En la entrega anterior abordamos las diferentes capacidades y aptitudes que tenemos como personas las que, incluso, cambian a lo largo de la vida, y también señalamos que existen situaciones que pueden dificultar nuestra relación con el entorno de manera transitoria. La conciencia de nuestra diversidad en cuanto a las capacidades también abarca los lugares de trabajo como ámbito fundamental donde se desarrolla gran parte de la vida, por lo que en esta segunda entrega abordaremos las estrategias de inclusión que hay que tener en cuenta a la hora de planificar un espacio físico accesible que abarque las distintas aptitudes de la fuerza laboral.

Cuando se menciona la discapacidad se hace referencia a los déficits y limitaciones de las personas que aparecen al realizar una actividad, o a las restricciones que surgen a la hora de participar en sociedad.

Las situaciones de discapacidad surgen cuando el diseño no contempla los diferentes estados de salud de las personas con relación a sus funciones corporales y sus capacidades -ya sea de manera temporal o permanente-, sus características personales (edad, sexo, etc.) y las condiciones ambientales y culturales en las que se desenvuelven.

Considerando esta premisa, podemos decir que la accesibilidad es el grado con el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas, y es una condición indispensable para la integración de todas las personas, independientemente de las posibles limitaciones funcionales que puedan tener.

La accesibilidad del entorno construido es la condición que posibilita llegar, entrar, salir y utilizar la ciudad, los parques, los edificios y también los lugares de trabajo. Permite que las personas participen en las actividades sociales y económicas para las que se ha concebido el entorno construido.

¿De qué forma se puede crear un entorno universalmente accesible en un ambiente de trabajo?

Estrategias de inclusión

Las oficinas, por lo general, tienen la doble condición de ser centros de trabajo y de prestación de servicios. Por ello es necesario no solo que permitan un adecuado desarrollo de las actividades sino también el acceso y el uso de sus instalaciones a cualquier persona, con independencia de sus características y condiciones personales.

Los criterios a considerar para lograr la accesibilidad básica al entorno físico de las oficinas incluyen cuestiones tales como el diseño general de la planta, de las circulaciones (horizontal y vertical), los sanitarios, los servicios, las instalaciones y el acceso.  Por otra parte, aspectos más específicos referidos a la iluminación, las terminaciones, el equipamiento, la maniobrabilidad de las puertas, etc., son factores que tendrán una gran influencia en el nivel de accesibilidad. Mencionaremos aquí algunos de los aspectos más relevantes:

- El layout: es difícil generalizar acerca de proyectos posibles, pero sí se podría afirmar que cuantas menos barreras arquitectónicas haya presentes, más accesible será el entorno de trabajo.

- Los accesos: los accesos deben mantenerse libres de obstáculos y, si la entrada no está a ras del piso, se debe colocar una rampa como alternativa a los escalones. Los timbres o equipos de control y aviso de acceso tendrán instalados sus mecanismos a una altura comprendida entre 0,90 m y 1,20 m, y serán accesibles para personas con discapacidad visual.

(...) La nota completa, en el número impreso.