Desde que el desarrollo tecnológico comenzó a emanciparnos de los escritorios y el trabajo se convirtió en lo que hacemos, independientemente del lugar y del momento en que lo llevemos a cabo, algunas de las preguntas que han surgido con más insistencia son: ¿es este el fin de la oficina? ¿para qué necesitamos un espacio físico?

Una de las principales razones por las que el lugar de trabajo seguirá existiendo y siempre será importante la encontramos en la psicología cognitiva, y se debe a la diferencia que existe entre el conocimiento explícito y el tácito. Mientras que el conocimiento explícito es consciente, formal y puede ser compartido a través de la expresión oral y escrita -como no tiene carácter personal puede ser adquirido por cualquier miembro de la organización-, el conocimiento tácito es inconsciente, es más difícil de expresar y se nutre primordialmente de la experiencia, los valores y las creencias personales.

Numerosos estudios revelan que el porcentaje de información que llega a la conciencia es ínfimo en relación con la enorme cantidad de datos que procesa el cerebro humano. Dado que la brecha entre el conocimiento tácito y el explícito es tan grande, resulta evidente por qué la interacción cara a cara es fundamental para comunicarse de manera efectiva. En un encuentro personal, los matices en el tono y la inflexión de la voz, el lenguaje corporal y la expresión facial, entre muchos otros factores, pueden ser percibidos con claridad mientras que en las interacciones mediadas por teléfonos y computadoras, estos solo se capturan parcialmente.

Esto no quiere decir que la tecnología no sea efectiva y altamente beneficiosa, pero sí dice claramente que hay algo único en el encuentro cara a cara que permite compartir experiencias y mejorar los procesos de colaboración que conducen a la creatividad y la innovación.

La realidad demuestra que la oficina no tiende a desaparecer sino que se está transformando cada vez más en un espacio destinado al encuentro y la colaboración. Es por esto que los nuevos modelos deben favorecer el trabajo en equipo, propiciar los encuentros informales, potenciar la sinergia del intercambio personal y garantizar una comunicación efectiva para transformar a las empresas de hoy en auténticas organizaciones del conocimiento.

Víctor Feingold
Arquitecto
Director FM & WORKPLACES