Florence Knoll es una de las figuras del siglo XX que mayor impacto tuvo sobre la concepción y el diseño de la oficina moderna. Sobre el legado de su trabajo descansan el desarrollo del diseño de interiores y los fundamentos del actual Space Planning. Fue arquitecta, diseñadora de muebles, interiorista y space planner y, junto a su marido Hans, construyó una empresa emblemática que aún hoy, 70 años después, sigue vigente.

Florence Margaret Schust nació en Saginaw, Michigan, el 24 de mayo de 1917. Única hija de Frederick Schust -ingeniero de origen suizo y presidente de The Schust Company- y de Mina Schust, quedó huérfana a los 12 años, y a cargo de un tutor legal. En 1932 ingresó en la Escuela Kingswood como internada y , con esa elección, quedaría sellada su futura carrera.

Por ese entonces Kingswood formaba parte de la Academia Cranbrook -la cuna del modernismo norteamericano- fundada por George Booth, un próspero editor influenciado por los ideales de William Morris. En 1932, el año en el que Florence Schust ingresó en Kingswood, Eliel Saarinen era director de la fundación y pronto se convirtió en su mentor. Bien recibida por la familia Saarinen, Florence amplió sus horizontes con largos viajes por Europa y un entorno intelectualmente estimulante, pero también encontró la seguridad de un entorno familiar acogedor.

Florence también se benefició con la influencia del hijo de Eliel, Eero Saarinen, quien era siete años mayor que ella. Se podría decir que junto con la influencia de la familia Saarinen y la experiencia de Cranbrook comenzó la evolución de lo que luego se convertiría en la filosofía de diseño de la compañía Knoll: el reconocimiento del trabajo artesanal, el diseño superior, y una simplicidad elegante.

Después de completar sus estudios de arquitectura en el Instituto de Tecnología de Illinois en 1941, trabaja en Nueva York para Harrison y Abramovitz donde se le asignan, sobre todo, trabajos de interiorismo. En 1943, en busca de piezas de mobiliario para un proyecto, conoce a Hans Knoll, heredero de una larga tradición en la fabricación de muebles en Alemania. Los jóvenes, que comparten los mismos ideales estéticos, el interés por el mobiliario y por el diseño industrial, se casan en 1946 y refundan la empresa de Hans como Knoll Associates.

A partir de mediados de la década del 40, cuando Florence se hace cargo de la dirección de diseño de la compañía, la estética cambia radicalmente. Además de sus propios diseños, propicia las piezas con estructura metálica, las innovaciones en la tapicería, los detalles de las terminaciones. Sin embargo, muchos otros diseñadores incorporan al catálogo de la empresa miradas diferentes dentro de un vocabulario en el que prevalecen las formas simples, elegantes y funcionales. Así, la empresa difundió y comercializó la línea Barcelona de Mies van der Rhoe (1946), las icónicas sillas Womb (1948) y Tulip (1958) de Eero Saarinen y la Diamond Chair de Harry Bertoia (1952), entre otras.

Los Knoll compartían la convicción de que era necesario promover el mobiliario innovador y moderno de alta calidad. Para llevar adelante esta empresa, Florence dio un paso revolucionario y creó un departamento interno dentro de la compañía: la Knoll Planning Unit, el cual ofrecía a los clientes corporativos un único paquete que incluía piezas de mobiliario original junto con los servicios de diseño interior. La inmediata aceptación y el exitoso desarrollo de esta unidad de negocios fue responsable de lo mejor del diseño de la posguerra en los EE.UU. y en Europa, y encarnó el estilo de la década de los 50.

Con la creación de la Knoll Planning Unit, Florence desarrolló un enfoque diferente sobre cómo se debía abordar el espacio de trabajo. Como parte integral del proceso de diseño llevaba a cabo un análisis de las necesidades de espacio, y realizaba una serie de entrevistas intensivas -tanto a los ejecutivos de las compañías como a su personal- recopilando y evaluando en detalle sus necesidades reales. A lo largo de este proceso, el diseñador de interiores se convirtió en un elemento activo dentro de una síntesis que involucraba el espacio, el mobiliario, el equipamiento técnico, la elección de los colores y los textiles, y la selección del arte, los gráficos y los detalles de terminación. Hoy en día este proceso resulta habitual, pero en aquel momento fue absolutamente innovador.

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