciones negativas (es difícil, genera resistencia, dudas, impotencia, etc.), Firth asegura que a lo largo de su dilatada carrera como consultor no ha encontrado evidencia concreta de que esto sea así, y ha visto más gente celebrando el cambio que resistiéndolo.

La idea de que para realizar un cambio dentro de la organización es necesario encontrar al líder adecuado es otro de los mitos que Firth tratará de demoler a lo largo de su charla. El cambio no siempre necesita un líder ni debe provenir de la cúpula de la compañía para hacerse realidad (pensemos en lo movilizadoras que pueden resultar Internet, las redes sociales, etc.). A veces solo bastan los intereses comunes, asegura Firth.

Si en una empresa, 400 personas deciden que un cambio no va a funcionar, no importa cuán carismático sea el líder, el cambio no funcionará. Los grupos son muy poderosos y, trabajando juntos, pueden transformarse en la fuente del cambio.

El punto justo del cambio

Una de las principales acciones que es necesario llevar adelante en las organizaciones a fin de que sean saludables es devolverle a la gente el poder de la palabra, afirma Firth. Las cosas no sucederán como pretendemos a menos que antes se tenga una conversación efectiva.

¿Cómo se lleva a cabo una conversación efectiva? El lenguaje tiene un extraordinario poder para crear nuestra realidad y nuestro lugar dentro de ella, y existen distintas maneras de utilizarlo para componer una idea del mundo. En la conversación puede aparecer un lenguaje de tipo descriptivo (es el que nos ayudará a explicar, justificar, describir o excusar) y un lenguaje para crear. Ambos son necesarios para tener una conversación efectiva.

Sin embargo, aunque el lenguaje descriptivo es necesario, no es suficiente para impulsar el cambio. Un líder necesita describir el futuro que espera para su compañía, por ejemplo, y ya sea que lo haga muy bien o muy mal, la descripción no será suficiente para alcanzar los objetivos. Todavía no ha pasado nada excepto una descripción.

Para que las cosas comiencen a cambiar necesitamos usar el lenguaje de la acción, ese idioma que está compuesto por pedidos, promesas, invitaciones, compromisos, declaraciones, etc., las cuales, por supuesto, deben ser honestas y reales, y deben llevar implícita una elección. De esta forma comienza a cambiar el mundo.

Cuando uno puede ser creativo con el lenguaje, afirma Firth, entonces está vivo. Por el contrario, el lenguaje estándar, el lenguaje convencional, es automático y mecánico. En una organización, este tipo de conversación es la que prevalece a menos que tengamos la intención de suplantarla por un lenguaje "intencional". Esto no significa que el lenguaje estándar tenga siempre una connotación negativa, pero a menudo es así. La energía declina cuando la conversación decae.


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