Para mejorar la eficiencia energética es preciso que los usuarios finales examinen su consumo energético y piensen de qué manera pueden reducirlo sin deteriorar por ello su nivel de confort. Adoptando iniciativas tales como mejorar el aislamiento térmico de la envolvente, disponer de instalaciones de calefacción y refrigeración más eficientes, contar con controles de iluminación y luminarias de bajo consumo, o simplemente acordarse de apagar los aparatos electrónicos cuando no están en uso, estaremos ayudando a reducir el consumo de energía, contribuyendo con la eficiencia operativa del edificio y favoreciendo el medio ambiente.

Los altos precios de la energía y el calentamiento global hacen que la conservación y la gestión de la energía sean ahora más importantes que nunca, especialmente para los sectores de la actividad económica con un alto consumo energético. Pese a que muchas empresas ya han invertido en eficiencia energética, normalmente la mejora de la gestión de la energía no es una cuestión prioritaria.
Muchas empresas conocen el potencial de ahorro y los beneficios medioambientales que una mayor eficiencia energética y el uso de energías renovables pueden suponer para su actividad. Sin embargo, los costos iniciales y la falta de know-how representan un freno a la hora de plantearse este tipo de inversiones.
En realidad, el derroche de energía puede ser combatido y corregido mediante algunas simples medidas e iniciativas de eficiencia energética en las que participen todos los niveles de la organización, las cuales  requieren una baja o nula inversión y pueden ser aplicadas en el corto plazo produciendo ahorros claramente cuantificables en el consumo.

Aire acondicionado y calefacción

  • Bajar un grado la temperatura del termostato del aire acondicionado puede producir un ahorro de hasta un 10% en la factura de electricidad. En líneas generales, es recomendable ajustar el termostato –en lo posible, que sea programable- en una temperatura agradable pero moderada (ni muy alta en invierno ni muy baja en verano).
  • No colocar el termostato del aire acondicionado cerca de las luminarias o de otros dispositivos que disipen calor. El termostato sentirá el calor emitido por tales dispositivos y, por lo tanto, el aire acondicionado estará encendido más tiempo de lo necesario.
  • Ajustar el termostato del calentador de agua en 48ºC.
  • Aislar el depósito de agua caliente.
  • Las válvulas termostáticas de radiador (TRV) permiten regular la temperatura en cada ambiente y pueden ayudar a reducir el consumo energético.
  • Ajustar los termostatos del sistema de calefacción a una temperatura razonable. Por lo general, 19ºC es una temperatura adecuada.
  • Asegurarse de que los radiadores, difusores y/o rejas del sistema de calefacción y refrigeración no estén tapados por muebles o archivadores, ya que esto les restará eficiencia.
  • En las épocas del año en las que se necesita aire acondicionado, es aconsejable evitar la radiación directa sobre los aventanamientos mediante protecciones específicas (cortinas, parasoles, etc.).
  • En las estaciones del año en las que se necesita calefacción, es deseable dejar abiertas durante el día las persianas y/o cortinas de las ventanas que estén bien orientadas para ganar radiación, y cerrarlas durante la noche para evitar la pérdida de calor.
  • Si hace mucho calor en invierno, no abrir las ventanas: es preferible reducir la temperatura del sistema de calefacción.

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