Enrique Avogadro es subsecretario de Economía Creativa del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y, como tal, su función consiste en desarrollar políticas que promuevan las industrias creativas, el diseño y la internacionalización. De hecho, Avogadro cree que la discusión sobre el diseño de los espacios de trabajo no puede limitarse exclusivamente al sector privado. El Estado también debe involucrarse activamente con la comunidad, tiene que animarse a experimentar y debe ceder el monopolio del espacio y la política públicos.

Según un informe de la UNESCO, la economía creativa es uno de los sectores económicos que más está creciendo en todo el mundo. En la Argentina, las industrias ligadas a este sector representan el 3,5% del PBI del país y el impulso que están recibiendo actualmente está relacionado con el gran potencial que tienen en términos de generación de ingresos y creación de empleo.

La economía creativa es un modelo económico que tiene al talento y la innovación como insumos principales, el combustible del siglo XXI. Se trata de la cuarta economía del mundo, una superpotencia en términos agregados por el impacto enorme que puede tener, explica Enrique Avogadro, subsecretario de Economía Creativa del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

La economía creativa también es una brújula que nos permite anticipar los cambios que se producirán en el resto de los sectores y estos cambios marcan un camino. El cambio es la única constante en el mundo de hoy; genera incertidumbre pero nos da la oportunidad de ir adaptándonos constantemente. La economía creativa vive el cambio como parte de su ADN y florece principalmente en las ciudades debido a que tienen la masa crítica necesaria para producir gran cantidad de transformaciones.

Según Richard Florida -reconocido experto en competitividad económica, tendencias demográficas e innovación tecnológica y cultural-, el talento es un bien escaso por lo que las ciudades y las regiones más exitosas serán las que tengan la mayor capacidad para atraerlo. En la actual economía creativa, la verdadera fuente del crecimiento económico procede de la concentración y del aglutinamiento de personas productivas y talentosas. La fuerza de esta concentración ha convertido a determinadas ciudades y regiones en verdaderos motores del crecimiento económico.

Pero el talento no solo es escaso sino que empieza a ser cada vez más móvil. Esto hará que las ciudades deban competir cada vez más para que ese importante recurso las elija como lugar para vivir. Esta elección no solo dependerá de las oportunidades de trabajo sino también de las posibilidades que ofrezcan en términos de diversión, tolerancia y estímulos.

Buenos Aires es una ciudad muy creativa -Enrique Avogadro apunta que el 10% de su economía está relacionada con las industrias creativas- y, como otras urbes del mundo, está perdiendo sus sectores tradicionales porque estos tienden a irse de las ciudades e, incluso, en algunos casos, desaparecen. Las transformaciones tecnológicas han hecho que algunas zonas de las ciudades estén cambiando cada vez más, frente a lo cual es necesario buscar fuentes que sean generadoras de empleo con alto valor agregado. De aquí surge la apuesta por la economía creativa como gran motor de desarrollo: para regenerar el tejido productivo y crear oportunidades de empleo junto con el sector privado.

Promover el emprendedorismo

Según Avogadro, el debate sobre el emprendedorismo ya no está centrado en el sujeto emprendedor sino en las habilidades emprendedoras, y es central para el futuro de la Argentina. Frente a un mundo del trabajo que está cambiando muy rápidamente, el emprendedorismo aparece como una respuesta a la incertidumbre ya que representa para la gente la posibilidad de ser libre para llevar adelante los propios proyectos.


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