Desde la invención de la máquina de escribir hasta la introducción del teléfono, las redes informáticas y la computadora, se han producido enormes cambios en los estilos laborales y en el diseño de los espacios de trabajo. La evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha recorrido un camino paralelo al de las corrientes organizativas que se han ido imponiendo en las empresas y esta coincidencia no es un hecho casual. Obedece a  una condición de reciprocidad entre las transformaciones organizativas y los cambios tecnológicos que las posibilitan y les dan soporte.

La rápida evolución que las TIC  han tenido en los últimos años está produciendo cambios significativos en la estructura económica, social y cultural. La telefonía móvil, las redes inalámbricas, las plataformas portátiles y toda una colección de herramientas, soportes y canales destinados al tratamiento y el acceso a la información, se han convertido en el eje promotor de estas transformaciones.

La tecnología tiene, día a día, una mayor presencia en todos los aspectos de la vida laboral y personal. Ha ayudado a desarrollar edificios eficientes, entornos de trabajo flexibles e inclusivos que ayudan a las organizaciones a mejorar el desempeño económico y ambiental de sus operaciones, además de aumentar el confort y la seguridad de sus ocupantes.

Actualmente, gracias a la gran proliferación de todo tipo de dispositivos móviles con acceso a Internet es posible trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar, y acceder a aplicaciones, datos y servicios corporativos desde otras ubicaciones tales como hoteles, aeropuertos, oficinas satélite, etc. Estas tecnologías también han hecho posible una mayor flexibilidad y descentralización del trabajo, lo cual favorece la interacción y la constante adaptación a un entorno en continuo cambio.

Es por esto que, para seguir siendo competitivas, hoy en día las empresas deben prestar el mismo grado de atención a las TIC que el que tradicionalmente le han prestado a otras funciones tales como la productiva o la financiera. Dentro de las tendencias emergentes que se presentan en este ámbito en permanente evolución encontramos lo que ha venido a denominarse como Cloud Computing o “computación en La Nube”.

La revolución de La Nube

En la actualidad, con la gran difusión que están alcanzando los dispositivos 3G, las netbooks, las tabletas, etc., nace y toma fuerza un nuevo concepto: el Cloud Computing, una tendencia que se basa en la prestación de servicios de IT, de software y de capacidad de procesamiento a través de redes privadas o públicas. El Cloud Computing utiliza la conectividad ubicua de Internet para eliminar las restricciones físicas y permite la virtualización del entorno de operación. Es indispensable cuando se trabaja desde dispositivos móviles que no tienen capacidad de almacenamiento.

Pero, a pesar de que la computación en La Nube puede parecer un concepto totalmente innovador, ciertas variantes tales como el correo electrónico o el Webmail se encuentran ampliamente extendidas desde hace varios años.

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