En cuatro pisos de un edificio de la Calle 96 de la ciudad de Bogotá, la firma Arquitectura e Interiores llevó a cabo las nuevas oficinas de la agencia internacional de publicidad J. Walter Thompson (JWT). Las premisas del proyecto se tradujeron en un espacio sobrio pero con un contenido de sorpresa, lo cual dio como resultado unas oficinas con una imagen muy personal, plena de sofisticación y exclusividad

El proyecto de estas nuevas oficinas se llevó a cabo en 2.300 m2 desarrollados en cuatro plantas y una terraza de aproximadamente 300 m2.

En su interior, las oficinas parten de un principio ordenador claro, dado por dos circulaciones principales ortogonales que se intersectan entre sí, a partir de las cuales se desarrollaron los espacios necesarios del programa arquitectónico. En la mayoría de los casos se propusieron zonas de reunión abiertas en los remates. Estas zonas de encuentro informal se tuvieron presentes desde la misma concepción del proyecto, entendiendo que formaban parte de las necesidades del cliente.

Asimismo, cada una de las cuatro plantas cuenta con áreas de copiado, puntos de café, y salas de juntas de manera de garantizar el menor desplazamiento posible del personal, y así contribuir con la eficiencia de las actividades diarias de la empresa.

Desde el inicio del proyecto de las oficinas, la regla fue la creación “custom made” de espacios tales como salas de juntas, áreas de café, recepciones y zona de espera. Con esto se logró un discurso de espacios sobrio con un contenido de sorpresa, que dio como resultado una imagen muy personal, plena de sofisticación y exclusividad.

Otra de las premisas de diseño fue la creación de un punto interior fijo, capaz de dotar al proyecto de un objeto focal y contundente. Para ello se propuso la escalera que conecta las diversas plantas, la cual, con su diseño escultural y su intenso color rojo -el único objeto de color vibrante presente en el proyecto-, se yergue como el principal elemento de observación en la casi la totalidad de las áreas abiertas.

En los acabados de los pisos, los muebles y las luminarias se optó, en su mayoría, por los colores neutros, con mayor énfasis en la textura de los materiales que en la tonalidad. Este criterio se verifica tanto en las alfombras, los muebles de madera de pino, los sofás de cuero, el revestimiento de ladrillo de los muros y las lámparas con elementos de cristal, como en el equipamiento.  El espacio de la terraza fue previsto para albergar la cafetería principal y el comedor general, pero al mismo tiempo se contempló la posibilidad de llevar a cabo en ella todas las actividades sociales de la empresa tales como reuniones y exposiciones de gran escala, no obstante lo cual también se desarrollaron espacios informales para reuniones de menor número.

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