Las nuevas modalidades de trabajo basadas en el conocimiento requieren mayor colaboración y trabajo en equipo. La alta movilidad de los empleados y el avance de las tecnologías de la comunicación hacen que la oficina se haya transformado en un lugar de encuentro e interacción personal que promueve la cooperación y la innovación. En este escenario, las tendencias apuntan a reducir la cantidad de puestos de trabajo dedicados, al tiempo que aumenta la demanda de espacio destinado al trabajo en equipo. Los nuevos espacios que promueven el intercambio y la colaboración -desde las grandes reuniones hasta la interacción casual de dos personas en un pasillo- se han convertido en una necesidad para todas aquellas empresas que quieran desarrollar todo su potencial de creatividad e innovación.

Espacios de colaboración e intercambio

La naturaleza del trabajo está cambiando en forma acelerada. Basado en el conocimiento y en el desarrollo de las nuevas herramientas de comunicación, el trabajo se ha vuelto cada vez más especializado, dependiente de las habilidades sociales y de la capacidad tecnológica. Los estilos de gestión se han vuelto menos jerárquicos y el trabajo se organiza en torno a grupos de colaboración, a menudo dispersos geográficamente, lo que ha dado lugar a cambios en el entorno físico de las organizaciones.

Los nuevos conceptos de oficina se concentran en la optimización de todo tipo de colaboración, desde las grandes reuniones formales hasta la interacción casual de dos personas en un pasillo, ya que es un hecho comprobado que el ambiente de trabajo tiene un poderoso efecto sobre la conducta de las personas y, por ende, sobre su rendimiento.

Lo cierto es que todos los puestos dentro de un entorno de trabajo están, en mayor o menor medida, implicados en tareas tanto independientes como de intercambio y colaboración. El trabajo independiente por lo general necesita un mayor aislamiento y concentración, mientras que las tareas colaborativas requieren menos límites y barreras, con la posibilidad de una mayor apertura visual y acústica. Sin embargo, la mayor parte de las personas no se encuentran encasilladas en una u otra forma de trabajo sino que pueden desarrollar varias tareas al mismo tiempo y hacerlo con eficacia.

Asimismo, la alta movilidad y la posibilidad que brinda la tecnología de trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar, hacen que la oficina sea cada vez más un lugar para desarrollar y mantener relaciones entre las personas; de esta manera, la actividad social se convierte en la función más importante del espacio físico. La oficina pasa a ser un lugar de encuentro e interacción personal que promueve la cooperación y la innovación.

Por este motivo, los nuevos espacios de trabajo –que deben adaptarse a las nuevas modalidades que están siendo impulsadas por los cambios en la economía, la tecnología, la demografía- tienen menos puestos dedicados, posiciones para estadías cortas y largas, mayor cantidad de áreas para reuniones formales e informales, sectores para charlas casuales y para trabajo en equipo, sectores de descanso, de brainstorming, de juego, etc., por nombrar solo algunos.

Estos nuevos espacios son, además, multifuncionales: los despachos privados también pueden servir como salas de reuniones, la cafetería facilitará las reuniones informales, las circulaciones amplias ofrecen un lugar donde detenerse para intercambiar ideas sin que esto sea un estorbo para los que transitan, las salas de reuniones con mobiliario componible pueden transformarse en áreas de capacitación y viceversa, el comedor puede funcionar como lugar de reunión fuera de las horas del almuerzo o como salón de eventos después de hora, etc. Estos son solo unos pocos ejemplos del tipo de ambiente que exigen las nuevas modalidades de trabajo.

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