En agosto de 1999, la compañía petrolera española Repsol toma el control de YPF y, como una de sus primeras decisiones, surge el proyecto de unificar en un solo edificio a todo el personal de YPF que, hasta ese momento, estaba distribuido en distintas locaciones de la Capital y el Gran Buenos Aires. Para ello se seleccionaron un terreno con inmejorable situación en Puerto Madero, y un arquitecto de renombre internacional como el tucumano César Pelli. En septiembre de 2001 se inician las obras y, crisis económica mediante, comienza el arduo proceso de llevar a la realidad el edificio que concluirá exitosamente en 2008, afrontando no pocos desafíos.

Los objetivos

La antigua sede de la empresa YPF data del año 1937 y, como tal, ya había cumplido su ciclo. Se trata de un edifico que, si bien cuenta con una extensa superficie, tiene un escaso aprovechamiento de la misma. El diseño de sus oficinas obedece a antiguos principios de organización caracterizados por la estanqueidad y el trabajo individual, con escasas posibilidades de flexibilidad para adecuarse a los cambios que el paso del tiempo demanda.
El diseño de la nueva sede plantea un cambio de paradigmas en la forma de trabajar a partir de novedosas premisas espaciales y funcionales basadas en la flexibilidad, el trabajo en equipo, la movilidad y la creatividad.

El proceso

Cuando la compañía dispuso unificar en un solo edificio a todo su personal (aproximadamente 2.000 personas), estableció que la nueva ubicación debería estar en el radio del microcentro y, en la medida de lo posible, próxima a la de la vieja sede de Diagonal Norte. Finalmente, se encontró un terreno apropiado en la zona de Puerto Madero, en la intersección de las calles Macacha Güemes y Juana Manso.

El siguiente paso fue la designación del estudio de arquitectura que se haría cargo del proyecto, elección que recayó en el Arq. Cesar Pelli. En mayo de 2000 Pelli presenta el anteproyecto del edificio. El proyecto de la estructura y las instalaciones fue desarrollado por estudios estadounidenses, con el apoyo de profesionales locales.

En septiembre de 2001 comienza la construcción de las fundaciones. La crisis económica que sacudió a la Argentina en 2001-2002 lentificó en un principio el avance de las obras, al mismo tiempo que se introdujeron algunos cambios en los materiales y terminaciones. Finalmente, el edificio se concluyó a fines de 2008 luego de superar diversos desafíos.

Los desafíos

El muro cortina, diseñado con un sistema de encastre que evita cualquier entrada de agua, originalmente iba a ser provisto por una empresa extranjera, pero finalmente se encomendó a una empresa argentina. El ensayo de evaluación de la fachada que estaba previsto realizar en Miami, finalmente se llevó a cabo en la Argentina. Para ello se construyó especialmente una cámara de ensayo en las instalaciones del INTI que luego fue donada al Instituto. A través de la construcción de esta nueva cámara se posibilita un importante avance desde el punto de vista de la seguridad y la tecnología en materia de ensayos en el país, que genera nuevas oportunidades para la utilización de este dispositivo para aquellos proyectos a nivel local y regional que demanden de idénticos procedimientos.

El izado de los árboles hasta el jardín de invierno, proyectado entre los pisos 26 y 31, representó otro enorme desafío que finalmente se pudo resolver mediante el uso de grúas y un andamiaje preparado especialmente.

(...) La nota completa, en el número impreso